«Night-Gaunts»: las pesadillas infantiles de Lovecraft.
Si bien no hay indicios de que H.P. Lovecraft fuera particularmente cercano a su abuela, Robie Alzada Place Phillips, su muerte [el 26 de enero de 1896] tuvo un profundo impacto en él. Según su propio relato, ese fallecimiento le produjo a la familia «una tristeza de la que nunca se recuperó por completo». Su madre [Sarah Susan Phillips] y sus tías empezaron a vestir un riguroso luto que, según él mismo, lo «aterrorizaban». En este momento, el pequeño Lovecraft [de cinco años y medio] empezó a tener pesadillas recurrentes que luego formarían parte fundamental de su obra [ver: Las «familias extrañas» de Lovecraft]
Específicamente, Lovecraft comenzó a tener pesadillas con seres a los que se refería como Night-Gaunts [literalmente, «demacrados nocturnos»], cuya aparición también coincide con su interés por las ilustraciones de Gustave Doré. En esas pesadillas, dice el flaco de Providence, «los Night-Gaunts me llevaban por el espacio a una velocidad enfermiza, mientras me hacían cosquillas con sus detestables tridentes».
Quizás no fue tanto la muerte de la abuela Robie, sino su efecto sobre los demás miembros de la familia, lo que afectó tanto al joven Lovecraft:
[«La muerte de mi abuela sumió a la casa en una tristeza de la que nunca se recuperó del todo. El atuendo negro de mi madre y mis tías me aterrorizaba y repelía a tal punto que les prendía subrepticiamente pedazos de tela o papel brillante en sus faldas para aliviarme. ¡Tenían que examinar cuidadosamente sus atuendos antes de recibir visitas o salir a la calle!»]
Las consecuencias de toda esta etapa en la vida de Lovecraft fueron los Night-Gaunts:
[«Empecé a tener pesadillas de la descripción más espantosa, pobladas de cosas a las que llamé Night-Gaunts, una palabra compuesta de mi propia cosecha. Solía dibujarlos después de despertar (quizás la idea de estas figuras vino de una edición de lujo del Paraíso Perdido con ilustraciones de Doré, que descubrí un día en el salón). Han pasado quince años, sí, desde que vi un Night-Gaunt, pero incluso ahora, cuando estoy medio dormido y vagando por un mar de pensamientos infantiles, siento un escalofrío de miedo, e instintivamente lucho por mantenerme despierto. En el 96, cada noche, rezaba para mantenerme despierto y alejar a los Night-Gaunts.»]
Antes de continuar analizando psicológicamente las pesadillas infantiles de Lovecraft y su posterior influencia en los Mitos de Cthulhu, es importante desmenuzar el nombre que el propio Lovecraft acuñó para estos seres que lo atormentaban en sueños. La palabra gaunt significa «demacrado», en el sentido de alguien muy delgado producto del hambre. Probablemente está relacionada con el nórdico gand, que solía designar a alguien alto y delgado [ver: Lovecraft y las lenguas prehumanas]
Los Night-Gaunts son posiblemente el inicio de la extraordinaria capacidad soñadora de Lovecraft, o mejor dicho, de la astucia de su inconsciente para forjar pesadillas conceptuales y muy imaginativas. El período de cultivo de estos seres fue lento. Pasarían treinta años desde aquellas pesadillas infantiles y recurrentes hasta que Lovecraft utilizó a los Night-Gaunts en su obra, donde los describe como «cosas negras, delgadas y gomosas, con colas desnudas y con púas, alas de murciélago y sin rostro en absoluto», y cuya presencia solo produce una pasividad impotente en el protagonista-víctima, quien, como el joven Lovecraft, está a merced de fuerzas cósmicas infinitamente más poderosas que él mismo.
Por supuesto, a Lovecraft le llevaría mucho tiempo desarrollar su teoría y práctica del Horror Cósmico, pero con sueños como estos, a una edad tan temprana, el proceso fue casi inevitable. Incluso podemos descartar todas las pesadillas del Lovecraft adulto [que fueron vívidas y abundantes] y aún así el Horror Cósmico habría surgido inevitablemente. De hecho, en el último año de su vida [1937], Lovecraft confesó que, de sus pesadillas posteriores, «hasta la peor empalidece al lado de mis pesadillas de 1896», es decir, con los Night-Gaunts.
Ahora bien, la muerte de la abuela Robie, y el cambio que esto produjo en la dinámica familiar de Lovecraft, fueron el punto de partida para los sueños con los Night-Gaunts; pero estos serían sostenidos en el tiempo por una sucesión de eventos trágicos en su vida. En 1898, dos años después de la muerte de Robie, fallece su padre [Winfield Scott Lovecraft], tras un largo proceso de deterioro producto de la sífilis [ver: El horror hereditario y la enfermedad de Lovecraft]. Pocos años después, en 1904, muere su abuelo [Whipple Phillips], a quien el joven Lovecraft reverenciaba. Esta pérdida fue tan dura que el flaco de Providence consideró seriamente el suicidio.
