¿Nikola Tesla es uno de los dioses de H.P. Lovecraft?


¿Nikola Tesla es uno de los dioses de H.P. Lovecraft?




En El Espejo Gótico somos aficionados a las conjeturas. Cuánto más improbables, mejor. Después de todo, no hay mejor ejercicio para la razón que defender un hipótesis inestable.

Sin embargo, la conjetura de hoy no es de nuestra cosecha, de hecho, son varios los investigadores que deducen la presencia de Nikola Tesla entre los siniestros dioses del panteón de los Mitos de Cthulhu, de H.P. Lovecraft.

En una carta fechada en 1921, H.P. Lovecraft describió una sueño particularmente perturbador. Según él:


La más realista y horrible pesadilla que experimenté desde los diez años.
(The most realistic and horrible nightmare I have experienced since the age of ten)


En el sueño, Lovecraft recibía la carta de un amigo, en la que éste le sugería:


No dejes de ver a Nyarlathotep si viene a Providence. Es horrible —horrible más allá de lo que puedas imaginar— pero maravilloso. Te atrapa durante horas. Todavía tiemblo al recordar lo que me mostró.
(Don't fail to see Nyarlathotep if he comes to Providence. He is horrible —horrible beyond anything you can imagine— but wonderful. He haunts one for hours afterwards. I am still shuddering at what he showed)


Ya en la vigilia, Lovecraft explica que nunca antes había oído el nombre Nyarlathotep; sin embargo, en el sueño sintió que realmente sabía a quién se refería: una especie de conferenciante, hábil y verborrágico, capaz de seducir a la audiencia con espectáculos que combinaban la magia con experimentos científicos y dispositivos eléctricos asombrosos.

En el sueño, Lovecraft no solo sabía quién era Nyarlathotep, sino que además podía describir con lujo de detalle esas exhibiciones. Y frente a la sugerencia onírica de su amigo, incluso recordó, siempre dentro del sueño:


Me pareció recordar que Nyarlathotep ya estaba en Providence. Y me pareció recordar que algunas personas ya me habían hablado en voz baja de sus horrores y advertido que no me acercara.
(I seemed to recall that Nyarlathotep was already in Providence. I seemed to remember that persons had whispered to me in awe of his horrors, and warned me not to go near him)


Finalmente, el sueño concluyó con el propio Lovecraft yendo a ver uno de esos espectáculos inquietantes:


Mientras dejaba la casa vi multitudes vagando en la noche, susurrando y dirigiéndose en una dirección. Los acompañé, temeroso pero fascinado por acudir a ver y oír al gran, el oscuro, el impronunciable Nyarlathotep.
(As I left the house I saw throngs of men plodding through the night, all whispering affrightedly and bound in one direction. I fell in with them, afraid yet eager to see and hear the great, the obscure, the unutterable Nyarlathotep)


La carta en la que H.P. Lovecraft describe este sueño está fechada en 1921, pero el sueño propiamente dicho se produjo en 1920. Al despertar, en una frenética mañana de escritura, concibió el relato: Nyarlathotep (Nyarlathotep), una deidad que se volvería recurrente en el Ciclo Onírico y los Mitos de Cthulhu. De hecho, protagoniza otros seis cuentos, además del mencionado: Las ratas en las paredes (The Rats in the Walls), La búsqueda onírica de la desconocida Kadath (The Dream-Quest of Unknown Kadath), Los sueños en la casa de la bruja (The Dreams in the Witch House), El morador de las tinieblas (The Haunter of the Dark), La sombra fuera del tiempo (The Shadow out of Time), El montículo (The Mound) —éste último en colaboración con Zealia Bishop—, y el soneto: Nyarlathotep (Nyarlathotep).

Algunos especulan que el Nyarlathotep soñado por H.P. Lovecraft es en realidad una representación de Nikola Tesla, en principio, debido a que la exhibición que éste realiza en el sueño se asemeja bastante a los espectáculos públicos del inventor, en donde efectuaba sobrecogedores experimentos y demostraciones con aparatos eléctricos.

En el cuento, aquel inspirado por el sueño, Nyarlathotep no posee la forma típica de los dioses lovecraftianos. Es un hombre, o algo con apariencia de hombre: un sujeto oscuro, alto, delgado, que emerge durante un período de agitación política a nivel mundial, realizando exhibiciones donde combina la psicología con extraños instrumentos eléctricos.

Durante uno de esos espectáculos, el narrador, que es parte de la audiencia, observa que en el escenario comienzan a proyectarse imágenes de lo que indudablemente es el fin del mundo. En su escape, comparte la desesperación de otros mientras la realidad se deshace a pedazos.

En posteriores relatos vemos que Nyarlathotep se caracteriza por ayudar a sus adeptos, por otorgarles poder e inteligencia más allá de las posibilidades humanas. No por bondad, naturalmente, sino para manipularlos. En este sentido, Nikola Tesla sería simplemente un títere articulado por Nyarlathotep para acelerar el fin de los tiempos; de ahí que su apariencia en el cuento sea idéntica a la fisionomía del inventor.

Al leer a Lovecraft se puede caer en la falsa idea de que éste odiaba a la ciencia. De hecho, el primer párrafo de La llamada de Cthulhu (The Call of Cthulhu), quizá su cuento más conocido, ciertamente deja esa impresión. Sin embargo, H.P. Lovecraft poseía una gran curiosidad por la ciencia, y estaba al tanto de todas las nuevas teorías que iban surgiendo en su época.

Esta afición, no obstante, no implica que Lovecraft haya sido un fanático; todo lo contrario: era un individuo crítico, y desconfiaba que los avances científicos pudiesen conducir a otro lugar que no sea la destrucción de la humanidad.

Por eso mismo, el Nyarlathotep-Tesla no es la causa del Apocalípsis, sino más bien el arquitecto, el guía, que con sus dispositivos maravillosos le brinda a la humanidad una herramienta para su propia destrucción.

De ahí que Nyarlathotep no se parezca a ningún otro dios lovecraftiano. Su función es la de divulgador de misterios arcanos, pero es en última instancia la humanidad quien se revela como el mayor peligro para sí misma a través del uso inadecuado del conocimiento y la técnica.

Podemos ver a Nyarlathotep como una especie de Prometeo que revela el secreto del fuego, es decir, el conocimiento, para que sea el hombre quien se encargue de su destrucción sin coartar en ningún momento su libre albedrío.

Fuera del terreno de la conjetura, lo cierto es que no hay testimonios escritos por Lovecraft acerca de la relación entre Nyarlathotep y Nikola Telsla. Lo que sí hay son evidencias de la fascinación y la desconfianza del maestro de Providence por los viejos experimentos públicos llevados a cabo por Nikola Tesla, donde increíbles flujos en energía eléctrica eran manipulados frente a las narices del público.

En este sentido, no es improbable que Lovecraft haya elegido la figura de Nikola Tesla como un intérprete terrenal de los oscuros designios de Nyarlathotep.




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1 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Y por que no el propio ser, disfrazado de humano? Es una teoria muy verosimil.



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