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«Stickman»: de la Bruja de Blair a Carl Jung.


«Stickman»: de la Bruja de Blair a Carl Jung.




Según Carl Jung, un símbolo es la representación abstracta, simplificada, de algo que originalmente es mucho más complejo. El significante, es decir, aquello que el símbolo representa, debe ser conocido dentro de la sociedad donde se aplica. La brujería [como el arte prehistórico] prefiere la abstracción para centrarse en la esencia. Lo que importa no es la forma, sino su núcleo espiritual.

El twana, también conocido como stickman, es un símbolo recurrente en la película El proyecto de la Bruja de Blair (The Blair Witch Project). Se trata de esas misteriosas figuras hechas con ramitas compuestas de cinco puntas con un triángulo central apuntando hacia abajo, que se asemejan a un hombre con los brazos y las piernas extendidos, vagamente similares al Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci [ver: ¿La Bruja Blair pertenece a los Mitos de Cthulhu?]

La premisa de la película gira en torno a tres estudiantes de cine que desaparecen en el bosque mientras son acechados por una entidad invisible. Las figuras hechas con ramitas son algo así como los tótems de la Bruja de Blair, símbolos que actúan como una especie de frontera, de umbral. Cada vez que los estudiantes ven estas extrañas figuras colgadas alrededor de sus tiendas, a Bruja se manifiesta.

Repasemos brevemente el argumento de la película antes de analizar sus símbolos.

Heather, Mike y Josh se proponen realizar un documental sobre la legendaria Bruja de Blair. Viajan a Maryland y entrevistan a los lugareños, quienes hablan de un tal Rustin Parr, un sujeto extraño que vivía solo en el bosque y secuestró a siete niños en la década de 1940. Supuestamente los asesinó en su sótano, en tandas de dos: mientras uno era asesinato, el otro era obligado a pararse mirando un rincón. 

Los estudiantes exploran el bosque y se encuentran con dos pescadores, uno de los cuales les advierte que el bosque está maldito [ver: Psicología del bosque embrujado]. Les habla de un niño llamado Robin Weaver, que desapareció en 1888. Cuando regresó, tres días después, habló de «una anciana cuyos pies nunca tocaban el suelo».

Los estudiantes caminan hasta un sitio en el bosque donde cinco hombres fueron asesinados ritualmente en el siglo XIX. Acampan y, al día siguiente, encuentran un antiguo cementerio con siete pequeños montículos de piedras, uno de los cuales Josh derriba accidentalmente. Esa noche, escuchan el sonido de ramas rompiéndose en el bosque.

Al día siguiente tratan de regresar al automóvil, pero no pueden encontrarlo antes del anochecer y deciden acampar. Vuelven a escuchar el chasquido de ramas. Por la mañana, descubren que se han construido tres pequeños túmulos junto a su tienda. Heather advirte que su mapa ha desaparecido. Mike revela que lo arrojó a un arroyo en un arrebato de frustración. Están perdidos, pero resuelven dirigirse hacia el sur utilizando la brújula de Mike. En el camino descubren estas misteriosas figuras hechas con ramitas, los stickmen, colgando de los árboles.

Esa noche vuelven a oír sonidos inquietantes, incluso de niños riéndose [ver: Escuchar fantasmas de niños que ríen y lloran en la casa]. Después de que una fuerza desconocida sacude la tienda en la oscuridad, se esconden en el bosque hasta el amanecer. Al regresar al campamento descubren que sus pertenencias han sido saqueadas y que el equipo de Josh está cubierto de una especide de baba. Se encuentran con un río idéntico al que cruzaron antes y se dan cuenta de que han estado caminando en círculos [ver: Aragorn, el Sendero de los Muertos y un pasaje a la Cuarta Dimensión]

Josh desaparece a la mañana siguiente. Heather y Mike intentan encontrarlo pero en vano. Esa noche escuchan los gritos agónicos de Josh, pero no pueden encontrarlo. Creen que, en realidad, esos gritos son una invención de la Bruja de Blair para sacarlos de su campamento y poder atacarlos en el bosque.

Al día siguiente, Heather descubre un manojo de ramitas atadas con un pedazo de tela de la camisa de Josh. Al abrir el paquete, también encuentra un trozo de su camisa empapada en sangre que contiene dientes, cabello, un dedo y lo que podría ser un pedazo de lengua. Decide no decirle nada a Mike.

Esa noche se graba disculpándose con las familias de Mike y Josh, asumiendo la responsabilidad de su situación. Vuelven a escuchar los gritos agonizantes de Josh y los siguen a una casa en ruinas que contiene símbolos demoníacos y huellas de manos ensangrentadas de niños en las paredes. Tratando de localizar a Josh, van al sótano, donde una fuerza invisible asalta a Mike y hace que suelte su cámara. Heather entra al sótano y su cámara capta a Mike parado en un rincón. Heather lo llama, pero él no reacciona. La fuerza invisible [que en este punto puede o no ser paranormal] ataca a Heather, lo que hace que suelte la cámara y la película termina.


Los stickmen son fetiches, efigies, juju, y están presentes en la mayoría, si no en todas, las culturas chamánicas.

Estas simples figuras humanoides hechas con ramitas resultan particularmente inquietantes, en parte por su capacidad de mezclarse con el entorno boscoso. Parecen hechas por el hombre y naturales al mismo tiempo. Pueden integrarse en la naturaleza, marcando el espacio, pero también pasar desapercibidas como una de las tantas marañas de ramas que uno puede encontrar en un paseo por el bosque. Otro elemento interesante, y quizás otra característica aterradora, es que los stickman parecen constituir un mensaje específico en una lengua arcana [ver: Lovecraft y las lenguas prehumanas]

Existen algunas relaciones directas, y otras tangenciales, entre los twanas u Hombres de Palo [stickmen] de la Bruja de Blair con diversas prácticas populares, como los muñecos vudú e incluso con los espantapájaros. De hecho, estos últimos suelen fabricarse en la misma posición que los stickmen, es decir, con los brazos extendidos.

En la Wicca y el neopaganismo en general, los signos, símbolos y sigilos juegan un papel importante, de hecho, son casi imposibles de evitar si estás involucrado en algún tipo de ritual o práctica mágica. Muchos símbolos son conocidos universalmente, otros están limitados a una tradición en particular. Al usarlos, lo único imprescindible es saber qué significan, qué representan, de lo contrario pueden tener un efecto contrario a las intenciones del practicante. En otras palabras, usar un pentagrama de protección o de destierro cuando estás tratando de abrir una puerta, incluso si no conoces su significado, es algo peligroso. También hay que decir que muchas prácticas neopaganas, sobre todo la Wicca, proponen que el practicante diseñe y fabrique sus propios símbolos, cuyo significado debe ser accesible al menos a nivel subconsciente.

Todo símbolo, como el stickman, son tanto representaciones más o menos abstractas como acciones. Hay símbolos que se dibujan sobre papel, que se organizan en piedra, madera o metal, e incluso que se trazan en el aire; y todos ellos requieren acciones.

Para el psicólogo suizo Carl Jung, la Bruja en sí misma es un símbolo del anima [ver: ANIMUS y ANIMA: las almas de los hombres y las mujeres]. En su último libro, El hombre y sus símbolos (Man and His Symbols), Jung afirma:


«El anima se representa como una bruja o una sacerdotisa, mujeres vinculadas con las fuerzas de la oscuridad y el mundo de los espíritus (...) el anima puede aparecer en sueños como mujeres que guían al soñador hacia los poderes del más allá».

En un sueño, o en una pesadilla colectiva, como la que experimentan Heather, Mike y Josh en El proyecto de la Bruja de Blair, la Bruja nos guía hacia los reinos de lo desconocido. El anima es el polo femenino de la psique, y la Bruja es una representación, un símbolo, del costado aterrador de la feminidad.

Como en la película, la Bruja suele ser representada en la marginalidad, viviendo en las afueras de las comunidades, sola en el bosque, así como el anima vive aislada del animus, el polo masculino de la psique [ver: Mæra: la bruja de todos los cuentos de hadas]. Esta es una representación del miedo a la fuerza y sabiduría femenina. Uno sencillamente no quiere perturbar a la Bruja en su marginalidad [en el bosque o en la psique] porque entrar en sus dominios podría obligarnos a descubrir y enfrentar cuestiones con las que no queremos lidiar. Carl Jung escribe lo siguiente sobre la relación al anima y la Bruja:


«El anima se presenta como una bruja, y en general muestra una independencia que no parece del todo adecuada en un contenido psíquico. En ocasiones provoca estados de fascinación que rivalizan con los mejores hechizos, o desata en nosotros terrores que no serán superados por ninguna manifestación demoníaca. Es una criatura traviesa que se cruza en nuestro camino en numerosas transformaciones y disfraces, jugándonos toda clase de trucos, provocándonos delirios felices e infelices, depresiones y éxtasis, arrebatos de afecto, etc... La bruja no ha dejado de mezclar sus viles brebajes de amor y muerte; su veneno mágico ha sido refinado en intriga y autoengaño, invisible aunque no menos peligrosa por eso.»