El pequeño Lovecraft, naturalmente, se consideraba similar a otros niños, cuyas imágenes juveniles veía en los libros, al menos hasta que su madre le dijo que era «feo y diferente de todos los demás niños», tanto que estos probablemente se sentirían repelidos y horrorizados por su mera apariencia. Sarah Phillips Lovecraft, quien murió durante un brote psicótico el mismo año en que Lovecraft escribió El extraño (The Outsider, 1921), desplazó su odio por su esposo [recordemos, muerto a causa de sífilis] hacia su hijo [ver: «El Extraño» como secuela de «La Casa Usher»]. Por supuesto, no era un odio consciente. Sarah era incapaz de hacer frente a su ansiedad neurótica, lo cual dio como resultado la sobreprotección compulsiva que caracterizó su relación con el niño Lovecraft.
Su profunda hostilidad hacia su hijo ocasionalmente rompió el mecanismo de defensa de su neurosis, como cuando logró que él se sintiera feo y distorsionado [un sentimiento que Lovecraft nunca fue capaz de superar por completo]. Sarah, desde luego, no estaba siendo cruel a propósito. Racionalizaba su crueldad, se decía a sí misma que lo hacía por el bien de su hijo, manteniéndolo cerca de ella, bajo su protección y alejado de otros niños. La debacle financiera de la familia fue la gota que colmó el vaso. Rompió el delgado hilo restante de la cordura de una mujer desgraciada que iba a pasar sus últimos años en el manicomio.
A partir de aquí, incluso eventos menos trágicos [si es que podrían considerarse trágicos en absoluto] sumen a Lovecraft en la depresión; entre ellos, su incapacidad para completar la escuela secundaria y el período posterior como ermitaño. Eventualmente, incluso el aspecto físico de Lovecraft iría cambiando, volviéndose más y más delgado; tal es así que se convirtió simbólicamente en un Night-Gaunt.
La decisión de tender la mano, de acercarse a otras personas, no fue fácil para Lovecraft; y esta dificultad se representa maravillosamente en El Extraño como el peligroso, lento y arduo ascenso del protagonista por la torre, lleno de una esperanza frenética mezclada con una creciente ansiedad e incertidumbre. En el relato, el Outsider sale de su precoz reclusión. Lo primero que lo sorprende al ver a otras personas es que estas no están abrumadas [como él] por un entorno psicológico paralizante. Lovecraft [y el Extraño] se percibe a sí mismo como rechazado debido a su fealdad. ¡Mamá tenía razón! ¡Era un monstruo repugnante después de todo!
Al ver su imagen en el espejo, el Extraño confirma esa certeza infantil, aunque podemos pensar que solo se trata de una anormalidad distorsionada. Este colapso de su autoestima trajo una avalancha de recuerdos. Ahora, Lovecraft sabía por qué no se le había permitido entrar en contacto y jugar con otros niños, por qué su madre siempre necesitaba protegerlo y mantenerlo alejado de los demás.
Esta experiencia traumática tuvo efectos duraderos. Lovecraft nunca superó por completo sus sentimientos de fealdad e inadecuación social. Su reacción racional adulta fue decir que no se arrepentía de su espíritu ermitaño. Después de todo, eso lo llevó a buscar compañía e inspiración en el mundo interior de las fantasías y los sueños, cabalgando con los Night-Gaunts en las catacumbas de su propia imaginación. En su extrema introversión, Lovecraft se dio cuenta de que la luz no era para él, siempre sería un Extraño, un Outsider.
Sigmund Freud hubiese dicho que esta imaginería delata un origen psicosexual, en el caso de los Night-Gaunts, la fantasía masculina básica de cabalgar sobre las mujeres. Esto es habitual en muchos relatos de Lovecraft, como la cabalgata de los cultistas sobre las criaturas aladas en El ceremonial (The Festival) y la cabalgata de Kuranes en Celephais (Celephais) [ver: Ciclo Kuranes: H.P. Lovecraft y los Sueños Lúcidos].
Además de proporcionar escalofriantes monturas, los Night-Gaunts también secuestran a los hombres [y a los niños pequeños]; algo similar al secuestro de Walter Gilman por Keziah Mason en Los sueños en la Casa de la Bruja (The Dreams in the Witch House). Por supuesto, esto se encuadra dentro de la teoría de Sigmund Freud, pero eso no la hace necesariamente aplicable a el caso de Lovecraft. Más bien, los Night-Gaunts que aterrorizaban al Lovecraft de cinco años se asemejan bastante al arquetipo mitológico del transporte psicopómpico de las almas [ver: Lovecraft vs. Freud: la interpretación de los sueños según Cthulhu].
