Mostrando entradas con la etiqueta Emily Brontë. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Emily Brontë. Mostrar todas las entradas

«La noche se oscurece a mi alrededor»: Emily Brontë; poema y análisis


«La noche se oscurece a mi alrededor»: Emily Brontë; poema y análisis.




La noche se oscurece a mi alrededor (The Night is Darkening Round Me) es un poema gótico de la escritora inglesa Emily Brontë (1818-1848), publicado en la antología de 1846: Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell (Poems by Currer, Ellis, and Acton Bell), y luego reeditado en la colección de 1908: Los poemas completos de Emily Brontë (The Complete Poems of Emily Brontë).

La noche se oscurece a mi alrededor, uno de los poemas de Emily Brontë más interesantes, presenta un escenario de aislamiento. La narradora está atrapada y no puede escapar, tal vez de algún sufrimiento inminente. Emily Brontë no proporciona ningún contexto narrativo, o psicológico, por lo que las fuerzas de la naturaleza acaso simbolizan un estado mental de parálisis.

Hay una musicalidad peculiar, salvaje, melancólica, en La noche se oscurece a mi alrededor de Emily Brontë. La narradora del poema parece estar atrapada. De algún modo, todo a su alrededor se mueve: la oscuridad, los árboles, el viento, pero ella permanece inmóvil. Aquí podemos preguntarnos si la narradora realmente quiere moverse o no.

Hasta último momento sentimos que la mujer está atrapada contra su voluntad, pero al final hay una nota de voluntad propia, de decisión, en esa inmovilidad. Definitivamente, La noche se oscurece a mi alrededor de Emily Brontë es un poema que establece un estado de ánimo, por cierto, lúgubre, muy afín a la literatura gótica (ver: El Feminismo y la muerte del Gótico).




La noche se oscurece a mi alrededor.
The Night is Darkening Round Me, Emily Brontë (1818-1848)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)


La noche se oscurece a mi alrededor.
Los vientos salvajes soplan la helada,
pero un hechizo tirano me tiene atada
y no puedo, no puedo ir.

Los árboles gigantes doblan
sus ramas desnudas cargadas de nieve
y la tormenta desciende rápidamente.
Y, sin embargo, no puedo ir.

Nubes más allá de las nubes sobre mí,
páramos más allá de la tierra baldía debajo,
pero nada terrible puede moverme.
No voy a poder ir.


The night is darkening round me
The wild winds coldly blow
But a tyrant spell has bound me
And I cannot cannot go

The giant trees are bending
Their bare boughs weighed with snow
And the storm is fast descending
And yet I cannot go

Clouds beyond clouds above me
Wastes beyond wastes below
But nothing drear can move me
I will not cannot go.


Emily Brontë
(1818-1848)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)




Poemas góticos. I Poemas de Emily Brontë.


Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Emily Brontë: La noche se oscurece a mi alrededor (The Night is Darkening Round Me), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

El sueño de una noche eterna: la poesía del silencio sepulcral


El sueño de una noche eterna: la poesía del silencio sepulcral.




La vindicación del silencio sepulcral, esto es: la quietud impávida de la muerte, la glorificación o el anhelo de la tumba, es un motivo frecuente en la poesía.

Por allí andan los poetas de cementerio (Graveyard Poets), capaces de componer versos con estremecedora destreza, echados sobre los camposantos y cementerios, con las orejas apoyadas sobre la tierra para oír, según se creía, el monótono rumiar de los difuntos, tal como lo afirma Michaël Ranft en el De Masticatione Mortuorum in Tumulis, literalmente, De la masticación de los muertos en sus tumbas.

Los poemas de cementerio, entre otros estilos, filosofan sobre un estado intermedio entre la vida y la muerte; o más bien, sobre un estado de vida en la muerte donde no ocurre demasiado, salvo el silencio, el sueño y el olvido.

Así lo imagina Algernon Swinburne en El jardín de Proserpina (The Garden of Proserpine).


Que ninguna vida viva para siempre,
que los muertos nunca resuciten;
Sólo el sueño eterno
en una noche eterna.


That no life lives for ever
That dead men rise up never;
(Only the eternal sleep
In an eternal night)


Pocos motivos en la poesía gótica son tan fascinantes y, al mismo tiempo, tan escalofriantes como aquella visión nostálgica del sueño eterno. Hay una desesperada melancolía en esos versos, una rebeldía que se rehúsa simultáneamente a la recompensa celestial y al castigo del infierno.

La poesía del silencio sepulcral es, también, una tercera posición frente a la muerte: una existencia —o no existencia— sin castigos, sin recompensas, sin ambiciones de reencuentros felices, sin ingratos reproches de ultratumba; solo el sueño, el silencio, y el olvido.

De este modo lo resume Emily Brontë en Cuando deba dormir (When I Shall Sleep).


Oh, cuando deba dormir
sin identidad,
y no importe cuánto llueva,
cuánta nieve pueda cubrirme.


(Oh, when I shall sleep
Without identity.
And never care how rain may steep,
Or snow may cover me)


La idea del sueño de una noche eterna es, sin lugar a dudas, mucho más inquietante que el resto de las opciones, y posiblemente la única que nos exime del compromiso de la felicidad pero también del dolor.

En definitiva, ese estado del ser se asemeja más a la nada, a la no existencia, que al deseo o a la posibilidad de cierta trascendencia.

James Elroy Flecker, en lo más profundo de la desesperación, fantasea con ese estado letárgico en Ninguna canción de cobarde (No Coward's Song).


Sé que los muertos son sordos
y no pueden escuchar el canto de mil ruiseñores.
Sé que los muertos son ciegos
y no pueden ver al amigo que cierra con horror sus grandes ojos,
y son ingeniosos.