Sigmund Freud propuso que el Ego constituye el centro del campo de la conciencia, pero el individuo consta de otras regiones de las que no somos conscientes. Nuestra identidad se basa en el Ego; sin embargo, hay extensiones desconocidas, densos bosques psicológicos escondidos que, de vez en cuando, salen a la luz conciencia, no literalmente, sino simbólicamente. Incluso la persona individualizada, es decir, aquella que está en contacto con su Sombra, mantendrá una cierta cantidad de material inconsciente desconocido, y la única forma en que uno puede inferir esos contenidos es a través de sus invasiones a la conciencia, expresadas en forma de fantasías y sueños [ver: Freud, el Hombre de Arena, y una teoría sobre el Horror]

Todo esto es relevante al examinar la figura de la Bruja. Al igual que con el inconsciente, no se puede decir nada preciso sobre ella, solo que rodea la conciencia, la realidad, e incide sobre ella. En la película, nunca vemos a la Bruja de Blair como tal. Está ahí, en algún lugar periférico del bosque, así como nuestros impulsos reprimidos, la Sombra, está en algún lugar periférico del Ego [ver:  El monstruo femenino como figura de resiliencia]

Es cierto, en El proyecto de la Bruja de Blair se menciona cierta información sobre una mujer llamada Elly Kedward, pero todo lo que sabemos es que fue acusada de brujería, más precisamente de extraer sangre de varios niños. Después fue desterrada de la aldea y se presume que murió durante el invierno. Otro rumor la vincula con un árbol en el bosque donde fue apedreada hasta la muerte por un grupo de aldeanos. Después de eso, todo lo que sabemos es que la mitad de los niños del pueblo desaparecieron.

Volviendo a los twanas, los stickman, estos parecen delimitar el territorio de la Bruja de Blair. Allí, esta entidad es capaz de arrastrar a un hombre adulto fuera de su tienda en medio de la noche e incluso reoganizar el diseño del bosque y los senderos para que la gente no pueda salir. Por alguna razón, le gusta atormentar a sus víctimas durante algunas noches antes de matarlas, tal vez ganando fuerza o simplemente alimentándose de miedo. En cualquier caso, la Bruja de Blair impone una realidad primordial a las frágiles convicciones de la cultura. Una simple figura de madera, vagamente humana, es suficiente para activar en nosotros ese terror primordial [ver: ¡No salgas del camino! El Modelo «Caperucita Roja» en el Horror]

Cuando la Bruja se encuentra en el terreno de la conciencia, de la civilización construida por el Yo, es fácilmente derrotada, desterrada o ejecutada. La Bruja que vive aislada o reprimida en el bosque primero fue una víctima. Sin embargo, cuando el Yo se introduce en sus dominios, la balanza de poder se inclina. La Bruja lo controla todo, incluso puede reorganizar el espacio físico a voluntad. Mientras la Bruja de Blair controla la historia general, flotando sin ser vista en el fondo, Heather controla visiblemente la trama secundaria: narra, entrevista, pone palabras en la boca de Mary Brown, bebe mientras da órdenes a sus dos «espíritus familiares» [Mike y Josh] y, lo más importante, controla lo que nosotros, el público, vemos o no vemos.

Otro punto interesante en la película es la ausencia de tensión sexual entre los protagonistas. Es cierto, se quedan juntos bebiendo en un hotel, pero no hay sexo, no hay cuerpos desnudos. Es una decisión acertada, porque de ese modo los tres siguen siendo como niños, no adultos, que se aventuran en el bosque.

Cuando llegan a su primer destino, un sitio conocido como Coffin Rock, Heather lee con autoridad un texto que describe el descubrimiento de los cuerpos mutilados de cinco hombres. Al parecer, fueron decapitados, sus intestinos fueron extirpados y se tallaron símbolos extraños en sus cuerpos. En este punto, Heather parece estar leyendo un macabro cuento de hadas [ver: Porqué los cuentos de hadas no son para chicos]

Al tercer día, Heather vacila. Ya no está segura de su orientación geográfica, ni siquiera de la historia que está persiguiendo. Cuando se le pregunta qué piensa de la Bruja de Blair y, por lo tanto, de todo su proyecto, simplemente dice: «No lo sé». Heather está perdiendo control sobre la narrativa, y Mike y Josh comienzan a dudar cada vez más de su capacidad como líder.

El grupo eventualmente encuentra su segundo objetivo: el cementerio local, que se compone de siete pequeños montículos de piedras. Heather nos recuerda que había piedras similares alrededor de la casa de la bruja Mary Brown. Infieren lógicamente que deben ser las tumbas de los siete niños desaparecidos.

Después de una noche de escuchar ruidos aterradores en el bosque, el equipo se despierta con una tensión cada vez mayor. Uno de los varones se pregunta si los lugareños no estarán tratando de asustarlos. Finalmente, los varones se amotinan y exigen que Heather les entregue el mapa. Tampoco logran orientarse, porque despiertan a la mañana siguiente y descubren tres montículos de piedras fuera de la tienda [ver: Genius Loci: el espíritu del lugar]. El grupo empieza a entrar en pánico y, mientras se preparan para huir, Heather descubre que ha perdido el mapa [en realidad, Mike luego confiesa haberlo arrojado al río]. Su liderazgo se desintegra.

Entonces llegamos a un claro en el bosque repleto de stickmen, que Josh llama pertinentemente «cosas de vudú». Evidentemente se trata de símbolos mágicos, pero en el contexto de la película los stickmen colgados de las ramas de los árboles, balanceándose en el viento, le recuerdan al público el horroroso cuadro de masculinidad torturada [y acaso castrada] que se representó en Coffin Rock.

Heather parece más susceptible a estas figuras hechas con ramitas. Está paralizada, es incapaz de apartar los ojos del stickman; de hecho, tiene que ser forzada por sus compañeros a seguir adelante. En esta noche los sonidos nocturnos se vuelven todavía más perturbadores. Parece haber cierta conmoción en el campamento, se oyen bebés llorando y algo golpea el techo de la tienda. El grupo sale corriendo, presa del pánico. Al amanecer regresan y encuentran que sus pertenencias están dispersas por el campamento. Josh en particular ha sido el objetivo. Se queja de que sus cosas tienen slime [limo, baba] por todas partes. ¿Este su castigo por burlarse de Heather?

El sexto día, después de caminar durante 15 horas y llegar al punto donde habían partido, Heather pierde el control, pasando de la negación a las lágrimas y la histeria. Josh insiste en torturarla, imitando a Heather como directora y repitiendo una y otra vez: «No hay nadie aquí para ayudarte, ¡ESA es tu motivación!» Es un comentario interesante porque nunca sabemos qué motiva a la Bruja de Blair, tampoco quién es, por qué es tan cruel y de dónde viene su apetito por los niños.

Al séptimo día, Josh desaparece. Esto lleva a Heather y Mike a un estado de pánico casi incontrolable. Después de algunos arrebatos, en un momento más racional, deciden ir hacia el este, siguiendo la lógica de los cuentos de hadas [la Bruja del Oeste siempre es la mala]. Esa noche despiertan escuchando algo que suena como Josh gritando de dolor. No duermen.

A la mañana siguiente, Heather encuentra un manojo de ramitas. En el interior, descubre un jirón ensangrentado de la camisa de Josh que contiene lo que parecen ser dientes. En este punto, Freud se habría levantado de su asiento en el cine y habría señalado que los dientes caídos o arrancados son un símbolo clásico de castración. Después de este espeluznante descubrimiento odontológico, Mike filma a Heather y podemos verla lavándose la sangre de las manos como Lady MacBeth. Ella no le cuenta a Mike sobre el paquete ensangrentado aunque hay un registro fílmico de este secreto.

Heather, ya como una víctima más, se graba a sí misma en primer plano. La vemos desmoronarse con la boca abierta en un rictus de terror, con lágrimas y mocos cayendo por su rostro, hablándole significativamente a las madres de los integrantes del grupo. Heather se disculpa, dice que todo es culpa suya: «fue mi proyecto», dice. En este punto nos vemos obligados a hacernos dos preguntas: ¿por qué Heather está invocando a las «madres»? Y, si este es su «proyecto», como afirma repetidamente, ¿no significa que Heather, no Mary Brown o Elly Kedward, es la verdadera Bruja de Blair?

Después de este espectáculo, Heather y Mike, buscando a Josh, se acercan a una casa decrépita y posiblemente embrujada [ver: Psicología de las Casas Embrujadas]. Heather sigue a Mike por la casa, guiado por lo que parecen ser gritos de Josh. Suben las escaleras, pasan por un lugar pintado con diminutas huellas de manos, pero no encuentran nada y, finalmente, en una de las peores decisiones que podrían tomar, descienden al sótano [ver: El Horror siempre viene desde el Sótano]

El ritmo de la edición se acelera, moviéndose frenéticamente entre el video en color de Mike y el blanco y negro de Heather. Empezamos a escuchar a Heather gritando horriblemente, pero su voz está en la distancia. La cámara a color cae. Nos quedamos mirando a través de la cámara en blanco y negro, que antes hacía las veces de ojos de Heather. Sin embargo, ella ya no tiene el control de la lente porque la escuchamos gritar en el fondo, lejos de la ubicación de la cámara. Al público se le permite vislumbrar a Mike parado en un rincón; se oye el sonido de golpes violentos y la cámara en blanco y negro cae, zumba, se vuelve borrosa y luego hay oscuridad.

No estamos seguros de qué ocurrió, pero dado nuestro conocimiento previo de la historia de los niños parados en los rincones, asumimos que los protagonistas están muertos.

