El Caso de Doris Bither.


El Caso de Doris Bither.




El Caso de Doris Bither es uno de los más famosos y documentados de la investigación paranormal; sin embargo, más de cuatro décadas después, todavía quedan muchos cabos sueltos. Algunos de ustedes seguramente están al tanto de la novelización del caso, realizada por Frank De Felitta, y de la película estrenada en 1982: El Ente (The Entity), con Barbara Hershey en el papel de Doris Bither.

En 1974, Doris Bither era una madre soltera de unos treinta años. Tenía cuatro hijos de cuatro padres diferentes: una niña [seis] y tres varones [diez, trece y dieciséis años]. Por aquel entonces sufría emocionalmente las consecuencias de varias relaciones abusivas, lo cual la llevó a buscar consuelo en el alcohol. En este contexto, Doris Bither invitó a los investigadores paranormales, Barry Taff y Kerry Gaynor a su casa, según dijo, embrujada. Durante esa primera visita Doris Bither les confesó el verdadero motivo de la invitación. Aseguró que había sio agredida sexualmente por tres entidades demoníacas [ver: Seducción paranormal: encuentros con fantasmas y espíritus]

Al parecer, el hijo mayor de Doris Bither trató de intervenir una vez mientras su madre era arrojada por la habitación por una entidad invisible, y el mismo resultó herido [se rompió un brazo]. Esta era la primera vez que Taff y Gaynor habían oído hablar de este tipo de abuso espiritual; sin embargo, sus dudas desaparecieron al ver los moretones en la parte interna de los muslos de Doris Bither [ver: Toques Espirituales: cuando un espíritu te toca]. Incluso algunos vecinos testficaron haber visto apariciones moviéndose por la casa. Los niños también habían visto a estos seres; de hecho, aparecían con tanta frecuencia que uno de ellos como Mr. Who.


Los investigadores paranormales reunieron a su equipo y se dispusieron a estudiar el caso. Según su informe, Doris Bither recibió instrucciones de convocar a las entidades, por lo que comenzó a maldecir y a gritarles. De repente, unas luces se manifestaron en la habitación. Una especie de niebla se arremolinó en un rincón y empezó a tomar la forma de un robusto torso masculino. A pesar de su equipo, los investigadores solo lograron capturar un arco de luz sobre Doris Bither mientras estaba sentada en su cama [ver: Algo invisible se metió en la cama conmigo]

Al entrevistar a toda la familia, los investigadores paranormales concluyeron que las entidades parecían fortalecerse a medida que los problemas emocionales de la familia se acentuaban. No obstante, la actividad paranormal siempre era más intensa cuando Doris Bither estaba presente. A pesar de mudarse varias veces, Doris Bither afirmó que las entidades la seguían; incluso que quedó embarazada de una de ellas, aunque las pruebas médicas revelaron que sufría un embarazo ectópico. A finales de la década de 1980, Doris Bither se recluyó en el silencio. Su hijo mayor, en una entrevista realizada en 2009, comentó que su madre había fallecido de un paro pulmonar en 1995.

Taff y Gaynor visitaron por primera vez la casa de Doris Bither en Culver City el 22 de agosto de 1974, y continuaron yendo regularmente durante un período de diez semanas. No investigaron la supuesta agresión sexual, ya que esta precedía a su participación en el caso; y el propio Taff declaró que no creía que tales incidentes hubiesen ocurrido [ver: Cuando algo invisible te toca]. Durante el transcurso de sus visitas, sin embargo, notaron una intensa actividad poltergeist: objetos que caían solos de los estantes, luces extrañas, malos olores y puntos fríos en la casa [ver: Los «Puntos Fríos» y los fantasmas]. A ellos se unió una médium y varios investigadores más; sin embargo, solo Taff, Gaynor y la propia Doris Bither fueron las personas que aportaron mayores detalles de esta actividad paranormal.

