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Joseph Campbell: libros de mitología en español


Joseph Campbell: libros de mitología en español.




Joseph Campbell (1904-1987) fue un destacado investigador norteamericano, dedicado principalmente al estudio de la mitología y las religiones comparadas. En este sentido, los libros de Joseph Campbell nos permiten ingresar en el universo de los mitos griegos, entre otros, desde una perspectiva apasionante e ingeniosa; de hecho, aún hoy sus obras se encuentran entre los libros de mitología más elogiados.

En esta sección iremos dando cuenta de todos los libros de Joseph Campbell.




Libros de Joseph Campbell.
  • Diosas: misterios de la feminidad divina (Goddesses: Mysteries of the Feminine Divine)
  • El poder del mito (The Power of Myth)
  • Las extensiones interiores del espacio exterior: la metáfora como mito y como religión (The Inner Reaches of Outer Space: Myth as Metaphor and as Religion)
  • África y Asia Sudoccidental (Mythologies of the Primitive Planters: Africa and South-western Asia)
  • Atlas histórico de mitología mundial (Historical Atlas of World Mythology)
  • Baksheesh y el Brahman (Baksheesh and Brahman)
  • Ceremonia de guerra navajo (A Navaho War Ceremonial)
  • Cómo leer un mito (How to Read a Myth)
  • Conferencias escogidas de Joseph Campbell (The Collected Lectures of Joseph Campbell)
  • Disciplinas espirituales (Spiritual Disciplines)
  • Donde los dos vinieron a su padre (Where the Two Came to Their Father)
  • El camino del arte (The Way of Art)
  • El camino de las luces celestiales (The Way of the Celestial Lights)
  • El camino de la tierra sembrada (The Way of the Seeded Earth)
  • El camino del hombre (The Way of Man)
  • El camino de los poderes animales (The Way of the Animal Powers)
  • El evangelio de Sri Ramakrishna (The Gospel of Sri Ramakrishna)
  • El éxtasis del ser (The Ecstasy of Being)
  • El héroe de las mil caras (The Hero with a Thousand Faces)
  • El negocio de los dioses (This Business of the Gods)
  • El rey y el cadáveres (The King and the Corpse)
  • El romance del Grial (Romance of the Grail)
  • El sacrificio (The Sacrifice)
  • El viaje interior (The Inward Journey)
  • El vuelo del ganso salvaje (The Flight of the Wild Gander)
  • Ensayos escogidos (Selected Essays)
  • Espíritu y naturaleza (Spirit and Nature)
  • Exploraciones en la dimensión mitológica (Explorations in the Mythological Dimension)
  • Filosofías de la India (Philosophies of India. Heinrich Zimmer)
  • Hombre y mito (Man and Myth)
  • Hombre y tiempo (Man and Time)
  • Imaginación mítica (Mythic Imagination)
  • Joseph Campbell y el poder del mito (Joseph Campbell and the Power of Myth)
  • La dimensión mítica (The Mythic Dimension)
  • La imagen mítica (The Mythic Image)
  • La jornada del héroe (The Hero's Journey)
  • La mágia y el misterio del mito artúrico (The Magic and Mystery of Arthurian Myth)
  • La metáfora como mito y religión (Metaphor As Myth and As Religion)
  • La mitología y lo individual (Mythology and the Individual)
  • La sabiduría de Joseph Campbell (The Wisdom of Joseph Campbell)
  • Las enseñanzas perdidas de Joseph Campbell (The Lost Teachings of Joseph Campbell)
  • Las máscaras de Dios (The Masks of God)
  • La visión mística (The Mystic Vision)
  • Los mitos y las máscaras de Dios (The Myths and Masks of God)
  • Metáforas orientales de lo eterno (Eastern Metaphors of the Eternal)
  • Mitologías de la gran caza (Mythologies of the Great Hunt)
  • Mitologías de los plantadores primitivos: América Central y del Sur (Mythologies of the Primitive Planters: The Middle and Southern Americas)
  • Mitologías de los plantadores primitivos: América del Norte (Mythologies of the Primitive Planters: The Northern Americas)
  • Mitologías de los plantadores primitivos: Asia Meridional (Mythologies of the Primitive Planters: Southern Asia)
  • Mitologías de los primitivos cazadores y recolectores (Mythologies of the Primitive Hunters and Gatherers)
  • Mitología y danza (Mythology and Dance)
  • Mitología y transformación personal (Mythology and Personal Transformation)
  • Mitos (Mythos)
  • Mitos de luz (Myths of Light)
  • Mitos para vivir (Myths to Live By)
  • Mitos, sueños, religión (Myths, Dreams, Religion)
  • Mitos y símbolos del arte y la civilización india (Myths and Symbols in Indian Art and Civilization)
  • Mito y metáfora en la sociedad (Myth and Metaphor in Society)
  • Mundos míticos, palabras modernas: sobre el arte de James Joyce (Mythic Worlds, Modern Words: On the Art of James Joyce)
  • Psique y símbolo (Psyche and Symbol)
  • Transformando la metáfora religiosa (Transforming Religious Metaphor)
  • Transformaciones del mito a través del tiempo (Transformations of Myth Through Time)
  • Tú eres eso (Thou Art That)
  • Sake y Satori (Sake and Satori)
  • Senderos hacia la felicidad (Pathways to Bliss)
  • Sobre las alas del arte (On the Wings of Art)
  • Sukhavati (Sukhavati)
  • Una llave maestra a Finnegans Wake (A Skeleton Key to Finnegans Wake)
  • Una vida abierta (An Open Life)




Libros prohibidos. I Libros extraños.


