Paimon: la verdadera historia del demonio de «Hereditary».


Paimon: la verdadera historia del demonio de «Hereditary».




En la excelente película de terror de 2018, Hereditary [El legado del diablo], vemos enloquecer lentamente a una familia debido a la influencia de un culto satánico que adora a un demonio particularmente misterioso: Paimon. ¿Quién es exactamente la entidad demoníaca detrás de los sombríos eventos de la película?

Paimon es un demonio que habita en uno de los rincones más recónditos de los mitos cristianos, aunque de hecho proviene de la mitología mesopotámica, no como un demonio, sino como una diosa que progresivamente fue vista como un djinn, seres que a menudo son hermafroditas, y por lo tanto retratados con atributos tanto masculinos como femeninos. Originalmente, Paimon presidía las artes y la ciencia; razón por la cual el propósito de invocarlo era adquirir conocimientos en estos campos, algo muy distinto a lo que vemos en la película. [ver: Diccionario demonológico]

Ahora bien, la mayoría de la información que tenemos sobre el demonio Paimon proviene de grimorios y libros ocultistas posteriores, quienes oscurecieron progresivamente su figura mitológica. Estos tratados demonológicos suelen estirar y distorsionar las características mitológicas de los demonios, pero aún así es posible recolectar algunos rasgos en común para reconstruir algo de la figura original. De modo que comenzaremos con estas referencias y, a continuación, intentaremos escarbar más profundo.

Según estos libros prohibidos, Paimon suele ser invocado para que otorgue espíritus familiares y revelar la ubicación de tesoros ocultos [ver: Los «espíritus familiares» en la brujería]. Se le debe permitir hacer cualquier pregunta y la respuesta debe ser honesta y directa. El Lemegeton Clavicula Salomonis [«La Llave Menor de Salomón»] le añade un atributo aparentemente trivial al afirmar que Paimon tiene el poder de controlar a los peces. En Pseudomonarchia Daemonum [«pseudo monarquía de los demonios»] se afirma que Paimon es el sirviente más «obediente» de Lucifer, quien en este grimorio en particular es sumamente arrogante. Cuando es obligado por la virtud divina, a través de un exorcista, Paimon se revela como un hombre con «un semblante afeminado», portando una corona con una estrella en el medio y montando un dromedario. Detrás de él marcha una multitud de réprobos con trompetas y címbalos.

Cuando Paimon es invocado por un nigromante, su manifestación es precedida por un gran rugido. El invocador debe poseer una extraordinaria firmeza para obligar a Paimon a observar su deseo y pedirle que responda claramente. Si el demonio es doblegado, puede responder cualquier cuestión relacionada con la filosofía, la ciencia, y revelar cualquier secreto. Sin embargo, si el invocador es débil, quedará atado a las mentiras de Paimon:


[«Él (Paimon) prepara buenos familiares, y tiene el entendimiento de todas las artes. Al invocarlo se debe mirar hacia el noroeste, porque allí está su casa. Cuando sea llamado, el invocador debe recibirlo sin temor, enumerando sus preguntas y demandas para obtener lo mismo de él.»]


Según el Pseudomonarchia Daemonum, no está claro si Paimon, antes de caer entre los ángeles, pertenecía a la orden de las Dominaciones o de los Querubines. En cualquier caso, el grimorio sostiene que le siguen doscientas legiones y, si el invocador no realiza los correspondientes sacrificios, Paimon puede manifestarse con sus dos servidores: Beball [a veces llamado Lebal] y Abalam, haciendo casi imposible controlarlo

Tanto en el Dictionnaire Infernal [diccionario infernal] de Collin de Plancy, como en el Livre des Esperitz [libro de los espíritus], se lo menciona como Paymon. En El Libro de Abramelin y el Grimorio del Papa Honorio aparece como Bayemon. Todas estas obras coinciden en la obediencia de Paimon a Lucifer, en la confianza que el Príncipe de las Tinieblas tiene depositada en él, en su residencia en el noroeste, y en su mayor enemigo, el ángel Haziel.