Las fotografías de lo que parecen ser luces son la única evidencia objetiva recopilada en el transcurso de las investigaciones. Fueron tomadas por Taff y Gaynor con una cámara instantánea [Polaroid SX-70] y una cámara de 35 mm. Los investigadores indicaron haber enfocado orbes de luz en movimiento, pero lo que muestran las imágenes tiene una apariencia diferente: una banda de luz estática y semicircular; una línea brillante irregular; y áreas sobreexpuestas sin forma. Taff y Gaynor también usaron una cámara infrarroja, pero accidentalmente sobreexpusieron la película, dejándola inutilizable.

Este es, a grandes rasgos, el Caso de Doris Bither; sin embargo, hay mucho más debajo de la superficie.


La historia de Doris Bither es, a todas luces, una historia trágica. Tuvo una infancia abusiva, varios matrimonios fallidos, era alcohólica, y vivía en un hogar sórdido con cuatro hijos. Después de haber sido agredida físicamente por estas misteriosas entidades, nunca consideró comunicarse con la policía, dadas las dadas las circunstancias, pero sí se lo comentó a una amiga. El asunto probablemente habría terminado ahí, como una situación fácilmente atribuíble al estrés, la enfermedad mental o el abuso de sustancias, si no fuera por aquel encuentro casual en una librería [ver: Cómo y por qué algunas entidades se «pegan» a las personas]

Una amiga y confidente de Doris Bither escuchó una conversación entre los parapsicólogos Barry Taff y Kerry Gaynor, dos hombres que trabajaban en la Universidad de California, en Los Ángeles, sobre temas paranormales. La amiga les comentó las experiencias de Doris Bither y les preguntó si podían ayudarla. Intrigados, Taff y Gaynor entrevistaron a Doris Bither en agosto de 1974. Si bien Taff y Gaynor se denominaban investigadores paranormales, lo cierto es que Taff tenía un doctorado en psicofisiología, y Gaynor un título en filosofía. Esta era su primera investigación paranormal.

Como suele suceder en este tipo de casos, la presencia de supuestos psíquicos, parapsicólogos, investigadores paranormales y autodenominados «cazadores de fantasmas», intensificó, y posiblemente exacerbó, la situación de Doris Bither. Donde un profesional serio, en primera instancia, debe derivar a la persona a un psiquiatra calificado, Taff y Gaynor vieron una oportunidad de oro para investigar un fantasma real [ver: ¿Los fantasmas saben que están muertos?]

Entonces, ¿qué sucedió realmente con el Caso de Doris Bither?

Desafortunadamente, el Caso de Doris Bither nunca se investigó de manera competente y, casi medio siglo después, es imposible estar seguro de mucho de lo que se ha dado por cierto. Muchas de las personas que participaron en la investigación han muerto desde entonces [aunque Taff todavía capitaliza su participación]. Sin embargo, hay algunas piezas con las que podemos armar una suposición razonable de lo que sucedió en 1974. Por un lado, tenemos las afirmaciones y conclusiones de Taff, que se pueden examinar en contraste con la evidencia que ofrece [o, más a menudo, con la ausencia de evidencia]. Para ser un caso tan espectacular, hay poca corroboración independiente de los eventos [supuestamente] paranormales que ocurrieron alrededor de Doris Bither.

En 2014, Taff comentó lo siguiente:


[«La investigación comenzó el 22 de agosto de 1974. Fue un trabajo de diez semanas en una casa, supuestamente embrujada, ubicada en Culver City, California. La investigación reunió evidencia de que estaba infestada y frecuentada por eventos de actividad poltergeist en forma de movimientos de objetos, apariciones observadas colectivamente, así como puntos fríos y hediondos»]


Más específicamente, Taff y Gaynor afirmaron haber observado en varias ocasiones pequeñas bolas de luz [orbes] que se movían rápidamente, casi siempre en presencia de Doris Bither. Se informó, además, que las luces cambiaban su movimiento, tamaño e intensidad en respuesta a las solicitudes de los investigadores y a los arrebatos emocionales ocasionales del Agente Focal [en este caso, la propia Doris Bither]. Según los informes, los intentos de fotografiar las luces no tuvieron éxito en la mayoría de las ocasiones, aunque en algunos casos raros se capturaron arcos de luz, un efecto que puede aparecer en las fotos de objetos iluminados, ya sea debido al movimiento de la cámara como al del propio objeto.

