Algo me llamó por mi nombre


Algo me llamó por mi nombre.




Llegamos a otro viernes en el Consultorio Paranormal de El Espejo Gótico, en esta ocasión, con una experiencia extraña y, a la vez, frecuente: escuchar que algo invisible dice tu nombre (ver: Escuchar fantasmas de niños que ríen y lloran en la casa)

Por extraño que parezca, es habitual escuchar que algo nos llama por nuestro nombre justo cuando estamos a punto de quedarnos dormidos, pero este caso posee algunas particularidades que hacen de esa experiencia algo mucho más aterrador.


***

¡Hola! Es la primera vez que escribo a El Espejo Gótico. Solo quería compartir una experiencia que sucedió la otra noche y, con suerte, recibir algunos consejos y comentarios.

Esto sucedió el domingo alrededor de las 3:00 am. Trabajo hasta tarde, así que generalmente estoy despierto a esa hora. Vivo únicamente con mi perro.

Estaba en el balcón de mi departamento, en el piso cuarto, acariciando a mi perro. Estaba en cuclillas, de manera tal que nadie podría verme desde afuera, e incluso si pudieran, hay un árbol gigante que cubre la mitad de mi balcón. Por otro lado, la luz del interior del departamento estaba apagada. Habiendo dicho todo eso, escuché una risita y luego una voz que me llamaba por mi nombre.

La voz sonaba de una manera persuasiva, como invitándome, arrastrando la palabras:

Juaaaaannnnn... Juaaaaannnn... Juaaaaannnn...

Me incorporé y miré a mi alrededor, en los otros balcones, y luego hacia la calle, pero no vi a una sola persona. Entonces me golpeó este olor desagradable y, al mismo tiempo, como dulzón, como esos olores que se te quedan pegados en el paladar (ver: El olor de los ángeles, demonios, espíritus y fantasmas)

Todo sucedió muy rápido. Lo primero que pensé fue que alguien llamaba a un Juan que no era yo. No tiene mucho sentido, pero el viento a veces trae sonidos desde muy lejos. Instintivamente miré mi teléfono. Cabía la posibilidad de que me hubiesen llamado y haya atendido accidentamente en mi bolsillo. Lo verifiqué pero no tenía ninguna llamada, y además el teléfono estaba en modo silencioso.

Mi perro empezó a comportarse de forma extraña cuando se oyó la voz, así que entramos al departamento (ver: ¿Los gatos y perros pueden ver a los espíritus?). En el momento en que cerré la puerta corrediza del balcón, escuché la voz decir mi nombre por cuarta vez.

Juuuaannnnn...

El tono había cambiado. Sonaba más ansioso, más urgente, como cuando llamas a alguien por su nombre y debes repetirlo varias veces para que te preste atención.

Realmente no me sentí tan asustado como ahora, al repasar lo que pasó esa noche. De algún modo, mi cabeza fue encontrando explicaciones lógicas, como el sonido de algún televisor en otro departamento, de manera tal que me dispuse a ir a la cama.

Me acosté, y estaba a punto de conciliar el sueño cuando escuché la voz decir mi nombre por última vez, en tono enojado, y luego silencio:

¡JUAN!

El tono de la voz, decía, estaba cargado de rabia. Retumbó en mi habitación, literalmente. Sentí que la cama vibró por un segundo (ver: ¡Algo sacude la cama!).

Ni siquiera puedo decir si era realmente una voz femenina o masculina. Sonaba áspera, grave, como si las palabras fueran prounciadas por una boca completamente reseca, pero sin ningún matiz que indicara que se trataba de una mujer o un hombre.

Creo que fue un acto reflejo, instintivo, algo que nunca habría hecho en otras condiciones, pero lo hice.

Respondí.

—¿Qué?

No hubo respuesta, pero de nuevo sentí este olor penetrante invadiendo el cuarto (ver: Entidades que se manifiestan a través del olor)

A partir de entonces las cosas se pusieron feas.