En el Ars Goetia, nuevamente, se describe a Paimon como un hombre montado en un camello, precedido por tropas que tocan trompetas y címbalos. En los anteriores grimorios se insiste en que Paimon tiene un rostro hermoso, pero el Ars Goetia no es tan específico, aunque aún se refiere a él como hombre. Este libro también añade un par de datos interesantes: la «voz ronca» de Paimon, y su tendencia a hablar en su idioma nativo [no se sabe si la lingua diaboli o el enoquiano] hasta que se le ordene responder en el idioma del invocador.

Si tomamos todos los grimorios mencionados hasta aquí, encontraremos que Paimon generalmente es descrito enseñando ciencia y respondiendo preguntas, lo cual no parece particularmente diabólico. El Ars Goetia y el Pseudomonarchia Daemonum especifican que su conocimiento incluye «todas las artes» y «cosas secretas» [tesoros, en su mayoría]. El Livre des Esperitz amplía esto y afirma que Paimon suele responder con sinceridad y es capaz de otorgar «dignidades y señoríos». Otra coincidencia es el mérito de otorgar familiares [que también son buenos para enseñar] y el dominio sobre los peces. También hay atributos absurdos, como la mención en el Ars Goetia de que Paimon puede «hacer que un ladrón regrese y devuelva lo robado». En El Libro de Abramelin se expanden un poco estos poderes con el conocimiento de eventos pasados y futuros, hacer aparecer espíritus, crear visiones, adquirir y despedir espíritus sirvientes, reanimar a los muertos durante varios años, volar, permanecer bajo el agua indefinidamente y habilidades generales para «hacer todo tipo de cosas» a instancias del mago.

Ahora bien, es probable que el origen de Paimón se remonte a los mitos mesopotámicos. Algunos incluso afirman que hay una relación directa entre Paimón y la diosa egipcia Isis, pero basándose en cuestiones puramente cosméticas. Paimón [recordemos, de «rostro afeminado»] suele ser representado montando un camello, lo mismo que Isis. Pero ahí terminan las similitudes, de modo que no tomaremos este camino.

Es interesante que, en El Libro de Abramelin, Paimon se escriba con frecuencia «Paymon» y, a veces, «Paimonia». Probablemente podríamos rastrear el origen etimológico de su nombre en el hebreo pomn [«tintineo», como el de una pequeña campana], que a su vez deriva de la raíz hebrea pom, «agitar», «impulsar». La palabra pomn se utiliza seis veces en Éxodo, y no era infrecuente que los rabinos llamaran a Paimon con el título de ozazl [«azazel»], que es un nombre usado en Levítico con referencia al chivo expiatorio [de oz, «cabra»; y azl, «irse»]. Todavía se realizan acalorados debates sobre si la palabra ozazl [«azazel»] es el chivo expiatorio, o un demonio a quien se le ofrecia ese animal, No obstante, en la demonología rabínica siempre se usa para referirse a uno de los principales demonios [ver: Azazel, el origen del chivo expiatorio]

Azazel, además de provenir la antigua práctica hebrea conocida como chivo expiatorio, también es uno de los Ben-Elohim mencionados en El Libro de Enoc; es decir, uno de los «Vigilantes» que le dio conocimiento a la humanidad en contra de la voluntad de Dios. A pesar de esto, la mayoría de los demonólogos consideran a Azazel y Paimon como entidades completamente separadas.

Hay una conexión evidente en los rasgos más sutiles de Paimon: su nombre significa «tintineo», suele «rugir» cuando se manifiesta, sus tropas tocan trompetas, y además habita en el seno de los vientos del noroeste. Es claro, entonces, que Paimon era antiguamente una deidad del aire. De hecho, en De sphera [«Sobre las esferas»] de Juan Sacrobosco, se habla de los «cuatro espíritus de gran virtud» que gobiernan los cuatro puntos cardinales y sus respectivos vientos: Oriens, Amaymon, Paymon y Egim. Pero demos un paso más allá en el terreno especulativo: la relación de Paimon con el aire [quizás siendo él mismo, originalmente, un espíritu del aire] se expresa en su devoción por la música.

