Lovecraft y la ansiedad de género: análisis de «El ser en el umbral».


Lovecraft y la ansiedad de género: análisis de «El ser en el umbral».




Hoy analizaremos el relato de H.P. Lovecraft: El ser en el umbral (The Thing on the Doorstep), escrito en agosto de 1933 y publicado en la edición de enero de 1937 de la revista Weird Tales. Posteriormente sería reeditado por Arkham House en la colección de 1939: El extraño y otros (The Outsider and Others). Primero repasemos brevemente el argumento de la historia.

Lovecraft abre con Daniel Upton, quien se dispone a dar una declaración para explicar por qué mató a su mejor amigo. Describe los orígenes de su amistad con Edward Derby, cuando este era un niño prodigio: enfermizo, brillante y obsesionado con lo macabro. Derby conoce a Asenath Waite cuando él tiene 38 años y ella, aparentemente, 23. Es oriunda de Innsmouth y tiene fama de bruja. En la escuela podía mirar a las personas e infundirles la sensación de que sus personalidades fueron despojadas de sus cuerpos, como si se miraran a sí mismos desde su perspectiva [ver: Las «familias extrañas» de Lovecraft]

Esto se atribuyó generalmente a su habilidad hipnótica. Su padre, Ephraim [ahora fallecido], tenía una reputación similar. Edward y Asenath se casan rápidamente y se establecen en Arkham. Upton los ve poco durante dos años. Sin embargo, escucha que Derby ha comenzado a actuar... fuera de lugar.

Por ejemplo, aunque antes no sabía conducir, ahora se lo ve corriendo fuera de la ciudad con una mirada inusualmente determinada en sus ojos. Conducir a grandes velocidades aparentemente era algo nefasto para Lovecraft, y no solo en esta historia; de hecho, siempre le atribuye a sus conductores un caracter depredador.

Cuando Upton vuelve a ver a su amigo, Derby insinúa cierta inquietud: teme por su propia identidad. Abundan los rumores extraños. Un amigo ve a Asenath mirando miserablemente desde una ventana del piso de arriba cuando supuestamente está fuera de la ciudad. Derby comienza a hablar más directamente de los horrores que ha visto y deja entrever que el viejo Ephraim puede que no esté realmente muerto. A veces se interrumpe abruptamente, como si Asenath pudiera estar usando alguna forma de control mental para limitar sus comunicaciones [ver: «In Articulo Mortis»: Lovecraft y algunas opciones para retrasar la muerte]

Derby sale tambaleándose de los bosques de Maine, delirando, recordando solo lo suficiente para enviar un telegrama a Upton. Upton lo recoge y se nos introduce en los Mitos de Cthulhu. Los Shoggoth están involucrados [ver: Lovecraft y la IA: el futuro es de los Shoggoth]. Derby también habla con más franqueza; afirma que Asenath lo obligó a cambiar de cuerpo. Además, por fin, admite que ha descubierto que Asenath es en realidad Ephraim, que Ephraim robó su cuerpo y luego envenenó su viejo cuerpo... con ella en él [ver: Atrapado en el cuerpo equivocado: la identidad de género en el Horror]

Upton cree que Asenath ha sometido a Derby a una especie de prueba hipnótica y decide ayudarlo a divorciarse. Entonces se precipitan los acontecimientos más dramáticos: la voz de Derby se eleva hasta convertirse en un grito agudo mientras delira, cuando de repente se apaga con un clic casi mecánico:


[Pensé en esas otras ocasiones en las que sus confidencias habían cesado abruptamente, cuando casi había imaginado que alguna oscura onda telepática de la fuerza mental de Asenath estaba interviniendo para mantenerlo en silencio. Esto, sin embargo, era algo completamente diferente y me sentí infinitamente peor. La cara a mi lado se torció casi irreconociblemente, mientras que por todo su cuerpo se agitó un movimiento tembloroso, como si todos los huesos, órganos, músculos, nervios y glándulas se reajustaran a una postura radicalmente diferente.]


