¿Por qué Sauron no permitía que se pronunciara su nombre?


¿Por qué Sauron no permitía que se pronunciara su nombre?




¿Por qué Sauron no permitía que sus servidores dijeran su nombre?


[Sobre sus escudos (los Orcos) llevaban un extraño símbolo: una pequeña mano blanca en el centro de un campo negro; en la parte delantera de sus yelmos de hierro había una runa S forjada en un metal blanco.

—No he visto esto antes —dijo Aragorn—. ¿Qué significa?

—S es por Sauron —dijo Gimli—. Eso es fácil de leer.

—¡No! —dijo Legolas—. Sauron no usa las runas élficas.

—Ni usa su verdadero nombre, ni permite que se escriba o pronuncie —dijo Aragorn.
Las dos torres; La partida de Boromir.]


Entonces, ¿por qué Sauron no permite que sus seguidores lo llamen por su nombre?

El nombre Sauron en sí mismo tiene un significado negativo, que surge de una palabra quenya que significa «abominación», pero hay muchos otros nombres que se usan para él, incluidos algunos que Sauron usó para sí mismo en la Primera y Segunda Edad. Pero en la época de la Guerra del Anillo, Sauron no parece usar ningún nombre real, ni permite que sus seguidores usen uno. Sin embargo, algunos enviados se refieren a él como «Sauron», pero solo cuando se comunican con enemigos que ya usan ese nombre [ver: Sauroniano: análisis de la Lengua Negra de Mordor]

Aunque no creo que alguna vez lo haya dicho explícitamente, creo que está claro que el propósito de J.R.R. Tolkien es darle al nombre de Sauron un aire de mística entre sus sirvientes, inculcando así un mayor temor y reverencia. Consideremos el lenguaje que usan los Orcos al servicio de Sauron para describir a las personas que están por encima en términos de jerarquía:


[¿De quién es la culpa? —dijo el soldado—. No es mia. Eso viene de arriba.]


Otro ejemplo:


[—No volveré a bajar esas escaleras —gruñó Snaga—, seas capitán o no. ¡Nar! Mantén las manos alejadas del cuchillo o te clavaré una flecha en las entrañas. No serás capitán por mucho tiempo cuando ellos se enteren de todos estos sucesos. He luchado por la Torre contra esas apestosas ratas de Morgul, pero ustedes, dos preciosos capitanes, han hecho un buen lío peleando por el botín.]


«Arriba», «ellos», «la Torre». Al obligar a sus sirvientes a usar este lenguaje vago, Sauron se posiciona tan por encima de ellos que desafiarlo resulta impensable. Si estuvieran usando su nombre constantemente probablemente pensarían en él como alguien que podría ser desafiado, no como un sistema fijo e inmutable [ver: Cómo desaparecieron los Orcos después de la derrota de Sauron]

Podría decirse que esta es la razón por la que a uno no se permite decir el nombre de Dios en varias tradiciones: haría que Dios pareciera menos divino y más mundano. Esta es otra ventaja de prohibir el uso de su nombre: Sauron se posiciona a sí mismo como un dios. Solo su emisario, expresamente autorizado [o metafóricamente su sacerdote] puede usar su nombre. De hecho, si consideramos el catolicismo de Tolkien, Eru es quizás literalmente el Dios cristiano y, como tal, se supone que el nombre de Eru debe ser tratado con respeto. Al adoptar esta estrategia, Sauron se burla del poder de Eru.

En cualquier caso, Sauron quería que su nombre fuera temido por la gente de la Tierra Media. Creo que le habría gustado un nombre que sonara malvado por esta razón; de hecho, esto se ajusta a la visión de Tolkien del mal y la corrupción de que alguien comenzaría haciendo el mal por buenas razones y terminaría abrazando su mala reputación.

Pero, si ese hubiera sido el caso, Sauron ciertamente no habría ordenado o incluso permitido que su portavoz oficial, Boca de Sauron, usara su nombre cuando se dirigiera a sus enemigos [ver: ¿Quién era Boca de Sauron en realidad?]:


[—Estos son los términos —dijo el Mensajero, y sonrió mientras los miraba uno por uno—. La chusma de Gondor y sus aliados engañados se retirarán de inmediato más allá del Anduin, primero jurando nunca más atacar en armas a Sauron el Grande, abierta o secretamente. Todas las tierras al este de Anduin serán de Sauron para siempre, únicamente.]