El artículo: Joseph Campbell: libros de mitología en español fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«El lenguaje de la diosa»: Marija Gimbutas.


«El lenguaje de la diosa»: Marija Gimbutas.




El lenguaje de la diosa (The Language of the Goddess) es un libro de mitología de la arqueóloga lituana Marija Gimbutas (1921-1994) —autora de: Las diosas vivientes (The Living Goddesses), La civilización de la diosa (The Civilization of the Goddess) y La era de las grandes diosas (Age of the Great Goddess)—, publicado en 2001.

El lenguaje de la diosa de Marija Gimbutas intenta penetrar de lleno en la cultura neolítica, particularmente en sus deidades femeninas. Esta Diosa de la que habla Marija Gimbutas está presente en prácticamente todos los hallazgos arqueológicos del mundo antiguo. Su función, aún incierta, parece ser un símbolo de unidad de la naturalza, así como una personificación de todo lo que es sagrado.

Marija Gimbutas busca resucitar este mundo en donde dios era mujer, y donde casi todos los cultos estaban centrados en lo telúrico, en lo matriarcal. A través de la mitología comparada, pero también de la linguística, la etnografía y del estudio del folklore, Marija Gimbutas concluye que el culto a la Diosa es la raíz principal de la que eventualmente crecería la civilización occidental.

Una conjetura similar puede hallarse en: Cuando Dios era mujer (When God was a Woman), Antiguos espejos de feminidad (Ancient Mirrors of Womanhood), La Diosa Blanca (The White Godess) y La Diosa hebrea (The Hebrew Goddess).

Joseph Campbell alabó el trabajo de Marija Gimbutas. De hecho, el propio Joseph Campbell, un ser prácticamente mitológico, escribió un prólogo elogioso a la primera edición de El lenguaje de la diosa lamentando que el libro no hubiese estado disponible antes de la edición de su obra: Las máscaras de Dios, y principalmente de Diosas: misterios de la feminidad divina (Goddesses: Mysteries of the Feminine Divine).

El lenguaje de la diosa concluye que todas las representaciones de deidades femeninas del Paleolítico y el Neolítico son, en definitiva, símbolos diversos de un ícono universal, único e inseparable de la cultura: la Diosa Madre. Quién es esta Diosa Madre y cuál fue su función en la sociedad de aquellos tiempos remotos es, justamente, la pregunta que se propone responder El lenguaje de la diosa.




Libros de Marija Gimbutas. I Libros de mitología.


El análisis y resumen del libro de Marija Gimbutas: El lenguaje de la diosa (The Language of the Goddess) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«Diosas: misterios de la femenidad divina»: Joseph Campbell; libro y análisis.


«Diosas: misterios de la femenidad divina»: Joseph Campbell; libro y análisis.




Diosas: misterios de la femenidad divina (Goddesses: Mysteries of the Feminine Divine) es un libro de mitología del antropólogo Joseph Campbell (1904-1987), publicado póstumamente en 2013.

Este libro intenta saldar una deuda de Joseph Campbell. A pesar de lo vasto de su obra [vale la pena destacar El poder del mito (The Power of Myth) y El héroe de las mil caras (The Hero with a Thousand Faces)], jamás publicó ningún libro acerca de la mujer en el mito, de lo femenino en su aspecto divino. Lo que si hizo Joseph Campbell fue hablar sobre ellas, especialmente sobre las diosas mitológicas que encarnan el principio femenino del universo.

Diosas: misterios de la femenidad divina agrupa una larga serie de conferencias de Joseph Campbell realizadas entre 1972 y 1986. Allí explora a la mujer en su rol divino a través de símbolos, arquetipos, personajes mitológicos, a largo de varias mitologías. Los artículos que conforman Diosas: misterios de la femenidad divina fueron recopilados por Safron Rossi, erudito en mitología femenina.

Aquí, Joseph Campbell nos permite sumergirnos en el gran mito femenino: la Gran Diosa (Great Goddess), una diosa primordial del período Neolítico, emergente de una sociedad matriarcal, cuyos mitos y leyendas ubican a la mujer como símbolo de transformación, de iniciación, pero también de inspiración para todos aquellos que aún hoy, en medio de una sociedad claramente machista, se concedan el placer insospechado de conocerla.

Esta Diosa Primordial de la que habla Joseph Campbell, barrida por los cultos fálicos que posteriormente invadieron todos los panteones, puede hallarse en otras obras realmente magníficas, como: La Diosa Blanca (The White Godess, Robert Graves) y Cuando Dios era mujer (When God was a Woman, Merlin Stone).