(I know dead men are deaf,
and cannot hear the singing of a thousand nightingales.
I know dead men are blind
and cannot see the friend that shuts in horror their big eyes,
and they are witless)


En el silencio sepulcral no hay sueños, no hay aspiraciones ni deseos; en esencia, hay NADA, y ese estado de ausencia, de algún modo, es algo que atraviesa transversalmente a la poesía; porque solo en presencia de la NADA es posible el OLVIDO.

Paradójicamente, el mejor retrato de ese oscuro estado del ser no proviene de la poesía, sino de un razonamiento de Oscar Wilde.


La muerte debe ser hermosa. Recostarse en la suave tierra marrón, con la hierba ondeando por encima de la cabeza, y escuchar el silencio. No tener ayer, no tener mañana. Olvidar el tiempo.

(Death must be so beautiful. To lie in the soft brown earth, with the grasses waving above one's head, and listen to silence. To have no yesterday, and no to-morrow. To forget time)


Oscar Wilde acierta al situar al OLVIDO como el último atributo de la muerte, si es que podemos llamarlo así: mientras algunos aspiran a la eternidad para prolongar el regocijo de existir, o bien encontrarlo, tras una vida desgraciada, otros sólo fantasean con olvidar.




Egosofía. I Taller de literatura.


Más literatura gótica:
El artículo: El sueño de una noche eterna: la poesía del silencio sepulcral fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell»: las Brontë; libro y análisis


«Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell»: las Brontë; libro y análisis.




Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell (Poems by Currer, Ellis, and Acton Bell) es una colección de poemas del romanticismo de las escritoras inglesas Charlotte Brontë (1816-1855), Emily Brontë (1818-1848) y Anne Brontë (1820-1849), publicada en 1846.

La antología cuenta con los mejores poemas de las hermanas Brontë. Su título, Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell emplea los tres seudónimos —Currer (Charlotte), Ellis (Emily) y Acton (Anne)— que frecuentemente utilizaban para evadir el prejuicio que existía contra las mujeres en el ámbito de la poesía, preservando además la primera letra de sus verdaderos nombres.

Se trata del primer y único libro de poemas publicado por las hermanas Brontë, aunque de hecho la primera edición fracasó estrepitosamente, con apenas dos copias vendidas. Esto no impidió que cada una de ellas continuara su carrera de autora, logrando un tremendo éxito comercial y cultural con sus novelas, como Jane Eyre (Jane Eyre), de Charlotte Brontë; Cumbres borrascosas (Wuthering Heights), de Emily Brontë; y Agnes Grey (Agnes Grey), de Anne Brontë.

Es importante mencionar que la segunda edición de Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell, de 1850, incluyó una gran cantidad de poemas inéditos, incluso aquellos pertenecientes al ciclo de poemas de Gondal, Angria y Gaaldine, aquellas tierras mágicas fraguadas por exuberante la imaginación de las hermanas Brontë.




Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell.
Poems by Currer, Ellis, and Acton Bell, Charlotte Brontë (1816-1855), Emily Brontë (1818-1848) y Anne Brontë (1820-1849)
  • A la imaginación (To Imagination)
  • Arrepentimiento (Regret)
  • Cuando deba dormir (When I Shall Sleep)
  • El viento nocturno (The Night Wind)
  • En retrospectiva (From Retrospection)
  • La noche se oscurece a mi alrededor (The Night is Darkening Round Me)
  • La tumba de mi señora (My Lady's Grave)
  • Muerte (Death)
  • No es de cobarde mi alma (No Coward Soul is Mine)
  • Partida (Parting)
  • Pasión (Passion)
  • Placer (Pleasure)
  • Qué claro ella brilla (How Cleare She Shine)
  • Recuerdo (Remembrance)
  • Una escena de muerte (A Death-Scene)
  • Un prisionero en el calabozo (A Prisoner in a Dungeon Deep)
  • Ven, camina conmigo (Come, Walk With Me)
  • Advertencia y respuesta (Warning and Reply)
  • Aliento (Encouragement)
  • Amor y amistad (Love and Friendship)
  • Anticipación (Anticipation)
  • Apostasía (Apostasy)
  • Confidencia (Confidence)
  • Consuelo de la tarde (Evening Solace)
  • Días pasados (Past Days)
  • El consuelo (The Consolation)
  • El filósofo (The Philosopher)
  • El árbol (The Arbour)
  • El misionario (The Missionary)
  • El monólogo del maestro (The Teacher's Monologue)
  • El penitente (The Penitent)
  • El prisionero (The Prisoner)
  • El sendero estrecho (The Narrow Way)
  • El sueño de la esposa de Pilato (Pilate's Wife's Dream)
  • El viejo estoico (The Old Stoic)
  • El viento nocturno (The Night-Wind)
  • El visionario (The Visionary)
  • En memoria de un día feliz de febrero (In Memory of a Happy Day in February)
  • Esperanza (Hope)
  • Estrellas (Stars)
  • Fe y abatimiento (Faith and Despondency)
  • Fluctuaciones (Fluctuations)
  • Frances (Frances)
  • Gilbert (Gilbert)
  • Hogar (Home)
  • Implora por mí (Plead for Me)
  • La campanilla (The Bluebell)
  • La carta (The Letter)
  • La dama a su guitarra (The Lady to Her Guitar)
  • La oración del doble (The Doubter's Prayer)
  • La paloma cautiva (The Captive Dove)
  • La serenata del estudiante (The Student's Serenade)
  • La voluntad de la esposa (The Wife's Will)
  • Líneas escritas desde casa (Lines Written from Home)
  • Líneas escritas en un día ventoso en el bosque (Lines Composed in a Wood on a Windy Day)
  • Los dos niños (The Two Children)
  • Los tres guías (The Three Guides)
  • Mártir de honor (Honour's Martyr)
  • Mementos (Mementos)
  • Memoria (Memory)
  • Música en la mañana de Navidad (Music on Christmas Morning)
  • Paz doméstica (Domestic Peace)
  • Preferencia (Preference)
  • Presentimiento (Presentiment)
  • Si esto fuese todo (If These Be All)
  • Simpatía (Sympathy)
  • Stanzas (Stanzas)
  • Tiendas de invierno (Winter Stores)
  • Últimas palabras (Last Words)
  • Una palabra para el elegido (A Word to the Elect)
  • Una reminiscencia (A Reminiscence)
  • Un sueño diurno (A Day Dream)
  • Vanitas Vanitatum, Omnia Vanitas (Vanitas Vanitatum, Omnia Vanitas)
  • Vida (Life)
  • Vistas de vida (Views of Life)




Libros de poemas. I Poemas góticos.