En este punto no es ilícito suponer que Paimon comenzó siendo un djinn. En primer lugar, se lo representa montando un dromedario, una clara alusión al desierto; pero también tenemos su asociación con el aire. Djinn significa «oculto», pero en relación a algo que no puede verse aunque sí resulta audible, como el viento. De hecho, sus dos principales servidores, Label y Ablim, también son djinns en la mitología de medio oriente.

Muchos de los demonios mencionados en grimorios y tratados demonológicos tienen sus orígenes en los antiguos dioses de culturas subyugadas o absorbidas por una nueva religión [ver: El «accidente» que convirtió a los Dioses en Demonios]. De hecho, era una práctica común demonizar a los dioses de otras civilizaciones, pero también a seres de menor escala. En otras palabras, todos los grimorios y todos los tratados demonológicos presentan groseras distorsiones de la entidad original. Sin embargo, aún en esta deliberada deformación es posible encontrar vestigios, que de ningún modo son concluyentes y deben tomarse con pinzas. Paimon podría estar vinculado a los djinns, pero ningún vínculo es demostrable empíricamente.

Dicho esto, es significativo que Paimon siempre apareza con un «rugido» y hable con una «voz ronca». Cuando encontramos estos elementos en la demonología, por lo general estamos ante un eufemismo. El rugido que precede a la aparición de Paimon es análogo al aullido de las banshees en los mitos celtas, aunque probablemente más horrible, ya que es capaz de «partir en dos» al invocador si este es indigno. La presentación de Paimon con rugidos y amenazas al ser invocado es un lindo detalle. Es como si nos levantáramos a la madrugada cuando alguien que no conocemos golpea la puerta. Los rugidos de Paimon son una versión extrema del «¿quién es?» de alguien perturbado en medio de la noche, porque los grimorios establecen claramente que Paimon luego adopta un tono de cordialidad cuando el invocador se presenta.

Es importante tener en cuenta que muchos de los grimorios se contradicen entre sí con respecto a Paimon, pero todos coinciden en describirlo con los atributos de un djinn, y probablemente uno importante, ya que algunas leyendas lo describen como uno de los líderes del Djinnestán. Las representaciones de Paimon respaldan todo esto.

Ahora bien, el Djinnestán no es una región del infierno cristiano, menos aún del Sheol hebreo, sino el plano extradimensional donde habitan los djinn, según la mitología árabe, seres anteriores a la creación del ser humano. La palabra djinn, como hemos visto, significa «oculto» [a la vista], y cuya etimología es un ejemplo interesante de la forma en la cual este pueblo antiguo concebía el mundo. Djinn proviene del árabe jann, que significa «esconderse», pero no como nosotros habitualmente interpretamos esta palabra. Por ejemplo, la misma raíz [jann] está presente en manjun, «loco» [pero que literalmente significa «intelecto escondido»] y janin, «embrión» [«oculto dentro del útero»]. Esta es una maravillosa forma de pensar el mundo.

Los djinn forman parte de la mitología árabe preislámica, aunque posteriormente fueron absorbidos y reinterpretados por el Corán. Su reino, el Djinnestán, donde algunos grimorios sitúan a Paimon, originalmente era considerado un planeta lejano, y luego un plano distinto del físico. Se dice que los djinn fueron creados a partir del «fuego abrasador y sin humo» de Dios, pero también que son de naturaleza física, siendo capaces de interactuar con personas y objetos de nuestro mundo, y además poseen libre albedrío.

Iblis, uno de los principales djinn, ejerció su libre albedrío al máximo cuando se negó a inclinarse ante Adán, incluso cuando el propio Dios se lo ordenó. Por esa desobediencia, Iblis fue expulsado del Edén y llamado «shaytan» [Satanás]. Al parecer, Paimon y muchos otros también habrían sido expulsados, convirtiéndose en renegados, como los demonios.

Los djinn generalmente no pueden ser vistos por los seres humanos, pero estos sí son claramente visibles para los djinn. Lo que sí podemos ver es la interacción de los djinn con nuestro mundo físico, lo cual explica un poco el nombre de Paimon, «tintineo», el cual, como hemos visto, está asociado al aire, al viento, particularmente cuando hace agitar una pequeña campana. Esta asociación con los vientos también explica porqué los djinn, en el folclore, pueden viajar grandes distancias a una gran velocidad y habitar en áreas inaccesibles: sobre las montañas, los mares, incluso en las «alturas del cielo».