Ahora bien, muchos supuestos fenómenos paranormales en el Caso de Doris Bither están relacionados con el contexto, es decir, con la «naturaleza deteriorada y destartalada de la vivienda de madera» en la que se produjeron. De hecho, muchos de los fenómenos paranormales típicos [puntos fríos, experiencias aparicionales, malos olores] suelen ser fácilmente explicables por el contexto. Sin embargo, Taff y Gaynor también afirmaron haber experimentado algunos fenómenos inexplicables [que predeciblemente no fueron documentados], por ejemplo:


[«De repente, la puerta de un gabinete se abrió. Una sartén salió volando del gabinete, siguiendo un camino curvo hacia el piso a más de 2.5 pies de distancia, golpeando con un ruido sordo.»]


A los investigadores se unió una amiga de Doris Bither, llamada Candy, quien afirmó ser psíquica y que ocasionalmente gritaba que «había algo en el rincón» [no algo pudiera ver, sino sentir]. En algunas ocasiones, otras personas se unieron, con poca o ninguna consideración por el protocolo de investigación. En todo caso, la evidencia más impresionante, al menos para Taff, está en unas pocas fotografías.

Durante su segunda visita a la casa, trajeron equipo adicional y varias cámaras que, según afirmaron, luego arrojaron fotografías inexplicables. En este punto hay que decir que estas evidencias no resisten la más superficial mirada crítica.

Los eventos más dramáticos en el Caso de Doris Bither ocurrieron cuando Taff y el resto del equipo no estaban en la casa. Taff escribe:


[«Me abstendré de entrar en detalles sobre todas las historias extrañas que se nos relataron porque no podemos corroborarlas.»]


Acto seguido, Taff entra en detalles sobre todas esas historias extrañas. ¿Por qué? Básicamente porque Taff y sus colegas se vieron obligados a confiar en lo que Doris Bither les dijo que ya había sucedido. Al no poder verificar sus afirmaciones, el equipo intentó confirmarlas por otro medio. Probaron técnicas ancestrales de comunicación espiritual, pidiéndole a los espíritus que hicieran sonidos o manipularan las luces en respuesta a preguntas: una cierta cantidad de golpes o destellos para indicar «sí» o «no», por ejemplo [ver: Un golpe: «SÍ»; dos golpes: «NO»; tres golpes: «DÉJAME ENTRAR»]. Los esfuerzos fueron tan infructuosos como poco serios. Incluso Taff admite que:


[«Las respuestas que recibimos no pudieron ser confirmadas, y en realidad nunca tuvieron ningún sentido.»]


También se utilizaron los dispositivos que estaban disponibles en la época, como los contadores Geiger, pero al final la evidencia fue inconclusa y ambigua.

Las afirmaciones de agresión sexual de Doris Bither por estas entidades es, quizás, el aspecto más espeluznante de su historia; sin embargo, solo fue una parte de una serie mucho más grande de fenómenos paranormales que la familia y los investigadores afirman haber experimentado. A pesar de las escenas de pánico en los programas y canales de YouTube de cazadores de fantasmas, en los que los participantes sostienen que fuerzas invisibles los empujan o lastiman, las afirmaciones de asalto sobrenatural son muy raras [ver: Algo invisible me besó] De hecho, las experiencias de la mayoría de las personas con lo paranormal son mundanas. Más aún, frecuentemente son benignas y reconfortantes. Entonces, el Caso de Doris Bither, si fue real, también es notable por esa razón.