La etiología de todas estas imágenes de vuelos nocturnos con los Night-Gaunts es significativa. Se ajusta a la teoría de Ernest Jones de que estos sueños son típicos de una mentalidad infantil, con su fuente en la excitación que producen ciertos movimientos físicos en la primera infancia [columpios, toboganes, persecuciones, etc.]. En los varones, la erección es el núcleo de toda la concepción del vuelo soñado. De hecho, debido a su tamaño relativamente pequeño en comparación con los adultos, los niños están acostumbrados a ser «secuestrados» del suelo y alzados en brazos todo el tiempo, a veces por familiares a quienes no recuerdan. Para el adulto esto puede parecer una tontería; de hecho, el acto de alzar a un niño rara vez es precedido por una pregunta. Directamente se lo arranca del piso. Lovecraft ilustra perfectamente esta idea al asegurar que los Night-Gaunts de sus pesadillas no solo lo levantaban en vuelo, sino que le hacían «cosquillas» que eventualmente se convertían en una verdadera tortura [ver: Freud, el Hombre de Arena, y una teoría sobre el Horror]
Este infantilismo sádico de los Night-Gaunts se perpetúa en la obra adulta de Lovecraft; por ejemplo, a través de las de las cosquillas que recibe Randolph Carter en La búsqueda onírica de la desconocida Kadath (The Dream-Quest of Unknown Kadath), y en las cosquillas que el anciano asocia con el deseo sádico en El grabado en la casa (The Picture in the House) [ver: El horror en el patio trasero: análisis de «El grabado en la casa»]
Lovecraft sentía una extraña nostalgia de cómo su madre solía mecerlo para que se durmiera cuando era un niño, y la ficcionaliza en La búsqueda de Iranon (The Quest of Iranon). La persistencia de Iranon en detenerse en este balanceo atestigua hasta qué punto las sensaciones infantiles persistieron en apoderarse de la imaginación adulta de Lovecraft. La brusquedad orgásmica de este cataclismo aéreo, a pesar del éxtasis que conlleva, simultáneamente está ligada a lo horrible. De hecho, esta alternancia entre lo voluptuoso y lo aterrador es uno de los rasgos esenciales de la pesadilla. En términos psicológicos, este balanceo, este placentero y, al mismo tiempo, horroso ascenso y descenso, es de naturaleza femenina; una idea que Lovecraft revisita sutilmente en En las Montañas de la Locura (At the Mountains of Madness), donde William Dyer vincula los vientos aflautados de la Antártida con el canto de las sirenas.
Si bien parece que las pesadillas con los Night-Gaunts dejaron de volverse recurrentes en algún punto de la infancia de Lovecraft, el flaco de Providence siguió explorando inconscientemente el motivo de volar o flotar en sueños. Lovecraft era lo suficientemente inteligente para ser consciente de esta relación entre el vuelo y la pesadilla. Por ejemplo, cuando Wingate Peaslee flota por el espacio vacío en el relato: La sombra fuera del tiempo (The Shadow Out of Time), lo describe como «la esencia de la pesadilla pura».
Los Night-Gaunts, decíamos anteriormente, desempeñan un papel destacado en La búsqueda onírica de la desconocida Kadath:
[«De repente, sin un sonido de advertencia en la oscuridad, Carter sintió que su cimitarra era sacada sigilosamente de su cinturón por una mano invisible. Luego la escuchó caer sobre las rocas de abajo. Y entre él y la Vía Láctea creyó ver una esbozo de algo nocivamente delgado, con cuernos, cola y alas de murciélago. Otras cosas, también, habían comenzado a borrar parches de estrellas al oeste, como si una bandada de vagas entidades estuviera aleteando espesa y silenciosamente fuera de esa cueva inaccesible frente al precipicio. Luego, una especie de brazo frío y gomoso lo agarró del cuello y algo más lo sujetó de los pies. Lo levantaron sin consideración y lo balancearon en el espacio. Un minuto más y las estrellas desaparecieron, y Carter supo que los Night-Gaunts lo habían atrapado.»]
En este relato nos enteramos que estas criaturas proceden de las Tierras del Sueño [Dreamlands] pero que también pueden acceder a nuestra realidad física. Anatómicamente, los Night-Gaunts son parecidos a los humanos [«poseen cuerpos humanoides largos y delgados»], excepto por sus enormes alas de murciélago, cuernos y facciones ausentes donde deberían estar sus rostros. La mayoría son de color negro, aunque se informó de un raro Night-Gaunt completamente blanco. A veces llevan tridentes, pero esto no es frecuente. No emiten vocalizaciones ni emiten ningún sonido [ver: Lovecraft y las lenguas extraterrestres]
En La búsqueda onírica de la desconocida Kadath, Lovecraft formuló la idea de un mundo completo. Esta esfera consiste en un universo alternativo que contiene no solo ciudades, sino también civilizaciones; una dimensión accesible a los seres humanos «normales» sólo a través de los sueños. En este lugar misterioso, seres, dioses y criaturas como los Night-Gaunts afectan nuestro plano físico. En realidad, esta dimensión puede ser vista como un reflejo onírico, horriblemente deformado, de nuestro propio universo [ver: Seres Interdimensionales en los Mitos de Cthulhu].
Esta superposición de dimensiones o planos de existencia era algo que Lovecraft experimentaba a menudo durante sus largos paseos por Providence y el área rural circundante [ver: ¡Vamos a Arkham!: Lovecraft y sus paisajes]. No era infrecuente que estos paisajes aparecieran distorsionados en sus sueños, e incluso poblados por espantosas criaturas como los Night-Gaunts:
[«La naturaleza tocó profundamente mi sentido de lo fantástico. Mi hogar no estaba lejos de lo que entonces era el límite del distrito residencial, por lo que estaba acostumbrado a los campos, los muros de piedra, los olmos, las granjas y los bosques profundos de la Nueva Inglaterra rural. Este paisaje inquietante y primitivo tenía un significado vasto y desconocido, y ciertos huecos boscosos cerca del río Seekonk (que pasa por Providence) adquirieron un aura de extrañeza mezclada con un vago horror. Aparecían en mis sueños, especialmente en aquellas pesadillas que contenían entidades negras, aladas, a las que llamé Night-Gaunts.»]