La estructura social de los djinn parece acreditar las divagaciones de los grimorios sobre ducados y rangos militares asignados a los demonios. Tenían reyes, cortes, bodas, funerales, y, como los seres humanos, serán juzgados en el Día del Juicio y enviados al Cielo o al Infierno según sus acciones.

Todo parece indicar que Paimon pertenece a la raza de los Marid, el tipo más fuerte de djinn [los más débiles son los ifrit], no en términos de fuerza física, sino por su dominio del elemento aire. Mientras los djinn más poderosos se elevan y vuelan por el cielo, los más débiles solo pueden manifestarse en nuestro mundo con formas bestiales, nunca con el «rostro hermoso» de Paimon.

A finales de 1909, el ocultista Aleister Crowley y Victor Neuburg [compañero y amante], viajaron al norte de África con la intención de practicar una ceremonia mágica en el desierto. El resultado fue una experiencia aterradora que involucra a Paimon.

Lo que sucedió en el desierto fue el resultado de toda una vida de identificación con los demonios. En sus Confesiones, Aleister Crowley afirma que no podía entender la razón de esta repentina identificación infantil con las fuerzas del mal, y que incluso a una edad muy temprana buscó «el camino de Satanás». Fue su madre quien primero se refirió a él como «la Bestia», un nombre que Aleister Crowley haría suyo. Esta identificación temprana con el mal tendría un impacto considerable en aquella experiencia en el desierto.

Crowley y Neuburg viajaron a Londres a principios de julio de 1909 y llegaron a Argel el 17 de noviembre. La actitud de Aleister Crowley hacia las autoridades coloniales francesas fue de cortés desdén. Eligió ignorar las advertencias de que un viaje por el desierto sin guía podría ser peligroso, aunque hay que que decir que este desdén estaba de algún modo justificado: Aleister Crowley era un montañista experto, y perfectamente capaz de realizar esfuerzos físicos extraordinarios; además, tenía conocimientos básicos del árabe y entendía la cultura musulmana.

Mientras los dos hombres se dispusieron a comprar las provisiones necesarias, la única preocupación de Crowley era el físico delgado de su compañero y su «mirada de perro avergonzado». Victor Neuburg, ante la insistencia de Crowley, se afeitó la cabeza dejando solo dos mechones en las sienes, que estaban «retorcidos en forma de cuernos». Crowley, riéndose, anota en su cuaderno de viaje que Neuburg era «un demonio que yo había domesticado y entrenado para que me sirviera como un espíritu familiar».

El ritual que Crowley tenía en mente estaba basado en un sistema mágico desarrollado por John Dee, el eminente matemático y astrólogo isabelino, y su clarividente, Edward Kelley. John Dee y Kelley estaban bien versados en la Cábala, pero sus experimentos estaban inspirados en el mago renacentista Henry Cornelius Agrippa, quien elaboró un sistema de tablas numéricas y alfabéticas para invocar a los ángeles. John Dee aprovechó los supuestos dones de Edward Kelley como vidente e intentó entablar una conversación con los ángeles. En otras palabras: John Dee hacía las preguntas a través de Kelley y luego registraba sus respuestas, formuladas en un lenguaje angelical secreto, llamada vulgarmente Enoquiano. Con el tiempo, John Dee construyó una cosmología completa de ángeles y demonios y esbozó treinta aethyrs [aires], básicamente dimensiones distintas a la nuestra.

Este esquema se había integrado en las enseñanzas de la Orden Hermética del Alba Dorada, y aunque a Crowley se le había negado la entrada a la Segunda Orden, lo había aprendido de otros adeptos, y de hecho estaba bastante familiarizado con el sistema de John Dee. Sin embargo, mientras los iniciados de la Golden Dawn solo estudiaban el Enoquiano como un ejercicio académico, Aleister Crowley estaba decidido para probar su eficacia. Había hecho una copia de las diecinueve Llamadas o Claves de Dee, que invocaban poderosas fuerzas ocultas; y entonces, en el desierto, se sintió impulsado a intentarlo. Según anota en sus cuadernos de viaje, «las condiciones son perfectas para emprender un viaje a través de los Aethyrs de John Dee».