A propósito, Taff señala:


[«El hecho más intenso que Doris nos contó fue que había sido asaltada por tres seres semivisibles. Dos de los seres más pequeños, o apariciones, la sujetaron literalmente por las muñecas y los tobillos, mientras que la forma restante la abusaba [ver: Ataques astrales]. Según el testimonio de Doris, este evento tuvo lugar en varias ocasiones separadas, dejando cada vez heridas grandes y distintivas de color negro y azul, especialmente alrededor de los tobillos, las muñecas, los senos y el área de la ingle en la parte interna de los muslos.»]


Las afirmaciones sobre relaciones con espíritus tienen una larga historia, comenzando por las brujas medievales y sus reuniones sabáticas donde supuestamente tenían encuentros carnales con el diablo. Desde una perspectiva psicológica, no es extraño que una amplia variedad de «fantasmas» sean de naturaleza sexual, es decir, una manifestación de sentimientos sexuales abiertos o reprimidos [ver: ¿Pueden los espíritus tocarte?]. Después de todo, incluso los fantasmas más reservados se caracterizan por tocar, acariciar, incluso respirar pesadamente en el oído de sus aterrorizadas víctimas [ver: Cuando algo invisible te respira en la cara]

Los informes de fantasmas que tocan a sus víctimas no son tan raros como podría pensarse. Generalmente, las personas informan sobre entidades invisibles [o apenas visibles] que aparecen al pie o sobre la cama a altas horas de la noche [ver: El hombre al pie de mi cama]. Las personas que experimentan estos eventos a menudo describen estar aterrorizadas, paralizadas, retenidas o empujadas hacia abajo por alguna fuerza invisible. La mayoría también está convencida de haber estado completamente despierta en ese momento y rechazan la sugerencia de que todo fue un sueño. Los informes de agresiones espirituales más severas, como en el Caso de Doris Bither, coinciden con este fenómeno y recuerdan a las historias de súcubos e íncubos de los tratados demonológicos de la Edad Media [ver: Íncubos y Súcubos: ¿qué ocurre durante un encuentro paranormal?]

En el Caso de Doris Bither, si bien predominaba la agresión, en ocasiones también existió cierto grado de placer:


[«Podía sentir que alguien me tocaba y que sus manos me empujaban contra mi voluntad. Podía sentir el peso de su cuerpo encima de mí. No podía ver a nadie, pero podía sentir la presión, la energía, el calor empujando en diferentes direcciones.»]


Seguramente hay muchos hombres y mujeres que han tenido experiencias con súcubos e íncubos; ya sea en términos de amante o atacante. Estas experiencias, a veces aterradoras, otras placenteras, pero siempre vívidas, suelen ser el resultado de percepciones erróneas asociadas con el estado hipnagógico. De hecho, algunos estudios estiman que el 15% de las personas experimentan haber sido asaltadas mientras duermen por una entidad desconocida en algún momento de sus vidas [ver: ¡Algo sacude la cama!]

En el Caso de Doris Bither, sin embargo, estas experiencias son extremas, y si bien ella era claramente el Agente Focal, el resto de la familia también estaba sujeta al fenómeno:


[«Las circunstancias de la familia Bither parecían estresantes y disfuncionales. En efecto, observamos varias veces la mala relación entre Doris y sus hijos, y presenciamos muchas peleas entre los hermanos. En una ocasión, uno de los hijos afirmó, además, que él y sus hermanos eran psíquicos, señalando que en diferentes entornos a lo largo de sus vidas habían visto ocasionalmente sombras y espíritus.»]


Los investigadores también señalaron:


[«Si bien el caso de Doris Bither fue extremo y sensacional, su fenomenología subraya por qué la relación entre las ideas paranormales y el bienestar psicológico o la percepción de los síntomas es un área de estudio importante y floreciente.»]