El libro aún no ha sido traducido al español, aunque parte de él integra otras obras de Joseph Campbell. A continuación reproducimos uno de los artículos más significativos de Diosas: misterios de la femenidad divina, titulado El encuentro con la diosa y publicado en El héroe de las mil caras (The Hero With a Thousand Faces).




El encuentro con la diosa: Joseph Campbell.

La última aventura, cuando todas las barreras y los ogros han sido vencidos, se representa comúnmente como un matrimonio místico del alma triunfante del héroe con la Reina Diosa del Mundo. Ésta es la crisis en el nadir, en el cenit, o en el último extremo de la Tierra; en el punto central del cosmos, en el tabernáculo del templo o en la oscuridad de la cámara más profunda del corazón.

En el oeste de Irlanda todavía se cuenta la historia del principe de la Isla Solitaria y de la dama de Tubber Tintye. Con la esperanza de curar a la reina de Erín, el heroico joven decidió ir a buscar tres botellas del agua de Tubber Tintye, la llameante fuente de las hadas. Siguiendo el consejo de una vieja sobrenatural que encontró en el camino, y cabalgando sobre un caballo pequeño, delgado, sucio, peludo y maravilloso que ella le dio, cruzó un río de fuego y escapó al peligro que representaba un bosque de árboles que envenenaban al contacto de sus hojas. El caballo pasó con la rapidez del viento los límites del castillo de Tubber Tintye, el príncipe brincó desde el lomo de su cabalgadura por una ventana abierta y así llegó al interior del castillo, sano y salvo. "El lugar, que era enorme, estaba lleno de gigantes dormidos y monstruos de la tierra y del mar, grandes ballenas, anguilas largas y resbaladizas, osos y bestias de todas formas y especies. El príncipe pasó cerca de ellos y por encima de ellos hasta que llegó a una gran escalera. El final de la escalera entró en una cámara donde encontró la mujer más hermosa que había visto, dormida en un diván. "No tengo nada que decirte", pensó el príncipe y pasó a la próxima, y así miró en doce cámaras y en cada una había una mujer más hermosa que en la anterior. Pero cuando llegó a la cámara décimotercera y abrió la puerta, un relámpago de oro apagó la vista de sus ojos. Estuvo de pie un momento hasta que la vista le volvió y luego entró. En la gran cámara brillante había un diván de oro montado sobre ruedas de oro. Lal ruedas giraban continuamente y el coche daba vueltas y vueltas, sin detenerse ni de día ni de noche. En el diván yacía la reina de Tubber Tintye y si sus doce doncellas eran hermosas, no lo parecían junto a ella. A los pies del diván estaba Tubber Tintye, la fuente del fuego. Había una cubierta de oro sobre la fuente y daba continuamente vueltas con el diván de la reina.

'Por mi honor -dijo el Príncipe-, que descansaré aquí un momento'. Y se subió al diván y no lo abandonó por seis días y seis noches." La dama de la Casa del Sueño es una figura familiar en el cuento de hadas y en el mito. Ya hemos hablado de ella en las formas de Brunilda y la Bella Durmiente. Es el modelo de todos los modelos de belleza, la réplica de todo deseo, la meta que otorga la dicha a la búsqueda terrena y no terrena de todos lo héroes. Es madre, hermana, amante, esposa. Todo lo que se ha anhelado en el mundo, todo lo que ha parecido promesa de júbilo, es una premonición de su existencia, ya sea en la profundidad de los sueños, o en las ciudades y bosques del mundo. Porque ella es la encarnación de la promesa de la perfección; la seguridad que tiene el alma de que al final de su exilio en un mundo de inadecuaciones organizadas, la felicidad que una vez se conoció será reconocida de nuevo: la madre confortante, nutricia, la “buena” madre, joven y bella, que nos fue conocida y que probamos en el pasado más remoto. El tiempo la hizo desaparecer y sin embargo existe, como quien duerme en la eternidad, en el fondo de un mar intemporal.

La imagen recordada no es sólo benigna, sin embargo, también es la madre “mala”: 1) la madre ausente, inalcanzable, en contra de quien se dirigen las fantasías agresivas y de quien se teme una igual respuesta agresiva; 2) la madre que obstaculiza, que prohibe, que castiga; 3)la madre que se apodera del niño que crece y trata de huir; y finalmente 4) la madre deseada pero prohibida (complejo de Edipo) cuya presencia es una incitación a los deseos peligrosos (complejo de castración); estas imágenes persisten en la tierra escondida del recuerdo de la infancia del adulto y a veces se convierten en la fuerza más poderosa. Está en la raíz de esas inalcanzables y grandes figuras de diosa, como la casta y terrible Diana, que al realizar la destrucción del joven cazador Acteón ilustra el soplo de temor contenido en esos símbolos del deseo reprimido de la mente y del cuerpo.

