«Soneto de los muertos insomnes»: Anthony Boucher; poema y análisis.
«Y entonces vi (este fue el cuchillo
que liberó mi mente de la frágil red de la cordura)
sus ojos, demasiado brillantes con aquello que no era vida.»
que liberó mi mente de la frágil red de la cordura)
sus ojos, demasiado brillantes con aquello que no era vida.»
Soneto de los muertos insomnes (Sonnet of the Unsleeping Dead) es un poema gótico del escritor norteamericano Anthony Boucher (1911-1968), publicado bajo el seudónimo William Anthony Parker White en la edición de marzo de 1935 de la revista Weird Tales. Más tarde sería reeditado por August Derleth en la antología de Arkham House 1947: El lado oscuro de la luna (Dark of the Moon).
Soneto de los muertos insomnes, uno de los poemas de Antony Boucher menos conocidos, combina varios tropos de la literatura gótica al recrear una escena que parece sacada de un cuento de Edgar Allan Poe.
Aquella noche, cuando el clamor del mar
se unió al repiqueteo de la lluvia
para cubrir su tumba recién excavada,
pensé con angustia que jamás
volvería a conocer la desesperación.
Viudo de belleza, decidí
llevar el horror a mi lecho solitario.
Entonces, versado en conocimientos arcanos,
resolví el enigma de la vida y la muerte.
Se pronunciaron las últimas palabras perdidas
y se aplicaron los últimos ungüentos sobre la carne rígida.
Su gélida estancia más allá de la tumba había terminado;
se movía. Y entonces vi (este fue el cuchillo
que liberó mi mente de la frágil red de la cordura)
sus ojos, demasiado brillantes con aquello que no era vida.
se unió al repiqueteo de la lluvia
para cubrir su tumba recién excavada,
pensé con angustia que jamás
volvería a conocer la desesperación.
Viudo de belleza, decidí
llevar el horror a mi lecho solitario.
Entonces, versado en conocimientos arcanos,
resolví el enigma de la vida y la muerte.
Se pronunciaron las últimas palabras perdidas
y se aplicaron los últimos ungüentos sobre la carne rígida.
Su gélida estancia más allá de la tumba había terminado;
se movía. Y entonces vi (este fue el cuchillo
que liberó mi mente de la frágil red de la cordura)
sus ojos, demasiado brillantes con aquello que no era vida.
El Orador de Soneto de los muertos insomnes nos sitúa en «aquella noche», cerca del mar [su «clamor» es audible], durante una tormenta. Estamos frente a la tumba recientemente profanada de una mujer.
El Orador decide exhumar el cuerpo de su amada y llevarlo a su «lecho solitario». Entonces, afirma, emplea sus «conocimientos arcanos», aquellos que le permitieron resolver «el enigma de la vida y la muerte», para traerla de regreso a la vida. Pronuncia «las últimas palabras» del rito, aplica «los últimos ungüentos sobre la carne rígida» y, de repente, la muerta se mueve.
Entonces, como si el horror del retorno de la tumba no fuera suficiente, el Orador observa algo en la mujer que arrebata su «mente de la frágil red de la cordura». Los ojos de la mujer brillan «con aquello que no era vida».
El Orador de Soneto de los muertos insomnes es un reanimador de cadáveres, pero no al estilo de Victor Frankenstein, que emplea la ciencia y la tecnología para llevar a cabo sus experimentos. En cambio, utiliza «conocimientos arcanos», es decir, la nigromancia, a través de «palabras» [mágicas] y «ungüentos» [ver: Nigromancia: el arte de invocar a los muertos y regresarlos a la vida]. Tampoco parece haber nada especial en el lugar de entierro de la mujer. No estamos en un Cementerio de animales, es decir, en una tierra con atributos especiales.