Entonces se desata el horror supremo:


[Se apoderó de mí una ola tan abrumadora de enfermedad y repulsión, una sensación tan helada y petrificante de total alienación y anormalidad, que mi agarre del volante se hizo débil e inseguro. La figura a mi lado parecía menos un amigo de toda la vida que una monstruosa intrusión del espacio exterior, un maldito foco de fuerzas cósmicas desconocidas y malignas.]


Derby obliga a Upton a cambiar de lugar y toma el volante. Finalmente, se disculpa por su arrebato, y le promete a Upton que estará bien después de unas semanas de descanso. Derby de hecho desaparece durante unas semanas mientras Upton vacila, luego aparece de nuevo pareciendo una vez más él mismo. Afirma haber reunido sus propias defensas ocultas y haber obligado a Asenath a marcharse sin él. Sin embargo, se retrasa en salir de la casa que compartía con ella y su estado de ánimo cambia salvajemente. Por fin tiene un colapso, despotricando que ni siquiera la muerte puede detenerlo. Upton lo envía al manicomio de Arkham [ver: En el Manicomio: la locura en la ficción gótica]

Después de unas semanas, alguien lo llama desde el manicomio para informarle que Derby ha recuperado la razón, aunque su memoria es irregular. Debería poder irse en una semana. Sin embargo, cuando Upton lo visita, Derby exhibe la personalidad inquietante que mostró en el coche. Upton siente una «fealdad cósmica inefable». Regresa a casa para caminar y preocuparse.

Esa noche, Upton escucha llamar a su puerta, en el patrón con el que Derby siempre solía anunciarse. Abre la puerta y encuentra una «cosa enana, grotesca y maloliente» que parece apenas viva. La cosa [en el umbral] le entrega una carta de Derby en la que confiesa que no envió a Asenath/Ephraim lejos, sino que la mató. Sin embargo, incluso en la muerte, el alma de Ephraim sobrevivió y sus seguidores llevaron a cabo el sacrificio final que le permitiría hacerse cargo del cuerpo de Derby de forma permanente, dejando a Derby en el cadáver de Asenath [ver: El cuerpo de la mujer en el Gótico]

Derby le ruega a Upton que mate a la cosa en su cuerpo. Le ruega que se asegure de que el cuerpo sea incinerado para que Ephraim no pueda robar otro, por el bien del mundo entero. La cosa deja de moverse.

Por la mañana, Upton va al manicomio y dispara al cuerpo de Derby. El cadáver en el umbral de la puerta se identifica como Asenath.

El ser en el umbral es particularmente ácido en términos de racismo. Lovecraft, hay que decirlo, era propenso a incluir descripciones étnicas poco favorecedoras en sus historias. Para él, cualquier etnia que no fuera puramente nórdica era simplemente otro elemento de horror cósmico; y aquí, por alguna razón que desconozco, esa tendencia está muy acentuada. Por supuesto, algunos elementos de los Mitos de Cthulhu [sobre todo en las diatribas de Derby] adquieren cierto relieve. Está la descripción estándar del autor del Necronomicón, el árabe loco Abdul Alhazred, y una de las sirvientes de Innsmouth es «una moza morena que tenía marcadas anomalías de rasgos y parecía exudar un olor perpetuo a pescado» [ver: «La Sombra sobre Innsmouth»: del odio racial a la empatía].

El ser en el umbral expone una sólida biblioteca arcana, que incluye Azathoth y otros horrores (Azathoth and Other Horrors), una antología poética de Edward Pickman Derby; El pueblo del monolito (The People of the Monolith) de Justin Geoffrey; El libro de Eibon (Book of Eibon); el Unaussprechlichen Kulten de von Junzt, y, por supuesto, el Necronomicón. De hecho, el secreto para la transferencia de cuerpos está en el Necronomicón, pero Derby se abstiene de aclarar en qué página.