El proyecto de la Bruja de Blair es una película problemática, no por presentar a un líder que es mujer, a un Monstruo que también es mujer, y muchas víctimas que, en su mayoría, son varones; sino porque nos deja con más preguntas que respuestas. De hecho, ni siquiera podemos estar seguros de que haya una Bruja, habida cuenta de la historia de Rustin Parr, quien fue ejecutado por secuestrar y mantener como rehenes a varios niños locales en su infame casa en el bosque, donde colocó sus cuerpos en los rincones de la habitación y los mató ritualmente. Parr, en el lore de la historia, asegura que fue atormentado por el fantasma de una anciana, pero, ¿realmente podemos tomar en serio la palabra de un asesino serial?

A primera vista, las figuras hechas con ramitas, los twanas o stickman, parecen ser advertencias. Están esparcidas por el campamento como un presagio: regresen ahora. Pero, ¿por qué la Bruja de Blair, si es que realmente hay una, advertiría a sus potenciales víctimas de su presencia? Aparte de su extraña presencia, las figuras no tienen una historia de fondo. No sabemos por qué la Bruja de Blair las hace o qué significan exactamente. En un momento, Heather rompe una figura, una decisión que bien puede haber desencadenado todo el drama posterior.




Taller gótico. I Cine.


Más literatura gótica:
El artículo: «Stickman»: de la Bruja de Blair a Carl Jung fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

De Lamiis Liber: el libro de los clanes de brujas


De Lamiis Liber: el libro de los clanes de brujas.




De Lamiis Liber es uno de los capítulos más interesantes del libro prohibido de Johann Weyer (1515-1588): De Praestigiis Daemonum et Incantationibus ac Venificiis, el cual puede traducirse como «Sobre las ilusiones de los demonios, hechizos y venenos». Este libro desaconseja la persecución de las brujas, y el capítulo De Lamiis Liber en particular, declara la inutilidad de las supuestas confesiones obtenidas mediante la tortura por considerar que esos relatos son fabulaciones. No obstante, alrededor de la misma época, circuló un grimorio con el mismo nombre: De Lamiis Liber [cuyo nombre significa El Libro de las Lamias], el cual no solo desmiente a Weyer, sino que además describe los distintos clanes de brujas.

Las brujas forman parte del folclore desde tiempos inmemoriales. Todas las culturas antiguas les temieron públicamente [a veces condenándolas, otras siendo más indulgentes] y las reverenciaron en privado. De Lamiis Liber, probablemente uno de los grimorios más raros que existieron, asegura que las verdaderas brujas evolucionaron a partir de unas criaturas sobrenaturales conocidas como Lamias, y que en virtud de ese vínculo pueden estar en contacto con lo sobrenatural.

Durante la Edad Media, la palabra Lamia se refería específicamente a las brujas, pero el término es griego, y mucho más antiguo. Lamia significa «tragadora», y proviene de la palabra laimos, «garganta», tal vez aludiendo a sus atributos como vampiresa. De hecho, el antepasado más notorio y antiguo de las Lamias es Lilith, aquel demonio femenino de las religiones mesopotámicas, presente en textos babilonios, acadios y sumerios, a quien se considera como la madre de los vampiros.

De Lamiis Liber describe minuciosamente los distintos clanes de brujas, así como sus campos de acción y poderes específicos. Por ejemplo, las Sagae eran brujas que evitaban los compromisos satánicos que se dedicaban principalmente a los fines eróticos o amorosos de la magia (ver: Las pociones de amor más extrañas de la Edad Media). Se creía que los hechizos de las Sagae eran muy poderosos, aunque algunos, vistos en retrospectiva, parecen un tanto inocentes. Uno de ellos, por ejemplo, consistía en el uso de la palabra mágica AVIGAZITOR, la cual, utilizada apropiadamente, podía desatar los calzones de cualquier hombre o mujer [hablaremos extensamente sobre las Sagae y sus hechizos en otra publicación]

Las Lenas son otro clan de brujas mencionado en De Lamiis Liber. Tenían una pésima reputación, ya que solían trabajar asesorando mágicamente a las mujeres que buscaban casarse con un hombre adinerado, al cual luego controlaban fácilmente (ver: «Glamour» y otros extraños hechizos de belleza). Sin embargo, podemos pensar que las Lenas se ocupaban de estos asuntos mundanos para financiar sus verdaderos intereses, entre ellos, la nigromancia (ver: Nigromancia: el arte de invocar a los muertos). En efecto, De Lamiis Liber sostiene que las Lenas podían manipular a los espíritus de los muertos.

Otro clan de brujas mencionado en De Lamiis Liber es el de las Striga. Es interesante mencionar que Mircea Eliade explica que la palabra rumana striga se convertiría eventualmente en strigoi, la cual describe a una odiosa raza de vampiros (ver: Strigoi: los vampiros que inspiraron la leyenda de Drácula). Al parecer, las Striga eran brujas que pasaban sus conocimientos de generación en generación por línea materna, tal es así que ninguna mujer podía convertirse en Striga si no nacía del vientre de una «hermana», probablemente porque el rito iniciático consistía en la utilización ritual del saco amniótico. Este ritual, sobre el cual hablaremos detalladamente en otra publicación, permitía a la Striga obtener poderes increíbles al alcanzar la pubertad, entre ellos, volverse invisible a voluntad (ver: Liber Aneguemis: el libro que explica cómo volverse invisible)

Según el De Lamiis Liber, dentro de las Striga existían algunas matriarcas singularmente poderosas. Las Mater Striga poseían poderes sobrenaturales asombrosos, aunque cuesta encontrar la utilidad para muchos de ellos. Podían, entre otras cosas, provocar terribles enfermedades [y curarlas], trepar por los muros como arañas, producir toda clase de disfunciones en la virilidad (ver: Cómo las brujas causaban impotencia en los hombres), convivir con lobos, y hasta transformarse en ellos.

Finalmente tenemos a las Strix, un clan de brujas que se remonta a la Antigua Grecia. No eran brujas urbanas, vivían en pequeñas comunidades de mujeres aisladas de las aldeas. De Lamiis Liber sostiene que estas mujeres eran de naturaleza nocturna, y se les atribuye el hábito de beber sangre en sus rituales, generalmente obtenida de viajeros y caminantes imprudentes que se adentraban en sus territorios en el bosque.

Ahora bien, el De Lamiis Liber, que vindica la existencia de las brujas, coincide con Johann Weyer en un punto. El demonólogo creía que todas estas historias de posesiones espirituales, vuelos nocturnos y extraños rituales en el bosque, eran representaciones simbólicas de antiguos mitos, una combinación de tradiciones folclóricas con fines más prácticos que espirituales. En otras palabras, Weyer sostiene que las reuniones sabáticas realmente existían, pero que nada sobrenatural sucedía allí, y que las confesiones de las brujas aludiendo a toda clase de hechos portentosos en realidad se debía a la tortura, la cual eventualmente hace que cualquiera confiese lo que el torturador quiere oír.

De Lamiis Liber comparte la opinión de Weyer: las reuniones sabáticas sí existen, y estas muchas veces tienen un propósito práctico, comunitario, pero rechaza la idea de que el resto son meras fabulaciones.

Las brujas, afirma De Lamiis Liber, se dividen en clanes, algunos de ellos son como pequeñas comunidades aisladas, y otros viven en las aldeas, integrados generalmente por mujeres solas y ancianas, conocidas como brujas solitarias, aunque con un bajo nivel de organización. En ambos casos, respondían ante el Ludum, que no es exactamente el sitio de reunión del Sabbath sino más bien las personas que asistían a la reunión, es decir, un Coven (ver: Coven Wicca: qué es, cómo funciona y cómo encontrarlo). La tradición folclórica sostiene que las brujas y hechiceros asistían a estas reuniones cabalgando en el aire sobre escobas (ver: ¿Por qué las brujas vuelan en escobas?) o corriendo en manadas bajo la apariencia de lobos, lo cual, desde luego, es absurdo.

De Lamiis Liber afirma que, una vez llegados al Ludum, a los recién iniciados se les asignaba un Íncubo o un Súcubo [los primeros regidos por Larimón, y las segundas por Abrahel], dependiendo de su género, que no es otra cosa que un maestro o tutor cuyo trabajo consistía en instruirlas en la práctica del culto (ver: Liber Incubis et Succubis: el libro de los Íncubos y Súcubos). Hacia afuera, no obstante, estos elementos eran vistos como algo sobrenatural, pero en definitiva formaban parte de la organización del grupo. La autoridad máxima, aun por encima de las matriarcas de cada clan de brujas, era la Ludmya, a quien se le rendía pleitesía de diversas formas, algunas de ellas bastante desagradables, por ejemplo, entregándole cadáveres recién exhumados. A cambio, la Ludmya retribuía estos favores con pócimas, ungüentos y fórmulas mágicas para incrementar el poder de sus devotas.

Johann Weyer, así como otros autores de tratados demonológicos, consideraba que la creencia en la transformación de las brujas era una exageración, y sostuvo que esas metamorfosis se producían mediante una ilusión satánica. De Lamiis Liber coincide en el hecho de que estas transformaciones no eran reales en términos objetivos, sino simbólicas, lo cual no excluye el elemento mágico.

Algunos aspectos de la tradición de las brujas vertidas en De Lamiis Liber actualmente forman parte de la Wicca. Los clanes siguen vigentes, con muchas subdivisiones, así como parte de la organización original del culto.

Ahora bien, De Lamiis Liber no rechaza lo sobrenatural en la brujería, sino que define un conjunto de creencias y prácticas, rituales y hechizos, que funcionan de manera sutil, muy lejos de las espectaculares transformaciones denunciadas por la Inquisición. De hecho, las brujas [y esto también aplica a la Wicca actual] se consideraban a sí mismas «practicantes», es decir, mujeres que constantemente perfeccionaban sus prácticas a través de la mediación, la alimentación, la astrología, el uso de piedras, velas (ver: Qué tipo de velas hay que usar en cada hechizo), colores, agua de luna (ver: Agua de Luna: preparación, usos y secretos) y rituales cargados mágicamente, elementos que, en comparación con los vuelos nocturnos, parecen representaciones un tanto exiguas.