El análisis y resumen del libro de Charlotte Brontë, Emily Brontë y Anne Brontë: Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell (Poems by Currer, Ellis, and Acton Bell), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

Emily Brontë: poemas de amor destacados


Emily Brontë: poemas de amor destacados.




Emily Brontë (1818-1848) fue una de las poetisas inglesas más destacadas de su tiempo, aunque de hecho fue mucho más reconocida como novelista, en especial debido al éxito de Cumbres borrascosas (Wuthering Heights), clásico universal del género. No obstante, sus poemas de amor también podrían inscribirse merecidamente entre los mejores de la época.

Los poemas de amor de Emily Brontë combinan exquisitamente la esencia del romanticismo con buena parte de los atributos que luego serían parte fundamental de la poesía victoriana.

En esta sección daremos cuenta de algunos de los más destacados poemas de amor de Emily Brontë.





Poemas de amor de Emily Brontë:
  • A la imaginación (To Imagination)
  • Cuando deba dormir (When I Shall Sleep)
  • El viento nocturno (The Night Wind)
  • La noche se oscurece a mi alrededor (The Night is Darkening Round Me)
  • La tumba de mi señora (My Lady's Grave)
  • Muerte (Death)
  • No es de cobarde mi alma (No Coward Soul is Mine)
  • Qué claro ella brilla (How Cleare She Shine)
  • Recuerdo (Remembrance)
  • Una escena de muerte (A Death-Scene)
  • Ven, camina conmigo (Come, Walk With Me)




Más autores en El Espejo Gótico. I Autores con historia.


El artículo: Emily Brontë: poemas de amor destacados fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«No es de cobarde mi alma»: Emily Brontë; poema y análisis


«No es de cobarde mi alma»: Emily Brontë; poema y análisis.




No es de cobarde mi alma (No Coward Soul is Mine) es un poema metafísico de la escritora inglesa Emily Brontë (1818-1848), publicado en la antología de 1846: Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell (Poems by Currer, Ellis, and Acton Bell), la cual vendió apenas dos copias, y donde además participaron sus dos hermanas, Charlotte Brontë y Anne Brontë.

No es de cobarde mi alma, uno de los más notables poemas de Emily Brontë, desarrolla la idea de que la fe es una experiencia personal, íntima, que nada tiene que ver con las grandes religiones; y donde el individuo establece una relación recíproca con el creador, sin mediadores ni intérpretes que puedan afectarla.

Ese vínculo, de acuerdo con la filosofía de Emily Brontë, es inquebrantable: existirá, aún cuando nada más exista, ni soles ni galaxias ni universos, en el corazón del creador.




No es de cobarde mi alma.
No Coward Soul is Mine, Emily Brontë (1818-1848)

No es de cobarde mi alma,
no tiembla en la esfera tormentosa del mundo:
Veo las glorias del cielo brillar
y la fe brilla igual, armándome contra el miedo.

¡Oh Dios dentro de mi pecho,
todopoderosa y omnipresente deidad!
¡La vida —que en mí descansa—,
Como yo —en la vida eterna— tiene poder en ti!

Vanos son los mil credos
que mueven los corazones del hombre: indeciblemente vanos;
inútiles como malas hierbas marchitas,
o como la ociosa banalidad en el centro de la eternidad,

para despertar la duda en uno
sostenido tan rápido por tu infinito;
tan seguramente anclado en
la roca firme de la inmortalidad.

Con gran amor universal
tu espíritu anima los años eternos,
penetra y medita,
cambia, sostiene, se disuelve, crea y se levanta.

Aunque la tierra y el hombre desaparezcan,
y soles y universos dejen de existir,
y solo Tú hayas quedado,
cada existencia existiría en Ti.

No hay espacio para la muerte,
ni átomo que sus fuerzas pueda animar:
Tú, Tú eres el Ser y el Aliento,
y lo que eres nunca podrá ser destruido.


No coward soul is mine,
No trembler in the worlds storm-troubled sphere:
I see Heavens glories shine,
And faith shines equal, arming me from fear.

O God within my breast.
Almighty, ever-present Deity!
Life -- that in me has rest,
As I -- Undying Life -- have power in Thee!

Vain are the thousand creeds
That move mens hearts: unutterably vain;
Worthless as withered weeds,
Or idlest froth amid the boundless main,

To waken doubt in one
Holding so fast by Thine infinity;
So surely anchored on
The steadfast Rock of immortality.

With wide-embracing love
Thy Spirit animates eternal years,
Pervades and broods above,
Changes, sustains, dissolves, creates, and rears.

Though earth and man were gone,
And suns and universes ceased to be,
And Thou wert left alone,
Every existence would exist in Thee.

There is not room for Death,
Nor atom that his might could render void:
Thou -- Thou art Being and Breath,
And what Thou art may never be destroyed


Emily Brontë (1818-1848)




Poemas góticos. I Poemas de Emily Brontë.


Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Emily Brontë: No es cobarde mi alma (No Coward Soul is Mine), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

10 personajes masculinos de los que podrías enamorarte


10 personajes masculinos de los que podrías enamorarte.




No es infrecuente que algunas lectoras se enamoren de los personajes masculinos de sus novelas favoritas. Esta idealización se produce de manera espontánea, como consecuencia de ciertos parámetros y expectativas que el personaje cumple sin proponérselo.