Acteón tuvo oportunidad de ver a la peligrosa Diosa al mediodía, el momento fatal en que el sol detiene su ascensión poderosa y juvenil, se equilibra y empieza su marcha misma hacia la muerte. Acteón había dejado a sus compañeros descansando con los perros ensangrentados, después de una mañana de perseguir a la caza, y sin ninguna finalidad consciente había avanzado y traspasado sus habituales lugares de caza y había penetrado en los bosques vecinos. Descubrió un valle espesamente poblado de cipreses y pinos. Entró lleno de curiosidad en su espesura. Había una gruta bañada por una fuente suave y borboteante y con una corriente que se abría en un estanque bordeado de cesped. Este sombreado escondrijo era el refugio de Diana, que en ese momento se bañaba en medio de sus ninfas, completamente desnuda. Había dejado enla orilla su lanza de caza, su aljaba, su arco flojo, sus sandalias y su túnica. Una de sus ninfas desnudas había anudado sus cabellos; otras derramaban agua desde unas grandes urnas.


Tiziano, Diana y Acteón.


Cuando el joven y herrante varón entró en el agradable refugio, un alarido de terror femenino se levantó, y los cuerpos se amontonaron alrededor de su ama, tratando de esconderla de los ojos profanos. Pero la cabeza y los hombros de ella sobresalian. El joven había visto y seguía viendo. Ella buscó su arco con la mirada, pero estaba fuera de su alcance, de manera que rapidamente tomó lo que tenía más a la mano, que era agua, y la echó en la cara de Acteón. “Ahora ya eres libre de decir, si puedes -le gritó enfurecida-, que has visto a la diosa desnuda”.

Le salieron astas en la cabeza. Su cuello se volvió grueso y largo, las puntas de sus orejas se afilaron. Los brazos se convirtieron en patas, y las manos y los pies en cascos. Aterrorizado, huyó, y se maravilló de poder moverse con tanta rapidez. Pero cuando se detuvo para tomar aliento y beber y vio su figura reflejada en una fuente transparente se hizo atrás, estupefacto.
Un terrible destino cayó sobre Acteón. Sus propios mastines olfatearon al gran ciervo y acudieron aullando por el bosque. En un rapto de júbilo al escucharlos hizo una pausa, luego, espontáneamente se aterrorizó y huyó. Lo siguieron y gradualmente lo alcanzaron. Cuando habían llegado a sus talones y el primero voló a su flanco, él quiso gritar sus nombres, pero el sonido de su graganta no era humano. Lo apresaron entre sus fauces. Cayó y sus propios compañeros de caza, azuzando a los perros, llegaron a tiempo para rematarlo. Diana, que milagrosamente estaba enterada de su fuga y muerte, podía ahora descansar en calma.(Ovidio, Metamorfosis, III, 138-252)

La figura mitológica de la Madre Universal imputa al cosmos los atributos femeninos de la primera presencia, nutritiva y protectora. La fantasía es en principio espontánea, porque existe una correspondencia obvia y estrecha entre la actitud del niño hacia su madre y la del adulto hacia el mundo material que lo rodea. Pero también ha habido en numerosas tradiciones religiosas un uso pedagógico conscientemente controlado de esta imagen arquetípica con la finalidad de purgar, equilibrar e iniciar a la mente en la naturaleza del mundo visible.

En los libros tántricos de la India medieval y moderna la morada de la diosa se llama Mani-dvipa, "La Isla de las Joyas". Su carruaje y su trono están allí, en un bosque de árboles que conceden deseeos. Las playas de la isla son de arenas doradas. Son lavadas por las quietas aguas del océano del néctar de la inmortalidad. La diosa es roja por el fuego de la vida; la Tierra, el sistema solar, las galaxias de los espacios mayores, están dentro de su vientre. Porque ella es la creadora del mundo, siempre madre y siempre virgen. Ella circunda a lo circundante, nutre a los que alimentan y es la vida de todo lo que vivie.

También es la muerte de todo lo que muere. Todo el proceso de la existencia queda comprendido dentro de su poder, desde el nacimiento, la adolescencia, la madurez, la ancianidad y la tumba. Es el vientre y la tumba. Así reúne el “bien” y el “mal” exhibiendo las dos formas de la madre recordada, no sólo la personal sino la universal. Se espera que el devoto contemple a las dos con ecuanimidad. A través de este ejercicio su espíritu queda purgado de sus sentimentalismos y resentimientos infantiles e inapropiados y su mente abierta a la inescrutable presencia que existe como ley e imagen de la naturaleza del ser, y no primariamente como el “bien” y el “mal”, como el bienestar y la desesperación con respecto a su conveniencia humana infantil.

