La mitología de Tolkien: documental

La mitología de J.R.R. Tolkien (documental)


J.R.R. Tokien es un autor que despierta admiraciones inextinguibles y hastíos inmediatos. Por un lado están sus admiradores (la mayoría, como quien les escribe), aquellos que han caído tempranamente en sus encantamientos y nunca lo han abandonado. Enfrente se encuentran sus detractores, es decir, aquellos que nunca lo han "leído" realmente.

Fanáticos y denunciantes, todos podemos coincidir en que la obra de Tolkien fue una de las más influyentes del siglo XX, y sin dudas la que más se acerca los parámetros del mito en su forma estructural.

Cuando uno abre un libro de cualquier autor es necesario depositar un poco de fe sobre el universo que nos presenta. Con Tolkien el asunto se torna más complejo. No exige nada del lector, ya que lo que propone no es una invención propiamente dicha, sino un plano sutil de la realidad.

En primer lugar, J.R.R. Tokien parte de una premisa cristiana, y de una teoría personal que llamó Sub Creación. Podríamos definirla como la noción de que si existe un Dios todopoderoso, nada escapa a su mente; y que incluso las creaciones artísticas del hombre ya están en su mente antes de que el artista logre realizarlas sobre el plano en el que vive. En este sentido, todo lo que podemos "crear" en realidad es una "sub-creación"; es decir, nuestra versión mundana e inacabada de algo que es completo y perfecto en la mente divina.

En segundo lugar, el mito de Tolkien es claramente una realidad; por cierto, una realidad que está dentro de los parámetros míticos. El universo de Tolkien es un universo real. No porque sus personajes "representen" algo verdadero, lo cual es cierto; sino porque su realidad se ajusta a una estructura mítica a la que el hombre responde universalmente.

Somos individuos pero también somos algo más: una mente colectiva. Para definirlo de un modo concreto podríamos decir que en realidad somos los que fuimos.

La mitología de Tolkien se construye sobre esa mente colectiva, sobre los recuerdos y sueños del Mito que nos incluye a todos sin excepción. Por eso su obra despierta fidelidades insoslayables y odios igualmente sostenidos. En su coherencia interna nos encontramos a nosotros mismos, pero aún más, a nosotros en los que fuimos.

Desde luego, no todos se sienten atraídos por Tokien. También están los que no han sobrevivido un par de páginas. Sin desmerecer a esta última categoría, me atrevo a arriesgar que este tipo de lector también manifiesta un fuerte rechazo por obras que penetran a fuego en ese algo indefinible que subyace en los mitos antiguos. 

No me refiero aquí a los matices superficiales del mito, como pueden serlo las historias de amor entre dioses y diosas; sino al Mito Abrasador, a eso que leemos e inmediatamente sentimos que nos arranca de nuestro propio Yo; eso que, en palabras de John Keats, hace aullar a los perros en la noche y dota al viento de una misteriosa voz inmemorial.

Como diría Robert Graves, hay hombres que buscan a la Diosa Blanca (The White Godess), una especie de principio, de totalidad primordial; una fuente que no es necesariamente buena ni mala, ya que carece de los principios éticos y morales con los que solemos adornar a nuestros dioses. Este Movimiento Primordial aparece y desaparece instantáneamente. Un momento está allí, claro y evidente para quien lo experimenta, y luego se deshace dejándonos la certeza de que hemos tenido un atisbo fugaz de lo inalterable. A veces surge en un acorde, en un verso, en un momento de soledad, en un instante en que dejamos de ser nosotros mismos para transformarnos brevemente en una continuidad. 

Volviendo a John Keats, el poeta definió a la Diosa Blanca con las siguientes palabras:


Every thing that reminds me of Her goes through me like a spear.
(Todo lo que me recuerda a Ella me atraviesa como una lanza)


Tolkien, profundamente cristiano, se vio en el doble aprieto de acercarse a la Diosa sin contradecir el Mito Real, es decir, el Mito Encarnado; de modo que su universo no pretende ser original, sino un preludio para el único movimiento concreto de Dios (en su fe) sobre la Tierra.

Según la mitología de Tolkien, el hombre es apenas un sub-creador; alguien que trabaja y se esfuerza en una idea que preexiste en Dios. Y este, quizás para dejar en claro que el único lenguaje universal se construye con algo más que palabras, consideró que el Mito era la única forma de manifestarse entre nosotros. Frente a alguien que nos sugiera la idea de que Dios se hizo carne, conviene advertirle que eso es una visión sesgada del asunto. Dios no solo se hizo carne: se convirtió en Mito.

Un poco alejado de estas reflexiones, les dejamos un documental acerca de la mitología de Tolkien, en realidad, de las criaturas extraordinarias que conforman su universo, que a esta altura nos pertenece a todos.


Los monstruos de Tolkien.



El artículo: La mitología de Tolkien: documental (Los monstruos de Tolkien) fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dentro de este blog, que de por sí navega en los mares de las oscuras profundidades, tanto del espíritu como de otras realidades mas miserables, logrando que el lector se sumerja en lo mas profundo de su propio reflejo en el espejo.. este artículo dentro de este blog, es algo que dejaría a cualquier persona "literalmente" sin habla, cualquier persona que lea esto enmudecerá por ..mínimo unos minutos.. es lo mas profundo que he leído en este blog, y eso que hay demasiadas cosas hermosas aquí, pero esto, es demasiado.
No creo que exista alguien que no sienta gran admiración por Tolkien, quizas hay personas que requieran releer varias veces para comprender la vision del autor, sin embargo, existen los que solo pasan la vista y ya lo comprenden.
Ahora.. si me disculpan...voy a ver el documental.

Anónimo dijo...

Maravilloso este documental. Es increíble como Tolkien pudo crear esta saga tan maravillosa empleando los recursos de sus vivencias de la guerra, el hombre logró una creación maravillosa recurriendo en parte a su genialidad y en parte a lo que debe haber significado un gran trauma. Desconocía por completo esta historia, despues de ver este documental ..está buenísimo! no en balde una introducción tan maravillosa! este documental lo vi de inicio por la introducción, y francamente sí que valió la pena!



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