Dentro de la mitología lovecraftiana, los Night-Gaunts suelen encontrarse en lugares desolados, lejos de la humanidad. Si un viajero se entromete en su territorio, los Night-Gaunts lo emboscarán y lo llevarán por el aire, haciéndole cosquillas con sus grandes colas de púas si se resisten. Aquellos que continúan luchando caen desde una gran altura. Los que se entregan a la experiencia no tienen un final más feliz: son llevados a lugares extraños y peligrosos, y luego abandonados allí [en las Tierras del Sueño, el Valle de Pnath es uno de sus favoritos]. Se dice que los Night-Gaunts siguen a Nodens [deidad relacionada con los sueños], Señor del Gran Abismo [se ha sugerido que los Night-Gaunts son nativos del Gran Abismo; ver: El misterio de Nodens], pero también que están aliados hasta cierto punto con los Ghouls y, ocasionalmente, con otros seres, como Yibb-Tstll [ver: Ghouls: la historia secreta de los Necrófagos en la ficción].
Sigmund Freud hubiese dicho que esta imaginería delata un origen psicosexual, en el caso de los Night-Gaunts, la fantasía masculina básica de cabalgar sobre las mujeres. Esto es habitual en muchos relatos de Lovecraft, como la cabalgata de los cultistas sobre las criaturas aladas en El ceremonial (The Festival) y la cabalgata de Kuranes en Celephais (Celephais) [ver: Ciclo Kuranes: H.P. Lovecraft y los Sueños Lúcidos].
Además de proporcionar escalofriantes monturas, los Night-Gaunts también secuestran a los hombres [y a los niños pequeños]; algo similar al secuestro de Walter Gilman por Keziah Mason en Los sueños en la Casa de la Bruja (The Dreams in the Witch House). Por supuesto, esto se encuadra dentro de la teoría de Sigmund Freud, pero eso no la hace necesariamente aplicable a el caso de Lovecraft. Más bien, los Night-Gaunts que aterrorizaban al Lovecraft de cinco años se asemejan bastante al arquetipo mitológico del transporte psicopómpico de las almas [ver: Lovecraft vs. Freud: la interpretación de los sueños según Cthulhu].
La etiología de todas estas imágenes de vuelos nocturnos con los Night-Gaunts es significativa. Se ajusta a la teoría de Ernest Jones de que estos sueños son típicos de una mentalidad infantil, con su fuente en la excitación que producen ciertos movimientos físicos en la primera infancia [columpios, toboganes, persecuciones, etc.]. En los varones, la erección es el núcleo de toda la concepción del vuelo soñado. De hecho, debido a su tamaño relativamente pequeño en comparación con los adultos, los niños están acostumbrados a ser «secuestrados» del suelo y alzados en brazos todo el tiempo, a veces por familiares a quienes no recuerdan. Para el adulto esto puede parecer una tontería; de hecho, el acto de alzar a un niño rara vez es precedido por una pregunta. Directamente se lo arranca del piso. Lovecraft ilustra perfectamente esta idea al asegurar que los Night-Gaunts de sus pesadillas no solo lo levantaban en vuelo, sino que le hacían «cosquillas» que eventualmente se convertían en una verdadera tortura [ver: Freud, el Hombre de Arena, y una teoría sobre el Horror]
Este infantilismo sádico de los Night-Gaunts se perpetúa en la obra adulta de Lovecraft; por ejemplo, a través de las de las cosquillas que recibe Randolph Carter en La búsqueda onírica de la desconocida Kadath (The Dream-Quest of Unknown Kadath), y en las cosquillas que el anciano asocia con el deseo sádico en El grabado en la casa (The Picture in the House) [ver: El horror en el patio trasero: análisis de «El grabado en la casa»]
Lovecraft sentía una extraña nostalgia de cómo su madre solía mecerlo para que se durmiera cuando era un niño, y la ficcionaliza en La búsqueda de Iranon (The Quest of Iranon). La persistencia de Iranon en detenerse en este balanceo atestigua hasta qué punto las sensaciones infantiles persistieron en apoderarse de la imaginación adulta de Lovecraft. La brusquedad orgásmica de este cataclismo aéreo, a pesar del éxtasis que conlleva, simultáneamente está ligada a lo horrible. De hecho, esta alternancia entre lo voluptuoso y lo aterrador es uno de los rasgos esenciales de la pesadilla. En términos psicológicos, este balanceo, este placentero y, al mismo tiempo, horroso ascenso y descenso, es de naturaleza femenina; una idea que Lovecraft revisita sutilmente en En las Montañas de la Locura (At the Mountains of Madness), donde William Dyer vincula los vientos aflautados de la Antártida con el canto de las sirenas.
Si bien parece que las pesadillas con los Night-Gaunts dejaron de volverse recurrentes en algún punto de la infancia de Lovecraft, el flaco de Providence siguió explorando inconscientemente el motivo de volar o flotar en sueños. Lovecraft era lo suficientemente inteligente para ser consciente de esta relación entre el vuelo y la pesadilla. Por ejemplo, cuando Wingate Peaslee flota por el espacio vacío en el relato: La sombra fuera del tiempo (The Shadow Out of Time), lo describe como «la esencia de la pesadilla pura».
