Seres Interdimensionales en los Mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft.
El Multiverso en los Mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft es amplio, muy amplio, a tal punto que podemos encontrar seres que emplean la tecnología para viajar en el tiempo, como los Antiguos, y otros que son capaces de moverse libremente entre dimensiones sin recurrir a la ciencia.
H.P. Lovecraft no les asigna un nombre específico a a estas criaturas. Aparecieron por primera vez en: El horror en el museo (The Horror at the Museum), escrito en colaboración con Hazel Heald, y publicado en la edición de julio de 1933 de la revista Weird Tales. Luego reeditado por Arkham House en la antología de 1943: Más allá del muro del sueño (Beyond the Wall of Sleep). Allí se los describe del siguiente modo:
Arrastrándose hacia él desde la oscuridad estaba la enorme y blasfema forma de aquella cosa negra, no del todo la de un simio ni tampoco la de un insecto. La piel le colgaba en jirones sobre el esqueleto, y su rudimentaria cabeza de ojos moribundos se balanceaba de un lado a otro, como la de un borracho. Sus uñas estaban extendidas desde las garras abiertas, y el cuerpo entero agitado por una malevolencia asesina, a pesar de la total ausencia de expresividad facial.
(Shuffling toward him in the darkness was the gigantic, blasphemous form of a black thing not wholly ape and not wholly insect. Its hide hung loosely upon its frame, and its rugose, dead-eyed rudiment of a head swayed drunkenly from side to side. Its fore paws were extended, with talons spread wide, and its whole body was taut with murderous malignity despite its utter lack of facial expression).
Es poco más lo que aporta H.P. Lovecraft sobre estos Seres Interdimensionales. Por su descripción bien podrían tratarse de Ghouls, o por tal caso de cualquier otra criatura de la noche, como los antiguos vampiros de la leyenda; sin embargo, en el relato se deduce que son capaces de caminar entre diferentes planos y dimensiones, una habilidad, convengamos, muy poco frecuente.
Más adelante, en el mismo cuento, se añade lo siguiente:
Cobarde, no podrías enfrentarte al destructor dimensional, cuya piel vestí para asustarte. El mero hecho de verlo vivo, o incluso de pensarlo en términos absolutos, te mataría instantáneamente de miedo.
(Coward —you could never face the dimensional shambler whose hide I put on to scare you— the mere sight of it alive, or even the full-fledged thought of it, would kill you instantly with fright).
Es probable que H.P. Lovecraft no haya profundizado demasiado en estos desagradables Seres Interdimensionales debido a que no son una creación enteramente suya; o mejor dicho, su desarrollo no lo es, como veremos más adelante.
Un año antes de la publicación de El horror en el museo, apareció un breve pero fascinante cuento de Clark Ashton Smith titulado: Los cazadores del más allá (The Hunters from Beyond), donde los Seres Interdimensionales son descritos con mayor profundidad.
Estos cazadores son seres grisáceos, con cabezas entre simiescas y caninas, ojos hundidos en profundas cuencas amarillentas y largos brazos con enormes garras. Lo interesante es que, si bien tienen una apariencia material, su origen es extradimensional, lo cual los hace inmateriales en nuestro mundo, es decir, podemos verlos pero no pueden tocar o ser tocados.
Clark Ashton Smith incluso describe la dimensión de la cual proceden:
Una llanura larga, gris y rezumante, debajo de los cielos donde los vapores del Infierno se retuercen como un millón de dragones fantasmales y distorsionados.
(A long, gray, oozing plain, beneath skies where the fumes of Hell were writhing like a million ghostly and distorted dragons).
Esta región es denominada Dimensión Inferior (Lower Dimension), una especie de Bajo Astral, si se quiere, donde los Seres Interdimensionales atraen a los seres humanos a través de los laberintos del Plano Astral, hundiéndolos en el cieno gris para que sus mentes y sus almas sean devoradas.
Los Seres Interdimensionales, decíamos, se asemejan mucho a los Seres del Bajo Astral descritos en por la teosofía; y, dentro del profuso bestiario de los Mitos de Cthulhu, a los Lloigor: parásitos del Bajo Astral de hábitos más bien precarios.
Uno puede percibirlos al sentirse observado en un lugar en donde no hay nadie más, o bien directamente sentir presencias cuando estamos solos. En cualquier caso, la tradición los describe como espíritus que se «pegan» a las personas para alimentarse de algún tipo de energía vital.
Resulta interesante que estos Seres Interdimensionales sean tan similares a las larvas, gusanos y parásitos del Plano Astral de la tradición. La única diferencia, en todo caso, es que tanto H.P. Lovecraft como Clark Ashton Smith prescinden del por qué a la hora de recurrir a ellos. En definitiva, ¿cómo podríamos siquiera suponer cuál es la agenda de criaturas capaces de saltar de una dimensión a otra?
En este sentido, los Seres Interdimensionales están más allá de nuestra comprensión. Del mismo modo, nuestros conceptos e ideas resultan insignificantes para ellos. No obstante, por sus hábitos podemos suponer que son depredadores, y acaso también insignificantes dentro de su propia realidad.
Otros Seres Interdimensionales en la obra de H.P. Lovecraft son captados por el resonador de Tillinghast en: Desde el más allá (From Beyond), aunque tal vez estas entidades no provienen de otra dimensión en absoluto, sino que existen en una frecuencia o vibración distinta de la de nuestra realidad física, y que de hecho todo el tiempo estamos a un paso de percibirlas; sin embargo, nuestros ineficaces sentidos apenas traducen esas presencias en sombras fugitivas que desaparecen por el rabillo del ojo.
En cualquier caso, estos Seres Interdimensionales parecen ser simplemente cazadores, tal como los denomina Clark Ashton Smith; pero hay otras criaturas interdimensionales en los Mitos; por ejemplo, aquellas entidades de abominables de Los perros de Tíndalos (The Hounds of Tindalos), de Frank Belknap Long, quienes se dedican a perseguir y castigar a todos aquellos que se atreven a ver más allá de la realidad, básicamente alimentándose de sus víctimas a nivel metafísico.
En resumen: los Seres Interdimensionales de los Mitos, así también como los de la tradición mágica, rastrean a sus presas a través de pensamientos, de recuerdos, de las vibraciones negativas producidas por las palabras blasfemas de un libro o de un rito. Quizás incluso una lectura azarosa del Necronomicón, o de cualquier otro libro prohibido, acaso desprenda una fragancia repugnante que los atrae.
Esta es, quizás, la principal característica de los Seres Interdimensionales: aquellos que abren los ojos hacia el más allá, aquellos que se aventuran a otros reinos y planos, que miran de frente a la oscuridad, también se vuelven visibles para estas criaturas.
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