No sé qué me despertó más tarde esa noche, ni siquiera si ya estaba despierto, pero lo que realmente recuerdo es mirar hacia la puerta abierta del dormitorio y ver esta mano negra, con dedos extremadamente largos, agarrando el marco de la puerta, y escuchar una voz llamándome por mi nombre, como invitándome a que fuera que fuera allí. Solo decía una y otra vez:

Juuuuaaaannn... Juuuaaaaaannnn...

Me pareció que era la voz de una mujer, pero baja, casi como un gruñido.

No sé de dónde saqué la fuerza necesaria para encender la luz. Obviamente, no había nada allí.

Desvelado, comencé a investigar en El Espejo Gótico. Leí por allí que nunca se debía responder este tipo de llamados. Al parecer, algunas de estas entidades son parcialmente ciegas en nuestro mundo. Pueden percibirnos, pero no saber precisamente dónde estamos. Al responder, pueden saber exactamente dónde estás (ver: «Estoy aquí»: algo susurra debajo de mi cama).

Y yo había respondido.

El resto de esa noche fue una pesadilla.

Nunca salí de la habitación. Dejé las luces encendidas esperando la salida del sol. Intermintentemente escuché a un hombre respirar pesadamente cerca de mis oídos, de manera entrecortada, como si estuviera luchando para inhalar (ver: Cuando algo invisible te respira en la cara). Cada tanto parecía reunir el aire suficiente como para decir mi nombre con la voz más horrible que haya escuchado.

Empecé a rezar, sí, aunque de hecho me consideraba agnóstico (creo que todavía lo soy). Esto pareció enfurecer aun más a la voz. Traté de mantenerme concentrado en la oración. Entonces empecé a escuchar otras voces, desde todas partes. No recuerdo todo lo que dijeron (eran frases cortas). Algunas sonaban suplicantes, otras desesperadas.

¿Dónde estás?

¡Te encontraré!

¡Ayúdame, te necesito!

¡Por favor, no me dejes!

No sé durante cuánto tiempo duró todo esto. Perdí la noción del tiempo. Al asomarse la luz del sol por la ventana, las voces se callaron.

Siguiendo algunos consejos de El Espejo Gótico, rocié sal en las puertas y en el balcón, diciéndole a las entidades que no eran bienvenidas.

No he vuelto a escuchar nada extraño desde entonces.

No puedo explicar qué sucedió esa noche, ni siquiera si se trató de algo paranormal. Pero la sensación... quiero decir, lo que sentí, el miedo, la parálisis, son elementos lo suficientemente fuertes como para hacerme pensar que, en efecto, algo invisible me llamó por mi nombre.

Solo quiero decir a quien sea que esté leyendo esto, es que si estás solo en algún lugar, y escuchas a alguien decir tu nombre, no respondas. Suceden cosas malas cuando respondes.

***




Consultorio Paranormal. I Fenómenos paranormales.


Más Consultorio Paranormal:
El artículo: Algo me llamó por mi nombre fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción, enviar consultas o compartir tu experiencia, escríbenos a elespejogotico@gmail.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me paso algo así, en dos ocasiones, fue justo antes de dormir, escuche a alguien diciendo mi nombre, pero la voz sonaba metálica y chirriante tanto que lastimaba mis oídos al escucharla y abría mis ojos solo para no encontrar nada en mi habitación,que bueno que nunca respondí.

Anónimo dijo...

Me ha pasado muchas veces, pero es como si alguien gritara mi nombre desde muy lejos para sorprenderme o simplemente llamar mi atención.

Fátima Barúa dijo...

Yo crecí escuchando que mamá o algún hermano me llamaba, más mamá, pero ella trabajaba todo el día, cuando tenía 17 ella viajo a otro país para trabajar, pero siempre que apagaba el despertador para dormir más "ella" me despertaba, a veces hasta parecía que me tocaba el hombro, no me causaba temor ya que como conté; crecí escuchando que me llamaban (no solo en mi casa, pero si siempre - al menos en mi infancia y adolescencia - era la voz materna) papá siempre me decía que era mi ángel de la guarda... Creo que voy a agradecerle haberme hecho creer eso por años



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Poema de Emily Dickinson.
Relato de Edith Nesbit.
Paranormal.


Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.
Demonología.