Jack y Danny Torrance: un cuento de hadas en el Overlook Hotel.
Jack Torrance es probablemente el villano más realista del Multiverso de Stephen King, y, por lo tanto, el más aterrador. Después de todo, Jack Torrance es un Monstruo, sí, pero un monstruo enmascarado por la sociedad, un sujeto ambiguo que lucha internamente con el fracaso, la violencia y la adicción, y que obliga al lector a determinar qué tipo de persona es realmente (ver: Monstruología: cuatro categorías para lo monstruoso en la ficción)
Creo que estas historias existen porque a veces necesitamos crear monstruos irreales para representar todas las cosas que tememos en nuestra vida real: el padre que golpea en lugar de besar. Nada brilla tanto como los actos de crueldad que a veces perpetramos en nuestras propias familias. (S.K.)
La crueldad que a veces perpetramos en nuestras propias familias es la esencia de El resplandor. De hecho, el elemento sobrenatural de la novela no es lo más inquietante; de hecho, es lo que hace que El resplandor sea agradable de leer. El verdadero horror aquí es doméstico, como lo es en la vida (ver: Horror Doméstico)
El verdadero horror de El resplandor, y por tal caso el de cualquier novela de Stephen King, es de naturaleza psicológica: emerge de la vida diaria. Al igual que Norman Bates en la novela de Robert Bloch: Psicosis (Psycho), Jack Torrance es un Monstruo inmerso en lo cotidiano, un tipo como cualquier otro, incluso un tipo agradable que puede dar rienda suelta a la locura y la brutalidad cuando las condiciones son apropiadas (ver: Drácula visita Salem's Lot)
Centrándose principalmente en Jack y Danny Torrance a lo largo de la novela, Stephen King consigue una especie de relato en reflejo. Aunque uno es un adulto y el otro es un niño, se reflejan el uno al otro: la presencia de Danny es un recordatorio constante de la turbulenta infancia de Jack, algo que en la brillante y personalísima adaptación de Stanley Kubrik no tenemos ocasión de ver.
En cierto modo, Jack Torrance enfatiza la incapacidad de los adultos para aceptar la magia y la ilusión como parte de la realidad debido a la falta de imaginación. Al igual que sucede con los chicos que integran el Club de los Perdedores en It, Danny Torrance vive según la lógica de un mundo infantil, donde la imaginación es tan importante como la realidad; o, más bien, donde la imaginación es parte de la realidad (ver: «IT»: el gran cuento de hadas moderno)
Solo trabajo y nada de juego hacen de Jack un chico aburrido.
All work and no play makes Jack a dull boy.
All work and no play makes Jack a dull boy.
Este famoso texto, descubierto por una Wendy totalmente perpleja, es significativo al respecto. La frase es gramaticalmente incorrecta. Está escrita en voz narrativa en tercera persona, afirmando que Jack Torrance, el autor profesional, no la escribió; el hotel lo hizo.
¿Qué significa esto? Que Jack Torrance ya no tiene el control de su mente.
Por otro lado, Jack Torrance refleja las cualidades y defectos personales de Stephen King (escritor y adicto). En este contexto, podemos suponer que El resplandor es una forma de experimentar la locura a través de la ficción; por eso se siente tan realista.
Al igual que en It, los cuentos de hadas resuenan en todo El resplandor: Barbazul, Alicia y Los tres cerditos son presencias constantes en el Overlook Hotel. Stephen King es muy hábil para emplear estos recursos que proporcionan acceso lugares secretos, exóticos, y aterradores. Los cuentos de hadas siempre bordean el reino de la locura, y, al mismo tiempo, de lo real. Digamos que un buen cuento de hadas, uno que tenga la fuerza interior para sobrevivir el paso del tiempo, siempre narra la historia de un niño vulnerable ante los defectos personales de sus padres (ver: Georgie vs. Pennywise: el sótano arquetípico)
Por otro lado, Jack Torrance refleja las cualidades y defectos personales de Stephen King (escritor y adicto). En este contexto, podemos suponer que El resplandor es una forma de experimentar la locura a través de la ficción; por eso se siente tan realista.