El gran místico hindú del siglo pasado Ramakrishna (1836-1886), era sacerdote de un templo recientemente construido a la Madre Cósmica en Dakshineswar, un suburbio de Calcuta. La imagen del templo presentaba a la divinidad en sus dos aspectos simultáneamente, el terrible y el benigno. Sus cuatro brazos presentaban los símbolos de su poder universal; la mano izquierda superior empuñaba un sable ensangrentado, la inferior tenía por el cabello una cabeza humana cercenada; la mano derecha superior estaba levantada en la actitud de quien se dice "no me temáis"; la inferior extendida en ofrenda de bienes. En el cuello usaba un collar de cabezas humanas; su falda estaba formada por brazos humanos; su larga lengua estaba fuera, para lamer la sangre. Ella era la fuerza Cósmica, la totalidad del universo, la armonía de todas las parejas de contrarios, combinando maravillosamente el terror de la destrucción absoluta con una seguridad impersonal pero materna. Por otra parte, era el río del tiempo, la fluidez de la vida, la diosa que al mismo tiempo crea, protege y destruye. Su nombre es Kali, la Negra; su título, La Barca que cruza el Océano de la Existencia.

Una tarde tranquila, Ramakrisna vio una hermosa mujer ascender del Ganges y aproximarse al campo en el que él meditaba. Él percibió que ella estaba a punto de dar nacimiento a un niño. En un instante, el niño nació y ella lo amamantó tiernamente. Después, tomó un aspecto horrible, tomó al niño en sus ahora horribles fauces y lo despedazó, masticándolo. Después de habérselo tragado, regresó al Ganges, donde desapareció. Sólo los genios capaces de las más altas realizaciones pueden soportar la revelación completa de la sublimidad de esta diosa. Para los hombres de menores alcances, ella reduce sus fulgores y se permite aparecer en formas concordantes con las fuerzas no desarrolladas. Contemplarla en su plenitud sería un terrible accidente para cualquier persona que no estuviera espiritualmente preparada. Como testigo queda el desgraciado caso del joven y vigoroso ciervo Acteón. Él no era un santo, sino un cazador impreparado para la revelación de la forma que debe contemplarse sin las excitaciones y depresiones humanas normales (“infantiles”) del deseo, de la sorpresa y el temor.

La mujer en el lenguaje gráfico de la mitología representa la totalidad de lo que puede conocerse. El héroe es el que llega a conocerlo. Mientras progresa en la lenta iniciación que es la vida, la forma de la diosa adopta para él una serie de transformaciones; nunca puede ser mayor que él mismo, pero siempre puede prometer más de lo que él es capaz de comprender. Ella lo atrae, lo guía, lo incita a romper sus trabas. Y si él puede emparejar su significado, los dos, el conocedor y el conocido, serán libertados de toda limitación. La mujer es la guía a la cima sublime de la aventura sensual. Los ojos deficientes la reducen a estados inferiores; el ojo malvado de la ignorancia la empuja a la banalidad y a la fealdad. Pero es redimida por los ojos del entendimiento. El héroe que puede tomarla como es, sin reacciones indebidas, con la seguridad y la bondad que ella requiere, es potencialmente el rey, el dios encarnado, en la creación del mundo de ella.

Por ejemplo, se cuenta la historia de los cinco hijos del rey irlandés Eochaid; de cómo, un día que fueron de cacería, se encontraron perdidos, cercados por todas partes. Como estaban sedientos, partieron uno por uno en busca de agua. Fergus fue el primero "y llegó a una fuente en donde encontró a una anciana de pie. El aspecto de la vieja era éste: más negro que el carbón era cada pedazo y parte de su cuerpo, de la cabeza al suelo; comparable a la cola de un caballo salvaje era la grisácea y metálica masa del pelo que crecía en la parte superior de su cabeza, tenía en la cabeza una hoz, un colmillo verdoso que se curvaba hasta tocar su oreja y con ella podía cortar la rama verde de un encino en pleno florecimiento; tenía los ojos oscurecidos y nublados de humo; la nariz ganchuda, de aletas amplias; la barriga arrugada y pecosa, de diversas maneras enferma; deformes y torcidas las pantorrillas, que terminaban en pesados tobillos y un par de enormes patas; tenía las rodillas nudosas y las uñas lívidas. Toda la descripción de la dama era de hecho asquerosa. 'Así mismo soy', contestó ella. '¿Es verdad que estás cuidando la fuente?', preguntó él, y ella dijo: 'Es verdad'. '¿Me das permiso de llevarme un poco de agua?' 'Te lo doy -consintió ella-, pero primero has de besarme en la mejilla'. 'De ningún modo', dijo él. 'Entonces no te he de conceder el agua'. 'Te doy mi palabra -dijo él-, de que prefiero perecer de sed antes que darte un beso.' Entonces el joven regresó al lugar adonde estaban sus hermanos y les dijo que no había podido conseguir el agua."