No obstante, si fuese tan sencillo que una lectora se enamore de un personaje masculino habría muchos más amoríos transliterarios de los que realmente hay.

Enamorar a una lectora no es fácil. El rito requiere una serie de ingredientes difíciles de identificar, pero que están ahí, perfectamente visibles, aunque su correcta combinación se inscriba en una especie de alquimia que sólo los grandes autores manejan con propiedad.

A continuación citamos 10 personajes de los que las lectoras podrían enamorarse, si no es que ya lo están.



10- Frederick Wentworth:
Persuasión (Persuasion, Jane Austen)

Ejemplo de estoicismo amoroso, del hombre que no retrocede aún cuando todo el escenario parece desfavorable.

Le propone matrimonio a Anne, protagonista de la novela, y es rechazado debido a ciertas intrigas organizadas por la celosa Lady Russell.

Lejos de refugiarse en la angustia, Frederick recurre a una paciencia infinita para colaborar desde la trastienda con la vida de Anne. Afortunadamente, su éxito en las Guerras Napoleónicas mejoraron ostensiblemente su situación financiera, lo cual le permitió volver a la carga en una época en la que la economía de un hombre definía sus aptitudes como futuro esposo.



9- Rhett K. Butler:
Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, Margaret Mitchell)

Al principio, admirador secreto de Scarlett O'Hara, y al final de la novela su tercer esposo.

Rhett suele escandalizar a todos por su comportamiento público, el cual se acerca bastante al carisma del chico malo. En varios pasajes advierte que no es un buen hombre con el cual contraer matrimonio, y lo prueba del modo más rotundo.

A pesar de esta fachada de tipo duro, Rhett ama sinceramente a Scarlett, aunque nunca se declara abiertamente, incluso después de casados. Ya en el ocaso de la novela descubrimos que la razón de su discreción tiene que ver con el destino infausto de todos aquellos que amaron a Scarlett y por eso fueron despreciados.



8- Martín:
Sobre héroes y tumbas (Ernesto Sábato)

Martín encarna el principio del muchacho devastado por el amor.

Puro, melancólico, perturbado, Martín se enamora de la mujer más improbable para él: Alejandra, tan independiente y lejana como presa de sus propios demonios personales.

Si bien la personalidad de Martín no es precisamente la de un galán, por su tenacidad y constancia, aún a sabiendas de que su amor por Alejandra sólo puede conducir al desastre, logran colocarlo entre los personajes masculinos más destacables de la novela latinoamericana.



7- Edward Fairfax Rochester:
Jane Eyre (Jane Eyre, Charlotte Brontë)

Ejemplo del hombre perseguido por circunstancias desfavorables.

No sólo elige mal a su esposa, Bertha Mason, sino que se casa con ella justo antes de enamorarse perdidamente de otra mujer, Jane Eyre.

Esta desafortunada sucesión de hechos conducen a Rochester a convertirse en un héroe torturado, en parte byroniano, en parte masoquista; sin embargo, su locura de amor queda perfectamente justificada a lo largo de la novela, y permite la forja de una de las historias de amor más notables de todos los tiempos.



6- Heathcliff:
Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights, Emily Brontë)

Prototipo del héroe byroniano; es decir. el arquetipo del héroe torturado, romántico, cuya pasión es tan desbordante y enfermiza que es capaz de destruir a todos los que lo rodean, incluso a la mujer que ama.

A lo largo de la novela Heathcliff adquiere proporciones épicas.

Su deseo de venganza lo consume, lo vuelve un hombre perturbado; no obstante, a medida que crece su faceta también aumenta su capacidad de fascinar a las mujeres; quizá porque en ningún momento se establece claramente como héroe o villano, ni siquiera para la adorable Catherine Earnshaw.



5- Holden Caulfield:
El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye, J.D. Salinger)

Uno de los personajes masculinos más notables del siglo XX; y un ícono de la rebeldía adolescente de los años '50.

Holden Caulfield es un muchacho trágico, con la extraña cualidad de percibir los aspectos más ridículos de las personas que lo rodean, como la superficialidad, la vanidad y el narcisismo.

Como consecuencia, Holden Caulfield se vuelve un tipo desconfiado, cínico, capaz de exhibir todos los rasgos y comportamientos que desprecia.



4- Fitzwilliam Darcy:
Orgullo y prejuicio (Pride and Prejudice, Jane Austen)

Apuesto, inteligente, Darcy intepreta el modelo de hombre aplomado pero socialmente torpe que tanto agradaba a las mujeres del siglo XIX.

Darcy suele generar una opinión inicial bastante pobre; hay cierta rectitud en él, cierto orgullo que muchos han confundido como un elemento del título. Sin embargo, las mujeres que llegan a conocerlo de manera más profunda caen rendidas a sus pies.

La razón de su magnetismo continúa siendo desconocida, pero quizá tenga que ver con el hecho de ser uno de los pocos personajes masculinos que se enamora de los defectos de una mujer, y no tanto de sus virtudes.



3- Adán:
Diario de Adán y Eva (The Diaries of Adam and Eve, Mark Twain)

El Adán de Mark Twain presenta una serie de curiosidades que lo justifican como uno de los personajes masculinos más requeridos por las lectoras.

En principio, este Adán está más dispuesto a recorrer la geografía secreta de Eva que la exótica fauna y flora del Edén.

En cierta forma, Adán descubre aquí que no hay destierro en la historia de la manzana prohibida. Todo lo contrario: el único Edén posible es junto a Eva, aún en los páramos y yermos que se extienden fuera del Paraíso.



2- Florentino Ariza:
El amor en tiempos del cólera (Gabriel García Marquéz)

Florentino Ariza tiene la mala suerte de enamorarse de Fermina Daza, muchacha de la alta sociedad, a la que intenta conquistar mediante audaces promesas epistolares.

