William Blake: poemas, ilustraciones, libros, mitología


William Blake: poemas, ilustraciones, libros, mitología:




William Blake (1757-1827) es un poeta que no puede ser clasificado dentro de ningún movimiento.

El romanticismo no lo abarca, mucho menos el pseudoclacisismo, que sólo es una variante del primero; él sólo se rige por una norma: la individualidad. Su meta en el arte fue trascender todas las barreras impuestas por la costumbre y el género; y desde allí llegar a un Olimpo personal, pero que también pueda ser un refugio para otros.

William Blake ha logrado ambas cosas: su obra es perversamente original, y sus versos y pinturas permanecen siendo hospitalarias con quienes anhelan al individuo por encima del común denominador.

Antes de continuar con este desatinado resumen de su vida, los invitamos a leer los poemas de William Blake que se encuentran en El Espejo Gótico. Esperamos que con el tiempo sean muchos más.



William Blake: poemas:


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William Blake: libros: biografía:

Una revisión de la obra de William Blake nos deja con la impresión de haber conversado con un visionario, que a la vez poseía el don de la poesía.

La observación no es incorrecta: William Blake fue un visionario, pero su cualidad profética no es producto del arrebato poético, sino al revés, sus peregrinaciones por la Eternidad nutrieron al poeta que latía en él. De hecho, hubo una época en la que William Blake estaba convencido de que el espíritu de John Milton se había reencarnado en él, precisamente para enmendar ciertos errores conceptuales en el Paraíso perdido.

William Blake no se conformó, como muchos poetas de su tiempo, con los motivos que le proveía la mitología clásica y la tradición, él necesitaba algo más personal, menos común y accesible que los viejos dioses. Entonces, no sabemos si por decisión o por inspiración, William Blake creó sus propios dioses: un panteón tan original como vasto y, muchas veces, sólo comprensible para su creador.

La cosmogonía de William Blake es extremadamente compleja, y casi imposible de analizar fuera de su hábitat. Se han querido comparar a sus deidades con las creadas por H.P. Lovecraft, pero pensamos que entre ambos olimpos existen dos diferencias fundamentales: los dioses de Lovecraft están inspirados en deidades sumerias, babilónicas y asirias, con las que muchas veces comparten también el nombre, como Dagón, por ejemplo. Pero en William Blake, los dioses son absolutamente originales, tanto en su concepción como en su forma y psicología.

Esta complejidad no ha sido ajena a sus comentadores, quienes nunca logran ponerse de acuerdo sobre la mitología de William Blake.

De todos modos, hay algunos dioses que el poeta describió con más profundidad que otros: Orc, por ejemplo, es una especie de deidad redentora; Oothoon, es una suerte de Atenea, o diosa de la sabiduría; Golgonooza es también una diosa, aunque de menor protagonismo. También hay personajes de vida ultraterrena, aunque sobre ellos hablaremos oportunamente en otro lado.

Lo curioso de los dioses de William Blake es que no son las clásicas deidades estáticas de la mitología o la religión.

Sus divinidades evolucionan junto con el pensamiento del autor; y jamás permanecen inmóviles en una función. En ocasiones disminuyen su protagonismo, en otras, adquieren una trascendencia súbita. En lo personal, esto siempre me pareció maravilloso; la idea de que los dioses puedan evolucionar junto a sus creyentes es bellísima; y no es del todo contraria a la realidad planteada por las religiones establecidas. Sólo basta recordar al duro e irascible dios del Antiguo Testamento, y al dios de amor que alaba la iglesia moderna.

Pero el constante movimiento y cambio no sólo es una característica de su mitología; muchos otros personajes de su obra mudan sus formas y costumbres: los cuatro Zoas (de los que también diremos algo cuando hagan su aparición en los poemas) son un ejemplo de constante metamorfosis; también Albión de Inglaterra, quien crece paulatinamente desde una simple broma (decir Albión de Inglaterra equivale a decir Inglaterra de Inglaterra) hasta transformarse en una presencia casi omnisciente en muchos poemas.