Olioll, Brian y Fiachra de la misma manera fueron en su busca e igualmente llegaron a la misma fuente. Cada uno de ellos le pidió el agua a la vieja, pero le negó el beso. Finalmente fue Niall y llegó a la misma fuente. " '¡Déjame tomar agua, mujer!', le gritó. 'Te la daré -dijo ella- si me das un beso.' Él contestó: 'No sólo te daré un beso sino que te abrazaré'. Entonces se inclinó a abrazarla y le dio un beso. Cuando terminó dicha operación y él la miró, no había en el mundo entero una joven de porte más gracioso, ni universalmente más hermosa que ella: de la cabeza al suelo, cada una de sus partes podía ser comparada a la nieve recién caída que yace en los surcos; redondeados y exquisitos eran sus brazos, sus dedos largos y delgados; tenía las piernas derechas y de adorable color; dos sandalias de bronce blanco embellecían sus pies blancos y suaves y la tierra que pisaba; la ceñía un amplio manto del más fino vellón de color de escarlata y en dicho indumento un broche de plata blanca; tenía brillantes dientes como perlas, ojos grandes y regios, la boca roja como el fruto del fresno.

'Esto, mujer, es un conjunto de encantos', dijo el joven. 'Eso es verdad'. Y ¿quién eres tú?', insistió él. 'El Poder Real soy yo', y pronunció lo siguiente:
'Rey de Tara. Yo soy el Poder Real...'

'Ve ahora -dijo ella- a tus hermanos y lleva contigo el agua; de hoy en adelante, para ti y para tus hijos ha de ser para siempre el reinado y la fuerza suprema... Y así como primero me has visto fea, brutal y repugnante, y al final hermosa, así es el poder real: porque sin batallas, sin feroces conflictos no puede ganarse; pero al final, aquel que es rey no importa de qué, se muestra gentil y hermoso.' " ¿Así es el poder real?

Así es la vida misma. La diosa guardiana de la fuerza inagotable, ya sea descubierta por Fergus, o por Acteón, o por el príncipe de la Isla Solitaria, requiere que el héroe esté dotado con aquello que los trovadores y los juglares llamaban un "corazón gentil". No por el deseo animal de un Acteón, ni por el desdeñoso rechazo de un Fergus, puede ser la diosa comprendida y servida debidamente, solo con gentileza: awaré (simpatía gentil) se llama en la poesía romántica cortesana del Japón de los siglos décimo a duodécimo.

El encuentro con la diosa (encarnada en cada mujer) es la prueba final del talento del héroe para ganar el don del amor, que es la vida en sí misma, que se disfruta como estuche de la eternidad. Y cuando el aventurero no es un joven sino una doncella, ella es quien, por medio de sus cualidades, su belleza o su deseo, está destinada a convertirse en la consorte de un ser inmortal. Entonces el marido celeste desciende a ella y la conduce a su lecho, ya sea que ella lo quiera o no. Si ella lo rechaza, se ciega para siempre; si lo busca, su deseo encuentra paz.

La muchacha arapaho que siguió el puerco espín por el árbol que crecía a medida que avanzaban, mereció un sitio junto al pueblo del cielo, donde se convirtió en la esposa de un mancebo celeste. Fue él quien bajo la forma del puerco espín la sedujo para llevarla a su hogar sobrenatural.

La hija del rey del cuento para niños, al día siguiente de la aventura de la fuente, oyó que llamaban a la puerta de su castillo: la rana había llegado para obligarla a cumplir su pacto. Y a pesar de su repugnancia, la rana fue a sentarse a la silla de su mesa, compartió el alimento de su platito y de su tacita de oro y hasta insistió en ir a dormir con ella en su camita de seda. Enfurecida, ella la levantó del suelo y la estrelló contra la pared. Cuando cayó, desapareció la rana y en su lugar apareció el hijo de un rey, con bellos y bondadosos ojos. Luego nos enteramos de que se casaron y fueron conducidos en un hermoso coche al imperio del joven, donde fueron rey y reina.

Y de nuevo: cuando Psique hubo llevado a cabo todos los difíciles trabajos, Júpiter mismo le concedió el elíxir de la inmortalidad; de manera que siempre estuvo unida a Cupido, su amado, en el paraíso de la forma perfecta.

La iglesia Ortodoxa Griega y la Católica Romana celebran el mismo misterio en la fiesta de la Asunción:

"La Virgen María ha sido elevada al tálamo celestial, donde el Rey de reyes está sentado en un trono estrellado."

"¿A dónde vuelas, oh Virgen prudentísima? Tu subida es semejante a la aurora que desparrama sus resplandores. Hija de Sión, toda eres bella y dulce, hermosa como la luna, pura com el Sol."




Libros de Joseph Campbell. I Libros de mitología.


El análisis y resumen del libro de Joseph Campbell: Diosas: misterios de la femenidad divina (Goddesses: Mysteries of the Feminine Divine) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«Las extensiones interiores del espacio exterior»: Joseph Campbell.


«Las extensiones interiores del espacio exterior»: Joseph Campbell.




Las extensiones interiores del espacio exterior: la metáfora como mito y como religión (The Inner Reaches of Outer Space: Myth as Metaphor and as Religion) es un libro de mitología del escritor, profesor y mitógrafo Joseph Campbell (1904-1987), publicado en 1986.

Las extensiones interiores del espacio exterior: la metáfora como mito y como religión desarrolla una de las síntesis más elegantes y esclarecedoras acerca de la función del Mito. Joseph Campbell propone que el Mito posee las características de una función biológica, y que en última instancia procede de la misma fuente arquetípica de la que brotan los sueños.

