¿Los fantasmas saben que están muertos?


¿Los fantasmas saben que están muertos?




Uno supone que si tratas de abrazar a tu esposa, o acariciar la cabeza de tu hijo, y tus manos los atraviesan como si fueran vapor, sería evidencia suficiente tener la certeza de que estás muerto. Sin embargo, algunos fantasmas requieren asesoramiento para llegar a esta conclusión (ver: ¿Qué hacen los fantasmas cuando no están entre nosotros)

En este viernes en el Consultorio Paranormal de El Espejo Gótico intentaremos responder una pregunta que nos llega con demasiada insistencia a nuestro correo: ¿los fantasmas saben que están muertos? (ver: ¿De qué están hechos los espíritus?)


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Les escribo con una cuestión que siempre me ha llamado la atención: ¿los fantasmas saben que están muertos? Y, en caso de ser así, ¿qué les impide darse cuenta de que están muertos? (ver: El verdadero significado de los fantasmas)

No soy un experto en la vida en el más allá, ni siquiera creo estar seguro de que exista, pero imagino que esta sería muy diferente a la vida en este plano. Me gusta pensar que notaría que nadie puede escucharme, que el mundo está cambiando a mi alrededor, que ya no necesito dormir ni comer... pero claramente este no es el caso en las historias de fantasmas.

¿Ser un fantasma podría ser como vivir envuelto en una especie de neblina mental, como cuando estás soñando y no te das cuenta? ¿Podría tener algo que ver con la negación? ¿O una combinación de causas? Me encantaría escuchar la opinión de El Espejo Gótico al respecto.

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Creer en la existencia de fantasmas también es creer que es posible quedar atrapado en este plano después de morir, tal vez después de tener una muerte trágica o inesperada. ¿Es cierto que algunos fantasmas no saben que están muertos? ¿Pueden los espíritus crear su propia realidad, como si nunca hubieran muerto, y continuar interactuando con las personas que conocían? ¿Qué pasaría si crearas esta realidad para no tener que aceptar que estás muerto? (ver: Espíritus que no abandonan su antigua casa)

La posibilidad de que los fantasmas no sepan que están muertos resulta desconcertante. Pensemos en aquellas personas que han tenido una experiencia cercana a a muerte. Suelen describir la situación con claridad, con plena memoria de lo sucedido, a veces flotando fuera de sus cuerpos, incluso viendo algo así como una luz al final del túnel (ver: ¿Qué hay del otro lado de la luz al final del túnel?). ¿Por qué, a partir de entonces, no sabríamos que estamos muertos?

Algunos fantasmas requieren asesoramiento, decíamos, y por las mismas razones que los vivos: problemas sin resolver, conflictos familiares, incluso adicciones; pero con una carga adicional: aceptar el hecho de que están muertos (ver: Un caso de «apego espiritual»)

El tema de la Negación-Aceptación parece ser decisivo para los fantasmas. La mayoría de los médiums sostiene que cuando un espíritu no sabe que está muerto, no puede seguir adelante, sino que se queda aquí, en el plano físico, hasta que logre aceptarlo (ver: Señales de que hay un espíritu en tu casa)

Lo cierto es que hay casos registrados de espíritus que creían que estaban vivos con tanta firmeza que siguieron adelante con sus actividades mundanas. Por ahi tenemos el caso de John Stewart, de las Islas Orcadas, que el siglo XVII fue asesinado. A pesar de que su espectro estaba bastante desmejorado, jamás llegó a la conclusión de que estaba muerto, lo cual seguramente habría impedido que tratara de mantener relaciones con una presunta bruja, llamada Elspeth Reoch (ver: Seducción paranormal: encuentros calientes con fantasmas y espíritus)

En otras ocasiones, los fantasmas pueden estar seniles, dementes, incluso reacios a hablar sobre el tema de su muerte. La mayoría de estos casos tiene que ver con personas que murieron tan repentinamente que no llegaron a experimentar la muerte en absoluto. Estos fantasmas no tienen mucho para aportar realmente. Un instante estaban aquí, y luego seguían aquí, sin nada en el medio que puedan recordar. La muerte es una idea abstracta para ellos (ver: Ver fantamas por el rabillo del ojo)

Todos hemos visto seguramente la película de M. Night Shyamalan: Sexto sentido (The Sixth Sense), la cual se basa en la premisa de que los fantasmas no saben que están muertos. La idea está bien explotada en la película, pero de ningún modo es original. Hay una gran cantidad de relatos sobre fantasmas de personas que fueron asesinadas, o que murieron súbitamente, llenas de negación, incredulidad, ira, o de confusión, como aquelas que murieron mientras dormían. Pero, por supuesto, quedarse en el plano físico tiene un precio: permanecer como espíritus sin recuerdos de su muerte.

Por un lado tenemos a la negación como posible explicación para que los fantasmas no sepan que están muertos, pero también la ignorancia. ¿Es esto suficiente para impedir que un espíritu se dé cuenta de que está muerto? Plutarco consideraba que no. En una de sus obras aborda la tragedia de la vejez, señalando cómo la disposición materialista del anciano tiende a excluirlo de los asuntos espirituales, llevándolo a cierto estado de confusión cuando muere, mientras que a un joven le resulta más fácil adaptarse a su nuevo entorno.

Las conclusiones de Plutarco son, como mínimo, audaces. Vejez no equivale a materialismo; por el contrario, muchas personas materialistas comienzan a inclinarse hacia lo espiritual en su madurez.