Los Night-Gaunts, decíamos anteriormente, desempeñan un papel destacado en La búsqueda onírica de la desconocida Kadath:
[«De repente, sin un sonido de advertencia en la oscuridad, Carter sintió que su cimitarra era sacada sigilosamente de su cinturón por una mano invisible. Luego la escuchó caer sobre las rocas de abajo. Y entre él y la Vía Láctea creyó ver una esbozo de algo nocivamente delgado, con cuernos, cola y alas de murciélago. Otras cosas, también, habían comenzado a borrar parches de estrellas al oeste, como si una bandada de vagas entidades estuviera aleteando espesa y silenciosamente fuera de esa cueva inaccesible frente al precipicio. Luego, una especie de brazo frío y gomoso lo agarró del cuello y algo más lo sujetó de los pies. Lo levantaron sin consideración y lo balancearon en el espacio. Un minuto más y las estrellas desaparecieron, y Carter supo que los Night-Gaunts lo habían atrapado.»]
En este relato nos enteramos que estas criaturas proceden de las Tierras del Sueño [Dreamlands] pero que también pueden acceder a nuestra realidad física. Anatómicamente, los Night-Gaunts son parecidos a los humanos [«poseen cuerpos humanoides largos y delgados»], excepto por sus enormes alas de murciélago, cuernos y facciones ausentes donde deberían estar sus rostros. La mayoría son de color negro, aunque se informó de un raro Night-Gaunt completamente blanco. A veces llevan tridentes, pero esto no es frecuente. No emiten vocalizaciones ni emiten ningún sonido [ver: Lovecraft y las lenguas extraterrestres]
En La búsqueda onírica de la desconocida Kadath, Lovecraft formuló la idea de un mundo completo. Esta esfera consiste en un universo alternativo que contiene no solo ciudades, sino también civilizaciones; una dimensión accesible a los seres humanos «normales» sólo a través de los sueños. En este lugar misterioso, seres, dioses y criaturas como los Night-Gaunts afectan nuestro plano físico. En realidad, esta dimensión puede ser vista como un reflejo onírico, horriblemente deformado, de nuestro propio universo [ver: Seres Interdimensionales en los Mitos de Cthulhu].
Esta superposición de dimensiones o planos de existencia era algo que Lovecraft experimentaba a menudo durante sus largos paseos por Providence y el área rural circundante [ver: ¡Vamos a Arkham!: Lovecraft y sus paisajes]. No era infrecuente que estos paisajes aparecieran distorsionados en sus sueños, e incluso poblados por espantosas criaturas como los Night-Gaunts:
[«La naturaleza tocó profundamente mi sentido de lo fantástico. Mi hogar no estaba lejos de lo que entonces era el límite del distrito residencial, por lo que estaba acostumbrado a los campos, los muros de piedra, los olmos, las granjas y los bosques profundos de la Nueva Inglaterra rural. Este paisaje inquietante y primitivo tenía un significado vasto y desconocido, y ciertos huecos boscosos cerca del río Seekonk (que pasa por Providence) adquirieron un aura de extrañeza mezclada con un vago horror. Aparecían en mis sueños, especialmente en aquellas pesadillas que contenían entidades negras, aladas, a las que llamé Night-Gaunts.»]
Dentro de la mitología lovecraftiana, los Night-Gaunts suelen encontrarse en lugares desolados, lejos de la humanidad. Si un viajero se entromete en su territorio, los Night-Gaunts lo emboscarán y lo llevarán por el aire, haciéndole cosquillas con sus grandes colas de púas si se resisten. Aquellos que continúan luchando caen desde una gran altura. Los que se entregan a la experiencia no tienen un final más feliz: son llevados a lugares extraños y peligrosos, y luego abandonados allí [en las Tierras del Sueño, el Valle de Pnath es uno de sus favoritos]. Se dice que los Night-Gaunts siguen a Nodens [deidad relacionada con los sueños], Señor del Gran Abismo [se ha sugerido que los Night-Gaunts son nativos del Gran Abismo; ver: El misterio de Nodens], pero también que están aliados hasta cierto punto con los Ghouls y, ocasionalmente, con otros seres, como Yibb-Tstll [ver: Ghouls: la historia secreta de los Necrófagos en la ficción].
Se sabe de al menos un caso en el que los Night-Gaunts han servido voluntariamente a un amo humano. La invocación de estos seres detestables requiere el uso de una piedra que lleve el Signo Antiguo, pero no se sabe nada más de este procedimiento.
Otro detalle significartivo de la anatomía de los Night-Gaunts es la ausencia de rasgos faciales [algo que Robert Bloch añadiría al aspecto general de Nyarlathotep]. Quizás esto tenga que ver con el hecho de que Lovecraft, de niño, sufría tics faciales, espasmos y muecas incontrolables.
En una carta a Virgil Finlay, fechada el 24 de octubre de 1936, Lovecraft comenta:
[«Cuando era niño me atormentaba constantemente un tipo peculiar de pesadilla recurrente en la que una raza monstruosa de entidades llamadas Night-Gaunts (no sé de dónde saqué el nombre) me levantaban y me llevaban volando sobre leguas infinitas de aire negro, por encima de torres y ciudades muertas y horribles. Finalmente me llevarían a un vacío gris donde podría ver los pináculos en forma de agujas de enormes montañas a kilómetros de distancia. Luego me soltaban y, a medida que ganaba impulso en la caída, me despertaba con tal pánico que odiaba pensar en volver a dormir.»]
