Kafka y lo kafkiano: una pesadilla premonitoria


Kafka y lo Kafkiano: una pesadilla premonitoria.




Franz Kafka nació en Praga, en 1883, y, como mo muchos genios, a muy temprana edad se alarmó de su talento.

A los doce años su maestra le encargó, a él y a sus compañeros, que escriberan un relato, y el joven Kafka cumplió; pero cuuando escuchó las obras de sus camaradas, se excusó con su maestra, y dijo haber olvidado su cuento en casa. Había advertido que su relato no se parecía en nada a los de sus compañeros. Epístolas posteriores relatan que aquel cuento estaba basado en una pesadilla recurrente, en la que veía a su hermana Ottilie en una habitación larga y oscura, retorciéndose con la boca abierta, descoyuntada, pero sin emitir sonido alguno.

Ese fue el primer encuentro de Kafka con lo kafkiano.

Si bien el joven Kafka impresionaba a sus camaradas por su conducta amable, austera, por su aspecto juvenil y pulcro, interiormente temía ser percibido como un ente repulsivo. En medio de esta crisis, a la que deberíamos sumar el miedo visceral por su padre, Franz Kafka tomó conciencia de que era escritor. En apenas ocho horas escribió El juicio (Das Urteil), y a finales de 1912 completó la antología Contemplación (Betrachtung), compuesta por 18 cuentos.

En 1917 se le diagnostica tuberculosis, para algunos, como consecuencia de la ingesta obsesiva de leche sin pasteurizar. Kafka sobrevive gracias al amor y las atenciones de su hermana Ottilie, y de Felice Bauer, con quien mantuvo una correspondencia de alrededor de 500 cartas. Felice, de hecho, fue la primera lectora de La metamorfosis (Die Verwandlung), obra que no la impresionó en absoluto. Esto sumió al joven Kafka en una honda crisis de identidad. El menosprecio de su padre se intensificó, y el temor totémico hacia él adquirió siluetas fantásticas.

Sus deseos de escribir se paralizaron con el estallido de la Primera Guerra Mundial. No fue alistado en el ejercito debido a su salud precaria. Sus proyectos matrimoniales con Felice fracasaron por segunda vez. En 1923 conoció a Dora Diamant, una periodista que quedó maravillada por la austeridad del genio.

En la navidad de 1923 se le detectó una pulmonía. Es internado en las afueras de Viena, donde sufrió un tremendo ataque de tuberculosis de laringe. El 3 de junio Kafka muerió tras una agonía inimaginable, y nació su leyenda.

Antes de morir, Kafka hizo prometer a sus allegados que no publicaran sus obras, y que las destruirían si dejar rastros. Entre ellos estaba su amigo Max Brod.

Palabras como demonios, oscuridad, persecución, soledad, comenzaron a brotar de sus borradores como presagios terribles. La relectura de sus textos secretos revela que Kafka padecía de interminables noches de insomnio, seguidas de pesadillas aberrantes, y de algo que el escritor definió como un asalto a las últimas fronteras terrenales.

Max Brod decidió ignorar el último deseo de Kafka, y publicó algunas de sus obras. Dora, por su parte, cumplió parcialmente su promesa, cediendo algunos escritos y ocultando otros, que luego serían confiscados por la Gestapo. Rápidamente, lo kafkiano atrapó al público, despertando horrores innombrales y dándole nuevos nombres a otros ya conocidos.

Luego de la ocupación nazi de Checoslovaquia, aquel primer cuento de Kafka adquirió una relevancia profética. Sus tres hermanas, Gabriele, Valerie y Ottillie fueron enviadas al guetto de Lodz. El 7 de octubre de 1943, Ottillie fue trasladada a Auschwitz, donde fue asesinada en una habitación larga y oscura, conocida como cámara de gas, junto con otras 1318 personas.




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5 comentarios:

Ana Enriques dijo...

Increíble artículo..había leído una biografía de Kafka pero este artículo te hace ver las cosas desde una nueva dimensión. Gracias por su excelente trabajo en este blog.

Sebastian Beringheli dijo...

Hola Ana.
Ya mismo estoy siguiendo tu blog, interesantísimo, por cierto.

Saludos!

Anónimo dijo...

excelente historia!! arriba espejo gotico

Anónimo dijo...

Bueno la verdad me ha gustado el articulo realizado por este blog, impresionante la prosa utilizada Me gusta mucho Apoyos!

Unknown dijo...

Me estremeció.



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