Sin embargo, De Lamiis Liber define a la brujería en términos de energía: cuánto más está la bruja en sintonía con los ritmos, ciclos y flujos de esa energía, más poder obtiene, así como la sabiduría necesaria para emplearla justamente, y todo eso se profundiza a lo largo de toda una vida de estudio y práctica.

Es intersante cómo De Lamiis Liber confronta la visión tradicionalmente sesgada de la brujería y presenta una versión que se aproxima enormemente a la Wicca actual (ver: Dioses de la Wicca). Si bien poseían algunos aspectos verdaderamente oscuros, la mayoría de las reuniones de la brujas no tenían nada que ver con sacrificios e invocaciones satánicas, sino con la celebración sus relaciones con las fuerzas de la naturaleza, y en ocasiones con la celebración de asuntos pertinentes al culto. De hecho, El Sabbat y el Esbat podían ser un espacio para celebrar una iniciación, pero también matrimonios y nacimientos.

La mayoría de los Ludum no compartían los detalles de sus rituales con los no miembros. Esto hace que sea difícil generalizar sobre sus procedimientos. Algunos de ellos, dependiendo de las inclinaciones de sus integrantes, probablemente eran oscuros, pero nada hace suponer que esto haya sido la regla. Ciertamente no lo es con la Wicca. Los hechizos, la adivinación, los cánticos, todo eso formaba parte del Ludlum, pero sus intenciones podían variar, y eso, para el ojo profano, era muy difícil de detectar.

Digamos, entonces, que el Ludum finalizaba con el cierre del círculo mágico de forma inversa a su apertura, con la Ludmya agradeciendo y despidiendo a los elementos y deidades invocadas. Esto aseguraba que la energía generada durante el ritual fluyera completamente hacia el sitio donde se había originado en primer lugar y no se desperdicie en el plano físico (ver: Limpiar malas energías antes y después de un ritual). También ayudaba a que la bruja «aterrizara» más más firmemente en el plano físico después de «volar» por diferentes estados de conciencia. Por otro lado, las brujas que actuaban con intenciones, digamos, más oscuras, retenían esta energía en el plano físico, y buscaban dirigirla hacia un objetivo definido (ver: El «precio» de los hechizos de amor).

Naturalmente, De Lamiis Liber es solo un libro [en realidad, un opúsculo], y su intención no es abordar detalladamente todos los covens y clanes de brujas. No solo habría sido absurdo intentarlo en el siglo XVI, sino que la información no estaba disponible en ese entonces, ni siquiera para una autoridad dentro del culto. Cada Ludum era extremadamente reservado respecto de sus costumbres, que solo eran reveladas progresivamente a sus iniciados; de manera tal que los rituales, tradiciones y costumbres podían diferir notablemente entre dos grupos.

En este contexto, De Lamiis Liber solo se propone establecer algunas diferencias generales entre clanes de brujas, y no mucho más. Su título insinúa que fue escrito no por alguien con autoridad dentro de la brujería, sino más bien por alguien periférico, o tal vez por una iniciada/o de menor rango, ya que utiliza la palabra Lamia, que durante toda la Edad Media era un término para referirse a las brujas en general, algo completamente opuesto a las intenciones del libro.




Diarios Wiccanos. I Libros prohibidos.


Más literatura gótica:
El artículo: De Lamiis Liber: el libro de los clanes de brujas fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción y consultas escríbenos a elespejogotico@gmail.com

Agua de Luna: preparación, usos y secretos


Agua de Luna: preparación, usos y secretos.




El Agua de Luna se utiliza en la brujería desde hace siglos, e incluso con mayor frecuencia dentro de la Wicca. De hecho, casi todos los grimorios mencionan alguna receta para preparar Agua de Luna.

El Agua de Luna es básicamente agua corriente, o agua de lluvia, que ha sido cargada con la luz de la luna. Dentro de la brujería, el Agua de Luna es una de las herramientas más utilizadas, tanto durante una ceremonia, un hechizo, o para realizar algún trabajo de limpieza espiritual (ver: Limpiar malas energías antes y después de un ritual)

El grado de complejidad durante la preparación del Agua de Luna depende exclusivamente de las intenciones y la experiencia del practicante. Si bien en todos los casos el procedimiento es más o menos el mismo, la carga también puede sincronizarse con el signo del zodíaco más apropiado para cada ocasión (ver: Hechizos de la luna: cómo usar las fases de la luna)


Recipientes adecuados para el Agua de Luna.

El primer paso para preparar Agua de Luna es seleccionar un recipiente adecuado.

Deberá poder sellarse completamente y es mejor si está hecho de vidrio. El color no es esencial, pero en la Wicca se emplean recipientes de distintos colores para cargar intenciones específicas en el Agua de Luna. De todos modos, esto es algo que puede explorarse cuando el practicante haya adquirido más experiencia.

Las botellas o frascos antiguos no son estrictamente necesarios, pero le añaden cierto grado de especificidad al trabajo. De todas maneras, cualquier recipiente de vidrio que pueda sellarse estará bien. 

Previamente será importante lavarlo con agua salada, y enjuagarlo correctamente (ver: Cómo funciona la Sal en la magia).


Cómo recolectar agua para el Agua de Luna.

¿Qué tipo de agua se necesita para el Agua de Luna?

Antiguamente se utilizaba el agua de manantial, aunque también se recurría al agua de ríos, lagos y mares. Muchas brujas wiccanas insisten en que el agua recolectada y utilizada para el ritual debe provenir de una fuente viva, como un manantial o un arroyo, o directamente recolectarse de la lluvia.

Si se va a ingerir el Agua de Luna, querrá asegurarse de que sea segura, hirviéndola, aunque algunos aseguran que esto la deja «muerta». Actualmente, se cree que el agua recolectada de fuentes naturales, cualquiera sea, tiene una vida útil muy corta, aunque esto no implica que no pueda usarse.

Generalmente se utiliza agua de lluvia, o incluso agua corriente del grifo, que deberá ser hervida durante doce minutos y luego dejar enfriarse. En ambos casos, la vida útil del Agua de Luna es mucho más larga que en los ejemplos citados anteriormente. Algunas brujas wiccanas incluso congelan el Agua de Luna para prolongar su vida útil.

Nunca, bajo ningún concepto, se deben agregar hierbas frescas o secas al Agua de Luna (ver: El efecto rebote en la magia). El material orgánico se pudrirá rápidamente.

Algunas brujas emplean cristales, sal marina, piedras y minerales, lo cual dependerá exclusivamente del uso que se le dará al Agua de Luna, es decir, la intención específica que cargue el practicante. Si bien algunos cristales amplifican el poder del Agua de Luna, nunca deberías utilizarlos si planeas beberla, ya que pueden ser muy peligrosos para la salud. Además de no ser seguros, hay cristales que no deben usarse en agua.


Cómo preparar Agua de Luna.

El recipiente con agua, habiendo seguido los pasos anteriores, debe cerrarse y colocarse en algún lugar donde reciba los rayos de la luna llena. Esto puede ser al aire libre, idealmente, o en un altar, pero el sitio es menos importante que el mayor aislamiento posible de fuentes artificiales de luz.

El momento para colocar el recipiente es después de la puesta del sol. Una vez que todo esté en su lugar y tu intención esté establecida, simplemente deja el frasco durante la noche a la luz de la luna. Debe retirarse antes del amanecer.

Generalmente el Agua de Luna se hace durante la luna llena, pero también se puede hacer durante otras fases lunares. La luna llena, se cree, producirá agua más cargada. Las demás fases lunares se utilizan habitualmente para realizar trabajos específicos.

En este punto hay opciones para amplificar la carga del Agua de Luna, pero depende, nuevamente, de las intenciones y conocimientos previos del practicante. Algunas brujas wiccanas imprimen sus intenciones en el agua, otras cantan, o simplemente invitan a la luna a infundir su energía mediante una afirmación. Todo esto es opcional.


Usos del Agua de Luna.

Una vez que tengas tu Agua de Luna puedes usarla para todo tipo de brujería. En la Wicca se utiliza principalmente agregando unas gotas de Agua de Luna en la bañera, o incluso siguiendo la tradición medieval del glamour, en este caso empleándolo para lavar o enjuagar el cabello (ver: «Glamour» y otros extraños hechizos de belleza)

El Agua de Luna también sirve para limpiar los objetos utilizados en ritual, o para una limpieza energética de espacios (ver: Ritual fácil para limpiar tu cuerpo de energías negativas)

Algunas brujas wiccanas emplean el Agua de Luna para escribir sigilos, hechizos, sellos y otros símbolos mágicos sobre las puertas y ventanas. Esto se realiza agregando Agua de Luna a las cenizas de incienso.

El Agua de Luna no debe beberse directamente, salvo en el contexto de algún ritual avanzado que no mencionaremos aquí. Sin embargo, sí puede ingerirse añadiendo unas gotas al té, café, incluso puede usarse para cocinar y hornear, siempre que aún esté fresca y segura para beber (ver: Ingredientes de la cocina mágica). En estos casos, naturalmente, no se deben utilizar piedras o cristales.

