Las «familias extrañas» de Lovecraft


Las «familias extrañas» de Lovecraft.




H.P. Lovecraft las conocía bien, y a menudo las retrataba en sus historias. Incluso es posible que usted, estimado lector de El Espejo Gótico, esté al tanto de una familia extraña viviendo cerca de su casa. Tal vez usted mismo pertenezca a una familia observada de reojo por los demás.

Ahora bien, ¿qué es una familia extraña?

Para Lovecraft, el concepto de familia extraña no varía demasiado en sus historias. Casi siempre representa a un grupo de familiares que vive aislado de los demás y que se adhiere a sus propias costumbres y normas, por supuesto, extrañas, cuando no directamente salvajes.

En cierto modo, las familias extrañas de Lovecraft se apoyan en las leyendas medievales. De hecho, en la Edad Media no era infrecuente que los supuestos ataques de vampiros y hombres lobos terminaran involucrando a clanes de personas que vivían aisladas en áreas remotas. Los viajeros solían tener mucho cuidado en mantenerse alejados de estas familias extrañas, que además del robo y otras fechorías, también practicaban el canibalismo. En términos más actuales, podemos pensar en los Sawyer, la familia de caníbales de la película The Texas Chain Saw Massacre, como un ejemplo clásico de familia extraña en la ficción.

Muchas de estas familias extrañas emigraron a los Estados Unidos en el siglo XVIII, y muchas familias normales fueron transformadas por las duras condiciones de frontera. Uno de los primeros en percatarse de este fenómeno fue Michel-Guillaume-Saint-Jean de Crèvecoeur (1735-1813), un pensador francés cuyo trabajo proporcionó un retrato bastante amplio del estilo de vida en el Nuevo Mundo. En su ensayo de 1782: ¿Qué es un americano? (What is an American), advirtió sobre la existencia de familias que vivían en áreas remotas, lejos del control de la vergüenza y el poder regulador del ejemplo. Estas familias, observa Crevecoeur, se adentraron más profundamente en los bosques que otras familias pioneras, desarrollando hábitos y costumbres detestables, entre ellas, el incesto y el canibalismo.

En la época de Lovecraft subsistían muchos de estos paradigmas. La gente de las ciudades tendía a desconfiar de las familias que vivían al margen de la civilización. Algunos de esos prejuicios siguen vigentes, desde luego, sobre todo aquellos que consideran que estas familias extrañas son tan rústicas y salvajes como su entorno (ver: Lovecraft y las lenguas prehumanas)

Prejuicios y exageraciones al margen, Lovecraft sabía que estas familias extrañas realmente existían, que sus costumbres eran muy diferentes a las de la gente corriente, y las explotó en muchos de sus relatos. Por ejemplo, en El grabado en la casa (The Picture in the House, 1919), sostiene lo siguiente:


Aquel para quien un nuevo estremecimiento de inconmensurable horror representa la justificación de toda una existencia, aprecia por encima de todo las antiguas y solitarias granjas que se levantan entre los bosques de Nueva Inglaterra, pues es en esta región donde mejor se combinan los sombríos elementos de fuerza, soledad, fantasía e ignorancia, hasta constituir la máxima expresión de lo tenebroso... Esas casas han sido habitadas por generaciones de personas extrañas, a quienes el mundo nunca ha visto.


En Más allá del muro del sueño (Beyond the Wall of Sleep, 1919), Lovecraft se enfoca en un miembro en particular, sin hacer de su familia extraña el centro de la historia. Sin embargo, es aquí donde el maestro de Providence, al estilo de Crèvecoeur, analiza las condiciones necesarias para la conformación y el desarrollo de una familia extraña. La principal es el aislamiento.


El aislamiento durante casi tres siglos en las colinas montañosas de un área poco transitada ha hecho que se hundan en una especie de degeneración bárbara, retrocediendo en vez de avanzar con sus hermanos más afortunados de los distritos densamente poblados.


En La sombra sobre Innsmouth (The Shadow Over Innsmouth, 1936), Lovecraft nos presenta no a una familia extraña, sino a todo un pueblo de ellos. De hecho, Innsmouth es una gran familia extraña rechazada por la gente decente de los pueblos circundantes. No es solo el hecho de que estos piadosos vecinos susurren historias sobre pactos con el diablo y rituales oscuros; la gente de Innsmouth tiene una mirada especial, una mirada endogámica que sugiere incesto y una reversión a formas más salvajes de comunidad.

Toda la población de Innsmouth, entonces, es la versión más extrema de una familia extraña. Están a salvo entre los de su propia especie, de manera tal que pueden dar rienda suelta a sus costumbres detestables, aunque mantienen cierta reserva en presencia de extraños. Lovecraft no menciona que los habitantes de otros pueblos cercanos tengan miedo de ser devorados, o algo peor, si van a Innsmouth, pero sí dice que nadie va allí si puede evitarlo, y que ninguno de estos incautos se queda mucho tiempo.

¿De qué tienen miedo estos forasteros?

No lo saben. Los forasteros que visitan Innsmouth sienten el mismo escalofrío de inquietud que alguien que se encuentra con una casa desvencijada en medio del bosque, habitada por personas hoscas y de mirada torva. Es esa misma vaguedad lo que permite que la familia extraña exista entre nosotros, o mejor dicho, al margen de nuestra sociedad.