Ni siquiera el propio Cristo se salva de esta cualidad camaleónica, el cual aparece en varios poemas, y siempre con un carácter distinto, aunque es justo decir que el Cristo de William Blake es ciertamente diferente del Cristo de los Evangelios.

Quien ingresa imprudentemente en la realidad de William Blake, pronto se encuentra solo ante una multitud de extraños seres, de los que jamás ha oído nombrar, pero que asombrosamente parecen tener una cualidad reconocible.

El verdadero nacimiento de la mitología de William Blake tiene lugar en el Libro de Urizen. Sus exponentes máximos son Oothoon, Theotormón, Bromión y Urizen. Cada uno absorbe una característica humana, como la dicha, la inquietud o el amor, y cada uno de ellos sufre, consecuentemente, los destinos impuestos por su condición.

De todos ellos, Urizen es quien mayor relevancia adquiere en el universo de William Blake: él es hacedor de este mundo pérfido e incompleto, es el Señor de los Códigos y las Prohibiciones. Urizen es, en resumen, Jehová.

Pero William Blake no nos habla del Jehová que conocemos, o creemos conocer; sino del Jehová del desierto, del Señor de las huestes errantes, del horrendo y egoísta dios de la Edad Media.

William Blake se sumergía en la mente de esta deidad primaria para urdir sus fantasías, y la aborrecía profundamente.

Los antecedente más cercanos de William Blake hay que buscarlos en tres fuentes distintas, todas relacionadas con la poesía, pero fundamentalmente ligadas a la fe; no al credo, que es diametralmente opuesto, sino a esa creencia teñida de saludable locura y misticismo que es también la esencia de la poesía: hablamos de la Cábala, de los gnósticos y, fundamentalmente, de Emanuel Swedemborg, de quien ya hemos dado un ejemplo de sus extrañas visiones.

Con el tiempo, William Blake se distanció del pensamiento de Swedemborg, especialmente durante la creación de Las bodas del Cielo y el Infierno, aunque esta distancia jamás logró borrar del todo la influencia del místico sueco.

Uno de los problemas fundamentales que atormentaban a William Blake es la idea del Mal, y esto puede verse a través de toda su obra, casi sin excepción.

Muchos poemas plantean la dificultad de reconciliar la idea de un dios benevolente con la presencia del mal en el mundo; y la idea que William Blake tenía sobre el mal no sólo tenía que ver con los motivos clásicos: traición, crueldad, violencia, etc; sino con la presencia física y densa del mal; como la vejez, la enfermedad y la muerte.

Uno de los mejores ejemplos para ver hasta qué punto llegaba la agudeza del planteamiento de Wiliam Blake reside en uno de sus más famosos poemas; El tigre. Muchas antologías utilizan a este poema como punto de partida para analizar el pensamiento de William Blake, aunque pocas dan cuenta de que el tigre de William Blake no es un tigre, sino el tigre.

Se trata de un arquetipo. Un tigre es parte de una especie, pero el tigre de William Blake es la especie, es todos los tigres del pasado y todos los que vendrán.

Ahora veamos el ejemplo reconciliación del que hablábamos:

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quién hizo al cordero fue quien te hizo?


Esta pregunta podemos extenderla a toda la obra de William Blake, aunque según los estudiosos, la respuesta habría que buscarla en otro lado. Nosotros pensamos que no. Tal vez, el amparo que nos provee nuestra proverbial ignorancia nos permita afirmar temerariamente que la respuesta al enigma está allí, visible y sólida como las letras que la describen. William Blake no se pregunta si el que creó al cordero fue también el creador del tigre. La cuestión es más poética.

William Blake no cuestiona la existencia del bien y del mal; él le pregunta al tigre, que es un símbolo del mal, si el creador del bien, del cordero, es también su hacedor. Es decir, el problema no está en la creencia en el Bien y el Mal, sino en lo perturbador que resulta imaginar que ambas cosas provienen del mismo Creador.


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El resumen y análisis de las obras de William Blake fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

15 comentarios:

Aleister Crowley dijo...