Más aún, el Caso de Doris Bither terminó siendo el punto de partida para lo que actualmente se conoce como Síndrome de la Gente Embrujada [Haunted People Syndrome], una condición que define a ciertas personas que creen que los fantasmas, espíritus u otros agentes sobrenaturales son la causa de un conjunto de fenómenos anómalos que les ocurren de forma recurrente [ver: Espíritus que se «pegan» a las personas]. De hecho, el propio Barry Taff no cree que Doris Bither haya sido asaltada espectralmente:


[«Desafortunadamente, la afirmación de Doris Bither de espectrofilia no se pudo corroborar debido a que no informó el incidente a las autoridades médicas o de otro tipo. El hecho de que estos presuntos casos ocurrieran varias semanas antes de nuestra llegada nos impidió observar sus moretones, los cuales ya habían curado. Contrariamente a lo que mucha gente cree, el caso de Doris Bither no fue, en mi opinión profesional, el resultado de agresión espectral, sino un brote de poltergeist inquietantemente real (ver: Las 8 fases de la Actividad Poltergeist) Aunque había muchas pruebas de que estábamos tratando con fenómenos paranormales reales, es muy probable que no tuvieran nada que ver con lo que ella pensaba. Fue evidente desde el principio que Doris Bither era una mujer profundamente perturbada cuyas denuncias de agresión espectral se debían en gran parte a una angustia emocional extrema junto con una imaginación hiperactiva y fantasías libidinosas.»]


También hay que decir que el Caso de Doris Bither admitió varios testigos no presenciales poco fiables. Todos los involucrados están de acuerdo en que Doris Bither era una mujer perturbada cuyos problemas psicológicos se vieron exacerbados por las drogas, el alcohol y circunstancias bastante terribles. Incluso Taff y Gaynor lo reconocen abiertamente:


Doris Bither fue muy evasiva y algo críptica con respecto a sus antecedentes, tanto que se negó incluso a decirnos su edad. Si la hubiéramos presionado para que revelara más sobre su pasado infernal, tales esfuerzos de nuestra parte podrían habernos sacado del caso. Si hubiéramos intentado obtener el tipo de información que recopilamos actualmente, como información médica, psicológica, psicodinámica familiar, medicamentos recetados, así como drogas recreativas y consumo de alcohol, Doris Bither seguramente nos habría mostrado la puerta desde el principio. No teníamos forma de saber qué tan perturbadora era la vida que había llevado.»]


Para cualquier investigador serio, y dada la ausencia de evidencia sólida, la navaja de Occam suele ser la mejor herramienta; es decir, la explicación más probable es la más obvia: Doris Bither, como muchas personas que aseguran estar experimentando algo paranormal, imaginó la mayoría o todos sus encuentros espectrales [ver: ¿Los fantasmas son «grabaciones» impresas en la realidad?]. Algunos eventos, como accidentes ordinarios, tropezones o caídas [como podría suceder cuando uno está borracho o bajo la influencia de sustancias] podrían haber sido interpretados como instigados por una presencia sobrenatural [ver: Algo me tira de los pies en la cama]

No está claro qué experimentó Doris Bither, si es que experimentó algo en absoluto. Esto no quiere decir que las personas que padecen una enfermedad mental y están bajo la influencia de sustancias no puedan experimentar fenómenos paranormales, pero sus circunstancias por sí solas ofrecen una explicación plausible.

Los investigadores del Caso de Doris Bither, habiendo descartado de alguna manera el engaño y la perturbación psicológica, ofrecen una posibilidad aparentemente plausible para explicar los extraños eventos, incluyendo que «la energía liberada inconscientemente puede afectar la materia circundante»; es decir, «en términos simples, y contrariamente a la exageración de los medios, el Caso de Doris Bither no fue, en mi opinión, un caso de inteligencia desencarnada, sino una manifestación de poltergeist.» [ver: Apego espiritual: causas y síntomas]

Lamentablemente, los investigadores hicieron pocos esfuerzos por establecer un protocolo, evitar que la gente contaminara la escena, detectar, y mucho menos prevenir, el fraude. El hecho de que Taff sugiera que una sesión de espiritismo es una técnica de investigación válida habla mucho de su credibilidad.