En El horror oculto (The Lurking Fear, 1919), Lovecraft hace que su narrador entre en contacto con una familia extraña, una que ha existido solo en la leyenda durante mucho tiempo. Lo que encuentra es el tipo de familia que ya formaba parte del folclore medieval que mencionamos anteriormente en relación a los vampiros y los licántropos: criaturas incestuosas, caníbales, que alguna vez fueron seres humanos, pero que ahora acechan en los senderos solitarios esperando por algún viajero desafortunado.

Incluso en varios relatos que no se ocupan específicamente de las familias extrañas, Lovecraft sugiere que algunos de sus personajes pueden descender de una de ellas. El concepto de familia maldita, contaminada, degradada en lo moral pero también en su aspecto físico, asumiendo rasgos animalescos, es utilizado para explicar por qué tal o cual personaje actúa o manifiesta tendencias similares.

De todas las familias extrañas de Lovecraft, la más extraordinaria es la familia Whateley en El horror de Dunwich (The Dunwich Horror, 1929)


Aunque todo el pueblo de Dunwich, para los forasteros, parecería repugnantemente decadente, habiendo recorrido ese camino de retroceso tan común en muchos remansos de Nueva Inglaterra, los Whateley son la verdadera fuerza de la decadencia en la ciudad.


Los Whateley, sin embargo, no son una familia extraña completamente aislada. Todos en Dunwich saben que son extraños, diferentes, y los rechaza en consecuencia, aunque nadie puede señalar con precisión qué es exactamente lo que los hace extraños. Como decíamos antes, esa misma vaguedad es lo que protege a la familia extraña de que sus desconfiados vecinos se conviertan en una turba enajenada dispuesta a quemarlos en la hoguera.

Una de las condiciones imprescindibles de la familia extraña es el secretismo. Los Whateley no son la excepción. Cometieron sus pecados en secreto y los guardaron para sí mismos. Sin embargo, aquí Lovecraft le da una vuelta de tuerca al concepto, porque el pecado de los Whateley no fue la endogamia, sino la exogamia... interdimensional (ver: Seres Interdimensionales en los Mitos de Cthulhu)

En efecto, Lavinia Whateley se apareó con una detestable entidad cósmica y dio a luz un simpático híbrido (ver: Atrapado en el cuerpo equivocado: la identidad de género en el Horror). Naturalmente, la gente de Dunwich no tenía conocimiento de esto, de manera tal que alimentaron sus reservas con sospechas más convencionales. Tal es así que relacionaron el nacimiento del hijo de Lavinia con el único hombre con el que la habían visto: su padre. Si hubieran sabido que el padre de Wilbur Whateley era un monstruo, y no el progenitor de Lavinia, probablemente no les habría parecido más monstruoso que el incesto (ver: En la cama de Lovecraft)

Lovecraft estaba obsesionado con la supuesta decadencia y la degradación que él percibía en el ser humano. Su propia familia, de hecho, había sufrido un progresivo deterioro, según su óptica, como si algún mal endémico acechara en sus genes (ver: El horror hereditario y la enfermedad de Lovecraft)

Las familias extrañas en la ficción de Lovecraft no necesariamente son el objetivo de un dedo acusador, sino más bien de una mirada introspectiva. Después de todo, si podemos creer que ciertas familias que nos rodean son perversas, capaces de cometer actos inconcebibles, entonces debemos aceptar el hecho de que otros puedan vernos de la misma manera. Incluso podemos ir más allá y suponer que nuestros actos como especie nos aseguran ser percibidos como una familia extraña, muy extraña, por otras civilizaciones en el universo. Tal vez por eso nos han dejado en paz con nuestras odiosas costumbres.




H.P. Lovecraft. I Taller gótico.


Más literatura gótica:
El artículo: Las familias disfuncionales de Lovecraft fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me emociona el terror precisamente porque es la única de las emociones realmente factibles ; adentrado en la niñez quien no puede admirar su propia estremeciente imbricacion sobre todas las cosas... Su creciente conciencia sobre una imaginación persuadidas, divergente... ; pero ya el horror ; el horror y la terrible ambiguedad de estas pinturas son para mí un hartazgo pródigo en el que se hela hasta la sangre, poco menos que anticipada en una de sus posibilidades.Por lo demás resta decir que mis propias costumbres me obligan a permanecer en mi familiar consideración , livida y cercana a una racionalidad perrene (Puritana) sobre todas las cosas que manan en vista de los públicos sobre asuntos cuyo interés de seguro relevan pasiones más literarias y moralizantes. No encontraré administraciones correctas del lenguaje en mi virgen idioma -Poco a poco me serviré de los retorcidos dibujos de mis parodicos hablantes vecinos , los amazonicos- para sintetizar el embargo que me pueden sobreponer los dulces extravíos de un recién aparecido , temblequeante hermano , (en este caso el r.Beeinfhwlli lejano gestor de mi próximo drama en terribles tribunos de onírica agitación.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Y si toda la humanidad fuera una familia extraña, de la que se apartan todos los demás seres, cayendo en la endogamia sin saberlo¡
La familia Whateley sería una excepción, Lavinia tuvo un hizo con Yog-Sothoth, rompiendo notoriamente con toda posible endogamia. Los Primordiales no son simples monstruos, pueden ser considerados dioses. Y así que Lavinia puede haberse sentido muy superior al resto del pueblo.

Brillante análisis.



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Relato de Thomas Mann.
Apertura [y cierre] de Hill House.
Los finales de Lovecraft.

Poema de Wallace Stevens.
Relato de Algernon Blackwood.
De la Infestación al Poltergeist.