Y hace bien, porque en el Multiverso de Lovecraft el conocimiento tiene su precio: la locura y la muerte. Justin Geoffrey «murió gritando en un manicomio en 1926 después de una visita a un pueblo siniestro de Hungría». Abdul Alhazred estaba loco. Ephraim Waite aparentemente murió loco, pero uno sospecha que la pobre Asenath estaba demasiado cuerda al final. Edward Derby termina en el manicomio de Arkham, y Ephraim [en el cuerpo de Derby] muere allí [con suerte].

Y eso es todo acerca de los Mitos de Cthulhu, porque El ser en el umbral es una historia que trata sobre la ansiedad de género [ver: El horror hereditario y la enfermedad de Lovecraft]

El ser en el umbral es una de las historias finales de Lovecraft, y resulta interesante porque encapsula perfectamente sus contradicciones. Tiene pasajes que cortan el aliento, que evocan ciertos estados de ánimo y generan un horror genuino, a veces permitiéndonos vislumbrar los prejuicios del autor. Lovecraft escribió esta historia justo después de separarse de de Sonia Greene. Quizás por eso es uno de los pocos relatos del flaco de Providence con un personaje femenino importante, y tal vez también el motivo por el cual es una historia tan misógina. Sin embargo, Lovecraft quería sinceramente a Sonia, y su relación con ella fue buena y frecuente hasta su último día [ver: Lovecraft y Sonia: una historia de amor]

Este grado de afecto por Sonia parece haber influido en la opinión de Lovecraft sobre las mujeres, aunque sus personajes siguieron siendo rabiosamente misóginos. El ser en el umbral no solo exhibe las infatigables peroratas de Ephraim [como Asenath] sobre la inferioridad del cerebro femenino, sino que cuando uno mira más de cerca, las mujeres en esta historia se borran casi por completo. Tanto que Derby se pregunta: «Asenath... ¿existe tal persona?» Claro que sí; su historia es incluso más espantosa que la de Derby, pero nunca la vemos ni escuchamos su voz [ver: El cuerpo de la mujer en el Horror]

Las mujeres en El ser en el umbral son, de hecho, una ilusión.

Derby intenta casarse con una, pero ella es secretamente un hombre, y la comprensión de que la única persona por la que se ha sentido atraído es un hombre parece ser deliberadamente parte del horror, aunque sea una parte sutil. Upton tiene esposa, pero nunca aparece en escena. La amistad masculina es la única relación real y saludable, pero al final del día no puede salvarte [ver: El Machismo en el Horror]

Una de las cosas que encuentro interesantes de El ser en el umbral es que, desde el exterior, la relación entre Derby y Asenath parece bastante abusiva. Sus amigos universitarios la ven encarcelada en la casa y luciendo completamente desesperada, escuchan sus gritos, la ven envejecer prematuramente. Y estos amigos, incluido Upton, usan las pequeñas inconsistencias de esas señales como excusas para no hacer absolutamente nada. Esta es posiblemente la parte más realista y deprimente de la historia.

Lovecraft no puede resistirse a unir todos los niveles de horror, y creo que esa difuminación interfiere un poco con el efecto final, que sigue siendo consistente. Lo que podría ser una amenaza muy personal está vagamente relacionado con Shoggoths y Shub-Niggurath y sectas secretas. Ephraim se describe como una amenaza cósmicamente maligna para el mundo, pero la simple línea de las vidas robadas que deja atrás parece horrible por sí sola. Agregar Shoggoths a la mezcla no lo empeora significativamente.

En mis días de escuela primaria, incluso el sexo heteronormativo era un misterio. Este era mi grado de iluminación cuando leí por primera vez El ser en el umbral; es decir, me concentré en sus horrores no sexuales: brujería, Shoggoths y cadáveres ambulantes. Solo con el tiempo, al regresar varias veces al relato, el drama psicosexual se volvió evidente.