De hecho, Taff también afirmó haber investigado unos 3500 casos paranormales en el transcurso de unos treinta años, ¡un promedio de 117 casos al año, o uno cada tres días! Si es cierto, más asombrosa que su productividad es la ausencia de evidencia. Sin embargo, esto sería un problema menor si otros corroboraran su historia. Curiosamente, a pesar de que supuestamente «más de cincuenta personas» estuvieron presentes en un momento u otro en casa de Doris Bither, ninguna parece haber presentado relatos o pruebas.

No dudo que otros estuvieron involucrados en la investigación, pero la falta de corroboración independiente es curiosa. Seguramente, dada la notoriedad del Caso de Doris Bither, al menos algunos de esos testigos oculares de la asombrosa actividad paranormal habrían aprovechado su participación en un libro, artículo o fama nominal.

A pesar de su apariencia científica, la investigación del Caso de Doris Bither está plagada de errores, incluso de los más elementales principios escépticos y críticos. La mayoría de los «casos reales» de experiencias paranormales involucran a personas desesperadas, austadas y, en algunos casos, con enfermedades mentales. La mayoría de los investigadores paranormales, incluídos Ed y Lorraine Warren [venerados en la franquicia El Conjuro], no tienen demasiadas reservas en explotar a personas frágiles y perturbadas para obtener publicidad y una buena historia. Por otro lado, tampoco hay motivos para pensar que la historia de Doris Bither sea un absoluto engaño.

El entorno psicodinámico dentro de la casa de Doris Bither era intenso y lleno de ansiedad, con matices de animosidad y beligerancia entre sus ocupantes. Desde una perspectiva psicoanalítica, es interesante notar que los ataques fueron cometidos por «tres seres masculinos», la misma cantidad de hijos varones de Doris Bither. Sigmund Freud, por supuesto, se hubiese interesado en las afirmaciones de Doris Bither sobre lo paranormal, pero más aún en sus fantasías reprimidas o latentes [ver: Lo que Freud no te contó sobre el complejo de Edipo]. De hecho, el guión original de la película El Ente contenía una trama secundaria sobre las fantasías incestuosas de la protagonista con su hijo mayor. Lamentablemente, esto no llegó al corte final de la película.

Ahora bien, ¿esto explica el hedor espantoso en la casa de Doris Bither, como a carne podrida, que casi todos los testigos aseguran haber experimentado, sin que jamás se encuentre su origen? [ver: Olores paranormales: ¿recuerdos olfativos o signos de visitación?]

No.

Tampoco explica los bruscos descensos de temperatura [durante un caluroso verano en una casa sin aire acondicionado] así como otros fenómenos menores. En este sentido, el contexto de Doris Bither se ajusta bastante bien a las condiciones habituales en las que se produce el fenómeno poltergeist. Y una vez que se reunen estas condiciones, todas las frustraciones y ansiedades psicológicas del Agente Focal pueden cobrar vida, literalmente [ver: Pasos, golpes, objetos que caen y otros ruidos inexplicables]

En algunos casos, los poltergeist pueden comportarse como una infección, siguiendo al Agente Focal de casa en casa, saturándolo con su energía residual [ver: ¿Energía Residual o entidades inteligentes?] Es decir, la persona se muda de casa, las cosas andan bien durante un tiempo, y entonces los fenómenos regresan, a veces de forma aun más intensa y frecuente [ver: Infección Astral: casas tomadas por los espíritus]. Dado que no se requieren credenciales académicas para que alguien se llame a sí mismo «investigador paranormal», el tema suele estar rodeado de charlatanes y mistificadores que simplemente no están calificados para comprender el funcionamiento del subconsciente, el cual puede menifestarse involuntariamente en toda clase de anomalías físicas. Mucho más simple es creer que todos estos eventos son producto de una inteligencia incorpórea.