Nunca se debería abrir el recipiente a la luz del sol, ni siquiera en un lugar iluminado con luz eléctrica. Idealmente, el Agua de Luna solo debe estar en contacto con la luz de las velas (ver: Qué tipo de velas hay que usar en cada hechizo)


Cómo guardar el Agua de Luna.

Antiguamente, el Agua de Luna se guardaba en cualquier lugar oscuro, pero hoy se emplean otras opciones más prácticas. Lo más importante, en aquellos casos donde se consumirá el Agua de Luna, es etiquetar la fecha en la cual fue preparada, la fase lunar, y el signo astrológico en el que se encontraba la luna en ese momento. Esto último no es estrictamente necesario para lograr un efecto general.

Los lugares oscuros y frescos son perfectos para almacenar el Agua de Luna. El recipiente debe envolverse con un paño negro, sin inscripciones y sin ningún uso previo. Nunca se deberán usar prendas de vestir, sobre todo si fueron usadas con anterioridad.

La heladera o el refrigerador son opciones válidas, pero hay que tomar algunas precauciones, como dejar algo de espacio en el recipiente para que el agua pueda expandirse lo suficiente al congelarse.


Agua de Luna Oscura.

Puedes repetir todo este proceso en la Luna Oscura, es decir, durante los tres días en los que la luna no es visible, para hacer Agua de Luna Oscura.

Si bien el procedimiento de recolección, preparado y almacenamiento es el mismo, el Agua de Luna Oscura solo puede utilizarse para limpiezas y destierros de entidades en espacios específicos.


Algunas particularidades del Agua de Luna.

Estos procedimientos son tan sencillos que, a simple vista, solo basta poner agua bajo la luz de la luna para obtener Agua de Luna. Si ese fuera el caso, toda el agua de un curso natural es Agua de Luna.

El Agua de Luna se ha vuelto bastante popular últimamente, casi como si fuera la poción fácil para todo uso, sin embargo, por alguna razón, las discusiones sobre qué hace que el Agua de Luna, y para qué sirve exactamente, son motivo de discusión.

Cuando se trata de hacer Agua de Luna, las reglas son las mismas que para cualquier práctica de magia natural: establecer intenciones y configurar.

La intención es fácil de establecer. Es un deseo, algo que quieres que ocurra, o que deje de ocurrir. Pero la configuración es un poco más compleja, y esa complejidad puede ir aumentando de acuerdo a los conocimientos del practicante.

¿Es la hora astrológica de la luna la más adecuada para tu intención? ¿Hacia dónde está orientado el recipiente? Poco a poco podemos añadirle mayor complejidad a la recolección y producción de Agua de Luna.

No uses simplemente «un frasco», usa un frasco especial, que puede ser la herramienta ritual que usas normalmente para el elemento agua. Colócala encima de un espejo (los espejos corresponden a la luna). Quema incienso lunar. Puedes pedir el favor de Selene, Diana o Hécate. En definitiva, usa todo lo que tengas a mano para hacer que el ritual del Agua de Luna sea especial y específico, y eso siempre se consigue empleando pequeños detalles secundarios.




Diarios Wiccanos. I Hechizoteca.


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Coven Wicca: qué es, cómo funciona y cómo encontrarlo


Coven Wicca: qué es, cómo funciona y cómo encontrarlo.




Existe una gran confusión alrededor de la organización de la religión Wicca, y en particular acerca de los Coven, muchas veces divulgada por aquellos que tratan esclarecer el tema. Además de la desinformación, casi siempre maliciosa, existen muchos prejuicios y lugares comunes sobre el tema. Aquí, en El Espejo Gótico, intentaremos aclarar la cuestión comenzando con un poco de historia y, más adelante en este artículo, con información actual (ver: La Biblia de la Wicca)

La palabra Coven designa la organización formal y la unidad de trabajo de la Wicca. El origen de la palabra no está claro. Alrededor de 1660 empezó a designar una reunión de brujas, pero antes de eso la palabra Coven describía cualquier tipo de reunión o asamblea. Etimológicamente proviene del Francés Antiguo cunvent, y este del latín conventus, convento. Muy probablemente el término deriva del verbo convocar, refiriéndose tanto una reunión religiosa como al lugar donde esta se lleva a cabo. Como veremos más adelante, no es caprichoso que Chaucer usara el término covent en los Cuentos de Canterbury (Canterbury Tales) para referirse a la reunión de 13 personas.

Las primeras referencias a los Covens se remontan al siglo XII. Juan de Salisbury describe grupos organizados de brujas que se reunían en lugares apartados, pero rápidamente advierte que estos eran meramente engaños creados por el diablo. Una historia popular a finales de la Edad Media refiere un episodio de la vida de St. Germain, obispo de Auxerre, en el que se encuentra con unos aldeanos que preparan una cena para «las buenas mujeres que asisten al Coven de noche» (ver: ¿Por qué las brujas vuelan en escobas?). St. Germain, expresando el punto de vista dominante de la Iglesia Católica, desacreditó estas reuniones como ilusiones del Diablo.

No fue hasta la Inquisición adquirió poder que se tomó en serio la existencia de los Covens. Las brujas acusadas fueron torturadas para que confesaran que eran miembros de organizaciones secretas y subversivas, y fueron obligadas a implicar a otras. En el libro: El culto de la brujería en Europa Occidental (The Witch Cult in Western Europe), la antropóloga británica Margaret A. Murray sostuvo que los Covens eran mucho más frecuentes y organizados de lo que la Iglesia estaba dispuesta a creer, aunque hay poca evidencia que respalde esta afirmación. Muchas brujas acusadas por la Inquisición eran ancianas solitarias, marginadas de la sociedad, que pueden haber trabajado la magia pero rara vez fuera de la curación y la clarividencia.

La primera referencia conocida a un Coven en un juicio por brujería ocurrió en 1324, en Kilkenny, Irlanda, cuando Alice Kyteler fue acusada de ser parte de un Coven de 13 miembros. En los siglos XVI y XVII, más brujas, aunque no un gran número de ellas, confesaron bajo tortura haberse unido a estos grupos. En los juicios por brujería la existencia del Coven parece haber sido bien conocida. Se observa claramente que los magistrados presionaban a los desafortunados prisioneros para que inculpen a sus asociados. Cuando la caza de brujas cesó a principios del siglo XVIII, el concepto de Coven estaba firmemente establecido en el imaginario social.

Originalmente, la Wicca creyó que la brujería descendía ininterrumpidamente desde tiempos prehistóricos como religión pagana (ver: El sendero pagano: estilo de vida wicca). Algunas brujas afirman ser miembros de Covens que se remontan a generaciones. Ciertamente algunos Covens pueden ser antiguos, pero hay poca evidencia que indique que estos han existido en líneas ininterrumpidas a lo largo de la historia. A partir de la década de 1980, la mayoría de los Wiccanos abanonaron la teoría de la tradición ininterrumpida en favor de la opinión más racional de que la brujería moderna refleja una reconstrucción de antiguas creencias y prácticas paganas.

Tradicionalmente, se supone que el número de brujas en un Coven es de trece: doce seguidoras más un líder. En El Dios de los Brujos (The God of the Witches), Margaret A. Murray afirma de manera inequívoca que el número de miembros en un Coven continúa siendo el mismo que en la Edad Media.

Es decir que el número de personas en un Coven rara vez varía, casi siempre hay trece: doce miembros y el Dios. En la Edad Media se creía que el líder era el mismo Diablo, o al menos una persona, generalmente un hombre, que representaba al maligno y se vestía con pieles de animales y cuernos. Esto, como veremos más adelante, en realidad era una mirada maliciosa sobre el Dios Astado, o Dios Cornudo de la Wicca, que nada tiene que ver con el Diablo (ver: Los dioses de la Wicca).

En Historia de la brujería y la demonología (The History of Witchcraft and Demonology), Montague Summers refuerza este estereotipo al sostener que el Coven era básicamente una reunión de hombres y mujeres bajo la disciplina de un líder, todos pertenecientes al mismo distrito, donde se practicaban toda clase de abominaciones, entre ellas, la magia negra. A propósito, Cotton Mather afirma lo siguiente en relación a los Juicios de Salem: Las brujas dicen que se reunen a la manera de las iglesias congregacionales, y que tienen un bautismo, una cena y oficiales entre ellas.

La organización antigua del Coven comenzaba por el Gran Maestro, representante de la deidad adorada por el grupo. En el caso de la Wicca, esta deidad generalmente era Cernunnos, el Dios Astado, que la Inquisición convirtió en el mismo Diablo. El Dios era representado por un hombre o una mujer que realizaban rituales en su nombre. En el Coven, cuando el Dios estaba presente en persona, los Grandes Maestros se convertían en sus oficiales.

Además, cada Coven tenía un Invocador o Invocadora, título que se presta a la confusión, ya que su tarea consistía en avisar secretamente a todos los miembros del Coven la próxima hora y lugar de la reunión. A veces, el Oficial y el Invocador eran la misma persona; y no era infrecuente que esta fuera un sacerdote cristiano que todavía participaba en ceremonias paganas. Los deberes del Invocador incluían mantener registros de asistencia, aceptar o rechazar nuevos miembros, y presentar a los iniciados al Dios. Si bien la estructura y la organización el Coven Wiccano actual no son exactamente iguales, preservan muchos elementos casi idénticos (ver: Wicca para principiantes)

Los Covens antiguos tenían otro puesto de alto rango, llamado Doncella, una mujer con deberes principalmente ceremoniales. Habitualmente, la Doncella era la consorte del Gran Maestro, y dirigía el baile con él (ver: El baile de las brujas). En Cartas sobre demonología y brujería (Letters on Demonology and Witchcraft), Walter Scott describe la importancia de la Doncella para el Coven, pero también las dificultades del puesto, ya que solía provocar el despecho de las brujas más ancianas, que se sentían insultadas por la preferencia del Gran Maestro, e incluso del Dios, por estas muchachas. De hecho, algunos conjeturan que el apodo de Juana de Arco, Doncella de Orléans, tenía un significado especial relacionado con el Coven.

