Beverly Marsh: el mito de Blancanieves en «IT»


Beverly Marsh: el mito de Blancanieves en «IT».




En la novela de Stephen King: It, los niños son representados como guardianes y garantes de la humanidad. En comparación con los adultos, tienen una mayor comprensión del peligro que acecha en Derry, y ciertamente hacen bien, habida cuenta que el Monstruo se alimenta principalmente de niños (ver: ¿Qué es «IT» en realidad?)

Según Stephen King, la idea principal de It se le ocurrió mientras cruzaba un puente de madera en Maine. Al escuchar el ruido de sus botas, pensó en el cuento de hadas: Los tres machos cabríos (The Three Billy Coats Cruff); y si bien este relato tradicional resuena en toda la novela, el Troll debajo del puente es aquí la apoteosis de todos los monstruos: Pennywise; y, en lugar de cabras, son Blancanieves y los Enanos quienes cruzan el puente, es decir, Beverly Marsh y los chicos del Club de los Perdedores (ver: Blancanieves: la verdadera historia)

Stephen King considera a It como su examen final sobre el tema de la infancia. En este contexto, los paralelos entre Beverly Marsh y Blancanieves son abundantes en la novela, sobre todo en términos de representación del advenimiento de la adultez. En este marco, es significativo que Bruno Bettelheim, en Los usos del encantamiento (The Uses of Enchantment), relacione a los Enanos con la existencia prepúber, un período de la vida durante el cual todas las formas de la sexualidad están relativamente latentes (ver: Jack y Danny Torrance: un cuento de hadas en el Overlook Hotel)

Al igual que Blancanieves, Beverly Marsh escapa de la amenaza de los padres, pasando su preadolescencia con los enanos (el Club de los Perdedores). Es una etapa conflictiva, sin embargo, ya no es una niña que debe sufrir pasivamente los espantosos tratos que le inflinge su padre, sino una persona que debe asumir la responsabilidad de su propia vida (ver: Lo que Disney nunca te contó sobre Blancanieves)

Aunque Bruno Bettelheim ve la relación de Blancanieves y la Reina como un típico conflicto madre-hija, Beverly Marsh y Pennywise representan los principios del bien y el mal en Stephen King (ver: El cuerpo de la mujer en el Horror). Aquí, Beverly es como una figura mítica que da a luz adultos, o mejor dicho, que hace hombres de los enanos que la rodean. En cualquier caso, el conflicto de esta moderna Blancanieves de Stephen King no se resuelve claramente, ella sigue siendo una niña dentro de su propio matrimonio abusivo hasta que finalmente mata a la Reina (ver: El cuento de hadas y el plan para «civilizar» a las mujeres)

Los primeros encuentros de Beverly Marsh con el Monstruo pueden considerarse equivalentes a los del peine y la manzana envenenada en Blancanieves. De hecho, uno de estos encuentros presenta al Monstruo como una Bruja (ver: Mæra: la bruja de todos los cuentos de hadas). Además, la amnesia con respecto a los incidentes ocurridos en Derry durante su infancia puede verse como paralelo al sueño de muerte de Blancanieves. [ver: ¿Por qué «todos flotan» en Derry?]

El beso del Príncipe Azul se representa más tarde como el encuentro sexual entre Beverly Marsh y Bill Denbrough. En la misma línea, los Enanos son capaces de revivir a Blancanieves —o a Beverly, del trance hipnótico inducido por los Fuegos Fatuos de It—, pero la manzana envenenada, claramente relacionada con el sexo, requiere la presencia de un hombre para revivir a la muchacha. Para Stephen King, un sujeto muy hábil para nutrirse de conceptos mitológicos profundamente arraigados en la humanidad, Blancanieves asume el rol de iniciadora de los Enanos, y esto debe considerarse como una inversión deliberada de los roles tradicionales de estos personajes en el cuento de hadas (ver: Carrie: la Cenicienta moderna)

Ahora bien, si pensamos en cuentos de hadas primero debemos despejar la maleza y quedarnos con lo que verdaderamente importa. ¿De qué tratan estas historias? Fundamentalmente son historias de advertencia, de personas que aprenden la lección demasiado tarde, y que pagan su rebeldía, ignorancia u obstinación con sus vidas... o sus almas (ver: ¡No salgas del camino! El Modelo «Caperucita Roja» en el Horror)

En este sentido, los habitantes de Derry se niegan a asumir que podrían estar enfrentando un gran peligro. Más aun, los padres —manipuladores, algunos de ellos, pero también distantes e ignorantes— contribuyen a la miseria general de sus hijos y los exponen al Monstruo [ver: ¿Por qué los «Perdedores» no pueden tener hijos?]. Hay un gran fracaso parental en It. Además del incestuoso Al Marsh —padre de Beverly—, Richard Macklin le rompe un par de huesos a su hijastro de cuatro años con un martillo. Las madres son o indiferentes o controladoras, y hasta cómplices de la situación. Solo Mike Hanlon se salva de este contexto desgraciado. Es el único niño en la novela que tiene una relación cálida con su padre (ver: Georgie vs. Pennywise: el sótano arquetípico)