El plan de Crowley era simple: elegiría un lugar apartado y recitaría la Llamada apropiada, el encantamiento ritual que le daría acceso al Aethyr. Después de asegurarse de que las fuerzas invocadas estaban presentes, tomaría su piedra mágica [en este caso, un topacio] y, como lo había hecho Kelley siglos antes, «la piedra desempeñaría un papel no muy diferente al del espejo de Alicia». Después de entrar en el Aethyr, describiría sus experiencias a Neuburg, quien las escribiría. Cabe señalar que Crowley adaptó el procedimiento a su medida. A diferencia de John Dee, él sería su propio vidente, y Victor Neuburg, el clarividente, cumpliría la función de escriba.

Aleister Crowley afirma haber entrado en contacto con seres celestiales «tanto terribles como hermosos», quienes se comunicaron con él en un rico lenguaje simbólico. Entendió gran parte del simbolismo y comenzó a darse cuenta de que las Llamadas, de hecho, le daban acceso a un intrincado sistema universal de mundos y planos de existencia:


[«Vi con mis propios ojos y escuché con mis propios oídos la verdad. Estas visiones cristalizaron la conclusión teórica que mis estudios de religión comparada solo habían esbozado.»]


Aleister Crowley esperaba que esta experiencia fuera una exploración impersonal de los Aethyr, pero las cosas se habían vuelto mucho más intensas y complejas. Estaba convencido de que se le estaba revelando la «brillante simplicidad de las verdades cósmicas». También se dio cuenta de que se estaba involucrando personalmente, que el ritual estaba trabajando en él. A medida que progresaba, Crowley empezó a sentir algo muy parecido al miedo.


[«Era como si una mano sostuviera mi corazón mientras un rugido me envolvía en palabras horribles y encantadoras.»]


Para fortalecerse contra la creciente sensación de pavor y asombro, Aleister Crowley empezó a recitar el Corán mientras marchaba por el desierto. Las grandes extensiones vacías, calurosas durante día y heladas por la noche, y la continua enunciación de fórmulas mágicas, se combinaron para producir un estado de intensidad espiritual abrumador.

El llegar al monte Da'leh Addin, Crowley, siguiendo las instrucciones de sus interlocutores angélicos, intentó ingresar al decimocuarto Aethyr. Se encontró con un «espeso velo negro», a pesar de intentarlo repetidamente, no pudo penetrar. Mientras tanto, una «voz» susurraba en sus oídos advirtiéndole que estaba a punto de entrar en el «Reino de la Tumba». De repente, el velo se rasgó, y Crowley vio «un ángel glorioso» parado frente a él con los brazos extendidos y la cabeza echada hacia atrás. Llevaba una «corona con una estrella en la frente» [al igual que Paimon] y «rodeado del llanto de las bestias». Este ángel instruyó a Crowley para que se retirara, ya que el misterio del decimocuarto Aethyr es «tan grande y terrible que no puede ser revelado a la vista del sol».

Conmocionado, Crowley se preparó para regresar a la aldea de Bou Saada. Mientras lo hacía, «me llegó la orden de realizar una ceremonia mágica en la cima de la montaña». Cualquiera que sea la forma que tomó esta «orden», Crowley la obedeció. Él y Neuburg construyeron un gran círculo con rocas; inscribieron palabras mágicas y erigieron un altar en su centro. Allí, dice Crowley: «Me sacrifiqué. El fuego del sol que todo lo ve cayó sobre el altar, desgarrando cada partícula de mi cuerpo y personalidad.»

Crowley no recordaba nada de su regreso a Bou Saada. Sin embargo, a medida que recobró lentamente la conciencia, supo que había cambiado:


[«Sabía quién era yo y todos los acontecimientos de mi vida; pero ya no me sentía el centro de esas experiencias. Yo no existía. Todas las cosas eran como sombras que se deslizan sobre la tranquila superficie de un lago; sus imágenes no tienen significado para el agua, ni poder para agitar su silencio.»]