El artículo es interesante, pero quisiera añadir unas matizaciones: la mitología de Lovecraft no, repito, NO está basada en deidades sumerias y mesopotámicas (si te has leído el "necronomicon" del tal Simon has de saber que es un Hoax de muy pésima calidad) aparte de que un "seguidor" suyo, un católico llamado August Derleth (que hacía unos cuentos pésimos y no fue famoso por creaciones propias, a diferencia de Robert Howard, amigo íntimo de Lovecraft y creador de Conan el bárbaro, entre otros...) intentó tergiversar la sensacional mitología de Lovecraft introduciendo unos dioses "arquetípicos" que (según Derleth) representaban el bien y que el mismo Derleth fue incapaz de dotar de nombre y personalidad. Sin embargo sí que puedo decir que William Blake (y no me invento nada, ¿sabes?) sentía admiración y fascinación por la masonería, con lo que su Urizen es de alguna manera no sólo Jahvé (el dios hebreo) sino Jahbulón el GADU masónico (dios gnóstico, ¿acaso comparable con Thoth, Hermes Trimegisto?, y por ende a la misma altura que el dios lovecraftiano Nyarlathotep). El gran error (pienso) de Blake, es que ,al estar cristianizado, de alguna manera intenta atribuir atributos (valga la redundancia)humanos a sus "dioses" (o Zoas, como quieras llamarlos) cuando debiera ser al revés en todo caso. Sus ideas no son tan revolucionarias como parece, habría que remontarse al astrólogo de la reina Isabel I llamado John Dee y su "Mónada Jeroglífica" para empezar a atisbar las cosas que Blake dice. Su interpetación de la dicotomía entre el bien y mal ("ficciones victorianas" dicho por algunos) me recuerda más al onírico Lord Dunsany (quien influyó a un joven Lovecraft en sus primeros relatos oníricos, o sea sólo en la estructura de los relatos, No en el panteón) y sobre todo al galés (miembro de la Golden Dawn) Arthur Machen. Como último dato adicional qusiera añadir que el abuelo materno de Lovecraft (quien se encargó de la crianza y educación tutorial del joven huérfano Lovecraft, junto con sus tías) era masón de grado 33 (máximo grado escocés) que quede claro que no me disgusta la mitología de Blake, pero como él mismo reconoció, sus dioses, sobre todo Urizen, son de inspiración masónica.

Sebastian Beringheli dijo...

Vale el comentario, Crowley, aunque no comparta algunos de sus enunciados.
Por ejemplo, el relato "Dagón", de Lovecraft, no fue escrito ni manipulado tanto por August Derleth como por el resto de sus lacayos, y difícilmente no pueda atribuírse a Dagón un origen mesopotámico, ya que es un dios mesopotámico.
Con Blake es diferente, puesto que ni Oxford ni Cambridge, con Ossterthag y Murray a la cabeza, se han puesto de acuerdo en un 100%; sobre el simbolismo de sus creaciones, de modo que el debate sería ocioso.
Un abrazo, y saludos a Pan.

Aleister Crowley dijo...