Las religiones predominantes afirman que aquellos que llevaron una vida correcta encuentran una existencia más feliz después de la muerte. Por el contrario, aquellos que fueron malas personas probabemente terminen peor que antes. Esta visión es demasiado rotunda, carece de matices, y responde a intereses institucionales que nada tienen que ver con la pregunta que nos ocupa. No obstante, es justo mencionarla.

Como en cualquier otro ámbito de la experiencia humana, hay matices. Esto implica que no todos los fantasmas desconocen que están muertos. Seguramente algunos se dan cuenta, y muchos harán todo lo posible para comunicarse (ver: Un espíritu está tratando de comunicarse conmigo). Existen innumerables historias de espíritus que se tratan de transmitir un mensaje a sus familiares vivos. ¿Por qué habrían de hacerlo en el caso de no saber que están muertos?

Como la mayoría de los aspectos de lo paranormal, este tema se basa en gran medida en creencias y puntos de vista personales, pero las coincidencias son asombrosas. La idea de que las personas que murieron de forma violenta —víctimas de un accidente, personas asesinadas, suicidas— están demasiado traumatizadas como para enfrentar la realidad de que están muertas, por lo que se quedan estancadas, como en un bucle, que generalmente los obliga a revivir constantemente su deceso (ver: ¿Porqué los fantasmas atraviesan las paredes pero insisten en golpear a la puerta?)

Qué tortuoso debe ser estar atrapado en un bucle como ese. Aunque la buena noticia es que no te darías cuenta (ver: ¿Los fantasmas son una falla en la programación del universo?)

Otras ramas de la investigación paranormal niegan la existencia de tales espíritus, y consideran que los fantasmas son simplemente una acumulación de energía que se libera cuando alguien muere repentinamente, o de manera violenta, la cual queda impregnada en el lugar (ver: Espíritus y «ambientes cargados»). Esta energía, sin embargo, contiene recuerdos que se repiten, hasta que finalmente se disuelve cuando su caudal se agota (ver: ¿Los fantasmas son «grabaciones» impresas en la realidad?)

En esta línea de pensamiento, un lugar puede contener la energía de aquellos que vivieron allí, y producir sonidos u otros fenómenos basados ​​en los recuerdos que contiene (ver: El Cadáver Astral que tu consciencia dejará atrás)

Pero, si uno suscribe a esta última teoría, ¿cómo se explican las experiencias y encuentros con espíritus que creen que están vivos?, es decir, espíritus que no solo repiten una serie de acciones, como si se tratara de una grabación impresa en la fibra de la realidad (ver: Infección Astral: casas tomadas por los espíritus)

Los médiums que realmente tienen condiciones prefieren una y mil veces enfrentarse con entidades malignas que interactuar con un espíritu que no sabe que está muerto. ¿Por qué? Básicamente porque ayudar a estos fantasmas implica darles una mala noticia: decirles que están muertos.

Al tomar conciencia de esto, el espíritu libera un caudal de emociones extraordinariamente fuertes, y el médium puede sentirlas en su propio cuerpo, lo cual seguramente no es nada agradable (ver: Los «Puntos Fríos» y los fantasmas)

La teosofía, por su parte, concluye que en el momento de la muerte dejamos nuestro cuerpo físico y nuestra conciencia salta hacia el Cuerpo Etérico por un corto período tiempo. Si todo va bien, entonces progresamos al Cuerpo Astral para completar el cruce hacia el otro lado. No obstante, esa transición es electiva; algunas almas optan por permanecer en la tierra, o bien están tan confundidas, producto de una muerte traumática, que no se dan cuenta de que han muerto (ver: Experiencia aparicional: cuando sentimos que no estamos solos)

Ahora bien, es posible que los fantasmas no sepan que están muertos, pero definitivamente se dan cuenta de que algo anda mal, horriblemente mal.

Uno de los mecanismos lógicos para lidiar con este problema es la negación extrema. Así como muchos vivos reprimen eventos traumáticos del pasado, y hasta los borran de sus recuerdos conscientes, también un espíritu podría actuar de la misma forma.

Como se mencionó anteriormente, los espíritus no saben que están muertos cuando la persona experimenta una muerte traumática o deja atrás conflictos o relaciones sin resolver. Por alguna razón, estas preocupaciones terrenales le impiden al espíritu tener descanso, incluso aceptar sus propias muertes y pasar al siguiente plano de su existencia (ver: El espíritu de mi ex está tratando de comunicarse)

En cierto modo, ese estado de suspensión es una condición similar a la de una persona a la que se le informa que un ser querido ha fallecido. Después de recibir la noticia, algunas personas continúan ocupándose de sus asuntos de forma bastante normal, hasta que eventualmente toman consciencia de la pérdida. El impacto es tan grande que su mente se niega a aceptarlo.

Es importante establecer una clara diferencia entre un espíritu y una manifestación residual. Éstas últimas son provocadas por un evento emocional o físico extremo que, como hemos visto, puede quedar impreso en el lugar y repetirse, como una grabación (ver: El olor de los fantasmas y los olores fantasma). En casos de manifestaciones residuales, una persona o un grupo de seres (incluidos los animales) aparece en determinados momentos. Es como la repetición de una escena que reproduce un evento pasado, generalmente aterrador de ver.

En definitiva, las apariciones residuales no son más que una imagen del pasado que se imprimió en el espacio-tiempo.

La lógica indica que el hecho de que hayamos muerto no significa que estemos espiritualmente liberados de nuestra naturaleza humana, de nuestras debilidades y patrones de pensamiento aprendidos, ni siquiera de nuestro instinto de supervivencia. En este contexto, los mecanismos para afrontar la realidad que el sujeto haya desarrollado en su vida son lo único que importa para que sepa, o no, que está muerto.




Consultorio Paranormal. I Fenómenos paranormales.


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