La única historia de Lovecraft con un personaje femenino prominente se revuelve de ansiedad por el sexo, el género y la identidad misma. La presunción de que los hombres son psíquicamente superiores es un tanto descarada, superficial, y posiblemente el aspecto menos interesante de las defensas naturales de Lovecraft [y de la sociedad de su tiempo] ante la ansiedad de género. En el sótano de la historia hay mucho más [ver: El Horror siempre viene desde el Sótano]

Con la transferencia de almas en el centro del argumento de El ser en el umbral, la cuestión de la identidad de género es inevitable. Pobre Ephraim Waite. No engendró hijos, así que cuando saltó de su cuerpo debilitado al de su hija, fue un cambio de hombre a mujer, un cambio de género radical. Eso hubiera sido un shock para cualquiera, y mucho más para un misógino que promulga la superioridad del hombre sobre la mujer. Y cuando Ephraim intercambia el cuerpo de Asenath por el de su esposo, Edward Derby también sufre un abrupto cambio de género. Desde ya que Lovecraft era conciente de este juego, y lo jugó con astucia, incluso deslizando que un cambio de género era apropiado para el ya afeminado Edward Derby [ver: Transgénero en la literatura]

Después de todo, Derby es descrito como un tipo de voluntad débil, suave, infantil, regordete, dominado por los padres, dependiente, tímido, inactivo. A diferencia del barbudo Ephraim, apenas le crece el bigote. Lovecraft no lo llama afeminado, pero no hace falta hacerlo; constantemente insinúa tendencias homosexuales en el comportamiento general de Derby, principalmente en su participación en un grupo universitario salvaje cuyas actividades son calificadas de «atrevidas», «bohemias» y de «conducta dudosa». Tanto es así que Derby debe pagar a un chantajista para que el escándalo no llegue a oídos de su padre. Lovecraft menciona la supuesta participación del grupo en actividades de magia negra directamente, de modo que las «conductas dudosas» de Derby probablemente eran de naturaleza mundana aunque poco convencional [ver: En la cama de Lovecraft]

Por otro lado, Asenath es considerablemente más «femenina» [para los estándares de Lovecraft] cuando en realidad su cuerpo está siendo ocupado por Ephraim. En otras palabras, Asenath nunca es más mujer que cuando es hombre. Por supuesto, Lovecraft deja el sexo en las penumbras de la historia, donde el lector poco imaginativo puede desconcertarse por completo.

Después de que Ephraim roba el cuerpo de su hija, asiste a una escuela de niñas donde hipnotiza a las estudiantes y se entrega a «miradas y guiños inexplicables». Aquí podríamos limitar la obscena ironía de Asenath [cuyo cuerpo es ocupado por su padre] como una presencia lobuna entre las inocentes ovejas; pero la insinuación es doblemente intrigante. Ephraim no solo está ocupando el cuerpo de su hija, lo cual es lo suficientemente incestuoso como para alarmar a cualquier lector en 1933, sino que además usa el cuerpo de su hija para seducir a sus compañeras. Un depredador que ocupa el cuerpo de su presa para introducirse en el rebaño sin ser detectado. Horror mundano, no cósmico, e infinitamente peor.

Luego está la cuestión del matrimonio de Derby y Asenath. Aquí Lovecraft parece divertirse mucho comentando que ambos pasan la luna de miel en la Innsmouth natal de Ephraim. Derby regresa como un hombre cambiado. Lovecraft nos informa que Asenath ha hecho que su esposo se afeite el bigote «sin desarrollar», pero lo hace pasar por una cuestión insignificante. ¿Lo es? Si El ser en el umbral hubiese sido leído por Sigmund Freud, seguramente hubiese dicho que la afeitada de ese bigote incipiente [símbolo de una masculinidad infantil, no desarrollada] es una castración simbólica, un acto de subordinación del temperamento «femenino» de Derby al «masculino» de Asenath [recordemos, en este punto una mujer ocupada por su padre] [ver: Freud, el Hombre de Arena, y una teoría sobre el Horror]