Al igual que en It, los cuentos de hadas resuenan en todo El resplandor: Barbazul, Alicia y Los tres cerditos son presencias constantes en el Overlook Hotel. Stephen King es muy hábil para emplear estos recursos que proporcionan acceso lugares secretos, exóticos, y aterradores. Los cuentos de hadas siempre bordean el reino de la locura, y, al mismo tiempo, de lo real. Digamos que un buen cuento de hadas, uno que tenga la fuerza interior para sobrevivir el paso del tiempo, siempre narra la historia de un niño vulnerable ante los defectos personales de sus padres (ver: Georgie vs. Pennywise: el sótano arquetípico)
Y de eso se trata El resplandor (ver: ¡No salgas del camino! El Modelo «Caperucita Roja» en el Horror)
Es posible que Stephen King utilice a los cuentos de hadas para llevarnos de regreso a un mundo arcaico: la infancia, donde el poder de los padres era fantástico y absoluto. Después de todo, ¿qué es más natural y lógico para un niño que confiar en sus padres? Pero no hay nada natural o lógico en el Hotel Overlook, como rápidamente lo descubre Danny Torrance, no solo en relación de los fantasmas, sino a la autoridad de su padre.
Alicia narra la historia de una niña que entra en un mundo de ilusión que, a su vez, enmascara un profundo malestar social, con adultos como el Sombrerero Loco y la malvada Reina. Danny Torrance es un reflejo de Alicia, cuando entra a un Hotel Overlook, este utiliza la ilusión para disfrazar las fuerzas del mal en su interior (ver: Carrie: la Cenicienta moderna)
Cuando la ilusión se desvanece, expone la grietas de una familia rota, y de una mente rota. El monólogo interior enfatiza los defectos de cada personaje, lo que obliga al lector a cuestionar la fuerza y la cordura de esta unidad familiar. El tono de la novela progresa a medida que empeora el clima exterior, forzando el aislamiento de la familia... y encerrándola con los monstruos. En definitiva, Stephen King sitúa una familia rota —pero disfrazada con una estereotipada fachada idílica— en un edificio aislado lleno de intenciones malévolas.
Gracias al resplandor, Danny Torrance es perfectamente consciente de las tensiones subyacentes entre Jack y Wendy. Resulta difícil pensar en una maldición peor que poder leer la mente de tus padres; no obstante, Danny también es incapaz de procesar la información que recibe a través del resplandor; en cierta forma, debe sublimarla, transformarla en miedos que sí pueda comprender.
Es posible que Stephen King utilice a los cuentos de hadas para llevarnos de regreso a un mundo arcaico: la infancia, donde el poder de los padres era fantástico y absoluto. Después de todo, ¿qué es más natural y lógico para un niño que confiar en sus padres? Pero no hay nada natural o lógico en el Hotel Overlook, como rápidamente lo descubre Danny Torrance, no solo en relación de los fantasmas, sino a la autoridad de su padre.
Alicia narra la historia de una niña que entra en un mundo de ilusión que, a su vez, enmascara un profundo malestar social, con adultos como el Sombrerero Loco y la malvada Reina. Danny Torrance es un reflejo de Alicia, cuando entra a un Hotel Overlook, este utiliza la ilusión para disfrazar las fuerzas del mal en su interior (ver: Carrie: la Cenicienta moderna)
Cuando la ilusión se desvanece, expone la grietas de una familia rota, y de una mente rota. El monólogo interior enfatiza los defectos de cada personaje, lo que obliga al lector a cuestionar la fuerza y la cordura de esta unidad familiar. El tono de la novela progresa a medida que empeora el clima exterior, forzando el aislamiento de la familia... y encerrándola con los monstruos. En definitiva, Stephen King sitúa una familia rota —pero disfrazada con una estereotipada fachada idílica— en un edificio aislado lleno de intenciones malévolas.