En todo caso, el Orador bordea la misma línea de algunos cuentos macabros de E.A. Poe, como Berenice, Morella y Ligeia, aunque desconocemos los motivos de la exhumación [ver: Mi esposa nigromante: análisis de «Ligeia»]. También se aleja de Poe en otro punto: el Orador pierde la «cordura» recién cuando la reanimada abre los ojos y estos brillan «con aquello que no era vida»; es decir, con un tipo de existencia intermedia, una no-muerte [ver: No-Muertos en el folklore y la psicología]. Esto implica que durante todo el proceso de exhumación y rituales [en los cuales se incluye la aplicación de «ungüentos» sobre el cadáver] el hombre permaneció en dominio de sus facultades; por lo que puede deducirse que se trata de un individuo curtido. Lo que sea que haya brillado en los ojos debió ser terrible.
Otra interpretación podría afirmar que esta «locura» a la que accede el Orador toca otra cuerda de E.A. Poe cuando habla de «la locura como sublime forma de la inteligencia». En este sentido, el horror final de la reanimación se convierte en sabiduría. El Orador pierde la cordura y accede a un grado de conocimiento que solo puede coexistir con la locura [ver: E.A. Poe y la Locura como sublime forma de la inteligencia]
Tal vez el Orador sea simplemente un imprudente estudioso de las artes negras que, desesperado por la muerte de su amada, decide revivirla una noche de tormenta. Después de todo, el resultado final lo sorprende, por lo que es lícito suponer que se trata de su primer procedimiento []habida cuenta que pierde la cordura en este]. Sin embargo, algunos elementos en el poema hacen pensar otra cosa. Por ejemplo, el hecho de que el Orador lleve a su cama a la muerta [dice: «mi lecho solitario»], le susurre palabras mágicas, unte su cuerpo desnudo con sustancias, y ella, después de toda esa agitación, de pronto se mueva, entreabra los ojos y revele un destello inusual en el humor vítreo, podría ser el resultado de otro tipo de maniobras detestables, además de la magia negra [ver: El cuerpo de la mujer en el Gótico]
Soneto de los muertos insomnes.
Sonnet of the Unsleeping Dead, Anthony Boucher (1911-1968)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Aquella noche, cuando el clamor del mar
se unió al repiqueteo de la lluvia
para proteger su tumba recién excavada,
pensé con angustia que jamás
volvería a conocer la desesperación.
Viudo de belleza, decidí
llevar el horror a mi lecho solitario.
Entonces, versado en conocimientos arcanos,
resolví el enigma de la vida y la muerte.
Se pronunciaron las últimas palabras perdidas
y se aplicaron los últimos ungüentos sobre la carne rígida.
Su gélida estancia más allá de la tumba había terminado;
se movía. Y entonces vi (este fue el cuchillo
que liberó mi mente de la frágil red de la cordura)
sus ojos, demasiado brillantes con aquello que no era vida.
That night when all the clamor of the sea
met with the pelting clatter of the rain
to guard her fresh-dug tomb, despairingly
I thought I could not know despair again.
The widower of beauty, I resolved
to take fair horror to my lonely bed.
Now wise in arcane learning, I had solved
the riddle of the living and the dead.
The last lost words were spoken, and the last
unguents bestowed upon the rigid flesh.
Her chill sojourn beyond the tomb was past;
she moved. And then I saw (this was the knife
which freed my mind from sanity's frail mesh)
her eyes too bright with that which was not life.
Anthony Boucher (1911-1968)
met with the pelting clatter of the rain
to guard her fresh-dug tomb, despairingly
I thought I could not know despair again.
The widower of beauty, I resolved
to take fair horror to my lonely bed.
Now wise in arcane learning, I had solved
the riddle of the living and the dead.
The last lost words were spoken, and the last
unguents bestowed upon the rigid flesh.
Her chill sojourn beyond the tomb was past;
she moved. And then I saw (this was the knife
which freed my mind from sanity's frail mesh)
her eyes too bright with that which was not life.
Anthony Boucher (1911-1968)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Poemas góticos. I Poemas de Anthony Boucher.
Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Anthony Boucher: Soneto de los muertos insomnes (Sonnet of the Unsleeping Dead), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com



















































0 comentarios:
Publicar un comentario