En cierta forma, los Mitos clásicos aparecen aquí como los sueños de la humanidad. Es decir, así como el sujeto se vale del sueño para liberar sus pensamientos y deseos reprimidos, el Mito opera como el sueño de una sociedad, un sueño colectivo, primordial, cuya función es expresar lo inexpresable. Esta hipótesis no es enteramente original, aunque Joseph Campbell fue quién la expresó con mayor elegancia, utilizándola principalmente para explicar la durabilidad de los Mitos clásicos al relacionarlos con las imágenes oníricas individuales, una especie de metáfora de la psique del sujeto; solo que aquí el Mito se transforma en la manifestación simbólica de toda una sociedad y una cultura.

Las extensiones interiores del espacio exterior roza un punto muy polémico dentro del estudio de los Mitos. Para Joseph Campbell, los mitos religiosos nunca deben ser interpretados literalmente, ya que no buscan expresar hechos históricos ni geográficos, sino que operan como símbolos, como una metáfora de una realidad estrictamente interior. La polémica de la que hablábamos está relacionada a la teoría de Joseph Campbell de que todas las religiones son mitologías mal entendidas.

El error, o malentendido, por llamarlo de alguna forma, radica en la interpretación de los símbolos interiores, en esas metáforas de las que hablábamos, como sucesos históricos objetivos; algo contrario a la función del Mito, que justamente es abrirse hacia lo imposible y nunca al revés, es decir, reducir lo imposible a cuestiones concretas. Algo de esto se ve con mayor claridad en los mitos del Génesis: la historia de Adán y Eva, y sobre todo el episodio del Árbol del Conocimiento. Son pocos los que actualmente creen en la literalidad de esta historia, sin embargo, en una época no tan lejana se pagaba un precio oneroso por tales discrepancias.

Si creemos que el Génesis es, en realidad, una metáfora, en definitiva, un Mito; cuya función [insisto] es expresar lo inexpresable, ¿entonces por qué las religiones organizadas se empeñan en desviar la fe hacia lo objetivo, asegurándonos que ciertos prodigios ocurrieron realmente, cuando en realidad ocurrieron, es cierto, pero en un nivel de existencia mucho más sutil y refinado que la realidad grosera? Joseph Campbell no le resta importancia a la religión, solo señala que esta ha perdido el rumbo al utilizar al Mito como expresión de la realidad objetiva.

Las extensiones interiores del espacio exterior nos deja una última esperanza acerca de la supervivencia del Mito en nuestra cultura: el arte; único vehículo capaz de arrebatarle al éter de los arquetipos los miedos y fantasías de toda una cultura y volverlos accesibles a través de un relato, una novela, una melodía o un verso. En definitiva, todo artista es un hacedor de mitos.




Libros de Joseph Campbell. I Libros de mitología.


El análisis y resumen del libro de Joseph Campbell: Las extensiones interiores del espacio exterior: la metáfora como mito y como religión (The Inner Reaches of Outer Space: Myth as Metaphor and as Religion) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«El poder del mito»: Joseph Campbell.


«El poder del mito»: Joseph Campbell.




El poder del mito (The Power of Myth) es un interesante documental acerca del Mito y la Mitología realizado por la televisión norteamericana entrevistando al profesor Joseph Campbell (1904-1987), autor de Diosas: misterios de la feminidad divina (Goddesses: Mysteries of the Feminine Divine) y El héroe de las mil caras (The Hero with a Thousand Faces).

La entrevista fue realizada por el periodista Bill Moyers en el Skywalker Ranch, California, propiedad del director George Lucas. El documental fue posteriormente publicado como libro bajo el mismo título, El poder del mito (The Power of Myth), ampliando las seis horas de conversación acerca de mitología comparada y el rol del mito en la sociedad. Tanto el libro como el documental están divididos en los siguientes capítulos:

I. La aventura del héroe (The Hero's Adventure)

II. El mensaje del mito (The Message of the Myth)
  • Mitos creacionales, dualidad, religiones paganas, la religión del software, historia del dios Indra.

III. Los primeros narradores (The First Storytellers)
  • Memoria animal, ciclo vital, conciencia, rituales de iniciación, shamanismo.

IV. Sacrificio y dicha (Sacrifice and Bliss)

V. Amor y la Diosa (Love and the Goddess)

VI. Máscaras de eternidad (Masks of Eternity)




Libros de Joseph Campbell. I Libros de mitología.


El análisis y resumen del libro de Joseph Campbell: El poder del mito (The Power of Myth) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

El arquetipo de la Mujer en Apuros.


El arquetipo de la Mujer en Apuros.




Hace poco hablábamos del Villano y la Mujer Fatal. Hoy nos enfrentamos con otro arquetipo literario conocido como mujer en apuros.