El padre de Fermina se opone a estos coqueteos, y se propone separar a la pareja a cualquier precio.

Con el tiempo consigue que Fermina se case con otro hombre más acorde a su condición social, sin saber que Florentino Ariza es uno de esos personajes masculinos capaces de esperar toda la vida por la mujer que ama.



1- Richard Collier:
En algún lugar del tiempo (Somewhere in Time, Richard Matheson)

Richard Collier es un personaje extraordinario: padece un tumor cerebral y le queda muy poco tiempo de vida, el suficiente como para enamorarse de una mujer que aparece en una vieja fotografía de principios de siglo, la actriz Elise MacKenna.

Si enamorarse de una mujer de otra época es un problema difícil de resolver, encontrar el modo de llegar hasta ella a través del tiempo justifica la reputación de Richard Collier como uno de los personajes masculinos más tenaces de la historia.




Libros extraños y lecturas extraordinarias. I Autores con historia.


Más literatura gótica:
El artículo: 10 personajes masculinos de los que podrías enamorarte fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

Una novela para cada signo del zodiaco


Una novela para cada signo del zodiaco.




La astrología aspira a convertirse en spoiler de la vida.

A todos nos gusta saber algo del libro que vamos a leer o la película que vamos ver. Para eso existen las reseñas, las contratapas, los trailers; en fin, toda una ingeniería que nos confía una parte superflua de la historia pero que se reserva los asuntos más relevantes.

La astrología se rehúsa a anticipar los eventos míseros de nuestro futuro, como una uña encarnada o un sifón que nos abandona a la mitad de un aperitivo; en cambio, resuelve pronosticar hechos decisivos para la trama de nuestra vida.

En el arte los spoilers son indeseables. Nadie quiere saber de antemano el final de una película, o en tal caso cualquier episodio intermedio que posea algún grado de relevancia, como la muerte de tal o cual personaje. Pero cuando se trata de la vida a muchos les gustaría saber en detalle qué es lo que va a pasar.

De ahí la vigencia de la astrología.

Esta refutación de las predicciones, las profecías, los pronósticos, los buenos y malos augurios, no nos impide jugar con la astrología; aunque en principio debamos establecer nuestras propias reglas.

Dejemos de lado los anuncios impactantes de la astrología como pseudociencia y tomemos, por ejemplo, las supuestas características de cada signo del zodiaco. Sobre ellas basaremos la siguiente lista de novelas, una para cada signo zodiacal.



Aries:
El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye, J.D. Salinger)


Ideal para el signo de Aries, es decir, para personas independientes, duras cuando la ocasión lo justifica, y que rara vez se inclinan por la fantasía sin cierto grado de conexión con la realidad objetiva.

En este contexto, El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye), de J.D. Salinger, parece escrito para todos aquellos que valoren la autoderminación y el valor para despejar la maleza de lo superfluo y dedicarse a perseguir las grandes abstracciones de la vida.



Tauro:
Crimen y castigo (Prestupleniye i nakazaniye, Fyodor Dostoyevsky)


Los del signo de Tauro probablemente aprecien mejor que nadie los clásicos de la literatura debido a su notoria capacidad para ser pacientes, tenaces, cuando no directamente obstinados.

Este podría ser el caldo de cultivo ideal para Crimen y castigo, de Fyodor Dostoyevsky, ya que combina el aplomo que supone la comisión de un hecho abominable con el remordimiento necesario para confesarlo.

Perfecto para sujetos con metas claras, objetivas, que siempre obtienen lo que quieren, aunque al final esto no coincida exáctamente con lo que es mejor para ellos.



Géminis:
El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde (Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, Robert Louis Stevenson)


Si bien es un error suponer que el signo de Géminis posee dos caras, cuando más bien las incluye a todas; es decir, posee multitudes dentro de sí mismo; este clásico de Robert Louis Stevenson expresa a la perfección al menos dos facetas de esa variada personalidad.

Lo interesante de este signo del zodiaco es que sus miembros pueden identificarse con todas las variantes de las emociones humanas, lo cual los coloca en una posición de privilegio para examinar la neurosis y aún la violencia inusitada que se expresan a partir del mismo principio.



Cáncer:
Cumbres borrascosas (Wuthering Heights, Emily Brontë)


Ser sensible no es un defecto, como lo prueban millones de personas bajo el signo de Cáncer.

Para ellos, las relaciones con amigos, familia y pareja son esenciales para sentirse plenos, muy a pesar de que el resto del mundo a veces no comprenda la complejidad de su universo interior.

Estos individuos entienden a la perfección la nostalgia, la tristeza, pero también la alegría que supone estar vivo en un mundo donde la mayoría duerme un criterioso sueño hecho de hábitos adquiridos. En este contexto, Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, es una opción inobjetable.



Leo:
El viejo y el mar (The Old Man and the Sea, Ernest Hemingway)


Acusados injustamente de narcisistas, las personas del signo de Leo son, según nos cuentan nuestros astrólogos de cabecera, líderes por naturaleza. Creativos, apasionados, audaces, los del signo de Leo no pueden leer nada que no les interese profundamente.

Basándonos en estos datos inciertos podemos especular que su opción más adecuada es, desde luego, Ernest Hemingway.

Hemingway posee la rara cualidad de abordar cuestiones profundas desde una poderosa simplicidad. El viejo y el mar (The Old Man and the Sea) es el ejemplo más paradigmático de su maravillosa obra.



Virgo:
Un mundo feliz (Brave New World, Aldous Huxley)


Novela ideal para los del signo de Virgo, básicamente autómatas hiperorganizados pero con un fuerte sentido de humanidad.

Un mundo feliz, de Aldous Huxley, nos lleva a recorrer un futuro cargado de reglas y prohibiciones cuyo propósito es adormecer el instinto natural del hombre por lo bello en favor de lo práctico.