Así como Lovecraft generalmente se esfuerza por darle al lector una idea aproximada de las entidades colosales y espantosas que habitan el universo, deja los horrores mundanos, como el sexo, en una prudente omisión. ¿Derby y Asenath [ocupada por su padre] han consumado su matrimonio en la luna de miel en Innsmouth? No lo sabemos, pero la súbita feminización de Derby al regresar es alusiva. El viejo Ephraim parece dispuesto a ocupar el cuerpo de mujer de su hija; mierda, incluso está dispuesto a casarse con Derby, pero definitivamente no será la mitad pasiva de esa relación. El acto de afeitar a Derby lo afemina y, por lo tanto, lo sitúa en el rol pasivo de la relación.

Al parecer, Ephraim está dispuesto a muchas cosas, entre ellas, acostarse con su yerno, pero no a besar a un tipo con bigote, aunque sea incipiente e infantil. Eso sería simplemente una mariconada.

Definitivamente no es el aire malsano de Innsmouth lo que deja a Derby entristecido, afeminado y hasta castrado simbólicamente. Las cosas empeoran cuando Asenath/Ephraim le inflige la violación del robo de cadáveres. El clímax llega cuando Derby vuelve a su cuerpo durante un aquelarre que Ephraim está dirigiendo. Derby, desesperado, se para ante «el abismo impío donde comienza el reino negro». La interpretación freudiana es fácil. Derby ve a un Shoggoth cambiar de forma. Y cambiar de forma, de identidad, se ha convertido para él en un horror. En una «furia histérica» grita:


[¡No puedo soportarlo, la mataré, mataré a esa entidad, ella, él, ella, la mataré!]

El ser en el umbral relata la historia de un ÉL que se convierte en una ELLA y que finalmente se convierte en un ESO.

Claro, depende del lector quedarse con los aspectos de la historia relacionados con los Mitos de Cthulhu, con su misoginia flagrante y sus nociones sobre esta supuesta inferioridad femenina en términos inequívocos [no particularmente corrosivas cuando se las pone en un contexto histórico], o con esta ansiedad de género que sostiene todo el argumento. Aquí en El Espejo Gótico nos gusta Lovecraft en todas sus facetas, y una de ellas [aunque le pese a sus fundamentalistas], tiene que ver con miedos subyacentes, quizás risibles para nosotros, que algo hemos aprendido [no mucho] sobre tolerancia y aceptación, pero que definitivamente formaban parte del horror de la primera mitad del siglo XX.

Como drama psicosexual, El ser en el umbral es brillante; y eso no es una crítica a Lovecraft, sino más bien un elogio que sus acólitos fundamentalistas se rehúsan a profesar.




H.P. Lovecraft. I Mitos de Cthulhu.


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El artículo: Lovecraft y la ansiedad de género: análisis de «El ser en el umbral» fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

3 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Hay algo más para plantear. Si Asenath es realmente su padre, que invadió su cuerpo, ¿podría tratarse de un ser que ha ido invadiendo diversos cuerpos, transfiriendo su poder hipnótico?

La historia es narrada por Upton, quien la escucha de su amigo Derby, quien podría no haber contado todo lo que sabía, que tal vez no era todo.
Podría tratarse de un ser trasnmigrador trasladándose de cuerpo en cuerpo, para tener placeres mundanos, mediante el hipnotismo.

Y hasta es posible que Asenath haya tentado a Derby, hipnotizando mujeres, claramente femeninas, para él. ¿Cómo habría sido esta historia, con Clark Ashon Smith como autor.

joselagosahumada@gmail.com dijo...

Buen articulo.

cubano dijo...

Genial artículo



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