La mujer en apuros es un tema clásico en el arte. Para que este arquetipo se encarne en un personaje determinado se necesitan tres ingredientes esenciales: que sea mujer, que tenga problemas, y que sea hermosa. Si profundizamos aún más en las características de la damisela en apuros, veremos que esos tres ingredientes se ramifican en otros. Por ejemplo, la mujer en apuros debe ser un tanto ingenua, inocente, imprudente, incompetente, básicamente alguien que necesita ser rescatada.

Ahora bien, llegado a este punto podemos plantearnos una pregunta legítima: ¿La mujer en apuros es sólo un arquetipo o una expresión masculina de deseo por la mujer ideal?

No nos corresponde a nosotros generalizar sobre estos asuntos, pero los arquetipos son figuras primordiales, símbolos en crudo, cuya función tal vez sea la de expresar quienes somos a través de quienes fuimos.

La damisela en apuros no es una invención moderna. La mitología griega las utilizó para contrastarlas con sus eficientes diosas. Entre ellas podemos citar dos casos paradigmáticos: Andrómeda, rescatada por Perseo; y Eurídice, salvada por Orfeo.

Hay que aclarar rápidamente que los griegos no menospreciaban a la mujer, ni le asignaban un rol pasivo en todos los mitos. La damisela en apuros dentro de los mitos griegos opera como disparador para que el héroe (hijo de una mortal y un dios) se arroje hacia su destino. Sin ella no habría motivos para que el héroe acepte su naturaleza «superior».

La evolución natural del tópico de la damisela en apuros se ve con claridad en los cuentos de hadas de la Edad Media. Curiosamente, sus antagonistas también son mujeres, aunque perversas y desagradables, como las brujas que condenaron a la Bella Durmiente y Blancanieves, por citar dos ejemplos conocidos. En estos casos es el Príncipe Azul (el principio masculino activo) quien rescata a la damisela en apuros (la mujer en estado de vulnerabilidad social). Sin embargo, esta dinámica esconde un detalle que se escapa en una primera lectura: la Bruja, la Malvada, la Enemiga Primordial, siempre es una mujer fea y malévola, pero su fealdad y su malevolencia son meras imposiciones del relato. Es decir, no son feas y malas porque eligen serlo, lo son a través de sus actos, que las transforman irremediablemente.

Podemos pensar estas enemigas de la damisela en apuros son desagradables justamente porque no son elementos pasivos ni sumisos; es decir, no necesitan ser rescatadas por un hombre, sino que ellas mismas se arrojan hacia la acción.

Una profundización del arquetipo de la mujer en apuros se da en los romances medievales. Podemos hallarlo en todas las historias donde una mujer es encerrada en lo alto de una torre. Entre ellas se destacan las damiselas de Chaucer, puntualmente Griselda y los inusuales tormentos a los que es sometida.

Sin ir más lejos, la Edad Media no se conformó con colocar a las mujeres en apuros en el ámbito de las baladas, sino que forjó en 1399 una orden de caballería con el propósito de rescatarlas, llamada Emprise de l'Escu vert à la Dame Blanche, cuya finalidad era proteger a las damiselas en apuros más bien concretos.

La novela gótica también aprovechó este arquetipo, por ejemplo, colocando a la mujer en una posición cautiva, casi siempre en un castillo o un monasterio, a manos de un noble sádico o un miembro pervertido de una orden religiosa. Los paradigmas de esta variante se encuentran en El castillo de Otranto (The Castle of Otranto) de Horace Walpole; Los misterios de Udolfo (The Mysteries of Udolpho), de Ann Radcliffe, y El monje (The Monk) de Matthew Lewis.

La damisela en apuros, en tanto arquetipo primordial, se adaptó a todas las formas del arte. Con la llegada del cine su exposición proliferó de forma notable. Ya en los primeros ejemplos del cine mudo podemos ver el cliché de la mujer atada a las vías del ferrocarril aguardando que su príncipe azul la rescate.

La crítica feminista ha puesto la mirada sobre la damisela en apuros y la ha calificado como una banalización del rol de la mujer, o, en el mejor de los casos, de su uso como ingrediente catalizador de las virtudes heróicas, casi siempre masculinas; olvidando que los arquetipos no responden a cuestiones de género, sino a asuntos mucho más básicas y arraigadas en el ser humano.

La damisela en apuros, así como su contrapartida, la mujer fatal (Femme Fatale), son parte de un esquema mítico que subyace en todas las historias que tocan una hebra íntima de la humanidad. En el arco progresivo del héroe se halla un episodio que Joseph Campbell llama «prueba traumática»; donde el principio masculino se halla al borde de la aniquilación. Para sobrevivir, o mejor dicho, para desear sobrevivir, el héroe necesita un disparador ajeno a sí mismo, algo que lo incite a luchar más allá de su propia supervivencia. En este sentido, la mujer en apuros es aquello que sostiene al héroe y lo vuelve necesario.

Todos los arquetipos tienen una razón de ser. A despecho de los legítimos reclamos de igualdad conviene tener en cuenta estos matices arcaicos la próxima vez que escuchemos a una doncella gritando en una película de terror.








Mitología. I Taller literario.


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