Ver fantamas por el rabillo del ojo


Ver fantamas por el rabillo del ojo.




Otro viernes en el Consultorio Paranormal de El Espejo Gótico, en esta ocasión con un caso muy interesante, que en cierta manera representa un fenómeno paranormal bastante frecuente: ver fantasmas por el rabillo del ojo (ver: ¿Los fantasmas son «grabaciones» impresas en la realidad?)


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Conocí a mi esposo en las circunstancias más extrañas que puedas imaginarte. Fue en una reunión de amigos, hace dieciséis años. El dueño de casa, nuestro amigo en común, solía organizar estas reuniones con personas que de un modo u otro estaban relacionadas con lo sobrenatural. No es de extrañar entonces que en esa casa hubiese algunas almas inquietas deambulando.

Mi actual esposo es abogado, pero su verdadera pasión, y hasta diría que su vocación, es lo paranormal. En aquel entonces, yo me encontraba fascinada con todo lo relacionado con el Plano Astral, en especial con estas entidades parasitarias que, supuestamente, se alimentan de nuestra energía (ver: Parásitos astrales y las «malas energías»). Cuando nos conocimos en aquella reunión, conectamos de inmediato.

Aquella noche, en casa de nuestro amigo en común, nos apartamos un poco de la reunión para conversar en privado. Terminamos tomando un trago en un pasillo. Todas las luces estaban apagadas, menos la del pasillo en el que estábamos parados, frente a frente, charlando. En ese momento me pareció captar un destello de luz por el rabillo del ojo, pero no pensé realmente en ello, ya que hay una calle bastante transitada frente a la casa, y las luces de los autos bien pueden reflejarse imprevistamente (ver: Si los ves, Ellos te ven).

Entonces me dí cuenta de que este destello no se movía, y que ahora estaba en el techo, con un brillo rojizo. Justo cuando empecé a mover la cabeza para mirar directamente hacia allí, mi actual esposo me apoyó una mano en el hombro, con excesiva firmeza, pensé, y me dijo con brusquedad:

—Deberíamos regresar con los demás.

Cuando ambos dimos la vuelta para regresar, vi una figura alta, oscura, sentada en una sillón dentro de una de las habitaciones. Recuerdo perfectamente que tenía las piernas estiradas y los tobillos cruzados (ver: Gente Sombra: la verdad detrás del mito) Sus ojos tenían un resplandor ambarino, y ademas despedía este aroma rancio realmente desagradable (ver: Entidades que se manifiestan a través del olor)

Creo que la figura se sobresaltó un poco cuando notó que podía verlo (ver: Figuras humanas que caminan por tu casa de noche). Fue un ligero movimiento, como si llevara ambas manos a los apoyabrazos de la silla para darse impulso e incorporarse.

Es extraño pensar que un fantasma pueda asustarse de nosotros, aunque no diría que fue miedo lo que percibí en él, sinó más bien sorpresa, y quizás un poco de curiosidad (ver: ¿De qué están hechos los espíritus?).

Bien, a medida que avanzábamos por el pasillo, me pareció ver en cada habitación, por el rabillo del ojo, toda clase de sombras y figuras humanas (ver: Las sombras del plano astral que habitan en tu casa)

En cierto momento, creo haberle dicho al que ahora es mi esposo:

—¿Ves...?

Pero antes de que pudiera continuar, me interrumpió:

—Sí, ahora sigue caminando. Y no mires a tu alrededor.

Me apresuré a salir manteniendo mis ojos hacia adelante.

Cuando salimos al salón principal, me recompuse lo suficiente como para preguntarle si había visto al hombre sentado en la silla. Él me respondió:

—Sí. Y también a los otros.

En ese momento no me sentí asustada. Me sentí más bien como cuando vas a una fiesta y alguien invita a una persona que te desagrada. No te arruina la noche, pero te hace sentir un poco molesta.

Fue la palabra otros lo que me perturbó un poco (ver: Infección Astral: casas tomadas por los espíritus).

Al reincorporarnos a la reunión me tomé el trabajo de verificar que todos estuviesen allí. No éramos muchos realmente, y aunque la posibilidad de que algún invitado se sentara a oscuras, solo, en una casa que no era suya, parecía un poco extraño, quería descartarla.

Desde esa noche, aunque no regularmente, veo sombras por el rabillo del ojo; me refiero a figuras humanas, a veces inmóviles, a veces moviéndose rápidamente (ver: El verdadero significado de los fantasmas).

En un par de ocasiones creo que estos seres me devolvieron la mirada, por ejemplo, cuando los veo pasar caminando de un cuarto a otro y de repente se detienen, como si también me observaran. Creo que, al igual que nosotros, estas entidades nos perciben, y probablemente sienten cuando las estamos mirando, aunque sea parcialmente por el rabillo del ojo (ver: Teoría del fin de la realidad: ¿los fantasmas son una falla en la programación del universo?)

Mi esposo y yo todavía hablamos de esa experiencia.

Cuando estamos juntos las cosas extrañas parecen suceder con mayor intensidad. De todos modos, aun hoy no consigo que me explique por qué no quiso que mirara a mi alrededor, si de hecho ya había visto a esta sombra de ojos ambarinos. Su respuesta habitual es que pensó que me asustaría o que sencillamente no podría procesar lo que vería.

De todos modos, algo cambió en mí esa noche.

No puedo explicarlo exactamente. Tampoco sé si quiero hacerlo. Digamos que, en determinadas circunstancias, si me concentro realmente en un lugar tranquilo, silencioso, y preferiblemente en penumbras, al desenfocar la vista puedo percibir cosas por el rabillo del ojo. No es una sensación agradable, y de hecho no lo hago voluntariamente, pero a veces, incluso estando acostada en la cama, con la vista concentrada en un buen libro, veo pasar figuras extrañas por nuestro dormitorio.

Hasta ahora, elijo ignorarlas. No creo estar preparada para verlas de frente.

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Consultorio Paranormal. I Fenómenos paranormales.


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1 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Lo más significativo es la sorpresa del hombre sombra, su sobresalto.



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