De algún modo, Stephen King limita a sus personajes femeninos a un rol casi determinado sexualmente, pero de ningún modo refuerza los estereotipos de género (ver: El Machismo en el Horror). En cualquier caso, Stephen King retrata lo que ocurre en la sociedad, y, en parte, lo que ocurre en la sociedad tiene que ver con violencia de género, abuso y negligencia parental, cuyos responsables son tanto hombres como mujeres (ver: La identidad de género en el Horror)

En la dedicatoria de It, Stephen King enfatiza la función de los mitos y los cuentos de hadas en su ficción:


Chicos, la ficción es la verdad dentro de la mentira, y la verdad de esta ficción es bastante simple: la magia existe

(Kids, fiction is the truth inside the lie, and the truth of this fiction is simple enough: the magic exists)


En otras palabras, estas historias a las que frecuentemente nos referimos como mera ficción nos dicen la verdad sobre nosotros mismos (ver: «IT»: el gran cuento de hadas moderno)

Los tres machos cabríos nos dice la verdad sobre los padres que tratan a sus hijos peor que cualquier monstruo de ficción. Mientras cruzan el puente (de la infancia a la madurez) los niños indefensos y dependientes tienen que confiar en la suposición de que el Troll no sea sus propios padres. De hecho, este cuento de hadas se introduce explícitamente en la novela al leerse en voz alta en la biblioteca infantil de Derry (ver: Por qué los cuentos de hadas no son para chicos)

Aunque algunos de los niños que oyen la historia se ríen de los gruñidos del Troll que imita la señorita Davies, la mayoría de ellos acepta la voz del troll como aceptaron las voces de sus sueños. Los inocentes oyentes desconocen por completo al verdadero Troll, cuyas víctimas Stephen King enumera en la página siguiente (ver: Los cuentos de hadas y una Teoría sobre la Imaginación)

Aunque el Monstruo ataca a sus víctimas en lugares apartados, normalmente se esconde en las alcantarillas y debajo de los puentes (ver: El Horror siempre viene desde el Sótano). Al alimentarse de los miedos más profundos de los niños, el Monstruo encarna el terror mismo (ver: Monstruología: cuatro categorías para lo monstruoso en la ficción)

Durante la reunión del Club de los Perdedores, Mike Hanlon comenta que el Troll ha vuelto a pasar por debajo del puente y, lo que es peor, éste los ha llamado de regreso matando a nueve niños. En la tradición del cuento de hadas, los miembros de Club aceptan el desafío sin la garantía de supervivencia o de victoria. De hecho, la batalla comienza, o se retoma, cuando Ben Hanscom entra en la biblioteca infantil y vuelve a leer en voz alta el mismo cuento de hadas, aparentemente inocente, incluso infantil, pero que de repente se convierte en un cuento de terror cuando el Monstruo amenaza al Club de los Perdedores en términos similares a los del Hombre de Jengibre:


¡Intenten detenerme y los mataré a todos!


Sin dudas, Stephen King juega maravillosamente con la contradicción intrínseca en los cuentos de hadas, aparentemente inocentes y sencillos, pero atravesados por aterradoras tensiones implícitas. Esto no es una observación nuestra; el propio Stephen King denomina a este dispositivo como punto de presión fóbica (ver: Freud, el Hombre de Arena, y una teoría sobre el Horror)

Dado que los padres se niegan a asumir la responsabilidad de sus hijos, en It los hijos deben hacerlo ellos mismos. Stephen King menciona a El Señor de los Anillos para enfatizar la magnitud y la naturaleza desesperada de la misión. Las referencias a la novela de J.R.R. Tolkien implican, además, la predestinación de los eventos y el hecho de que los miembros del Club de los Perdedores están dispuestos a arriesgar la vida, y probablemente el alma, para matar a Pennywise (ver: Pennywise: el payaso de IT)

Mike Hanlon, algo más refinado por ser el bibliotecario de Derry, introduce el poema de Robert Frost: El camino no recorrido (The Road Not Taken), en el contexto de El Señor de los Anillos, y cita: el camino conduce al camino, indicando que las aventuras pueden comenzar en la puerta de casa, como bien lo saben Bilbo y Frodo.

Tolkien brota constantemente en It, por ejemplo, cuando Bill Denbrough repite la antigua pregunta expresada por Frodo: ¿Por qué yo?, cuando sus amigos necesitan que él les diga qué hacer. Más que cualquier referencia, el Monstruo en sí tiene un parecido obvio con Shelob. La araña de Stephen King ha residido en Derry desde el principio de los tiempos, al igual que la araña de Tolkien llegó a la Tierra Media incluso antes que Sauron, y sigue sus propios intereses.

Pero nos hemos desviado demasiado del camino principal de este artículo, y salir del camino, en los cuentos de hadas, siempre es peligroso (ver: Drácula visita Salem's Lot)

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