«Una escena de muerte»: Emily Brontë; poema y análisis.
Una escena de muerte (A Death-Scene) es un poema de la escritora inglesa Emily Brontë (1818-1848), publicado en la antología de 1846: Poemas de Currer, Ellis y Acton Bell (Poems by Currer, Ellis, and Acton Bell).
El estilo de Una escena de muerte sugiere que es parte de la saga de Gondal, isla fabulosa recreada en muchos poemas de Emily Brontë y sus hermanas, Anne Brontë y Charlotte Brontë, donde se desarrolla buena parte de esa mitología cooperativa.
La narradora de Una escena de muerte es una mujer anónima, o bien demasiado conocida en los mitos de Gondal como para ser mencionada; lamentablemente, buena parte de los personajes, lugares y episodios del ciclo de Gondal no han sobrevivido.
Lo que sí sabemos es que Gondal, Angria y Gaaldine son algo más que un mundo imaginario. Gondal conforma una gran isla, cuya capital es el Pueblo de Cristal (Glasstown). A ese reino luego se le añadieron dos islas más: Angria (o Angora), ubicada al norte, región de nieblas y pantanos; y Gaaldine, en el sur, reino de infinitas riquezas naturales.
Este grupo de islas, conocida como la Confederación del Pueblo de Cristal, es gobernado por la reina Augusta Geraldine Almeda, quien se debate entre varios pretendientes: Alexander, Lord de Elbe, Alfred Sidonia y Fernando de Samara, quienes fallecen progresivamente a lo largo del ciclo.
El nombre de Edward, que aparece en Una escena de muerte, quizás responde a uno de estos personajes.
Una escena de muerte.
A Death-Scene, Emily Brontë (1818-1848)
¡Oh, día! Él no puede morir
Cuando tu cálido arte aún brilla,
Oh, Sol, en ese glorioso cielo,
Declinando con tranquilidad.
Él no puede dejarte ahora,
Mientras la fresca brisa sopla del oeste,
Y todo alrededor de su juvenil frente
Es la corona de tu alegre luz.
Edward, despierta, despierta.
La dorada noche palpita,
Húmeda y clara sobre el lago de Arden,
Arrebatándote de tus sueños.
Junto a ti, de rodillas,
Mi querido amigo, yo ruego
Que tu paso sobre el mar eterno
Se demore al menos una hora.
Oigo a las olas rugir,
Veo su espuma elevarse;
Pero ningún atisbo de lejanas costas
Ha bendecido mi fatigado ojo.
No creas a quienes te convocan
Desde las distantes islas del Edén,
Retorna de aquel llamado tempestuoso
Hacia tu propia tierra natal.
No es la Muerte, sino el dolor
El que se debate en tu pecho.
Regresa Edward, surge otra vez,
No puedo dejar que descanses.
Una larga mirada me atraviesa, reprobando
Las penas que no puedo cargar,
Una silenciosa mirada agita mi sufrimiento,
Mi oración es inútil, así como el arrepentimiento.
Con súbito arrebato, la fuerza
De la distracción ha pasado:
Ningún signo más de duelo
Revolvió mi alma en aquel horrible día.
Pálido, lentamente, el dulce sol cayó,
Hundido en paz entre la brisa crepuscular:
El verano pasó suavemente, mojando
El valle, el claro, y los mudos árboles.
Entonces, sus ojos comenzaron a agotarse
Bajo el peso de un sueño mortal,
A crecer en extrañas tristezas,
A nublarse, como si pudiesen llorar.
Pero no lloró, no ha cambiado.
No se movieron, nunca se han cerrado:
Observan fijo, y nunca han variado,
Jamás vagaron, y nunca reposaron.
Supe que él estaba muriendo:
Me arrodillé, y tomé su lánguida cabeza,
No sentí su aliento, ni oí ningún suspiro;
Entonces supe que estaba muerto.
‘O Day! he cannot die
When thou so fair art shining!
O Sun, in such a glorious sky,
So tranquilly declining;
He cannot leave thee now,
While fresh west winds are blowing,
And all around his youthful brow
Thy cheerful light is glowing!
Edward, awake, awake-
The golden evening gleams
Warm and bright on Arden’s lake-
Arouse thee from thy dreams!
Beside thee, on my knee,
My dearest friend! I pray
That thou, to cross the eternal sea,
Wouldst yet one hour delay:
I hear its billows roar-
I see them foaming high;
But no glimpse of a further shore
Has blest my straining eye.
Believe not what they urge
Of Eden isles beyond;
Turn back, from that tempestuous surge,
To thy own native land.
‘It is not death, but pain
That struggles in thy breast-
Nay, rally, Edward, rouse again;
I cannot let thee rest!’
One long look, that sore reproved me
For the woe I could not bear-
One mute look of suffering moved me
To repent my useless prayer:
And, with sudden check, the heaving
Of distraction passed away;
Not a sign of further grieving
Stirred my soul that awful day.