Terminado este breve repaso histórico, entremos en la organización y estructura del Coven Wiccano propiamente dicho (ver: Enciclopedia de la Wicca)

Cada Coven es independiente, aunque puede estar vinculado con otros a través de distintas redes. Muchos wiccanos pertenecen a Covens, aunque se estima que muchos más practican la Wicca Solitaria. En todo caso, la mayoría de los Covens existen silenciosamente, algunos incluso secretamente (ver: Cómo ser una bruja wicca)

La Wicca, a pesar de lo que pueda leerse en internet acerca de Covens que buscan nuevos miembros, no hace proselitismo ni busca conversos. Es decir que ningún Coven serio buscará activamente nuevos miembros. El proceso es inverso, los futuros iniciados son los que deben buscar un Coven y solicitar la admisión, la cual es a discreción del grupo; es decir que no todos los que quieran unirse a un Coven son admitidos. Este punto es importante, y seguramente evitará que muchos caigan en manos de personas inescrupulosas que afirman pertenecer a un Coven que busca nuevos miembros.

El primer paso, una vez que el solicitante es admitido en el Coven, es comenzar el Círculo de Capacitación, que traicionalmente dura un año y un día. Durante las primeras semanas se evalúa las razones para querer ingresar en el Coven, y qué tan bien encajan con el grupo. Recordemos que un Coven es, en definitiva, un grupo de trabajo cuya eficacia depende en gran medida de la confianza entre sus miembros. Una vez superada esta etapa, se comienza con la Iniciación en el Oficio.

La mayoría de los Coven Wicca siguen la tradición de tener su propio Libro de las sombras, un conjunto de reglas, ética, creencias, rituales, canciones y procedimientos administrativos para dirigir el grupo (ver: ¿Qué es el Libro de las Sombras?). Es habitual también que los nuevos Covens se formen separándose de los ya existentes. La Wicca no es rígida al respecto, y cualquier bruja puede iniciar un nuevo Coven. Por otro lado, muchos Covens optan por ser eclécticos, fusionando varias tradiciones o incorporando elementos del chamanismo, el paganismo u otras religiones.

La reunión regular en el Coven es el Esbat o Círculo, que generalmente ocurre en la luna llena, pero que puede establecerse en otras fases lunares. Los Covens también se reúnen para celebrar ocho festivales estacionales: la Rueda del Año. El lugar de reunión, o Covenstead, puede variar. Puede ser un sitio al aire libre, idealmente, o la casa de uno de los miembros. El Covenstead es el epicentro de un área circular llamada Covendom, que se extiende una legua o tres millas —aproximadamente 5 km.— en todas las direcciones, y en la que se supone que viven todos los miembros del Coven. Tradicionalmente, los Covendoms no deben superponerse, pero esta regla no se observa estrictamente (ver: Bailando con brujas: secretos de la brujería wicca)

Trece es el número ideal de un Coven, es decir, seis «parejas perfectas» más un líder. En Brujería Hoy (Witchcraft Today), Gerald Gardner propuso que, con el fin de lograr mejor armonía y resultados en la magia, los miembros debían ser parejas o amantes; sin embargo, no es una regla estricta. De hecho, el número tampoco lo es. Algunos Covens poseen hasta veinte miembros, incluso más. En todo caso, de nueve a trece es el número ideal, pero todo depende de la relación y la armonía del grupo.

La mayoría de los Covens tienen miembros masculinos y femeninos, lo que está de acuerdo con la polaridad requerida para una religión de fertilidad. No obstante, algunos Covens Wiccanos son exclusivamente de mujeres o de hombres respectivamente.

Los miembros del Coven son sacerdotes y sacerdotisas, excepto los líderes, que son la Suma Sacerdotisa y/o el Sumo Sacerdote. Algunas tradiciones llaman a los líderes el Maestro y la Dama, o Doncella. La mayoría de las tradiciones tienen un sistema de avance de Tres Grados. Cada Grado requiere un mínimo de un año y un día de trabajo. A medida que la bruja avanza, aprende más secretos del Arte y se le confía la realización de deberes y rituales de alto nivel. Las brujas de Tercer Grado son elegibles para convertirse en Sumas Sacerdotisas, así como los varones pueden ocupar el rol de Sumos sacerdote.

La Suma Sacerdotisa representa a la Diosa. Una bruja puede convertirse en Suma Sacerdotisa dejando un Coven para iniciar el suyo propio, o por consenso grupal, en caso de que la Suma Sacerdotisa renuncie a su cargo o muera. Ella es fundamentalmente la responsable del buen funcionamiento del Coven para que todos los miembros puedan trabajar en armonía espiritual entre sí.

Además de poseer probadas cualidades de liderazgo, la Suma Sacerdotisa poseer ciertas habilidades psíquicas y una aguda intuición. Gran parte del trabajo mágico de un Coven Wiccano implica el uso de habilidades psíquicas. La Suma Sacerdotisa debe ser capaz dar forma a los poderes psíquicos del grupo y sentir cuándo están en su punto máximo. Además, ayuda a los recién iniciados a desarrollar sus propias habilidades psíquicas. Por lo general, el papel de la Suma Sacerdotisa en el ritual es purificar el Círculo Mágico e invocar a la Diosa. También dirige los cantos, ritos y trabajos de magia.

A su vez, el Sumo Sacerdote representa al Dios Cornudo, que es el consorte de la Diosa. En la mayoría de las tradiciones wiccanas, solo los Sumos Sacerdotes y Sumas Sacerdotisas pueden iniciar a otros en la magia; los hombres inician a las mujeres y las mujeres inician a los hombres. No hay Reyes y Reinas en el Coven, como se cree equivocadamente, aunque algunas personas han adoptado esos títulos. Una Suma Sacerdotisa de cuyo Coven se han separado otros tiene derecho a ser llamada Reina Bruja, que es completamente diferente.

Muchos Covens Wiccanos tienen una Doncella, que es al menos una bruja de Segundo Grado, cuya función es ser la asistenta de la Suma Sacerdotisa. La Doncella puede sustituir a la Suma Sacerdotisa en determinadas tareas; también se encarga de diversas cuestiones administrativas. Es probable que la Doncella esté a cargo de evaluar a los potenciales iniciados. En algunos Covens, la posición de Doncella no es estable, y puede rotarse como medio de entrenamiento para el Tercer Grado.

Otro cargo importante es el de Invocador, también llamado Fetch, que se encarga de programar reuniones y notificar a los miembros.

Los rituales y las prácticas del Coven se mantienen en secreto ante los no iniciados, de manera tal que sería imprudente divulgarlas aquí. No obstante, sí podemos decir algo acerca de la teología wiccana.

Las dos deidades principales son el Dios Astado y la Diosa Madre, aunque ciertamente hay otros. Algunos se refieren a la Diosa como Aradia, Areda o Airidia; y al Dios como Cernunnos o Kernunno, y en algunos Covens como Janicot. La guía ética del Coven es la «Rede» —que significa «consejo»—, o «Rede Wicca», la cual prohibe la coerción y promueve el libre consentimiento. En términos más simples: no se puede usar la magia para hacer daño, y esto no solo incluye a otros, sino a uno mismo.

La segunda guía ética es la Ley de Retorno, o Ley de Tres, que también subraya la importancia de no hacer daño con la magia, ya que hacerlo implica la generación de una reacción negativa centrada en uno mismo o en el Coven. Todas estas normas buscan que la bruja o el brujo piensen antes de actuar mágicamente, especialmente a la hora de lanzar hechizos. El Coven utiliza estas normas para considerar las posibles ramificaciones de cualquier trabajo esotérico.

Si bien todo esto parece un tanto estructurado, es importante tener en cuenta que la Wicca tiende a estar privada de dogmas, permitiendo a cada iniciado atravesar por sí mismo la experiencia ritual utilizando el lenguaje básico de la tradición, que le será revelada a través de los Misterios.

En muchas tradiciones wiccanas los estudios están marcados por Grados, como decíamos anteriormente. Cada Grado demuestra que el iniciado ha dedicado tiempo a aprender, estudiar y practicar. Es un error común pensar que obtener un Grado es un objetivo en sí mismo, sino más bien el comienzo de un proceso nuevo y empoderador.

Es tradicional que un nuevo iniciado espere un año y un día antes de que se le pueda otorgar su clasificación de Primer Grado. Durante este tiempo, comenzará un plan de estudios establecido por la Suma Sacerdotisa o por el Sumo Sacerdote del Coven. Esto incluye libros, tareas, prácticas, demostración de habilidades o conocimientos adquiridos, etc.

Un iniciado de Segundo Grado es alguien que ha demostrado que ha avanzado más allá de los fundamentos del Primer Grado. A menudo se les asigna la tarea de ayudar al líder, dirigir rituales, dar clases, etc. A veces incluso pueden actuar como mentores de los nuevos iniciados. Puede haber un plan de lección especificado para obtener el Segundo Grado, o puede ser un viaje de autoaprendizaje; esto dependerá de la tradición individual del Coven Wiccano.