Más adelante en la misma carta, Lovecraft desarrolla un poco más el aspecto físico de estos seres:
[«Los Night-Gaunts eran cosas negras, delgadas y gomosas, con colas desnudas y con púas, alas de murciélago y sin rostro en absoluto. No tenían voz, y su única forma de tortura real era su hábito de hacerme cosquillas en el estómago (¿digestión?) antes de agarrarme. Parecían venir en bandadas de 25 o 50, y a veces me lanzaban uno contra el otro. Noche tras noche soñé el mismo horror con solo variantes menores, pero nunca golpeé esos horribles picos de montaña antes de despertar. Si lo hubiera hecho… bueno, el caso es que estas cosas disminuyeron rápidamente a medida que crecía. Cada año creía menos y menos en lo sobrenatural, y cuando tenía 8 años comencé a interesarme por la ciencia y me deshice de mi última pizca de religiosidad. y otras creencias supersticiosas. No recuerdo muchos sueños sobre los Night-Gaunts después de los 8 años, y ninguno después de los 10 u 11. ¡Pero qué impresión me causaron!»]
Dicho todo esto, creo que si los Night-Gaunts asumieran una forma física humana, la fisionomía del propio Lovecraft sería bastante apropiada. De hecho, Lovecraft se sentía a gusto con su aspecto demacrado, y no disfrutó en absoluto cuando engordó algunos kilos producto de su relación con Sonia Greene. No sé si la anécdota es pertinente, pero definitivamente resuena a la luz de todo lo que hemos analizado sobre los Night-Gaunts.
Sonia Greene se enamoró a primera vista de Lovecraft. Bueno, al menos de una parte del flaco de Providence. En su autobiografía, ella comenta:
[«Cuando conocí a Lovecraft, admiré su personalidad pero, francamente, no su persona.»]
Se refiere al aspecto físico de Lovecraft: alto, de complexión extremadamente delgada, mandíbula prominente, «problemas con el vello facial y la piel» [según Sonia], una «conducta rígida y formal» y «el corte arcaico de su ropa», algo particularmente molesto para alguien de la industria de la moda, como la propia Sonia [ver: Lovecraft y Sonia Greene: una historia de amor]. Si bien durante el matrimonio ella no consiguió cambiar la personalidad de Lovecraft [y lo intentó con diversas estrategicas] al menos podría cambiarlo de otras maneras. Primero estaba su dieta. Aunque Lovecraft ya había engordado considerablemente en el período 1922-1923, Sonia comentó:
[«Cuando nos casamos, era alto, demacrado y con un aspecto hambriento. A mí me gusta el tipo aparentemente ascético, pero H.P. era demasiado incluso para mi gusto, así que solía cocinarle una comida bien balanceada todas las noches, prepararle un desayuno sustancioso (¡le encantaba el soufflé de queso!, un plato bastante inoportuno para el desayuno) y le dejaba algunos sándwiches, un trozo de pastel y algo de fruta para su almuerzo (le encantaban los dulces), y le decía que se asegurara de prepararse un poco de té o café.»]
En otro lugar de La vida privada de H.P. Lovecraft (The Private Life of H.P. Lovecraft), Sonia Greene dice:
[«Llevar una vida normal y comer la comida que yo le proporcionaba hizo que engordara mucho más, lo que le sentaba muy bien.»]
Sonia pudo haber pensado que ese cambio de aspecto le favorecía, pero Lovecraft no. Más tarde se referiría a sí mismo como una «marsopa» y, de hecho, llegaría a pesar más de 90 kilos, lo cual constituye un sobrepeso considerable para alguien con su constitución general. Puede ser cierto que lo que Lovecraft consideraba su peso ideal [63 kg] fuera un poco delgado para un hombre de su altura, pero el flaco de Providence llegó a odiar el exceso adiposo que cargó durante este período con su esposa. En resumen, a Lovecraft se sentía cómodo con su aspecto demacrado.
El horror de los Night-Gaunts impregnó al joven Lovecraft y se convirtió en parte integral de su visión artística. Esta sensación de terror que aparece a lo largo de sus historias como el omnipresente «miedo a lo desconocido» tiene su origen en los Night-Gaunts, seres que pertenecen a la dimensión exterior del pequeño mundo cotidiano de un niño.
Otro detalle significartivo de la anatomía de los Night-Gaunts es la ausencia de rasgos faciales [algo que Robert Bloch añadiría al aspecto general de Nyarlathotep]. Quizás esto tenga que ver con el hecho de que Lovecraft, de niño, sufría tics faciales, espasmos y muecas incontrolables.
En una carta a Virgil Finlay, fechada el 24 de octubre de 1936, Lovecraft comenta:
[«Cuando era niño me atormentaba constantemente un tipo peculiar de pesadilla recurrente en la que una raza monstruosa de entidades llamadas Night-Gaunts (no sé de dónde saqué el nombre) me levantaban y me llevaban volando sobre leguas infinitas de aire negro, por encima de torres y ciudades muertas y horribles. Finalmente me llevarían a un vacío gris donde podría ver los pináculos en forma de agujas de enormes montañas a kilómetros de distancia. Luego me soltaban y, a medida que ganaba impulso en la caída, me despertaba con tal pánico que odiaba pensar en volver a dormir.»]