Paled, at length, the sweet sun setting;
Sunk to peace the twilight breeze:
Summer dews fell softly, wetting
Glen, and glade, and silent trees.
Then his eyes began to weary,
Weighed beneath a mortal sleep;
And their orbs grew strangely dreary,
Clouded, even as they would weep.
But they wept not, but they changed not,
Never moved, and never closed;
Troubled still, and still they ranged not-
Wandered not, nor yet reposed!
So I knew that he was dying-
Stooped, and raised his languid head;
Felt no breath, and heard no sighing,
So I knew that he was dead.
Emily Brontë (1818-1848)
When thou so fair art shining!
O Sun, in such a glorious sky,
So tranquilly declining;
He cannot leave thee now,
While fresh west winds are blowing,
And all around his youthful brow
Thy cheerful light is glowing!
Edward, awake, awake-
The golden evening gleams
Warm and bright on Arden’s lake-
Arouse thee from thy dreams!
Beside thee, on my knee,
My dearest friend! I pray
That thou, to cross the eternal sea,
Wouldst yet one hour delay:
I hear its billows roar-
I see them foaming high;
But no glimpse of a further shore
Has blest my straining eye.
Believe not what they urge
Of Eden isles beyond;
Turn back, from that tempestuous surge,
To thy own native land.
‘It is not death, but pain
That struggles in thy breast-
Nay, rally, Edward, rouse again;
I cannot let thee rest!’
One long look, that sore reproved me
For the woe I could not bear-
One mute look of suffering moved me
To repent my useless prayer:
And, with sudden check, the heaving
Of distraction passed away;
Not a sign of further grieving
Stirred my soul that awful day.
Paled, at length, the sweet sun setting;
Sunk to peace the twilight breeze:
Summer dews fell softly, wetting
Glen, and glade, and silent trees.
Then his eyes began to weary,
Weighed beneath a mortal sleep;
And their orbs grew strangely dreary,
Clouded, even as they would weep.
But they wept not, but they changed not,
Never moved, and never closed;
Troubled still, and still they ranged not-
Wandered not, nor yet reposed!
So I knew that he was dying-
Stooped, and raised his languid head;
Felt no breath, and heard no sighing,
So I knew that he was dead.
Emily Brontë (1818-1848)
Más poemas góticos. I Poemas de Emily Brontë.
Más literatura gótica:
- Poemas de Gondal, Angria y Gaaldine.
- Poemas de dolor.
- Poemas del romanticismo.
- Poemas mitológicos.
- Poemas de mujeres.
- Poemas ingleses.
- Poemas victorianos.
- Poemas de muerte.
3 comentarios:
No hay nada que me guste más o que me haga tan bien como leerte a vos, para mi no hay nadie que escriba mejor que vos.
Te admiro, y mucho.
Millones de besos.
Te amo, Bárbara.
MI CORAZON ESTA LLORANDO POR TI PERO NUNCA TE QUISO SOLO QUERIA MORI PERO MI LAGRIMAS CAIAN CADABES MAS CADA LAGRIMA DE SANGRE SON TU RECUERDOS MI CORAZON NO QUIERE OLVIDAR EL PASADO SOLO QUIERE SUFRIR EN LA SOLEDA MI RECUERDOS PERO NUNCA TE QUISE PERO CUANDO TE PERDI MI CORAZON QUERIA MORI MI LAGRIMAS DE SANGRE CAIAN CADA UNA ME QUEDE LA OSCURIDA DE MI CORAZON YA NO INMPORTADA NADA NI LA VIDA SOLO SEGUI MI CAMINO EN LA SOLEDA SUFRIENDO TANTO QUE CADA DIA QUE PASABA ME QUERIA QUITA LA VIDA PERO AL LO MEJOR ERA SUFRITATO POR TU RECUERDOS MEJO ODIAR TANTO QUERER MEJO NUNCA AMAR NADI EN PER NUNCA QUISEDARME CUENTA QUE TE QUERIA PERO TE ODIABA TANTO SOLO ME ALEJE DE TI SIGUI CAMINANDO LA SOMBRAS DE LA NOCHE CON SU OSCURIDA SE QUE MUERTO PERO NUNCA ME AREPENTI NADA TANTO TEISE SUFRIR COMO TU SOLO PAGARE EN EL INFIERNO TODO LO QUEISE POR DIVERSION ESTO Y PAGADO CADA LAGRIMADE SANGRE Y NO ME ARREPIENTO DE NADA SOLO QUERER ALGUIEN QUE NUNCA TE QUISO ASTA QUE UN DIA SE DACUENTA QUE SE NAMORO DE TI PERO ES DE MASIADO TARDE YA NO SIETO NADA SOLO SIENTO QUE MUERTO
OBRA-DE-ARTE.
Publicar un comentario