Quizás este futuro refleje bastante bien la personalidad de Virgo: organizado hasta el más mínimo detalle pero siempre con el corazón abierto y bien predispuesto para el trabajo y el esfuerzo.



Libra:
Historia de dos ciudades (A Tale of Two Cities, Charles Dickens)


Sociales, diplomáticas, las personas de Libra son lo que se dice equilibradas. Rara vez caen en extremismos, fundamentalismos, pero cuando sí lo hacen efectúan esa transición con la más atildada ferocidad.

Los de Libra prefieren las astucias sobre la acción directa, de modo que podrían convertirse en ávidos lectores de este clásico de Charles Dickens.

Historia de dos ciudades (A Tale of Two Cities) plantea dos enfoques opuestos: la paz y la tranquilidad, la vida sencilla, sin grandes sobresaltos, en contraste con la agitación, el desafío y el caos. El equilibrio entre ambos extremos parece ser el terreno más óptimo para los librianos.



Escorpio:
El monje (The Monk, Matthew Lewis)


Decir que los de escorpio son apasionados sería decir muy poco realmente. Todo parece indicar que uno querría tenerlos de su lado, nunca como enemigos. Pueden ser amigos ferozmente leales, amantes acalorados, o implacables adversarios que nunca olvidan ni perdonan.

Pocas novelas admiten este grado de intensidad, de pasión, de retorcida y vengativa naturaleza; salvo que apelemos a autores con las mismas características.

El monje (The Monk), de Matthew Lewis, expresa el aspecto más desaforado del signo de Escorpio, eso sí, hasta límites vecinos de la criminalidad más abyecta.



Sagitario:
Diccionario del diablo (Devil's Dictionary, Ambrose Bierce)


Sagitario es el signo que mejor entiende el humor en todas sus facetas, desde lo más inocente a lo más oscuro.

Entusiastas, filosóficos, curiosos, los sagitarianos son capaces de abordar las grandes cuestiones del universo desde una perspectiva más bien hilarante, sin perder por ello su agudeza natural.

Si bien el Diccionario del diablo (Devil's Dictionary), de Ambrose Bierce, no es una novela sino más bien un conjunto enciclopédico de observaciones, presenta las características típicas que el sagitariano disfruta intensamente. Ideal para sus sujetos más inclinados por lo ácido.



Capricornio:
Jane Eyre (Jane Eyre, Charlotte Brontë)


Los capricornianos son probablemente las personas más gentiles y amables de todos los signos del zodiaco. Hablamos aquí de sujetos disciplinados pero con cierta inclinación por lo fantástico.

Si hubiese que resumirlos en pocas palabras habría que decir que los capricornianos no toleran estupideces.

Los de Capricornio no necesariamente se ven atraídos por los clásicos; y ciertamente esta novela de Charlotte Brontë quizás sea un tanto gótica para ellos. No obstante, en su esencia nos habla de una mujer independiente que aprende a valerse por sí misma, a confiar en sus propios deseos; muy aconsejable para los especímenes de este signo.



Acuario:
El hombre hembra (The Female Male, Joanna Russ)


Inclasificables desde todo punto de vista. Los acuarianos pueden ser excéntricos, humanitarios, activistas, o básicamente cualquier cosa que exija cierto grado compromiso.

Acuario es un signo original, por lo tanto los acuarianos tienden a vivir en su propio mundo, no siempre luminoso sino en ocasiones bastante oscuro.

Este fuerte compromiso con exteriorizar de forma casi obsesiva lo que les ocurre convierte a los acuarianos en sujetos ideales para los rincones más inaccesibles de lo fantástico. Al respecto, la gran novela de Joanna Russ: El hombre hembra (The Female Male), que presenta el desafío narrativo de convertir a un hombre en mujer, literalmente, resulta ideal para emparejarse tanto con la intensidad de los acuarianos como con su búsqueda de justicia e igualdad.



Piscis:
Un mundo devastado (Earthworks, Brian Aldiss)


A los del signo de Piscis les convendría cualquier novela capaz de capturar su imaginación, por cierto, desbordante.

Lo extraño, lo mágico, lo que se corre ligeramente de lo habitual y lo cotidiano, son poderosos atractivos para ellos.

Esto los coloca como grandes lectores de todo lo que se relacione directamente con la fantasía pero no necesariamente con lo fantasioso. Hay una diferencia, no siempre clara, entre ambos universos, pero el pisciano es perfectamente capaz de distinguirla.

Las distopías son perfectas para los piscianos, y dentro de ellas la novela de Brian Aldiss: Un mundo devastado (Earthworks), donde se nos lleva a recorrer un futuro arrasado por desastres ecológicos, aunque todavía con espacio para la lucha y la individualidad.




Más antologías. I Más novelas.


Más literatura gótica:
El artículo: Una novela para cada signo del zodíaco fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

Estadísticas del AMOR y el BESO en las novelas románticas


Estadísticas del AMOR y el BESO en las novelas románticas.




Es fácil caer en la suposición de que en todas las novelas del romanticismo, y aún en las novelas victorianas, el amor florece casi como una consecuencia inevitable; una fungosidad empalagosa, se diría, producto de la frecuentación y el hastío de sus protagonistas a propósito de la constipación reinante en sus sociedades.

En este escenario el AMOR y el BESO deberían reinar por encima de otras emociones, de otros rituales; sin embargo, la diferencia estadística entre unos y otros es realmente notable.

Tomemos como ejemplo una breve lista de novelas clásicas de amor, algunas provenientes del romanticismo, otras del período victoriano, y analicemos la cantidad de veces que mencionan la palabra AMOR y el número de BESOS que realmente describen.



Jane Eyre (Jane Eyre, Charlotte Brontë)
235 veces utiliza la palabra AMOR.
51 BESOS.

No es extraño que Charlotte Brontë haya liberado sus deseos de gritar la palabra AMOR en Jane Eyre. Estaba acostumbrada a disimular esas expresiones de afecto ya que amaba secretamente a un hombre casado, un acartonado profesor, con quien intercambiaba cartas de perfil más bien discreto.