Más adelante en la misma carta, Lovecraft desarrolla un poco más el aspecto físico de estos seres:
[«Los Night-Gaunts eran cosas negras, delgadas y gomosas, con colas desnudas y con púas, alas de murciélago y sin rostro en absoluto. No tenían voz, y su única forma de tortura real era su hábito de hacerme cosquillas en el estómago (¿digestión?) antes de agarrarme. Parecían venir en bandadas de 25 o 50, y a veces me lanzaban uno contra el otro. Noche tras noche soñé el mismo horror con solo variantes menores, pero nunca golpeé esos horribles picos de montaña antes de despertar. Si lo hubiera hecho… bueno, el caso es que estas cosas disminuyeron rápidamente a medida que crecía. Cada año creía menos y menos en lo sobrenatural, y cuando tenía 8 años comencé a interesarme por la ciencia y me deshice de mi última pizca de religiosidad. y otras creencias supersticiosas. No recuerdo muchos sueños sobre los Night-Gaunts después de los 8 años, y ninguno después de los 10 u 11. ¡Pero qué impresión me causaron!»]
Dicho todo esto, creo que si los Night-Gaunts asumieran una forma física humana, la fisionomía del propio Lovecraft sería bastante apropiada. De hecho, Lovecraft se sentía a gusto con su aspecto demacrado, y no disfrutó en absoluto cuando engordó algunos kilos producto de su relación con Sonia Greene. No sé si la anécdota es pertinente, pero definitivamente resuena a la luz de todo lo que hemos analizado sobre los Night-Gaunts.
Sonia Greene se enamoró a primera vista de Lovecraft. Bueno, al menos de una parte del flaco de Providence. En su autobiografía, ella comenta:
[«Cuando conocí a Lovecraft, admiré su personalidad pero, francamente, no su persona.»]
Se refiere al aspecto físico de Lovecraft: alto, de complexión extremadamente delgada, mandíbula prominente, «problemas con el vello facial y la piel» [según Sonia], una «conducta rígida y formal» y «el corte arcaico de su ropa», algo particularmente molesto para alguien de la industria de la moda, como la propia Sonia [ver: Lovecraft y Sonia Greene: una historia de amor]. Si bien durante el matrimonio ella no consiguió cambiar la personalidad de Lovecraft [y lo intentó con diversas estrategicas] al menos podría cambiarlo de otras maneras. Primero estaba su dieta. Aunque Lovecraft ya había engordado considerablemente en el período 1922-1923, Sonia comentó:
[«Cuando nos casamos, era alto, demacrado y con un aspecto hambriento. A mí me gusta el tipo aparentemente ascético, pero H.P. era demasiado incluso para mi gusto, así que solía cocinarle una comida bien balanceada todas las noches, prepararle un desayuno sustancioso (¡le encantaba el soufflé de queso!, un plato bastante inoportuno para el desayuno) y le dejaba algunos sándwiches, un trozo de pastel y algo de fruta para su almuerzo (le encantaban los dulces), y le decía que se asegurara de prepararse un poco de té o café.»]
En otro lugar de La vida privada de H.P. Lovecraft (The Private Life of H.P. Lovecraft), Sonia Greene dice:
[«Llevar una vida normal y comer la comida que yo le proporcionaba hizo que engordara mucho más, lo que le sentaba muy bien.»]
Sonia pudo haber pensado que ese cambio de aspecto le favorecía, pero Lovecraft no. Más tarde se referiría a sí mismo como una «marsopa» y, de hecho, llegaría a pesar más de 90 kilos, lo cual constituye un sobrepeso considerable para alguien con su constitución general. Puede ser cierto que lo que Lovecraft consideraba su peso ideal [63 kg] fuera un poco delgado para un hombre de su altura, pero el flaco de Providence llegó a odiar el exceso adiposo que cargó durante este período con su esposa. En resumen, a Lovecraft se sentía cómodo con su aspecto demacrado.
El horror de los Night-Gaunts impregnó al joven Lovecraft y se convirtió en parte integral de su visión artística. Esta sensación de terror que aparece a lo largo de sus historias como el omnipresente «miedo a lo desconocido» tiene su origen en los Night-Gaunts, seres que pertenecen a la dimensión exterior del pequeño mundo cotidiano de un niño.
En El horror sobrenatural en la literatura, Lovecraft arroja luz sobre las fuentes de su pavor ontológico:
[«Los niños siempre tendrán miedo a la oscuridad, y los hombres con mentes sensibles a los impulsos hereditarios siempre temblarán ante el pensamiento de lo oculto e insondable. Mundos de vida extraña pueden palpitar en los abismos más allá de las estrellas, o presionar horriblemente sobre nuestro propio globo en dimensiones profanas que solo los muertos y los lunáticos pueden vislumbrar.»]
Lovecraft sugiere que su propio «miedo a lo desconocido» proviene del miedo infantil a la oscuridad, representado en los Night-Gaunts. En una carta a Marian F. Barner, bibliotecaria de Providence, escribe:
[«Ya no tengo miedo a la oscuridad, aunque solía tenerlo antes de 1895 o 1896. Mi abuelo me curó de esta tendencia desafiándome (cuando tenía aproximadamente 5) a caminar a través de cierta sucesión de cuartos oscuros en la antigua y espaciosa casa en Angell Street. Poco a poco mi resistencia aumentó.»]
Aquí hay una búsqueda muy real de lo desconocido, especialmente para un niño de cinco años.