¿La creciente saturación en redes sociales y sitios como YouTube de supuestos «investigadores paranormales» está obstaculizando la búsqueda científica por desmitificar lo paranormal?

Es probable. No es que estemos menospreciando los esfuerzos de investigadores aficionados, pero los casos investigados por la mayoría de estos «cazadores de fantasmas» [donde lo parapsicológico siempre predomina sobre lo psicótico] resultan tan absurdos y faltos de evidencia que uno no tiene más alternativa que tomarlos como un producto de entretenimiento. El efecto colateral, sin embargo, es empañar las investigaciones que se realizan sobre la base de protocolos serios.

La mente subconsciente tiene una importancia crucial en los fenómenos paranormales [algo que pocos «investigadores paranormales» y «cazadores de fantasmas» están dispuestos a admitir]. ¿Eso significa que nuestro subconsciente tiene la capacidad de arrojar objetos por el aire? [ver: Libros, cuadros y portarretratos que se caen solos]. Bueno, es más complicado que eso.

Por ejemplo, estadísticamente sabemos que los fenómenos paranormales tienden ocurrir en torno a Agentes Focales Humanos epilépticos, o al menos propensos a sufrir convulsiones, a veces sin saberlo. Estas personas, además, suelen tener herramientas psicológicas ineficaces para lidiar con el estrés. Si esas variables están presentes en la relación correcta, entonces sí podemos partir de una base más o menos sólida.

La forma en que el entorno electromagnético afecta a estas personas se traduce en estrés. Altera sus organismos de alguna manera [algunos llaman a este mecanismo «acoplamiento de resonancia inductiva»]. Entonces, incluso si estás en el entorno adecuado y eres propenso a las convulsiones, o epiléptico, no sucederá nada si el campo electromagnético que te rodea no resuena con el tuyo. Y eso puede estar basado más en tus emociones que en cualquier otra cosa [ver: Espíritus y «ambientes cargados»]

Otro punto irritante sobre lo paranormal es cuando se habla de «energías». ¿De qué «energías» estamos hablando exactamente? [ver: Parásitos astrales y las «malas energías»]

Solo conocemos unas pocas fuentes: electromagnetismo, nuclear y gravitacional. Lo paranormal no puede estar relacionado con la energía gravitacional porque la masa es insuficiente. No puede ser nuclear porque el Agente Focal [o persona embrujada] estaría muerta debido a la ionización mucho antes de que ocurriera cualquier fenómeno paranormal. ¿Es entonces energía electromagnética? Podría ser, aunque un libro que es arrojado [aparentemente] por fuerzas invisibles a través de una habitación debería estallar en llamas por el calor liberado. Termodinámica básica. Sin embargo, los fenómenos paranormales no parecen liberar calor, ¡sino frío! No obstante, la forma en que esta energía se acopla con nosotros es casi con certeza de naturaleza magnética [ver: Un caso de «apego espiritual»]

El Caso de Doris Bither, así como muchos otros, está relacionado más con un problema de salud mental que, digamos, espiritual. Si una persona cree que está viviendo en una casa embrujada, ¿qué puede hacer al respecto además de recurrir a un charlatán? Dado que la mayoría de la gente ni siquiera quiere leer lo que arroja una investigación real, es un callejón sin salida.

Lo más triste de todo esto es la incomprensión que seguramente debió haber sufrido la propia Doris Bither. Por uno de sus hijos, Brian, sabemos que Doris fue echada de su casa familiar cuando aún era adolescente debido a su estilo de vida y su naturaleza rebelde. También sabemos que su madre comenzó a jugar con el tablero Ouija, y a realizar sesiones de espiritismo, exponiendo a Doris, a una edad muy temprana, a conceptos completamente equivocados [ver: Ouija: errores frecuentes, peligros y consecuencias]. Nada de todo esto fue evaluado en profundidad al analizar su caso.