Sí que es cierto que Dagon es una deidad mesopotámica (no así el resto) pero sigo considerando absurda la dicotomía entre el bien y el mal tal y como lo plantea, entre otros, Blake, pues sería como arrodillar la "creación" y su sentido a la humanidad (sentido antrópico) y eso es más cómodo y relajante que las obras lovecraftianas que nos consideran (tal vez porque lo somos, sin más) un mero accidente cósmico intrascendente. Decir que todas las deidades lovecraftianas son sumerias porque Dagon lo es es meter en el mismo paquete a todos...Azathoth de sumerio no tiene nada ni Nyarlathotep. Que no compartas (que seguro es lo que no compartes, pero te aseguro que es cierto) que Urizen y los demás zoas son de inspiración masónica te lo puedo debatir: reitero que el propio Blake admiraba a los masones y se inspiró en su Jahbulón (GADU) para dar "forma" a Urizen. En resumen, original, original no hay nada, se ha llamado de diversas maneras. No cuestiono que Blake (cristiano practicante y admirador de la masonería) era anterior a Lovecraft pero la masonería es anterior a Blake (imagino que el joven Lovecraft sabría más de masonería que Blake teniéndo a su abuelo tan cerca de él). Te reitero que aunque menciones a Oxford o Cambridge estamos hablando de una persona que se inventa unos dioses (hablo de Blake) a medida de la humanidad (y eso la verdad, no es nada original, y menos viniendo de un cristiano: "y en su orgullo el hombre creó a "Dios" como imagen y semejanza a sí mismo"; podríamos seguir hablando largo y tendido sobre ambos escritores, pero con el mero hecho de que los "dioses" de Blake son antropomórficos, de origen humano y totalmente cristianizados pues ni me resulta enigmático, ni simbólico ni mucho menos original (¿pretendía conjugar judaísmo con cristianismo o arrodillar el primero al segundo? imagino, Aelwine, que si eres cristiano católico lo defenderás a ultranza pero la religión cristiana es más de naturaleza antrópica que monoteísta ¿entiendes?; el judaísmo, Lovecraft, Machen...lo que tienen claro es que ningunean la importancia de la humanidad y sus valores en relación a "dioses" o entidades(y eso tiene más sentido). Ya saludo a Pan de tu parte.

Sebastian Beringheli dijo...

La discusión, tal como está planteada, me parece que está más ligada a un sentido estético que a otra cosa.
Yo no niego la capacidad creativa de Lovecraft, al contrario, es un tipo que me ha regalado muchos momentos gratos, y que de hecho tiene un lugar destacado en este sitio. Pero Blake es otra cosa, simplemente está más allá. Leer "el tigre" es mucho más que presenciar una dicotomía maniquea. Al menos eso pienso.
En cuanto a la creación de dioses, es absurdo creer que se puede crear algo sin rasgos humanos. Hasta las deidades de Lovecraft ambicionan, sentimiento por demás terreno. Ni siquiera las más abstrusas creencias, antiguas y modernas, pueden despojarse del hecho que son humanos quienes las piensan y adoran. Los hombres crean a los Dioses que pueden y como pueden.

En general, trato de no defender a nadie, y menos a una religión, creo que ellas se defienden bastante bien sin mi. Sólo opino desde mis gustos personales, los cuales muchas veces pueden ser erráticos.

Anónimo dijo...

Leyendo tu última respuesta deduzco varias cosas; la primera es que no me respondes a las preguntas que te planteo. La segunda es que no es estético (con lo que me demuestras que eres cristiano católico); la tercera es que si dices que las deidades lovecraftianas ambicionan entiendo que te has leído al "Lovecraft" desvirtuado por (el necio de) August Derleth (quien les dio rasgos humanos). ¿Que Blake va más allá? ¿en qué? (yo también me lo he leído al señor Blake, y si he de compararlo con alguien no será con Lovecraft sino con un paisano suyo que me satisfizo mucho más: Arthur Machen, miembro de la Hermetic Golden Dawn). No pienso machacar la religión cristiana (y su revisión hecha por Blake, porque yo lo veo así) pero no es estética mi argumentación, créeme. Por otra parte decir "va mucho más allá" o "tienen sus ambiciones" y cosas de ese estilo no es un argumento defensivo convincente (sí lo es desde el punto de vista estético, el cual no voy a debatir pues "para gustos: los colores"). En cualquier caso sí que me convenció más lo que hay en este blog acerca de Machen, en este último sí que hay "dicotomía" como tu dices, no así en el Lovecraft original (no aquel "manipulado" por un penoso cristiano llamado Derleth, lo siento , es que no puedo con él). Y si nos remontamos mucho más atras me resulta mucho más interesante "La Mónada Jeroglífica" de John Dee (que tengo un ejemplar, muy difícil de conseguir) o todo lo dicho y escrito por aquel de quien hago uso de su nombre: Aleister Crowley. En cualquier caso Un saludo. Y enhorabuena por tu artículo sblre el masón Arthur Machen (yo también admiro y simpatizo con los masones, me gustaría ser uno de ellos).

Sebastian Beringheli dijo...

