Casanova, el Marqués de Sade, y el misterioso Libro de la Seducción


Casanova, el Marqués de Sade, y el misterioso Libro de la Seducción.




Siempre existieron libros prohibidos dedicados al arte de la seducción, incluso demonios y otros seres sobrenaturales a los cuales se les atribuye cierta colaboración en asuntos como la atracción y el deseo, pero ninguno con las mismas características asombrosas que el llamado Libro de la Seducción; cuyas páginas, astutas y perversas, ayudaron a hombres obsesionados con el hábito de seducir.

Nadie sabe a ciencia cierta quién es el verdadero autor de El libro de la seducción. Para muchos, sus secretos fueron traicionados por un grupo de réprobos de escasa influencia en la jerarquía infernal. Barbatos y Prusias, demonios de la seducción, y Yecum, la seductora de ángeles, concibieron sus páginas malditas; pero fue Zorneo, sagaz patrono de los perversos, quien las distribuyó entre los seductores más notables de su tiempo: Giácomo Casanova y el Marqués de Sade.

Otros afirman que El libro de la seducción también cayó en las manos de Aleister Crowley, quien lo utilizó para perfeccionar su estilo amatorio y de ese modo invocar a Babalon, principio femenino del universo que puede introducirse en el cuerpo de las mujeres durante el orgasmo; algo similar a lo que ocurría con las bacantes romanas.

Esta opinión, sin embargo, fue refutada por Moina Mathers, Leah Hirsig, y otras chicas de la Orden Hermética del Alba Dorada, quienes solían entregarse al desenfreno colectivo pero que habitualmente alcanzaban el orgasmo mediante la autosatisfacción, como se sabe, contraindicada para la invocación de potencias cósmicas.

De acuerdo con la mayoría de los diccionarios demonológicos, Zorneo es un demonio gentil con los hombres, a tal punto que resulta peligrosamente fácil invocarlo. Muchos libros malditos aclaran que para realizar un pacto con este demonio no se necesitan ritos de ninguna índole, ni siquiera la formulación en voz alta de un pedido explícito de favores.

El arreglo se produce de forma inconsciente, y las exigencias de Zorneo como retribución por su ayuda son ciertamente discretas. A diferencia de otros demonios, cuyas simples apariciones requieren grandes inversiones de parte del nigromante, Zorneo sólo demanda fidelidad y algunas libaciones en su honor durante el lapso de la vida mortal del iniciado, sin consecuencias para su alma en la otra vida.

Esa filosofía desapegada de los arreglos contractuales convirtió a Zorneo en el vehículo perfecto para El libro de la seducción; debido a que este arte se desentiende de la trascendencia, es decir, del amor entendido en términos de una relación duradera. En otras palabras, tanto Zorneo como El libro de la seducción son devotos del deseo inmediato.

Si bien es cierto que Zorneo es un demonio sensato al momento de exigir prebendas, como divulgador de El libro de la seducción puede llegar a ser bastante rígido con quienes transgreden sus normas. Si uno de sus devotos no cumple con lo pactado, las cosas pueden tornarse difíciles.

Es por eso que los grandes maestros en el arte de invocar a los demonios recomiendan la mayor prudencia a quienes soliciten la ayuda de Zorneo, así también como una lectura de El libro de la seducción. La sabiduría que se desprende de sus páginas no puede desperdiciarse en la búsqueda de la fama o del prestigio.

En otras palabras, aquellos que deseen leer El libro de la seducción deberán ser incesantes en la práctica de seducir, pero sin emitir juicios públicos acerca de esa sabiduría, y mucho menos divulgarla directamente.

Tal vez por eso, tanto el Marqués de Sade como Giácomo Casanova, que figuran en la lista de perversos que accedieron a las páginas de El libro de la seducción, no pudieron escapar de la cárcel, el exilio, y una vejez ostensiblemente flácida por haber traicionado sus secretos.

Pero en un mundo en el que todos aspiran a ser iguales, únicamente las personalidades que se atreven a transgredir las normas son aquellas condenadas a la eternidad; aún cuando ésta se desarrolle en el infierno.

La última referencia a El libro de la seducción se produjo en el relato del Marqués de Sade: Aventura incomprensible (Aventure incompréhensible), publicado en la antología de 1788: Historietas, cuentos y fábulas (Historiettes, Contes et Fabliaux).

Allí se relata la historia de un mago que, tras descubrir un antiguo y enigmático libro, obtiene el conocimiento para firmar un pacto con el demonio. Según algunos estudiosos laxos para las cronologías, el mago sería una representación del propio Marqués de Sade, y el libro prohibido una síntesis desmejorada de El libro de la seducción.

Tanto en este notable cuento del Marqués de Sade como en las oscuras leyendas que giran alrededor de El libro de la seducción, el acuerdo con el demonio Zorneo tiene un plazo establecido de antemano: al cumplir los sesenta años de edad el iniciado deberá cesar sus actividades amatorias de forma abrupta. Desde ese momento, la sabiduría de la seducción queda suspendida para él. Esto, al menos para el Marqués de Sade, suponía una desgracia peor que la entrega del alma.

Para evitar malentendidos, el Marqués de Sade divulgó los secretos de El libro de la seducción recurriendo a un estilo que no abunda en su prosa. Dejó de lado el erotismo y utilizó la sátira, el sarcasmo, la ironía, para reunir aquel saber ancestral que muchos han confundido con simple perversión. En última instancia, la singular filosofía sadiana podría estar basada en este libro legendario.

Por otro lado, algunos sostienen que las indiscreciones del aristócrata van aún más lejos, y que el peligroso afrodisíaco del Marqués de Sade también procede de las fórmulas arcanas de El libro de la seducción.

Si bien la transgresión de Casanova no fue pública, su falta fue castigada debidamente. Este aristócrata itinerante se excedió del plazo establecido para seducir a cuanta dama se cruzara en su camino; de modo tal que Zorneo articuló sus oscuras influencias para que una de esas mujeres, cuyo verdadero nombre Casanova no conoció hasta después de haber consumado las más exquisitas escenas de depravación, fuese, además de una amante admirable, una de sus tantas hijas ilegítimas.




Libros prohibidos. I Libros extraños y lecturas extraordinarias.


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3 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Hay maldad esa de proporcionar secretos para la seducción a cambio de cesar las actividades amatorias a cierta edad.

Wiliam Paredes dijo...

Quiero leer ese libro ¿como hago?

Anónimo dijo...

Creo que tienes que pactar primero no?



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