Esa prudencia de Charlotte Brontë para proteger el honor de su amado quedó totalmente devastada en la novela Villette (Vilette), donde justamente retrata la relación clandestina de una mujer obsesionada con un profesor Belga.


Cumbres borrascosas (Wuthering Heighs, Emily Brontë)
128 veces utiliza la palabra AMOR.
36 BESOS.

No debemos dejarnos confundir por esta estadística.

Si bien es cierto que Emily Brontë emplea muchas veces la palabra AMOR, dejándonos además algunos BESOS memorables, la palabra que mas insiste en Cumbres borrascosas es VENGANZA.



Orgullo y prejuicio (Pride and Prejudice, Jane Austen)
122 veces utiliza la palabra AMOR.
3 BESOS.

Sensatez y sentimientos (Sense and Sensibility, Jane Austen)
124 veces utiliza la palabra AMOR.
6 BESOS.

Casi como si se tratara de una receta de cocina, Jane Austen emplea casi la misma cantidad de veces la palabra AMOR en Orgullo y prejuicio y Sensatez y sentimientos. Lo curioso es que, al menos en la obra de Jane Austen, la palabra AMOR no fatiga al lector, aún cuando aparezca varias veces en una misma oración:

«La imaginación de una mujer muy rápida; salta de la admiración al amor y del amor al matrimonio en un instante»

(A lady's imagination is very rapid; it jumps from admiration to love, from love to matrimony in a moment)

También hay que decir que, al menos en Sensatez y sentimientos, el AMOR y los BESOS ocurren en la primera parte de la novela, y están prácticamente ausentes al final.


Pero la cuestión del AMOR y los BESOS no es una problemática de género, o quizás sí; muchos autores varones alcanzan cifras astronómicas, muy superiores a las de las mujeres.

El ejemplo más notable es León Tolstói.

Anna Karenina (Anna Karenina, León Tolstói)
633 veces utiliza la palabra AMOR.
118 BESOS.

Resulta bastante difícil entender cómo diablos en una novela donde el AMOR y los BESOS abundan de esta manera todo finalice con uno de los suicidios más clásicos de la literatura.






Tess la de los d'Urberville (Tess of the d'Urbervilles, Thomas Hardy)
226 veces utiliza la palabra AMOR.
45 BESOS.

Thomas Hardy desafía las costumbres de su época al desnudar algunas cuestiones de las que nadie se atrevía a hablar, por ejemplo, de violación.

De hecho, la gran mayoría de los BESOS que recibe la pobre Tess proceden de Alec, un psicópata libertino que suele tomarlos por la fuerza.


Se podría decir que estas tendencias obsoletas son producto de una época y que luego se fueron aplazando o sustituyendo por otras.

Tomemos como ejemplo el clásico de Franz Kafka:

La metamorfosis (Die Verwandlung, Franz Kafka)
4 veces utiliza la palabra AMOR.
2 BESOS.











Esto nos tranquiliza como lectores. Por fin el AMOR dejó de ser una abstracción secuestrada por sentimentalismos. Ya no habrá clásicos de la literatura que abusen del AMOR y los BESOS con semejante ligereza, al menos en obras totalmente desligadas del romanticismo...

Entonces aparece él, con sus cifras siderales, y lo cambia todo, lo revierte, pero utilizando la misma abundancia.

Ulises (Ulysses, James Joyce)
412 veces utiliza la palabra AMOR.
98 BESOS.

Imposible suprimir siquiera uno solo de ellos.










Autores con historia. I Antologías.


Más literatura gótica:
El artículo: Estadísticas del AMOR y el BESO en las novelas románticas fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

10 grandes novelas con finales de mierda


10 grandes novelas con finales de mierda.


¿Un buen final hace a una gran novela?

No siempre. De hecho, hay excelentes novelas, incluso clásicos universales de la literatura, con rotundos finales de mierda.

E.M. Forster, en su obra: Aspectos de la novela (Aspects of the Novel), afirma que cualquier final posible para una novela resulta decepcionante, aún cuando sea conmovedor.

¿Por qué?

Porque todo final supone una herida fatal al argumento, un quiebre sin retorno.

Podemos pensar que hasta los autores más rupturistas se vuelven conservadores cuando llega el momento de definir un final.

Desde aquí hacemos una diferencia, o una tercera alternativa para los buenos o malos finales: el final genuino. Desde luego, como lectores no nos quedamos satisfechos, ni mucho menos, pero no nos sentimos engañados por el autor.

Existen incluso finales buenos y genuinos con un tratamiento deplorable por parte del autor.

Repasemos los que a nuestro juicio son los más interesantes.



10- Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas (Alice's Adventures in Wonderland, Lewis Carroll)

El engaño es siempre una posibilidad desagradable para el lector.

Aquí, Alicia se entrevera con personajes realmente bizarros, se encoge al ingerir un brebaje mágico, juega croquet con un flamenco, y hasta se enfrenta a terribles acertijos sin solución posible: ¿Por qué se parece un cuervo a un escritorio? (Why is a raven like a writing desk?).

Desafortunadamente, Lewis Carroll no brinda la solución al acertijo.

En cambio, descarta la exquisita posibilidad de un final ambiguo, abierto, y lo sustituye por el mayor cliché de la literatura: ¡fue todo un sueño!



9- Mujercitas (Little Women, Louisa May Alcott)

La trama de esta novela, realmente atrapante, dramática en muchos pasajes, queda destrozada por las decisiones finales de Louisa May Alcott.

Jo, casi un arquetipo de la nueva mujer: independiente, libre, intelectualmente desafiante, termina casándose con el profesor Bhaer, un grisáceo alemán que la disuade de convertirse en escritora.