Seguramente Boca de Sauron podría haberse referido a Sauron indirectamente, como «Mi Señor» o «El Señor de los Anillos», por ejemplo, si es que Sauron así lo hubiera deseado. Además, si Sauron hubiera odiado su nombre, originalmente despectivo, quizás habría alentado a sus sirvientes a usar uno de sus nombres anteriores, como Mairon, su nombre como Maia; o Annatar, el Señor de los Dones. No hay evidencia de que lo haya hecho.

Como nota al margen, hay que decir que la concepción de Tolkien de la Tierra Media siempre estaba evolucionando. Es posible que en el momento en que escribió El Señor de los Anillos, Sauron no tuviese otro nombre. En El Silmarillion, por ejemplo, no se menciona a Mairon; Sauron se usa en todo momento, y Annatar solo se menciona como un seudónimo que el Señor Oscuro usó para disfrazarse.

Ahora bien, no solo Boca de Sauron se refiere a su amo directamente por su nombre [o al menos por el nombre que le dan sus enemigos], también otros emisarios lo hacen, aunque realmente no sabemos mucho sobre ellos, excepto por lo que mencionan los Enanos en el Concilio de Elrond:


[—Como una pequeña muestra solo de su amistad, Sauron pide esto, dijo: que deberían encontrar a este ladrón —tales fueron sus palabras—, y obtener de él, quiera o no, un pequeño anillo, el más pequeño de los anillos, que una vez robó.]


Mi problema con esto es doble: primero, sabemos por El Silmarillion que el nombre de Sauron no fue elegido por él, sino que es un nombre degradante que le dieron sus enemigos. El nombre Sauron [de la forma anterior «Thauron»] se origina del adjetivo saura, que en Quenya significa «asqueroso, pútrido», y que normalmente se traduce como «el aborrecido» o «la abominación». En Sindarin se le llama Gorthaur, «el pavor aborrecido» o «la abominación pavorosa». En cambio, su nombre original es Mairon, «El Admirable». Y cuando eligió otros nombres para sí mismo, Sauron siempre se inclinó por nombres elogiosos, como Annatar, «Señor de los Dones».

Pero Aragorn, en Las dos torres, afirma que Sauron no usa su «verdadero nombre» [lo cual es una clara referencia a la práctica judía de nunca escribir o pronunciar el Verdadero Nombre de Dios. Yahweh es simplemente un epíteto]. Vemos una confirmación de esto cuando sus Orcos se refieren a él de manera indirecta como «el Ojo» o «Lugbúrz» [Barad-dur] en su lugar. Aquí hay cierta ambigüedad sobre cuál es su «verdadero nombre», pero en el contexto de la afirmación de Aragorn este parece ser «Sauron», ya que están discutiendo una runa S y finalmente deciden que debe referirse a Saruman en su lugar [ver: El misterioso Anillo de Saruman]

Entonces, ¿por qué Sauron daría permiso a algunos de sus súbditos para usar su nombre, sobre todo un nombre que sus enemigos utilizaban como un insulto, y prohibir que sus servidores de menor rango lo pronuncien?

Posiblemente haya una mala traducción aquí. Tal vez los escritores del Libro Rojo [¡sí, tú Frodo!] solo usaron el nombre Sauron en lugar de cualquier otro nombre o epíteto que a los propios seguidores de Sauron les ordenaran usar. Quizás Frodo pensó que los lectores se confundirían si se mencionara a Sauron por el nombre que este prefería usar, o que sería incorrecto referirse a Sauron por cualquier nombre que no fuera un insulto. Por otra parte, tal vez Sauron sencillamente consideraba que ser una abominación a los ojos de sus enemigos, los Elfos, era una especie de cumplido. Según esa lógica, ser aborrecido o abominable a los ojos de los desagradables Elfos era un elogio después de todo.

Como estrategia, suena como algo que Sauron meditó cuidadosamente. Al obligar que su nombre no se pronuncie, pero sabiendo que sus cultistas en el sur y el este lo llamarían de algún modo, se inclinó por Sauron precisamente para mostrarle a los Elfos y a los descendientes de los Numenoreanos que su insulto se había convertido en un tipo de adoración, y él en un dios.