Curiosamente, no has intentado inclinar tus deducciones hacia la posibilidad de que no me interese debatir el tema. Sin embargo, me atribuyes una especie de impedimento moral o religioso a la hora de mis elecciones literarias...

Mi postura puede acusarse de simplista, quizás lo sea. Pero lo real es que no hay comparación posible entre Blake y Lovecraft. Si hubiese sido Poe el antagonista tal vez habría admitido la duda; pero por más afecto que le tenga al hombre de Providence; no puedo consentir en que Blake comparta una disputa con alguien que escribe diez adverbios por párrafo.

Eso está muy bien para generar un efecto, pero vamos, hay edades para cada lectura. Y yo "deduzco" que todavía no has superado la infancia literaria.

Saludos.

Anónimo dijo...

No voy a discutirte más al respecto. Además de ser tu blog y tener libertad de decir lo que piensas, llegado el momento no aceptas "criticas" (que no lo han sido, sino opiniones argumentadas, y nada estéticas); veo que para tí Blake significa mucho más que otros escritores (y es bueno que así sea, que exista variedad, pero sin dejar de ser subjetiva). Ahora bien, del último comentario que me has escrito deduzco varias cosas: la primera de ellas que te he enojado bastante (cosa que no me quita el sueño, y siendo tu blog lo comprendo). La segunda que te aseguro que no estoy en ninguna infancia literaria (no deberías mezclar la profesión con los gustos,seguro que eres muy buen@ en tu profesión pero separa ambas cosas, de lo contrario te tacharán de pedante), obviamente no me decanto por lo estético de ningún autor (dada la crisis que estamos pasando a nivel mundial estoy releyendo "Un mundo feliz" de Huxley, el cual te recomiendo releer si estás pasando penurias económicas y/o morales, y de estética no tiene nada esa novela distópica, pero ahora la veo de otra manera, sobre todo cuando descubrí que el señor Huxley estaba a favor de que algún día llegaríamos a "eso" como sociedad, a un Nuevo Orden Mundial o una "Alianza de Civilizaciones" como dice el presidente de mi país y tal vez sea lo mejor). La tercera es que no me preocupa ni los adverbios, ni los adjetivos, ni los sustantivos, ni los artículos que escriba en mis comentarios hacia tu opinión (porque no es más que eso,una opinión, por muy culto o pedante que seas; alguien te podría llamar el clon de "Fernando Sánchez Dragó" si lee tu anterior comentario enojado. Y no te preocupes, no te voy a volver a comentar nada (ni siquiera hace falta que me contestes, no es Lovecraft el escritor que más he leído ni este tipo de género el que más he leído tampoco; las novelas de J.G. Ballard me parecen mucho más interesantes que Blake, pero eso sí, son mucho menos estéticas y más desagradables, además de que es imposible comparar ambos escritores,no tienen nada que ver, hay quien dice deudoras de la citada novela de Huxley). Con este comentario ya me despido de tu blog,y reitero que no hacía falta que te enojaras (con esa respuestas no veo que aceptes de buen grado opiniones vertidas no ya en este sino en otros comentarios que puedas hacer; así que la próxima vez que comentes otro escritor separa tu profesionalidad de tus preferencias no sea que otr@ curioso que mira por Internet se ensañe con crueldad hacia ti; te aseguro que los hay). Y repito que no me preocupa las clases de palabras ni las estructuras de las frases que haga en mis comentarios (digo que no contestes porque no visitaré más este blog, de alguien que no acepta opiniones diferentes a las suyas y que, cuando le debaten y rebaten sale con comentarios prepotentes de "infancias literarias" o de "usos adverbiales". Corrige lo que quieras de mí, pero sobre todo corrige tu aceptación y tolerancia a que otros puedan no estar de acuerdo con tus comentarios y opiniones, porque no son más que eso, opiniones personales; y lo mío también lo fue, opiniones sin más. Me ha hecho gracia tu último comentario, tu sí que pareces estar en pañales en lo que se refiere a tolerancia y aceptación de opiniones ajenas...y eso es más grave que la disparidad de gustos literarios o estéticos. Adiós. (Si otros curiosos de Internet ven este blog lo aprovecharán para ensañarse contigo,en referencia al último comentario que has escrito, supongo que te habrás dado cuenta ¿no?; aunque puedes borrar mi correo y mis comentarios y los tuyos de este blog para evitar eso, es un consejo).

