«Bestias»: Richard Wilbur; poema y análisis.
«Las bestias, en su mayor libertad,
duermen en paz esta noche.»
duermen en paz esta noche.»
Bestias (Beasts) es un poema del escritor norteamericano Richard Wilbur (1921-2017), publicado en la antología de 1956: Cosas del mundo (Things of This World).
Bestias, uno de los poemas de Richard Wilbur más reconocidos, nos introduce en un reino salvaje, primordial, donde las «bestias» [«en su mayor libertad»] ejercen su derecho a vagar por la imaginación del poeta.
La primera «bestia» que encontramos es «la gaviota en su cornisa», soñando; pero sus sueños [sobre «las olas que abajo arranca la luna»] no se producen en su mente, sino en sus «entrañas». La segunda es el pez que dormita «en el agua que canta». Luego llega el «ciervo», el «ratón desgarrado» en las garras del «búho»:
Las bestias, en su mayor libertad,
duermen en paz esta noche. La gaviota, en su cornisa,
sueña en sus entrañas con las olas que abajo arranca la luna,
y el pez se apoya en una piedra, adormecido
por el agua que canta,
donde las inmaculadas patas
del ciervo salpican dulcemente, a las cuales
el destripado ratón, a salvo en las garras del búho, grita
en armonía. Aquí no existe tal daño
ni tal oscuridad.
duermen en paz esta noche. La gaviota, en su cornisa,
sueña en sus entrañas con las olas que abajo arranca la luna,
y el pez se apoya en una piedra, adormecido
por el agua que canta,
donde las inmaculadas patas
del ciervo salpican dulcemente, a las cuales
el destripado ratón, a salvo en las garras del búho, grita
en armonía. Aquí no existe tal daño
ni tal oscuridad.
Entre las «Bestias» y nosotros media «el cristal de la ventana», una barrera entre la luna, la noche, y el interior de una habitación. A pesar de ese distanciamiento con la luna, pronto descubrimos que su poder y su influencia no se diluyen. Mientras estamos seguros en la habitación, «esa misma luna» produce «la dolorosa transformación del hombre lobo»:
mientras la misma luna,
deformada en el cristal de la ventana, asiste
a la dolorosa transformación del hombre lobo. Apartando su cabeza
de la sudorosa almohada, intenta recordar
el estado de ánimo humano,
pero yace al fin, como siempre,
dejándose llevar, que el feroz pelo de fiera llene su rostro,
escuchando con oídos agudos los exaltados tonos del viento,
el pánico de las hojas y la degradación
de los arroyos revueltos.
deformada en el cristal de la ventana, asiste
a la dolorosa transformación del hombre lobo. Apartando su cabeza
de la sudorosa almohada, intenta recordar
el estado de ánimo humano,
pero yace al fin, como siempre,
dejándose llevar, que el feroz pelo de fiera llene su rostro,
escuchando con oídos agudos los exaltados tonos del viento,
el pánico de las hojas y la degradación
de los arroyos revueltos.
La transformación en lobo es una especie de retorno a una forma de vida primaria, a la versión por defecto del ser humano. Por lo tanto, en el contexto del poema de Richard Wilbur, la metamorfosis en lobo es menos sobrenatural que natural. Vemos al hombre luchando por conservar su humanidad, pero al final, «dejándose llevar», cede a sus impulsos. Sus sentidos se agudizan, percibe «los tonos del viento», el «pánico de las hojas», los «arroyos revueltos», mientras siente que su «feroz pelo de fiera» va creciendo en su rostro.
Bestias expresa una enorme nostalgia, no por el pasado personal, no por la infancia del individuo, sino por la existencia animal, primordial e inconsciente de la especie humana. Siguiendo esta línea evolutiva, el poema de Richard Wilbur progresa desde las «bestias» al ser humano, pasando por una criatura intermedia: el hombre lobo. La presencia de la luna, la reacción de las «bestias», el licántropo y el hombre ante su luz, guía al lector a lo largo de todo el proceso.
El hombre lobo funciona aquí como el eslabón intermedio entre la existencia animal [inconsciente] y la condición humana [consciente]. El licántropo está unido a la luna, sincronizado a sus fases, pero los seres humanos, aquellos que están «lejos de la espesura» [alejados de la naturaleza], la observan a través de las «altas ventanas» y encuentran su belleza «dolorosa». La luna nos conmueve, pero entre ella y nosotros existe el cristal de la venana, una lente pero también una separación. El hombre estudia la naturaleza como si fuera un agente externo. Las «bestias» la experimentan en primera persona.
Entretanto, en las altas ventanas,
lejos de la espesura y las sordas pisadas, los mejores pretendientes
suspiran y abandonan su trabajo para recostruir la dolorosa
belleza del cielo, la diáfana luna
y el cazador despierto,
creando para los hombres tales sueños
que romperán sus corazones como siempre, trayendo
monstruos a la ciudad, cuervos en las estatuas públicas
y flotas alimentando a los peces en las oscuras
y desenfrenadas aguas.
lejos de la espesura y las sordas pisadas, los mejores pretendientes
suspiran y abandonan su trabajo para recostruir la dolorosa
belleza del cielo, la diáfana luna
y el cazador despierto,
creando para los hombres tales sueños
que romperán sus corazones como siempre, trayendo
monstruos a la ciudad, cuervos en las estatuas públicas
y flotas alimentando a los peces en las oscuras
y desenfrenadas aguas.
