Alice Liddell: el origen de Alicia en el País de las Maravillas.


Alice Liddell: el origen de Alicia en el País de las Maravillas.




Alice Liddell (1852-1934), a menudo conocida por su nombre de casada, Alice Hargreaves, es una de las pocas mujeres de la historia en ser inmortalizada en un cuento infantil. Más aún, Alice Liddell no solo fue retratada, sino que fue la fuente de inspiración de una historia seguramente conocida por todos. Hablamos de Alicia en el País de las Maravillas (Alice's Adventures in Wonderland).

Alice Liddell fue la cuarta hija de Lorina Hanna Reeve y Henry Liddell, decano de la Iglesia de Cristo de Oxford. Se crió en compañía de Charles Lutwidge Dodgson, un amigo de la familia, y sus dos hermanas más queridas, Edith y Lorina, con quienes inició, ya en la adolescencia, un largo viaje por Europa, durante el cual entabló un romance fulminante [y clandestino] con el príncipe Leopoldo, el hijo más joven de la reina Victoria de Inglaterra. La evidencia sobre estos amores ilegítimos es muy discutida, aunque podemos pensar a favor de él a causa de dos decisiones: el príncipe bautizó Alice a su primera hija mujer, y fue padrino del primer hijo varón de Alice Liddell, llamado Leopold. Para otros, esta secuencia de casualidades fue una distracción montada para ocultar el verdadero receptáculo de las atenciones del príncipe: Edith, hermana de Alice Liddell.

Alice jamás perdió contacto con aquel viejo amigo de la familia, Charles Dodgson, un fotógrafo y matemático veinte años mayor que había adoptado el seudónimo de Lewis Carroll. El vínculo entre ambos surgió en la tarde del 4 de julio de 1862, cuando el joven Charles Dodgson, de casi 30 años, se comprometió a llevar a Alice, de apenas 10, Edith, de 8, y Lorina, de 13, a un día de campo. Para entretener a las muchachas, y acaso para evitar las náuseas que le produjo un largo paseo en bote, Charles comenzó a inventar historias; relatos fantásticos, sin pies ni cabeza, sobre una niña llamada Alice que inconvenientemente se caía en la madriguera de un conejo.

La relación entre Alice Liddell y Charles Dodgson está llena de controversias. Para algunos biógrafos existió una especie de vínculo abominable entre ambos, especialmente de parte de Dodgson, quien se habría enamorado de Alice durante sus primeros años de adolescencia. Para otros, la relación fue meramente platónica, y jamás pasó de una amistad y admiración sinceras. Como se supo a través del diario personal de Charles Dodgon, la historia de Alicia le fue sugerida por el brillo insondable en los ojos de la pequeña Alice Liddell, un pozo que al parecer no tenía fin...

La historia, desde luego, tuvo un gran impacto en las muchachas, que le comentaron el hecho a su padre, Henry Liddell, quien se comunicó rápidamente con Charles Dodgson para que éste se lo escribiera y así regalárselo a sus hijas. Los meses pasaron, hasta que a mediados de noviembre de 1862 Charles se presentó en la casa de los Liddell con un voluminoso manuscrito titulado: Las aventuras subterráneas de Alicia (Alice's Adventures Under Ground).

Al atestiguar la mirada de júbilo de la joven Alice, Charles Dodgson decidió que el cuento quizás era mejor de lo que pensaba. En la primavera de 1863 le envió un manuscrito a un amigo, el escritor George MacDonald, quien se consideró incapaz de juzgarlo, de modo que le cedió el manuscrito a sus hijos. Al parecer, los niños quedaron encantados con el relato, e intimaron al padre a que asista a Charles Dodgson para publicarlo. Un año después, Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas (Alice's Adventures in Wonderland) apareció editado con ilustraciones de John Tenniel. El 1871 se publicó una secuela: A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (Through the Looking-Glass and What Alice Found There).

El vínculo entre Alice Liddell y Charles Dodgson se rompió súbitamente en junio de 1863. Todo parece indicar que los Liddell detectaron algunas anomalías en la personalidad de su hija, y se las atribuyeron a la cercanía con el escritor. Este misterio ha generado un amplio campo de especulación. Más aún, la página en el diario íntimo de Charles Dodgon fechada en el momento de la ruptura fue arrancada y jamás fue hallada.

En 1926, acosada por deudas, Alice Liddell se vio obligada a vender aquel manuscrito original del relato. Las aventuras subterráneas de Alicia fue vendido al precio irrisorio de 15.000 libras. El manuscrito pasó por las manos de varios coleccionistas privados, hasta que fue expuesto en el centenario del nacimiento de Charles Dodgson [Lewis Carroll] en 1932. Alice Liddell, de ochenta años, partició de la ceremonia. Algunos testigos afirmaron que sus ojos efectivamente eran insondables como un abismo, aunque nadie supo detectar si aquella profundidad era parte de la emoción del recuerdo o de un trauma que el tiempo no logró cicatrizar del todo.




Cuentos de hadas. I Feminología.


El artículo: Alice Liddell: el origen de Alicia en el País de las Maravillas fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

4 comentarios:

la_ultima_rosa dijo...

Muy buena la historia, me encanto, gracias por compartirla, ahora me ha dejado pensando en cosas, :)

Anónimo dijo...

Interesante vida del autor de Alicia, quien diria que iniciarían una historia fantástica por entretener a una niña

Anónimo dijo...

les faltaron muchos detalles de la historia, incluso en el juego de Alice Madness Return esta mejor explicada apesar de estar un poco censurada

Goa Liddell-Racoon dijo...

que tonteria... pocos lo saben, pero Alice Liddell no fue la inspiración de Lewis Carroll para las historias, la escribió y contó para ella y por ella, pero eso no tiene que significar estrictamente que haya sido su fuente de inspiración... Lewis Carroll conocía a otra pequeña con la cual estaba muy encariñado al tiempo que era parte de la familia Liddell, cuando se reunió con el ilustrador de las primeras imágenes del cuento, Lewis le dio una foto de ella, para que la usara en la creación del personaje de Alicia, que nada tiene que ver con la versión oriunda de Disney...



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Análisis de «La pequeña habitación» de Madeline Yale Wynne.
Poema de Emily Dickinson.
Relatos de Edith Nesbit.


Paranormal.
Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.