Unos días después, Crowley se preparó formalmente para pasar por la prueba del Abismo. Comprendió que lo haría cuando entró en el décimo Aethyr de John Dee, y supo que, mientras estaba allí, debía enfrentarse y derrotar al terrible «Choronzon, el poderoso demonio que habita en el Abismo más lejano». También sabía que solo podía hacerlo como Perdurabo, un Adepto, y que era fundamental que no quedara ni una pizca de su ego si quería sobrevivir a la experiencia. El éxito dependía de la habilidad de Crowley para dominar a Choronzon a través del poder de la voluntad.

Las complejas técnicas, rituales y parafernalia de la práctica mágica son los medios por los cuales un mago inflama su voluntad. Choronzon podía ser controlado solo a través de la aplicación silenciosa pero implacable de esta voluntad. Si fracasaba en obligar a Choronzon a someterse, este lo esclavizaría. Ante esto, y las advertencias que había recibido en los Aethyrs anteriores, Crowley cambió su procedimiento mágico.

El 6 de diciembre de 1909, Crowley y Neuburg abandonaron Bou Saada y se adentraron en el desierto. Acamparon en las dunas, trazaron un círculo en la arena e inscribieron los signos apropiados. Luego se trazó un triángulo cercano, cuyos perímetros también estaban inscritos con nombres divinos y también con el de Choronzon. El círculo mágico les brindaría protección, y el triángulo estaba destinado a contener cualquier manifestación. En este punto, Neuburg entró en el círculo. Estaba armado con una daga y tenía instrucciones de usarla si algo intentaba entrar en el círculo. Crowley, negándose a unirse a su compañero en la relativa seguridad del círculo mágico, entró en el triángulo. Mientras Neuburg realizaba los rituales de destierro, Crowley hizo la Llamada del décimo Aethyr. Choronzon se anunció con un «rugido» y las palabras «Zazas, Zazas, Nasatanada Zazas». Luego, según Crowley, pronunció las siguientes palabras:


[«Yo soy. De mí proceden la lepra, la viruela, la peste, el cáncer, el cólera y la enfermedad. ¡Ay! Llegaré hasta las rodillas del Altísimo, y desgarraré su falo con mis dientes, moleré sus testículos en un mortero y haré de ellos veneno para matar a los hijos de los hombres.»]


A partir de entonces, Crowley guardó silencio. Permaneció sentado en el triángulo, profundamente retraído, y no se movió ni habló durante el resto de la ceremonia. Lentamente, Choronzon procedió a burlarse del inexperto Neuburg. Durante el intenso debate que siguió, con Neuburg garabateando furiosamente para registrar cada detalle, Choronzon comenzó a borrar sigilosamente los bordes protectores del círculo. De repente, saltó del triángulo al círculo y derribó a Neuburg al suelo. El escriba se encontró luchando con un «demonio en la forma de un salvaje desnudo», un hombre fuerte que trató de desgarrarle el cuello con «colmillos cubiertos de espuma». Neuburg, invocando los nombres mágicos de Dios, golpeó con su daga y finalmente obligó a la figura a regresar al triángulo, reparó el círculo, y Choronzón reanudó sus delirios: tentando, denunciando, suplicando, intentando socavar la voluntad del escriba. Finalmente, la manifestación empezó a desvanecerse.

La ceremonia concluyó. Los dos hombres se purificaron y borraron el círculo y el triángulo. Crowley afirmó que se había «identificado astralmente» con Choronzon y que había «experimentado cada angustia, cada rabia, cada desesperación, cada arrebato de locura» del demonio.

Durante las dos semanas siguientes, mientras Crowley y Neuburg se dirigían a Biskra, los hombres reflexionaron sobre el mantra «Zazas, Zazas, Nasatanada Zazas», mencionado en algunos grimorios como uno de los secretos que Paimon otorga a sus invocadores. Atinadamente, en la película Hereditary podemos ver varios términos mágicos disimulados en las paredes de la casa; entre otros, satony, pandemonium y «Zazas Zazas Nasatanada Zazas».




Demonología. I Mitología.


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