Figuras humanas que caminan por tu casa de noche


Figuras humanas que caminan por tu casa de noche.




¿Alguna vez has visto figuras humanas caminando por tu casa de noche? ¿Algunas de ellas iban con la cabeza cubierta? ¿Te han mirado fijamente, desde la oscuridad, con brillantes ojos rojos? O, peor aun, ¿te han tocado?

La mayoría de las personas seguramente responderá con un rotundo sí. De otro modo probablemente no estarías leyendo este artículo.

Las figuras humanas sombrías que en ocasiones vemos, o que creemos ver, durante apenas un instante fugaz, actualmente se conocen como Gente Sombra —u Hombres Sombra—; término que define una amplia variedad de fenómenos, entre ellos, la Parálisis del Sueño (ver: Sombras del plano astral que habitan en tu casa).

Poco se sabe sobre estos seres interdimensionales, pero ciertamente el miedo los acompaña, como si de algún modo la presencia de la Gente Sombra lograra extraer hacia la superficie de nuestra conciencia nuestros temores más profundos. De hecho, algunos sostienen que la Gente Sombra se alimenta del miedo que infunden en sus víctimas (ver: Entidades del Plano Astral que se «pegan» al aura).

Independientemente de la verdadera naturaleza de la Gente Sombra, ya sean entidades que existen en una dimensión más alta que la nuestra, en el Plano Astral, o simplemente en nuestra imaginación colectiva, lo cierto es que no constituyen una novedad realmente. De hecho, una de las primeras descripciones de Gente Sombra, y acaso una de las más impresionantes, se remonta al año 1887; más precisamente al relato de Guy de Maupassant: El Horla (Le Horla).

Los detalles acerca de esta misteriosa entidad, que Maupassant llama el Horla, se corresponden con inquietante exactitud con la mayoría de los reportes sobre Gente Sombra. En otro artículo analizaremos estas similitudes de manera más extensa. Aquí simplemente daremos una idea general sobre el argumento y algunos de los principales puntos en común con los informes sobre Gente Sombra.

Maupassant relata el descenso de un aristócrata a los abismos de la locura, el cual se inicia con una sensación peculiar en el narrador: el miedo al sueño.

Es así que el narrador comienza a sentir una presencia oscura en la periferia de su visión, una presencia que va creciendo, que se va volviendo más y más densa. El terror que experimenta es análogo al descrito en muchos encuentros con la Gente Sombra:


Anoche sentí que alguien estaba en cuclillas sobre mí, poniendo su boca sobre la mía, bebiendo mi vida a través de mis labios. Sí, realmente sentí que me estaba chupando la vida, como lo haría una sanguijuela.


La primera fase que atraviesa el narrador en su interacción con el Horla se relaciona directamente con una Experiencia Aparicional, es decir, con la sensación de que no está solo, de que algo lo está observando, y de que ese algo comienza a aumentar su densidad, volviéndose a la vez una presencia lo suficientemente fuerte como para comenzar a alimentarse de su energía (ver: Espíritus que se pegan a las personas).

De hecho, el acercamiento del Horla al narrador, inclinándose sobre él en la cama, es algo que repiten todas las personas que han tenido algún tipo de experiencia con la Gente Sombra (ver: Cuando algo invisible te respira en la cara antes de dormir).

En este punto finalizamos las comparaciones con el cuento de Maupassant, no por falta de otras similitudes, sino porque éstas exceden las intenciones de este artículo.

Una de las explicaciones más frecuentes que se suele dar en relación a la Gente Sombra tiene que ver con la posibilidad de que estas figuras humanas que caminan por tu casa de noche provengan de otra dimensión.

En teoría, si existiesen infinitos universos paralelos, nuestras leyes físicas conocidas nos impediría acceder a ellos, pero eso no implica que seres del otro lado, por llamarlo de algún modo, hayan encontrado la forma de manifestarse en el nuestro.

Otra posibilidad que podría explicar el fenómeno es el llamado Campo de Punto Cero, básicamente un campo de energía electromagnética que llena un vacío. Dentro de este campo, sin embargo, se condensaría todo el Tiempo, no ya como lo percibimos desde nuestra dimensión, es decir, en un perpetuo presente, sino el Tiempo en términos de pasado, presente y futuro simultáneamente.

El tiempo lineal es una cuestión de perspectiva, pero en el mundo cuántico no existe una naturaleza lineal: todo sucede a la vez (ver: Teoría del fin de la realidad).

Ver figuras sombrías en nuestra casa podría constituir un breve instante o chispazo de sincronización con otras realidades; después de todo, esos otros universos y dimensiones bien podrían existir en la punta de nuestra nariz.

Evaluar las intenciones de estas entidades es más complejo que conjeturar sin ningún tipo de reparo acerca de fugaces portales interdimensionales que se abren en el dormitorio de casa.

Es justo suponer que una entidad de otra dimensión posee intereses tan diferentes de los nuestros que no podríamos comprenderlos aunque ésta trate de explicárnoslos. Esta imposibilidad de comunicarse con seres de menor estatura intelectual, como los seres humanos, quizás, justifica el hábito de la Gente Sombra de observarnos, en silencio, sin emitir una sola palabra (ver Cuando los niños ven fantasmas).




Fenómenos paranormales. I Parapsicología.


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