Además, cuando Doris Bither se mudó a la casa de Culver City, California, una extraña anciana, en sus 70 u 80 años, de aspecto sombrío, apareció en su puerta y le advirtió que la casa estaba embrujada por una entidad demoníaca:


[«¡Tienes que irte! Solía vivir aquí, en esta vieja casa, cuando era solo una granja y yo era una niña. Hay algo muy malo aquí. ¡Este lugar está embrujado y tienes que irte!»]


Cuando Doris le preguntó de qué estaba hablando, la misteriosa mujer dio media vuelta se retiró sin más explicaciones. Poco después, Doris Bither se vio acosada por los ataques paranormales [ver: Sobre las apariciones demoníacas]

¿Hay alguna conexión aquí? ¿Acaso la mujer desconocida sabía algo feo sobre la casa, o simplemente fue el comentario de una mujer desequilibrada que activó en Doris Bither todo el bagaje de supercherías que había absorbido de su propia madre? Nunca lo sabremos.

Lo que sí sabemos es que Doris Bither tuvo una vida llena de abandono, abuso y una sensación de vacío muy profundo. La psicodinámica con su familia en Illinois la arrojó en una dirección equivocada en la vida. Solo empeoró en la adolescencia, mezclándose con el lado oscuro de las sesiones de espiritismo. Algo que al principio parecía divertido y excitante, se convirtió en una obsesión que rápidamente se salió de control [ver: Entidades que se obsesionan con los vivos]

Ahora bien, todos en la casa de Doris Bither [TODOS] experimentaron algo extraño. Algunos de los niños fueron abofeteados por una mano invisible en medio de la noche, otros chocaron con una persona invisible en el pasillo. Todos experimentaron algo en esa casa. Algo que era paranormal. [ver: Cuando los niños ven fantasmas]

A modo de resumen, el Caso de Bither incluyó las siguientes afirmaciones:

La mujer aseguró que las entidades le arrojaron dos candelabros. Una caja de fusibles fue arrancada de la pared y voló por el aire hacia Doris. También afirmó que las entidades la atacaron repetidamente, desde agresiones leves hasta llegar al abuso [tenía moretones en las piernas y la parte interna de los muslos a causa de los ataques]. Su hijo adolescente vio a Doris siendo atacada por una entidad invisible. Cuando fue a ayudarla, algo invisible lo empujó hacia atrás con gran fuerza. Durante la investigación, Doris Bither afirmó que fue testigo de cómo manos invisibles arrancaban de la pared las cartulinas que los investigadores habían colocado con cinta adhesiva. Los niños también experimentaron encuentros con las entidades, chocando con ellas en los pasillos e incluso los abofetearon [ver: Señales de que hay un espíritu en tu casa]

También hubo avistamientos de una mujer morena sentada al borde de la cama. El ruido de pasos, y de una respiración pesada, profunda, fue registrada en grabaciones de audio, como si se acercara al micrófono. Un armario de la cocina se abrió de golpe y una sartén salió volando como si hubiera sido arrojada. Los investigadores fueron testigos de brillantes bolas de luz de color amarillo verdoso que volaban alrededor del dormitorio. Las entidades siguieron a Doris Bither a su nuevo hogar. Después de varias semanas, ella y sus hijos se mudaron a una nueva casa en Carson, California. Poco después, la actividad poltergeist comenzó a ocurrir de nuevo, e incluso se replicó en las casas de los dos vecinos de la familia [ver: Espíritus que no abandonan su antigua casa]

Doris Bither se mudó nuevamente, esta vez a San Bernardino, y luego a Texas, sin decírselo a Taff y Gaynor. Eventualmente, perdieron contacto con ella. Sin embargo, Doris Bither mantuvo contacto con el autor Frank De Felitta y le informó que, sin importar a dónde se mudara, la actividad la seguía.

¿Qué hacemos entonces con todo esto?

No es mucho lo que podemos hacer en realidad. No solo tenemos piezas dispersas del rompecabezas del Caso de Doris Bither, sino que ni siquiera estamos en condiciones de afirmar que sean las piezas verdaderas.




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