Richard Wilbur hace una última distinción, por cierto, intrigante, entre «bestias» y «monstruos». Todas las «bestias» pertenecen a la naturaleza, pero solo el ser humano es capaz de crear «monstruos». En este contexto, la ciudad representa a la civilización como la máxima expresión del orden y la consciencia, pero también una especie de caída de la naturaleza.
Bestias.
Beasts, Richard Wilbur (1921-2017)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Las bestias, en su mayor libertad,
duermen en paz esta noche. La gaviota, en su cornisa,
sueña en sus entrañas con las olas que abajo arranca la luna,
y el pez se apoya en una piedra, adormecido
por el agua que canta,
donde las inmaculadas patas
del ciervo salpican dulcemente, a las cuales
el destripado ratón, a salvo en las garras del búho, grita
en armonía. Aquí no existe tal daño
ni tal oscuridad
mientras la misma luna,
deformada en el cristal de la ventana, asiste
a la dolorosa transformación del hombre lobo. Apartando su cabeza
de la sudorosa almohada, intenta recordar
el estado de ánimo humano,
pero yace al fin, como siempre,
dejándose llevar, que el feroz pelo de fiera llene su rostro,
escuchando con oídos agudos los exaltados tonos del viento,
el pánico de las hojas y la degradación
de los arroyos revueltos.
Entretanto, en las altas ventanas,
lejos de la espesura y las sordas pisadas, los mejores pretendientes
suspiran y abandonan su trabajo para recostruir la dolorosa
belleza del cielo, la diáfana luna
y el cazador despierto,
creando para los hombres tales sueños
que romperán sus corazones como siempre, trayendo
monstruos a la ciudad, cuervos en las estatuas públicas
y flotas alimentando a los peces en las oscuras
y desenfrenadas aguas.
Poemas góticos. I Poemas de Richard Wilbur.
Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Richard Wilbur: Bestias (Beasts), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
a la dolorosa transformación del hombre lobo. Apartando su cabeza
de la sudorosa almohada, intenta recordar
el estado de ánimo humano,
pero yace al fin, como siempre,
dejándose llevar, que el feroz pelo de fiera llene su rostro,
escuchando con oídos agudos los exaltados tonos del viento,
el pánico de las hojas y la degradación
de los arroyos revueltos.
Entretanto, en las altas ventanas,
lejos de la espesura y las sordas pisadas, los mejores pretendientes
suspiran y abandonan su trabajo para recostruir la dolorosa
belleza del cielo, la diáfana luna
y el cazador despierto,
creando para los hombres tales sueños
que romperán sus corazones como siempre, trayendo
monstruos a la ciudad, cuervos en las estatuas públicas
y flotas alimentando a los peces en las oscuras
y desenfrenadas aguas.
Beasts in their major freedom
Slumber in peace tonight. The gull on his ledge
Dreams in the guts of himself the moon-plucked waves below,
And the sunfish leans on a stone, slept
By the lyric water,
In which the spotless feet
Of deer make dulcet splashes, and to which
The ripped mouse, safe in the owl’s talon, cries
Concordance. Here there is no such harm
And no such darkness
As the selfsame moon observes
Where, warped in window-glass, it sponsors now
The werewolf’s painful change. Turning his head away
On the sweaty bolster, he tries to remember
The mood of manhood,
But lies at last, as always,
Letting it happen, the fierce fur soft to his face,
Hearing with sharper ears the wind’s exciting minors,
The leaves’ panic, and the degradation
Of the heavy streams.
Meantime, at high windows
Far from thicket and pad-fall, suitors of excellence
Sigh and turn from their work to construe again the painful
Beauty of heaven, the lucid moon
And the risen hunter,
Making such dreams for men
As told will break their hearts as always, bringing
Monsters into the city, crows on the public statues,
Navies fed to the fish in the dark
Unbridled waters.
Richard Wilbur (1921-2017)
Slumber in peace tonight. The gull on his ledge
Dreams in the guts of himself the moon-plucked waves below,
And the sunfish leans on a stone, slept
By the lyric water,
In which the spotless feet
Of deer make dulcet splashes, and to which
The ripped mouse, safe in the owl’s talon, cries
Concordance. Here there is no such harm
And no such darkness
As the selfsame moon observes
Where, warped in window-glass, it sponsors now
The werewolf’s painful change. Turning his head away
On the sweaty bolster, he tries to remember
The mood of manhood,
But lies at last, as always,
Letting it happen, the fierce fur soft to his face,
Hearing with sharper ears the wind’s exciting minors,
The leaves’ panic, and the degradation
Of the heavy streams.
Meantime, at high windows
Far from thicket and pad-fall, suitors of excellence
Sigh and turn from their work to construe again the painful
Beauty of heaven, the lucid moon
And the risen hunter,
Making such dreams for men
As told will break their hearts as always, bringing
Monsters into the city, crows on the public statues,
Navies fed to the fish in the dark
Unbridled waters.
Richard Wilbur (1921-2017)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Poemas góticos. I Poemas de Richard Wilbur.
Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Richard Wilbur: Bestias (Beasts), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
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