Si este detalle constituye en sí mismo un final de mierda, qué decir de la secuela: Buenas esposas (Good Wives), también editado en español bajo el título: Aquellas mujercitas. Devastador.



8- Grandes esperanzas (Great Expectations, Charles Dickens)

Charles Dickens escribió varios finales para la novela, pero finalmente se quedó con el más pobre: Pip y Estella caminando tomados de la mano hacia un furioso ocaso.

Se trata de un final desafortunado, cuanto menos, teniendo en cuenta la personalidad de Estella y la dinámica de su relación con Pip a lo largo de la historia.

Podríamos decir que conforma un final mediocre para una novela sensacional.



7- Cumbres borrascosas (Wuthering Heights, Emily Brontë)

Cumbres borrascosas es, sin dudas, una de las más viscerales y poderosas historias de amor de todos los tiempos.

La relación entre Heathcliff y Catherine posee todos los ingredientes necesarios: pasión, prohibición, deseo, obsesión, e incluso sadismo. Toda la trama nos conduce hacia un desenlace trágico; así se lo intuye, así lo espera el lector...

Catherine pasa de la locura y el dolor por la pérdida de Heathcliff a morir ella misma. Su hija, Cathy, se casa con Hareton; y Lockwood, muy desorientado,  regresa demasiado tarde como para declararse. Final de novela rosa para una obra muy poderosa.

Así concluye Emily Brontë una atrapante historia de odios y desencuentros familiares: con una boda entre dos personajes de tercera línea.



6- Los misterios de Udolfo (The Mysteries of Udolpho, Ann Radcliffe)

La atmósfera de esta notable novela gótica de Ann Radcliffe perfiló para siempre los matices del género: incidentes terribles, horror psicológico, castillos en ruinas, sucesos sobrenaturales, villanos retorcidos, sádicos melancólicos; y una heroína virginal: Emily, también huérfana, sensible, pía, que nos termina agotando con sus permanentes desmayos.

No es raro que las mujeres se desmayen en la novela gótica. En todas, sin excepción, esto ocurre al menos una o dos veces. Sin embargo, en Los misterios de Udolfo se llega a una cifra asombrosa: ¡diez desmayos!; uno de ellos, el más espectacular, ocurre al final, cuando Emily recupera sus derechos sobre la herencia familiar.



5- El canto de la alondra (Song of the Lark, Willa Cather)

Relata la historia de una muchacha, Thea, que pasa de una infancia llena de privaciones a convertirse en una reconocida soprano de nivel internacional.

Este debería ser el final, es decir, la apoteosis de la heroína que alcanza sus sueños y se caga regiamente en su pasado.

Sin embargo, Willa Cather, una extraordinaria autora, siente que las palabras superan a los hechos, y en vez de dejarnos con la exquisita escena de Thea seduciendo al público con su voz, decide incluir un capítulo final donde los personajes hablan incansablemente, durante páginas y páginas, acerca de lo que acabamos de presenciar.



4- Huckleberry Finn (Huckleberry Finn, Mark Twain)

Tras el viaje revelador, río abajo, de Huck y Jim; donde Mark Twain parece decirlo todo acerca del costado oscuro de Norteamérica, retratando además la historia de una amistad entrañable entre un muchacho blanco y uno de color, ambos tratando de eludir la esclavitud; el final nos ofrece una gran decepción.

El sentido de aquel viaje era, en última instancia, evitar que Jim sea convertido en esclavo; sin embargo, ya sobre el final emergen algunas intrigas y bromas que retuercen la trama hasta rozar el humor más absurdo, la comedia más cruel.



3- El Señor de los Anillos (The Lord of the Rings, J.R.R. Tolkien)

La partida de Bilbo, Frodo, Galadriel y Gandalf de los Puertos Grises, abandonando la Tierra Media para siempre y dejándonos sumidos en una nostalgia imperecedera, es probablemente el mejor final concebible para una historia tan compleja y, a la vez, sutil.

Sin embargo, este no es el final realmente.

J.R.R. Tolkien insistió en publicar una serie de apéndices que, si bien son realmente interesantes para cualquiera que se haya sentido cautivado por la historia, oscurecen el efecto dramático de aquel final perfecto.

En cierta forma, J.R.R. Tolkien permutó el hecho poético por información, mapas y cronologías que, insisto, son exquisitas, pero que nada aportan al verdadero final.



2- Drácula (Dracula, Bram Stoker)

El desenlace es realmente excitante: Morris perfora el corazón de Drácula antes de caer él mismo debido a una puñalada artera. El conde muere, Transilvania llora, el castillo tenebroso se ilumina pálidamente bajo un amanecer rojo...

No obstante, este no es el final de la novela de Bram Stoker, aunque debió haberlo sido.

El epílogo nos traslada al futuro, siete años después de aquellos hechos. Allí presenciamos las chirlas y alargadas reflexiones de Jonathan Harker, preocupado porque los periódicos londinenses no se hicieron eco de la tragedia. Abraham Van Helsing lo tranquiliza asegurando que la prensa es innecesaria para legitimar hechos realmente extraordinarios.



1- It (It, Stephen King)

Después de atravesar orgías, literalmente, para desterrar al horrible payaso Penniwise, autor de crímenes atroces, a lo largo de cientos y cientos de páginas que no fatigan al lector, Stephen King nos conduce hacia uno de los finales más absurdos de toda su obra.

Catatónica, la esposa de uno de los protagonistas, Bill, recibe un adecuado tratamiento que finalmente la libera de esa condición.

¿Cómo?

¡Mediante un largo paseo en bicicleta...




Más antologías. I Autores con historia.


Más literatura gótica:
El artículo: 10 grandes novelas con finales de mierda fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Análisis de «Christabel» de Samuel Coleridge.
Poema de Elizabeth Akers Allen.
Relato de Carl Jacobi.


Poema de Amy Lowell.
Poema de Dora Sigerson Shorter.
Poema de Thomas Lovell Beddoes.