Gracias al resplandor, Danny Torrance es perfectamente consciente de las tensiones subyacentes entre Jack y Wendy. Resulta difícil pensar en una maldición peor que poder leer la mente de tus padres; no obstante, Danny también es incapaz de procesar la información que recibe a través del resplandor; en cierta forma, debe sublimarla, transformarla en miedos que sí pueda comprender.
Los fantasmas son una buena opción para un niño de esa edad.
La infancia es un tema destacado en El resplandor, y está constantemente presente en la relación entre Danny y Jack Torrance. Este último, recordemos, tuvo una infancia infeliz con un padre abusivo y alcohólico. Al revelar la presencia de este pasado, Stephen King refleja la violencia que Jack está tratando de reprimir. Este es el punto de presión del Hotel Overlook sobre la mente de Jack.
La infancia es un tema destacado en El resplandor, y está constantemente presente en la relación entre Danny y Jack Torrance. Este último, recordemos, tuvo una infancia infeliz con un padre abusivo y alcohólico. Al revelar la presencia de este pasado, Stephen King refleja la violencia que Jack está tratando de reprimir. Este es el punto de presión del Hotel Overlook sobre la mente de Jack.
Consideremos lo siguiente: es hijo de un alcohólico; él mismo es alcohólico, tiene un temperamento incontrolable, es incapaz de mantener un trabajo, y abusa física y psicológicamente de Wendy y Danny. En resumen: los defectos del padre de Jack han permanecido latentes en su psique. Y ahora, lentamente, está sucumbiendo a la presión del Overlook Hotel infligiendo el mismo destino a su familia.
Jack Torrance no pudo escapar de su padre, es cierto, pero Wendy y Danny de algún modo son capaces de resistir, posiblemente porque pueden ver más allá de los estereotipos de marido y padre, respectivamente, y comprender al Villano que realmente es Jack Torrance (ver: 10 mejores villanos de Stephen King)
Es decir que Wendy y Danny no son ciegos ante la violencia de Jack. Danny definitivamente no lo es, y para entender la anatomía de la dinámica es vital examinar el significado de su amigo imaginario: Tony.
Es muy poco lo que podemos inferir sobre la identidad de Tony en la película, pero la novela nos permite sospechar una relación entre los nombres del abuelo de Danny (Mark Anthony Torrance), el del padre de Danny (John Daniel Torrance), y el del propio Danny (Daniel Anthony Torrance). En este contexto, Tony es una especie de doppleganger mayor, un reflejo de sí mismo de adulto, o de lo que podría convertirse de adulto, como su padre o su abuelo.
Entonces, Tony es la parte oscura, invisible, de una psique dividida, una mitad siniestra que reconoce su sombrío parentesco con el padre biológico. Debido a su inocencia actual, el futuro de Danny aún no está claro. Puede o no convertirse como sus predecesores; por eso Tony es una mezcla entre el deseo de infligir dolor y la necesidad de reprimirlo.
Esta compleja conexión entre hijo, padre y abuelo que es Tony revelan una especie de naturaleza impredecible en los varones de la familia. Vincular los nombres de los chicos Torrance es la forma que tiene Stephen King de sugerir los mismos instintos volátiles que existen en la familia.
Tony es una presencia que obliga a Danny a cuestionar la diferencia entre el bien y el mal, pero de un modo retorcido, casi cruel. Danny es inocente, pero el resplandor lo expone a escenarios y pensamientos adultos, como los conflictos de sus padres y la violencia reprimida de Jack. Esta proverbial inocencia de Danny es evidente en su incapacidad para leer, análoga a la incomprensión de la información adulta que le llega a través del resplandor.