Hay otro factor importante que explicaría por qué Sauron no permitía que se pronuncie su nombre. Después de todo, Sauron estaba fingiendo estar muerto. Al final de la Segunda Edad, Sauron estaba muerto [o lo más cercano a la muerte que puede estar un Maia], con su cuerpo roto y su espíritu disperso. Pasaron más de 1000 años antes de que pudiera ejercer su voluntad, y otros 1400 antes de manifestarse en Dol Guldur, y allí, incluso, pasaron siglos de sigilo y silencio, acechando bajo el título de Nigromante.

Si Sauron se hubiera anunciado durante ese tiempo, los reinos de los hombres podrían haberse reunido contra él bajo el juramento de Elendil. En este punto no habría sido necesaria una gran hueste de Elfos y Hombres para destruir lo poco que Sauron había construído, posiblemente llevándolo de regreso a las sombras durante milenios. Usar seudónimos, o no referirse a él directamente en absoluto, no solo tenía la intención de darle un aire de grandeza entre sus servidores, sino que constituía una estrategia necesaria para mantenerse oculto hasta recuperar algo de su antiguo poder.

Para cuando hubo reconstruido sus fuerzas en Mordor lo suficiente para resistir a sus enemigos, Sauron ya había estado siguiendo este principio durante muchos siglos. No había ninguna razón para cambiarlo y muchas para continuar. Después de todo, su ocultamiento fue bastante exitoso, tanto es así que ni siquiera los Sabios tenían la certeza de que Sauron pudiera regresar después de perder el Anillo Único [ver: ¿Qué significa realmente la inscripción en el Anillo Único?]

No obstante, Sauron dejó de fingir que estaba muerto [o desaparecido en el Vacío] mucho antes de los eventos de El Señor de los Anillos. En este punto era abiertamente el gobernante de Barad-dur desde hacía muchos años. No tendría sentido prohibir el uso del nombre solo para permanecer escondido, ya que no estaba escondido.

Pero quizás el motivo de que Sauron no permitiera que se pronuncie su nombre sea más básico: tal vez era demasiado doloroso para él después de todo lo que había perdido: su lugar entre los Ainur; su estatura como segundo de Melkor, la integridad y la belleza de su antigua forma física, todo desapareció.

Ser nombrado ahora como Mairon [«el admirable»] debía cortarlo como un cuchillo, incluso si se lo pronunciara con reverencia. Eso tendría sentido, pero el problema es que la conversación entre Aragorn, Legolas y Gimli se inició al ver una runa S, que nunca podría representar a Mairon. Sin embargo, es muy poco probable que alguien como Gimli, Legolas, e incluso Aragorn, supieran que el «verdadero nombre» de Sauron como uno de los Ainur era Mairon. De hecho, probablemente creían que su «verdadero nombre» era Sauron [ver: Aragorn, el Sendero de los Muertos y un pasaje a la Cuarta Dimensión]

La representación general que Tolkien hace de Sauron es más moderada [menos caída, en cierto modo] que la de Morgoth. Sauron quiere establecerse como el poder indiscutible en la Tierra Media porque odia el desorden. Morgoth quiere destruir a Arda porque sabe que nunca podrá controlarla por completo. No debería importarle lo que nadie piense de él. Sin embargo, Sauron parece haber abrazado su imagen de odiado, mientras que Morgoth todavía se aferraba a su yo original, Melkor [ver: Morgoth vs. Sauron: ¿quién fue más poderoso?]

En este contexto, y teniendo en cuenta que Sauron era el nombre que le dieron sus enemigos en la Primera Edad, cuyo significado nos es precisamente elogioso, tendría perfecto sentido prohibir el uso de ese nombre por esta razón: no deseaba que sus enemigos lo llamaran con el nombre que le dieron.

Por otra parte, sabemos que Sauron siguió refiriéndose a sí mismo como Mairon [o Tar-Mairon] durante la Primera y parte de la Segunda Edad. Sin embargo, durante la Caída de Númenor, Sauron se debilitó y perdió la capacidad de volver a lucir un rostro, digamos, agradable [y quizás también la capacidad de cambiar de forma, como de hecho lo hace a menudo en El Silmarillion]. Quizás sería doloroso para él seguir usando el nombre que tenía durante sus encarnaciones más... carismáticas [ver: ¿Cómo era el aspecto de Sauron en realidad?]