Para finalizar compartimos nuestra traducción al español del poema de H.P. Lovecraft: Night-Gaunts (Night-Gaunts), publicado originalmente en la edición del 26 de marzo de 1930 del Providence Journal y luego reeditado en la edición de diciembre de 1939 de la revista Weird Tales. Finalmente aparecería en la colección de Arkham House de 1942: Más allá del muro del sueño (Beyond the Wall of Sleep), y en Hongos de Yuggoth y otros poemas (Fungi from Yuggoth and Other Poems). Night-Gaunts también introduce por primera vez la figura de los Shoggoths [ver: Lovecraft y la IA: el futuro es de los Shoggoth]
Night-Gaunts.
Night-Gaunts, H.P. Lovecraft (1890-1937)
De qué cripta se arrastran, no puedo decirlo,
pero cada noche veo las cosas gomosas,
negras, cornudas y esbeltas, con alas membranosas,
vienen en legiones en el oleaje del viento del norte
con un agarre obsceno que excita y pica,
arrebatándome en monstruosos viajes
a mundos grises, escondidos en los pozos de la pesadilla.
Pasan sobre de los picos irregulares de Thok,
indiferentes de los gritos que trato de emitir,
y descienden por los pozos inferiores hasta ese lago
repugnante donde los hinchados shoggoths chapotean en un sueño dudoso.
¡Pero, ho! ¡Si solo hicieran algún sonido
o tuvieran facciones donde deberían tener caras!
H.P. Lovecraft. I Poemas góticos.
Más literatura gótica:
[«Los niños siempre tendrán miedo a la oscuridad, y los hombres con mentes sensibles a los impulsos hereditarios siempre temblarán ante el pensamiento de lo oculto e insondable. Mundos de vida extraña pueden palpitar en los abismos más allá de las estrellas, o presionar horriblemente sobre nuestro propio globo en dimensiones profanas que solo los muertos y los lunáticos pueden vislumbrar.»]
Lovecraft sugiere que su propio «miedo a lo desconocido» proviene del miedo infantil a la oscuridad, representado en los Night-Gaunts. En una carta a Marian F. Barner, bibliotecaria de Providence, escribe:
[«Ya no tengo miedo a la oscuridad, aunque solía tenerlo antes de 1895 o 1896. Mi abuelo me curó de esta tendencia desafiándome (cuando tenía aproximadamente 5) a caminar a través de cierta sucesión de cuartos oscuros en la antigua y espaciosa casa en Angell Street. Poco a poco mi resistencia aumentó.»]
Aquí hay una búsqueda muy real de lo desconocido, especialmente para un niño de cinco años.
Para finalizar compartimos nuestra traducción al español del poema de H.P. Lovecraft: Night-Gaunts (Night-Gaunts), publicado originalmente en la edición del 26 de marzo de 1930 del Providence Journal y luego reeditado en la edición de diciembre de 1939 de la revista Weird Tales. Finalmente aparecería en la colección de Arkham House de 1942: Más allá del muro del sueño (Beyond the Wall of Sleep), y en Hongos de Yuggoth y otros poemas (Fungi from Yuggoth and Other Poems). Night-Gaunts también introduce por primera vez la figura de los Shoggoths [ver: Lovecraft y la IA: el futuro es de los Shoggoth]
Night-Gaunts.
Night-Gaunts, H.P. Lovecraft (1890-1937)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
De qué cripta se arrastran, no puedo decirlo,
pero cada noche veo las cosas gomosas,
negras, cornudas y esbeltas, con alas membranosas,
vienen en legiones en el oleaje del viento del norte
con un agarre obsceno que excita y pica,
arrebatándome en monstruosos viajes
a mundos grises, escondidos en los pozos de la pesadilla.
Pasan sobre de los picos irregulares de Thok,
indiferentes de los gritos que trato de emitir,
y descienden por los pozos inferiores hasta ese lago
repugnante donde los hinchados shoggoths chapotean en un sueño dudoso.
¡Pero, ho! ¡Si solo hicieran algún sonido
o tuvieran facciones donde deberían tener caras!
Out of what crypt they crawl, I cannot tell,
But every night I see the rubbery things,
Black, horned, and slender, with membranous wings,
They come in legions on the north wind’s swell
With obscene clutch that titillates and stings,
Snatching me off on monstrous voyagings
To grey worlds hidden deep in nightmare’s well.
Over the jagged peaks of Thok they sweep,
Heedless of all the cries I try to make,
And down the nether pits to that foul lake
Where the puffed shoggoths splash in doubtful sleep.
But ho! If only they would make some sound,
Or wear a face where faces should be found!
H.P. Lovecraft (1890-1937)
But every night I see the rubbery things,
Black, horned, and slender, with membranous wings,
They come in legions on the north wind’s swell
With obscene clutch that titillates and stings,
Snatching me off on monstrous voyagings
To grey worlds hidden deep in nightmare’s well.
Over the jagged peaks of Thok they sweep,
Heedless of all the cries I try to make,
And down the nether pits to that foul lake
Where the puffed shoggoths splash in doubtful sleep.
But ho! If only they would make some sound,
Or wear a face where faces should be found!
H.P. Lovecraft (1890-1937)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
H.P. Lovecraft. I Poemas góticos.
Más literatura gótica:
- De la luz a la oscuridad: psicología de «El modelo de Pickman».
- «El Extraño» de Lovecraft como metáfora del parto.
- Lovecraft y la ansiedad de género: análisis de «El ser en el umbral».
- Los amados muertos de Jarvis Dudley: análisis de «La tumba».
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