Todo miembro del Tercer Grado es un potencial líder, aunque esto no significa necesariamente que tenga que comenzar un nuevo Coven. En todo caso, puede ocupar el puesto de líder cuando sea necesario, dirigir clases sin supervisión, responder preguntas de los nuevos iniciados, etc. En algunas tradiciones, solo un miembro del Tercer Grado puede conocer los Verdaderos Nombres de los Dioses o de la Suma Sacerdotisa y el Sumo Sacerdote. Un Tercer Grado puede, si así lo desea, separarse y formar su propio Coven.

Algunas tradiciones wiccanas tienen un Cuarto Grado, pero esto es bastante infrecuente.

La iniciación de un Grado es un nuevo comienzo, más que el final de algo. Una ceremonia de Iniciación de Grado es una experiencia intensa, y que no debe tomarse a la ligera. Muchas tradiciones wiccanas requieren que un candidato de Grado solicite ser evaluado y considerado digno antes de ser aceptado para la iniciación al próximo. En definitiva, la iniciación representa el reconocimiento de un cierto nivel de comprensión mística. Parte de su propósito es el reconocimiento, pero generalmente no se otorga hasta que el Coven ya actúe como si tuvieras un título relevante. En algunas tradiciones, el ascenso de Grado vincula al iniciado con el linaje de aquellos que le han precedido.

Los Secretos de cada Grado no pueden divulgarse fuera del Coven, ni discutirse con los no iniciados.

En posteriores artículos iremos profundizando más en estos temas.




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Hechizos para cambiar de apariencia


Hechizos para cambiar de apariencia.




En el Libro de las sombras de las brujas medievales existían hechizos para cualquier ocasión: volar, leer la mente, incluso acelerar, detener o regresar el tiempo atrás. Pero los más extraños son los hechizos de sigilo, aquellos utilizados por las brujas para asistir a los sabbats y aquelarres sin correr el riesgo de ser reconocidas.

Según la tradición, estos hechizos para cambiar de apariencia no tenían demasiado que ver con la belleza propiamente dicha, es decir, con la posibilidad de lucir más atractiva, sino más bien con el caracter furtivo de aquellos encuentros clandestinos en el bosque (ver: El baile de las brujas). No obstante, la tradición Wicca los utilizó en un sentido más mundano, si se quiere, probablemente porque a comienzos del siglo XX ya no existía el riesgo de ser quemada en la hoguera (ver: El nacimiento de la magia roja en la era victoriana).

Es decir que los hechizos para cambiar de apariencia ya eran bien conocidos por las brujas de la Edad Media y, en parte, fueron evolucionando hasta formar parte del ritual diario de casi todas las mujeres: maquillarse (ver: Consejos para lucir más atractiva en la Edad Media).

En este sentido, una mujer que se maquilla antes de salir de casa está practicando inadvertidamente una forma muy antigua, aunque degradada, de magia; sobre todo si su ritual de embellecimiento está cargado de intención. En efecto, el uso del maquillaje comenzó siendo un ritual, primero entre los sumerios y luego perfeccionado por los egipcios, quienes usaron pigmentos de la tierra para homenajear la belleza de los dioses.

Los hechizos de glamour son la forma original de estos rituales, y no necesariamente tenían que ver con el embellecimiento; de hecho, a veces eran utilizados en un sentido inverso (ver: «Glamour» y otros extraños hechizos de belleza). El investigador Sheldon Casdan, en el libro La bruja debe morir (The Witch Must Die), arriesga una posibilidad audaz: la bruja estereotipada de los cuentos de hadas, invariablemente vieja y decrépita, no solo invierte el ideal de belleza de la mujer, sino que además insinúa la posibilidad de un disfraz.

El glamour, básicamente la esencia de estos hechizos para cambiar de apariencia, es una forma de magia basada en la proyección de una ilusión, pero que no trabaja exclusivamente en el observador, condicionándolo a tener ciertas respuestas, sino también en quien lanza en el hechizo. El glamour no hace que las personas se vean diferentes, sino que se sientan diferentes.

Etimológicamente, la palabra glamour proviene del nórdico glámsýni, que significa tanto «ilusión» como «encantamiento». Es importante aclarar que estos hechizos para cambiar de apariencia eran utilizados por las brujas para proyectar una imagen engañosa de sí mismas, probablemente para resguardar sus verdaderas identidades, pero también para infundir miedo en los demás. Un glamer era un hechizo que afectaba la vista del espectador, haciendo que los objetos y las personas parezcan hermoso u horribles, según la intención del practicante.

El maquillaje moderno es una especie de glamour controlado, una forma de conjurar una variación de la apariencia, aunque alguna vez se consideró una estratagema manipuladora.

Los hechizos para cambiar de apariencia no eran sencillos de realizar. Se basan sobre todo en la fuerza de los pensamientos y en la estabilidad de las emociones del practicante, más que en hierbas y piedras cargadas positivamente. Antiguamente era una práctica solitaria, que iba acompañada de una serie de cánticos y oraciones que poco a poco se fueron abandonando, quedando únicamente la utilización de la máscara, es decir, la pigmentación artificial del cutis y el perfumado de la piel, que casi todas las mujeres de la actualidad practican a diario sin saber su poderoso arraigo en la traición mágica.

Ahora bien, la religión Wicca no está del todo de acuerdo con la utilización de estos rituales, sobre todo cuando se trata de hechizos para mejorar la apariencia. La Wicca, en todo caso, cuestiona los prejuicios y lugares comunes que existen alrededor de la belleza femenina, en la mayoría de los casos, contrarios a los intereses de la mujer; y propone que los estándares de belleza responden a la gratificación masculina, y no al deseo de las mujeres, por lo tanto, desestiman este tipo de hechizos, aunque evidentemente siguen practicándose (ver: Cómo la belleza es utilizada contra las mujeres)

¿Se puede cambiar de apariencia con la magia?

El glamour no cambiará físicamente tu apariencia, pero puede alterar cómo te ven los demás, y sobre todo cómo te vez a vos mismo. Los hechizos de afirmación y los encantamientos también se inscriben en esta línea, aunque las afirmaciones toman mucho tiempo, y solo resultan eficaces si el practicamente realmente cambia su forma de pensar, antes de cambiar su apariencia. Sería absurdo pensar que basta chasquear los dedos para hacer que cada persona que te conozca te vea como una supermodelo.

Es importante tener en cuenta que los hechizos para cambiar de apariencia eran utilizados para el sigilo, o más bien, para desviar la atención de los demás y así pasar desapercibido. Sin embargo, con el tiempo fueron adaptados para ocultar ciertos aspectos del practicante y centrar la atención de los demás en lo que este desea.

Es una creencia común entre las brujas wiccanas que la magia se basa en el uso de un lenguaje positivo, que es simplemente vibración, para implementar cambios sutiles en el practicante. Esto puede resumirse en la idea de que todo lo que sucede en nuestro interior resuena en el exterior; lo cual implica que la apariencia externa trabaja en conjunto con el estado interno, y que al invocar una visión más elevada de uno mismo esta puede filtrarse hacia lo físico. Sin embargo, los hechizos para cambiar de apariencia son complejos, y buena parte de esas prácticas se transmitieron con extremo secreto y cuidado, a veces a través de Libros de las sombras, otras, mediante grimorios y libros de hechizos. En la mayoría de los casos solo sobreviven algunos ingredientes aislados, como la miel, las rosas y ciertas raíces que, se creía, alteraban la circulación de energía a través del cuerpo.

Los rituales de glamour siempre comienzan estableciendo algunas intenciones para que el resultado sea el deseado. Luego se realiza un trabajo para adaptarse a ese resultado. Parece simple, pero todo esto demanda un alto grado de concentración. El mago Aleister Crowley, a quien se le atribuyen los mejores hechizos de invisibilidad, tradujo a un lenguaje contemporáneo el siguiente ejercicio de glamour medieval:


Presione sus palmas firmemente juntas, en posición vertical, contra su pecho. Esto debería verse como la típica pose de oración. Ahora concéntrese y separe lentamente las palmas hasta que estén aproximadamente a 2 pulgadas entre sí. Quédese aquí y concéntrese en ese espacio. Note la ligera presión entre sus palmas. ¿Hay alguna fluctuación de temperatura? ¿Qué más puede sentir en sus palmas? Ahora imagine que se está formando una pequeña esfera de energía brillante en ese espacio. A medida que comience a crecer, mueva las palmas hacia afuera para aumentar su tamaño. Mientras mantiene esa energía allí, susurre sus intenciones a la esfera. Luego, suéltela sobre su cabeza como un globo de agua de gran tamaño.

El glamour, según Crowley, tiene dos facetas: mejora lo que la persona ya tiene y solo funciona temporalmente.

Es interesante observar como la Wicca ha ido actualizado los rituales medievales, aunque esto los haya despojado de su encanto, ya que los intereses de la bruja moderna ya no son simplemente pasar inadvertida para sobrevivir. En otras épocas, una bruja lanzaba un hechizo para cambiar de apariencia para no ser detectada y, de ese modo, evitar la hoguera. Hoy en día se practican rituales similares pero con intenciones más bien banales, a tal punto que algunos lo consideran una forma degradada de magia.