En los mitos y religiones existe este concepto del «verdadero nombre»: si conoces el verdadero nombre de una persona o de una cosa [o de un Dios], ese conocimiento te da poder sobre lo nombrado. Por ejemplo, la diosa egipcia Isis se las arregla para averiguar el verdadero nombre de Ra. Eso le permite asegurar el trono de Ra para su hijo, Horus. En los mitos bíblicos, todas las menciones a Dios son en realidad epítetos, como «Adonai», que significa «Señor». Es decir que no solo sería blasfemo pronunciar el verdadero nombre de Dios, sino que esto también te daría poder sobre básicamente toda la creación. El mismo principio se observa en muchos cuentos de hadas, donde una criatura mágica, un demonio, una hada, solo pueden ser derrotados si se pronuncia su nombre correctamente. Y ni hablar de los grimorios medievales, donde se explica que la única forma de exorcizar a un demonio es averiguando su nombre.

A propósito, hay un relato muy interesante de Arthur C. Clarke: Los nueve billones de nombres de Dios (The Nine Billion Names of God), donde una computadora es programada para realizar todas las permutaciones posibles de caracteres para dar con el verdadero nombre de Dios [ver: Arthur C. Clarke: el autor que descubrió el nombre de Dios]. [Spoiler] Cuando la máquina logra descifrar ese nombre, el universo se destruye [ver: Gandalf y la tercera ley de Clarke: la magia como forma avazada de tecnología]

No creo que este sea el caso de Sauron. Es decir, no creo que Sauron temiera algún tipo un ataque mágico, por llamarlo de algún modo, si alguien descubría o conocía su verdadero nombre; pero esta tradición está muy presente en la Tierra Media de Tolkien. Y no es para menos: decirle a alguien tu verdadero nombre es una tremenda señal de confianza, porque ese conocimiento le da a la otra persona un poder mágico sobre ti. Recordemos, por ejemplo, a Bilbo haciendo malabares retóricos para no dejar que Smaug conozca su nombre.

En resumen: no sabemos realmente por qué Sauron no permitía que sus sirvientes pronunciaran su nombre, tampoco porqué permitía que algunos sí lo hagan, como Boca de Sauron, pero evidentemente esto no pasa por cuestiones mágicas, es decir, para evitar que alguien poderoso, como Gandalf, ganara poder sobre [ver: Gandalf, como Señor del Anillo, sería peor que Sauron]. Después de todo, Gandalf ya tendría ese conocimiento de primera mano, prescindiendo de la información que pudiese recolectar por allí. No, creo que Sauron estaba en una posición en la cual no temía un ataque mágico sobre él [ver: ¿Tom Bombadil podría haber derrotado a Sauron?]

Más bien, Sauron es un estratega capaz de ejercer una gran presión psicológica sobre sus enemigos [Denethor], e incluso sobre sus aliados [Saruman]. Mantener su nombre bajo un aura de misterio, ser nombrado en susurros, adorado a través de epítetos [Señor Oscuro], son detalles que aumentan su estatura, su leyenda, y ponen una enorme distancia con sus servidores y enemigos. Lo sitúa en una dimensión más elevada [o más profunda]. Algo similar, pero a la inversa, ocurre con Gandalf, llamado abiertamente de diversas formas por los distintos pueblos y razas, pero sin que nadie sepa su verdadero nombre, excepto, quizás, un puñado de personas en la Tierra Media: Saruman, Elrond, Galadriel, Cirdan; y no muchos más. En este sentido, sería interesante presenciar un encuentro entre Gandalf y Sauron y ver cómo se llaman mutuamente [ver: ¿Gandalf podría haber derrotado a Sauron?]




Tierra Media. I Taller gótico.


Más literatura gótica:
El artículo: ¿Por qué Sauron no permitía que se pronunciara su nombre? fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

0 comentarios:



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Análisis de «La pequeña habitación» de Madeline Yale Wynne.
Poema de Emily Dickinson.
Relatos de Edith Nesbit.


Paranormal.
Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.