Jorge A dijo...

Hola Aelfwine! De un tiempo para acá que vengo viendo algunas cosas en tu blog, muy interesante la verdad. Interesante el artículo de William Blake; estaba leyendo el poema de El Tigre, lástima de esta persona "Aleister", que desde el primer comentario se mostró agresivo, muchos no pueden dar su opinión sin ser altaneros, creo yo.
Saludos y voy a seguir dándole seguimiento a tu blog ;).

beoneyourself@hotmail.com

Sebastian Beringheli dijo...

Buenas noches, Jorge.
Gracias por el comentario y ojalá te veamos pronto por aquí..

Saludos desde Argentina!

Unknown dijo...

Me parece preciso el último comentario de Aleister Crowley, sí, te viste mal, mal, mal.

Memurdok dijo...

Saludos, veo que es una entra muy vieja pero aun si contestare.

Aleister vaya nombre, me dirijo a ti principalmente porque menos precias la labor de Augus Derleth quien era el mas allegado a H.P. Personaje quien se encargo junto con sus amigos Ashton Smith y el joven Robert Bloch a la recopilacion y la terminacion de varios de sus relatos, si los has leido todos imagino que leiste La busqueda de la soñada Kadath y el sueño de Iranon, donde el estilo de H.P. es completamente diferente a todos los otros que ustedes mencionan en sus comentarios. Tambien comentar que lo buscado por Dunsany fue hacer una perfecta adaptacion de un tiempo relativo al de los sueños con la mitologia Griega que a el le encantaba manejar, a H.P. le gusto utilizar para su trabajo El Necronomicon los nombres y parte de la religion sumeria de donde extrae los nombres de Marduk, Kur, Shemiramis, entre otros. Mas esto no significa que los dioses ocultos y los demas dioses de borde exterior pertenezcan a alguna cultura real, ya que Bloch, Roberts, H.P., Smith y otros escritores de la epoca crearon mundos , ciurdades, religiones y dioses en sus obras.

Pueden dar un visto los 26 libros de Conan el Sumerio donde Conan vaga por diferentes ciudades, mares y desiertos, en algunos libros se muestran mapas trazados por lectores como tu y como yo donde se especifican los lugares exactos de los lugares, donde no hay cavida a otroas civilizaciones realies. Tambien te invito a que des un vistazo al mundo que describe Ashton Smith en la Hyperborea, de igual forma en Zotique y Averoigne.

Por ultimo H.P. trajo sus horrores al mundo real, como en su tiempo lo hicieron los maestros Poe, Dunsany,
Dickens, Jose de Esporceda, Le Fanu, entre muchos otros.

Saludos.

warlord dijo...

Genial una discusion interesante, que pena que sea del 2009

Natanael Hierrezuelo dijo...

Excelente análisis

Natanael Hierrezuelo dijo...

Me encantaron los análisis... una pena llegar muchos años tarde a esta gran página

Luis MP dijo...

Voy a divagar un poco sobre una frase de Blake que no entiendo...o no comparto. "Si un loco persistiera en su locura se volvería un sabio". Me parece un absurdo, una boutade. Es verdad que a veces la genialidad y la locura están muy próximas, incluso mezcladas. Pero no hay que confundir la genialidad con la sabiduría, pueden ir juntas o no, pero son dos cosas distintas. Y en cuanto a la versión en la que en vez de loco se dice necio me parece más absurda aun, no le veo ningún sentido.¡Y mira que ha habido y hay locos y necios que han persistido en su locura y en su necedad!. Y de sabios tienen casi nada o nada. Y aun hay versiones más absurdas.



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Análisis de «La pequeña habitación» de Madeline Yale Wynne.
Poema de Emily Dickinson.
Relatos de Edith Nesbit.


Paranormal.
Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.