Las brujas medievales eran rigurosas acerca de sus hechizos para cambiar de apariencia, probablemente porque influían sobre la mirada del otro, con lo cual la responsabilidad era mayor. De hecho, hay pocos libros de hechizos en donde este tipo de trabajos hayan sido registrados debidamente. A continuación iremos recorriendo uno de los pocos que han sobrevivido. Por cuestiones de seguridad hemos omitido algunos aspectos importantes para que nadie lo practique sin los conocimientos apropiados.

a- El primer paso consiste en la limpieza del espacio sagrado y de todos los artículos que van a utilizarse en el ritual, entre ellos, un espejo, preferentemente de bronce pulido (ver: Cómo hacer un espejo mágico). La limpieza se realizaba con humo (ver: Limpiar malas energías antes y después de un ritual).

b- La bruja dibujaba un círculo mágico para sellar las energías de su espacio sagrado (ver: Cómo funciona la Sal en la magia).

c- Se daba una ofrenda a Pasitea, que gobierna sobre las ilusiones y las hierbas mágicas. En adición, se pedía a Afrodita que favorezca el ritual.

d- Sujetando el espejo en su mano izquierda, la bruja observaba su rostro, específicamente la parte que deseaba cambiar.

e- Sin dejar de mirar su reflejo, la bruja untaba sus dedos con un preparado especial, cuyos ingredientes omitiremos aquí por cuestiones de seguridad. Con los dedos índice y mayor limpiaba su rostro con esta preparación, asegurándose de prestar especial atención al área que deseaba cambiar (ver: Ingredientes de la cocina mágica).

f- Esta parte es difícil de comprender, pero aquí se practicaba una especie de mal de ojo inverso, la mirada de la bruja, que esencialmente consistía en nublar la vista, como si se estuviera debajo del agua. Con esta mirada borrosa la bruja contemplaba su reflejo y visualizaba los cambios que deseaba proyectar.

g- Una vez que la bruja estaba satisfecha con su visualización, lanzaba un hechizo de afirmación, dependiendo de sus intenciones.

h- Finalmente se colocaba el espejo hacia abajo, se agradecía a Pasitea y Afrodita, y se abría el círculo.

Los hechizos para cambiar de apariencia requieren visualizaciones múltiples, repetitivas, y mucha energía para prolongarse en el tiempo. Tal es así que las brujas wiccanas lo reafirman cada vez que pasan delante de un espejo.




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Cómo funciona la Sal en la magia


Cómo funciona la Sal en la magia.




En el ocultismo y la brujería, especialmente wiccana, vemos que la sal se utiliza de forma muy frecuente. De hecho, casi todos los hechizos y rituales utilizan sal. A simple vista, esto parece absurdo, pero lo cierto es que probablemente hayas participado en algún ritual con sal. El agua bendita, por ejemplo, es agua con sal, de manera tal que si fuiste bautizado (en definitiva, un ritual) entonces también formás parte de esta tradición mágica que se remonta a los inicios de la civilización.

La sal era muy importante en la estructura de la sociedad. El proceso de recolección de sal consumía mucho tiempo, y mucho trabajo. Esto significaba que la sal era un bien sumamente valioso, y solo las personas ricas podían permitírselo. Los romanos, por ejemplo, pagaban a sus soldados con sal. De hecho, la palabra «salario» tiene su raíz en la palabra latina para sal.

Ahora bien, ¿cómo funciona la sal en la magia? O mejor dicho, cuáles son, en teoría, las propiedades mágicas de la sal.

Se cree que la sal es capaz de absorber grandes cantidades de energía psíquica y espiritual. La mayoría de los grimorios y libros de hechizos la utilizan frecuentemente, no ya para canalizar esta energía, sino para absorberla, retenerla, y reutilizarla según las intenciones del practicante.

Es decir que, sin excepción, todas las sociedades de la Tierra tienen ideas muy similares sobre las propiedades mágicas de la sal, entre ellas, que absorbe la energía psíquica y la une a su propia estructura. Esto abarca, como hemos visto, desde el rito católico romano del agua bendita, que contiene agua y sal, hasta los rituales medievales donde la sal era utilizada como barrera de protección para proteger al practicante de entidades negativas (ver: Entidades astrales que se alimentan de pensamientos negativos).

La sal siempre se ha utilizado como protección contra ataques psíquicos, pero también para desactivar fenómenos paranormales no deseados. En este contexto, basta rociar sal en los umbrales de las puertas, o en el perímetro de una casa, para evitar que los malos espíritus puedan entrar.

Aquellos que practican la magia ritual utilizan la sal mezclada con arena para formar círculos mágicos; pero existe aquí una pequeña trampa que no suele mencionarse en los libros de magia.

La sal, en teoría, extrae todas las formas de energía psíquica, es decir que no distingue entre las energías positivas o negativas; razón por la cual el practicante debe manejarse con sumo cuidado para que las propiedades mágicas de la sal no desvirtúen sus intenciones o perturben el ritual o hechizo propiamente dicho.

De hecho, el único uso inocuo para la sal en la magia es como barrera defensiva, por ejemplo, al rociarla alrededor de la cama para amortiguar cualquier tipo de fenómeno que allí pueda producirse. En este sentido, la capacidad de la sal para extraer los restos de energía psíquica, incluidas las manifestaciones residuales (ver: ¿Los fantasmas son «grabaciones» impresas en la realidad?), es muy útil para cualquier trabajo de limpieza, protección y purificación.

De ahí que muchos magos y brujas se preparen para efectuar sus ceremonias tomando previamente un baño de inmersión con agua y sal (ver: Limpiar malas energías antes y después de un ritual). Del mismo modo, los instrumentos utilizados en un ritual a menudo se limpian sumergiéndolos en agua salada para evitar el efecto rebote (ver: El efecto rebote en la magia).

Mencionamos esto para nuestros visitantes que practican activamente la magia, y que muchas veces no saben exactamente qué hacer con los elementos utilizados en un hechizo o ritual. Ante cualquier duda, los grimorios siempre recomiendan utilizar la sal para neutralizar cualquier efecto negativo, aunque siempre con ciertas precauciones, ya que la sal también puede anular los efectos positivos buscados a través de la magia.

En el Consultorio Paranormal de El Espejo Gótico recibimos muchos casos de fenómenos paranormales ocurridos dentro del dormitorio, algunos de ellos bastante aterradores, y buena parte de esas experiencias pueden erradicarse fácilmente utilizando uno o varios recipientes con sal colocados estratégicamente en el sitio de la manifestación. La sal no solo absorbe la energía, sino que equilibra cualquier desequilibrio energético que esté produciéndose en el lugar (ver: Espíritus y «ambientes cargados»).

Ahora bien, la energía psíquica que absorbe la sal puede ser reutilizada, y esto es algo que a menudo se practica en la magia, a veces incluso transfiriéndola hacia un objetivo determinado, aunque el proceso es complejo y potencialmente peligroso si no se lo realiza adecuadamente.

En resumen: la sal es neutral, absorbe tanto la energía negativa como la positiva, de forma tal que su uso puede ser peligroso incluso para brujas y magos experimentados. No solo puede reducir la actividad psíquica, y de ese modo dificultar la realización de un ritual o hechizo, sino que además puede desequilibrar las intenciones vertidas en la práctica mágica. Esta es una de las razones por las cuales se requiere ayunar y beber solo agua antes de una ceremonia importante.

Un baño de inmersión en agua salada funciona muy bien como profiláctico para cualquier trastorno en el cuerpo áurico, y hasta puede restaurar en cierto modo el equilibrio de energía en el cuerpo físico; aunque ciertamente esto también tiene sus peligros, ya que básicamente el agua y la sal funcionan como un puente entre los planos físicos y astrales. Más allá de esto, el agua salada es recomendada para tratar cualquier tipo de apego espiritual (ver: Cómo y por qué algunas entidades se «pegan» a las personas)

En la magia no hay absolutos. Nada es completamente eficaz. Es como si uno se fabricara una excelente armadura, eficaz para rechazar o desviar una flecha, pero completamente inútil para resistir el golpe de un rayo. La sal funciona del mismo modo: puede ser muy eficaz como barrera de protección, dependiendo de cuál se la amenaza.

Las entidades, larvas, gusanos y parásitos del bajo astral pueden ser repelidas esparcir sal alrededor de la casa, o formando un círculo de sal alrededor de la cama; en definitiva, estas entidades son parasitarias (ver: Parásitos astrales y las «malas energías»), y cuentan con un nivel de consciencia muy bajo, si es que lo tienen en absoluto. En este caso, la sal funciona como un repelente para mosquitos astrales, y funciona muy bien.

Sin embargo, hay entidades más poderosas, tanto en el astral como en otros planos, para las cuales la sal no supone un verdadero peligro, aunque hasta los tratados demonológicos certifican el desagrado que los demonios sienten por la sal. Es decir que, ante una presencia demoníaca, la sal no la detendrá por completo, pero hará que entrar y salir de tu hogar sea muy, muy incómodo.

Esto se observa claramente en las casas embrujadas, ya sea por espíritus humanos como aquellos que nunca caminaron entre nosotros (ver: Espíritus no humanos del astral), donde la utilización de círculos de sal como barrera de protección lentamente va erosionando la fuerza de las entidades atacantes. Cada vez que una entidad rompe una barrera de sal deja en el camino una gran cantidad de energía; hacerlo simplemente supone esforzarse al máximo, y también debilitarse.

Una entidad puede recuperar esa energía alimentándose de las personas de la casa (ver: Entidades astrales que se alimentan de pensamientos negativos), pero el proceso es lento, y fatigoso, y puede disuadir a muchos de estos seres a buscar su sustento en otra parte.




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El artículo: Cómo funciona la Sal en la magia fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción o consultas escríbenos a elespejogotico@gmail.com



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