Cómo cruzar a un universo paralelo de forma segura pero irreversible.
Todo el tiempo nos imaginamos en situaciones, lugares y ocupaciones que no son, ni por casualidad, parecidas a las de la realidad. En una fantasía podemos ser grandes deportistas, reconocidos músicos, viles sicarios, mañosos seductores; en otras: exitosos filibusteros, expeditivos dictadores, o perversos en un sentido institucional; es decir, célibes.
Incluso hay momentos en los que el ser humano se entrega a toda clase de mórbidas reflexiones: se imagina su propia muerte, un funeral apresurado, el rostro perplejo de sus acreedores.
Pero qué ocurriría si cada vez que imaginamos algo acerca de nosotros mismos, cualquier posibilidad, buena, mala, o directamente imposible, en realidad estuviésemos concibiendo una visión de lo que está realmente sucediendo en un universo paralelo.
En algún lugar, los lectores de El Señor de los Anillos descubrieron con cierto disgusto que Frodo, al final, se quedó con el Anillo Único y derrocó a Sauron para instalarse él mismo como Señor Oscuro. En otro sitio, hay alguien muy parecido a usted, casi idéntico, con las mismas ansiedades y preocupaciones, pero masticando un pepino mientras lee este artículo.
De eso se tratan los universos paralelos. De posibilidades. Infinitas posibilidades.
La existencia de universos paralelos parece una cuestión inevitable en términos matemáticos; a tal punto que, de acuerdo a ciertas teorías de la mecánica cuántica, muchos científicos vociferan que la realidad no existe; sustituyendo esa idea vetusta por la teoría del Multiverso, es decir, de múltiples realidades simultáneas.
Esto es perfectamente observable, aunque a una escala subatómica, por nuestros actuales dispositivos de medición: las partículas actúan de manera extraña, manifestando varias propiedades físicas diferentes e incluso ocupando múltiples espacios físicos al mismo tiempo.
En menos palabras: la materia puede estar en varios lugares al mismo tiempo.
Lamentablemente, la teoría del Multiverso no nos permite concebir esa multiplicidad de realidades en términos de espacio tangible, observable y tridimensional. Sin embargo, tampoco nos impide que podamos cruzar a otros universos paralelos todo el tiempo, cada segundo de nuestras vidas.
Teóricamente, ¿cómo podemos cruzar hacia un universo paralelo?
Cada vez que tomamos una decisión.
Nos apresuramos a explicar esa respuesta, que parece extraída de un libro de autoayuda.
Hipotéticamente, existe una cifra infinita de universos ahí afuera —aunque de hecho la cifra de partículas en el universo es finita, pero su número asciende a una escala tan inconcebible que bien podríamos confundirla con la infinitud—. También hay evidencias abrumadoras sobre otra contingencia inquietante: nosotros existimos.
Infinito significa, entre otras cosas, un infinito número de posibilidades, entre ellas, de leyes físicas. Un universo puede compadrear de sus propias fuerzas gravitacionales mientras que en otro, quizás, no existe la materia tal como la conocemos. Pero tampoco es necesario pensar en grandes cambios para observar resultados dramáticos.
Toda decisión conduce a una acción, o a una no-acción, que a su vez quiebran la realidad.
Un ejemplo al respecto:
Supongamos que estamos leyendo un artículo. Vamos por la mitad, aproximadamente. En este punto tenemos dos opciones, y únicamente dos: seguir leyendo o no. Cada una de esas alternativas conducen a un universo paralelo.
Supongamos ahora que continuamos leyendo el artículo. A partir de esa decisión, tu vida nunca será igual a la del individuo que dejó de leer el artículo. Podrá parecerse bastante, resultar casi idéntica, pero nunca exactamente igual.
La vida es, según el concepto borgeano, un jardín de senderos que se bifurcan. Cada acción que tomamos, o cada no-acción, bifurcan la realidad y nos precipitan sobre un camino en particular.
Estas desabridas reflexiones, paradójicamente, se apoyan en la física cuántica.
La ciencia, como vimos anteriormente, especula que todas las partículas del universo se mueven hacia todas las direcciones posibles y ocupan todos los espacios al mismo tiempo. Esto significa que nuestro universo conocido es apenas uno entre tantos. En 1957, el científico Hugh Everett lo resumió del siguiente modo: frente a una infinita serie de alternativas una partícula las elige todas a la vez.
Nosotros, al igual que las partículas, tenemos frente a nosotros todas las opciones posibles, pero solo nos está permitido transitar una; es decir, seguir un sendero que consideramos recto pero que constantemente se bifurca a medida que se extiende. Por eso, Jorge Luis Borges concluye que: todo lo que realmente pasa, me pasa a mí.
Y es cierto. ¿Quién puede negarlo.
Todo lo que ocurre en tu vida te ocurre a vos, pero eso no significa que los senderos que hemos decidido no transitar hayan desaparecido. De hecho, existen, así como existe aquella versión tuya que ha dejado de leer el artículo.
Cada partícula elige todas las opciones a la vez; y nosotros, que estamos hechos de partículas, somos el fruto de una de esas tantas elecciones.
En resumen: para cruzar a un universo paralelo es necesario elegir. El problema es que nunca más podremos regresar. Una cucharada de azúcar mas o menos en el café, o continuar o no leyendo un artículo insulso, pueden dar a luz porvenires completamente distintos.
En este sentido, constantemente saltamos de un universo a otro:
Cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan (El jardín de los senderos que se bifurcan, J.L. Borges)
Egosofía: filosofía del Yo. I Fenómenos paranormales.
Más literatura gótica:
- Cómo fabricar un portal interdimensional.
- T.U.L.B: el Traductor Universal de Llantos de Bebés.
- Teoría del fin de la realidad.
- La diosa que creó el universo tal vez vive entre nosotros.
5 comentarios:
Genial artículo.
Parece muy sencillo, pero mi idea de universos paralelos es que hay muchas dimensiones idénticas las unas de las otras pero diferentes en algunos detalles, no es que dependan de las decisiones que tomemos a diario, si no que existen otros mundos realmente, repeticiones de este mundo miles de veces coexistiendo sin podernos ver, y que debido a misteriosos sucesos personas sin quererlo han atravesado a alguno de esos universos paralelos.
Muy interesante la posibilidad que planteas, Pedro.
He visto y conversado con seres humanos que desean cambiar de universo para cambiar ciertas cosas en su vida. Ese es el gran misterio, se puede? Cómo?
Tengo la curiosidad de saber qué sucederá con el universo paralelo que dejamos. Por ejemplo, si pasamos del universo donde terminamos de leer un artículo al universo en el cual no terminamos de leer el artículo. Qué encontraremos? La misma habitación dónde leíamos el artículo?
Las partículas subatómicas exhiben comportamientos extraños, por ejemplo que un bosón se comporte como un mesón antes de desaparecer, porque sus cuatro ejes dimensionales no están fijos, y al adoptar distintas posiciones realmente un bosón se convierte en un mesón. Cuando entran en relación unas con otras, su estructura se fija y así se forman los protones, electrones y neutrones que forman los átomos, por ejemplo. Todo depende de los ángulos que formen esos cuatro ejes. La realidad se basa en factores angulares (llamémoslos "goniones", del griego "gonía", ángulo). En cierto otro idioma se llaman "ibozoo uu".
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