La palabra REDRUM no solo revierte la advertencia: MURDER, «asesinato», sino que también actúa como una dimensión subvertida del subconsciente de Danny, enfatizado por la presencia de Tony. El horror sentido a través del reconocimiento se establece cuando Danny recuerda que la voz de un loco es más horrible debido a su familiaridad. En este caso, Stephen King vincula sutilmente el llamado demoníaco de Jack con Jack y las Habichuelas Mágicas; y el llamado del gigante (Fee Fi Fo Fum).
REDRUM destella ante los ojos de Danny de la misma manera que Tony. Ambos aparecen en momentos de ansiedad y soledad, en el límite mismo de la visión; pero Danny también recibe chispazos de resplandor que le brindan advertencias menores, por ejemplo, sobre ciertos objetos. Stephen King enfatiza estas advertencias entre paréntesis:
—¿Qué es R-O-Q-U-E, papá?
—Un juego —dijo Jack.
—¿Lo juegas con un mazo de croquet?
—Sí —coincidió Jack—, sólo que el mango es un poco más corto y la cabeza tiene dos lados. Un lado es de goma dura y el otro es de madera (¡Sal, pequeña mierda!). Te enseñaré a jugar, si quieres.
—Quizás —dijo Danny con una extraña vocecita incolora.
Stephen King a menudo interrumpe la narración mediante paréntesis que unen la comunicación externa y la premonición interna. Esencialmente, esto nos permite saber que Danny Torrance está desbloqueando eventos futuros.
El resplandor de Danny le permite comprender la conciencia de Jack, la cual, como la caldera defectuosa del Overlook, siempre está en peligro de explotar. Irónicamente, al tratar de resistir los impulsos de su mente inconsciente, confiando cada vez más en una perspectiva racionalista, Jack Torrance solo se vuelve más vulnerable a la posesión del inconsciente. Incluso cuando ya está experimentando sus propias visiones demoníacas, intenta negarlas descartándolas como meras alucinaciones.
Danny se ve obligado a renunciar a su infancia al final de la novela, donde debe enfrentarse al Monstruo que ha consumido a su padre. La capacidad de Danny para comprender la diferencia entre la realidad y la ilusión le da el coraje necesario para atacar al Monstruo detrás de la máscara de su padre:
Lo que estaba detrás de él gritó, aulló y maldijo. El sueño y la realidad se habían unido sin costuras. Lo que Danny sintió fue alivio. No era su padre.
—No eres mi papá... eres una máscara... solo una cara falsa ... Y si queda un poco de mi papá dentro de ti, él sabe que están aquí.
La cara delante de él cambió. El cuerpo tembló levemente, de repente su papá estaba allí, mirándolo en agonía mortal. Danny tomó una de las manos ensangrentadas de su padre y la besó.
—Está casi terminado.
Este enfrentamiento final entre padre e hijo demuestra hasta qué punto Danny ha envejecido prematuramente. Reconocer que Jack es una máscara ... solo una cara falsa, lo distancia de su padre, lo que le proporciona el coraje para enfrentarse directamente y derrotar al Overlook. Esta fortaleza ante la pérdida de su padre demuestra lo lejos que ha llegado Danny desde niño inocente que era al comienzo de la novela.
A medida que aumenta la autocompasión y la agonía mental de Jack Torrance, su capacidad para hablar y pensar disminuye proporcionalmente. Lentamente somos testigos de la horrible transformación de un hombre racional y articulado en un monstruo aullador e irracional. Así y todo, Danny es capaz de entender que detrás de esa máscara está su padre, a quien reconforta besando sus manos ensangrentadas.
Para Stephen King, los niños, como Danny Torrance, son capaces de lidiar con la fantasía y el terror en sus propios términos mejor que los adultos debido a su capacidad imaginativa. Esta capacidad de hacer frente a los horrores a través de la fantasía está presente en la conclusión explosiva, donde Danny rompe la ilusión para dirigirse directamente a su padre. La incapacidad de Jack como adulto para aceptar la fantasía y el terror resulta en la pérdida de su cordura. En contraste con el final pacífico de It, la destrucción del Overlook simboliza el fin de la familia Torrence, de la cordura de Jack y la infancia inocente de Danny (ver: Beverly Marsh: el mito de Blancanieves en «IT»)
Nos gustaría pensar que podríamos reconocer fácilmente a un Monstruo. ¿Pero qué tal si los Monstruos en realidad se ocultan entre la multitud? Jack Torrance representa a ese Monstruo anónimo en la sociedad, un Monstruo que, para existir, solo necesita una condición: abandonar la imaginación. Al retener la magia, la ilusión y la imaginación, el niño que fuimos sigue existiendo. Puede que se vea empañado por las obligaciones y responsabilidades del adulto, pero siempre quedará una chispa, un resplandor. Si este se apaga definitivamente, bueno, es conveniente evitar los hoteles embrujados.
Taller gótico. I Universo pulp.
Más literatura gótica:
Jack Torrance no pudo escapar de su padre, es cierto, pero Wendy y Danny de algún modo son capaces de resistir, posiblemente porque pueden ver más allá de los estereotipos de marido y padre, respectivamente, y comprender al Villano que realmente es Jack Torrance (ver: 10 mejores villanos de Stephen King)
Es decir que Wendy y Danny no son ciegos ante la violencia de Jack. Danny definitivamente no lo es, y para entender la anatomía de la dinámica es vital examinar el significado de su amigo imaginario: Tony.
Es muy poco lo que podemos inferir sobre la identidad de Tony en la película, pero la novela nos permite sospechar una relación entre los nombres del abuelo de Danny (Mark Anthony Torrance), el del padre de Danny (John Daniel Torrance), y el del propio Danny (Daniel Anthony Torrance). En este contexto, Tony es una especie de doppleganger mayor, un reflejo de sí mismo de adulto, o de lo que podría convertirse de adulto, como su padre o su abuelo.
Entonces, Tony es la parte oscura, invisible, de una psique dividida, una mitad siniestra que reconoce su sombrío parentesco con el padre biológico. Debido a su inocencia actual, el futuro de Danny aún no está claro. Puede o no convertirse como sus predecesores; por eso Tony es una mezcla entre el deseo de infligir dolor y la necesidad de reprimirlo.
Esta compleja conexión entre hijo, padre y abuelo que es Tony revelan una especie de naturaleza impredecible en los varones de la familia. Vincular los nombres de los chicos Torrance es la forma que tiene Stephen King de sugerir los mismos instintos volátiles que existen en la familia.
Tony es una presencia que obliga a Danny a cuestionar la diferencia entre el bien y el mal, pero de un modo retorcido, casi cruel. Danny es inocente, pero el resplandor lo expone a escenarios y pensamientos adultos, como los conflictos de sus padres y la violencia reprimida de Jack. Esta proverbial inocencia de Danny es evidente en su incapacidad para leer, análoga a la incomprensión de la información adulta que le llega a través del resplandor.
Miró hacia arriba y allí estaba Tony, una parte de él se levantó y corrió detrás de Tony hacia la oscuridad. La nieve se arremolinaba y bailaba. DEMASIADO PROFUNDO... otros carteles parpadearon junto a sus ojos... ¡PELIGRO! No entendía ninguno. Al otro lado de la habitación había un espejo, y en el fondo de su burbuja plateada apareció una sola palabra: REDRUM… Una voz ronca, la voz de un loco, hecha más terrible por su familiaridad, gritaba: ¡Sal! ¡Sal, pequeña mierda! ¡Toma tu medicina!
La palabra REDRUM no solo revierte la advertencia: MURDER, «asesinato», sino que también actúa como una dimensión subvertida del subconsciente de Danny, enfatizado por la presencia de Tony. El horror sentido a través del reconocimiento se establece cuando Danny recuerda que la voz de un loco es más horrible debido a su familiaridad. En este caso, Stephen King vincula sutilmente el llamado demoníaco de Jack con Jack y las Habichuelas Mágicas; y el llamado del gigante (Fee Fi Fo Fum).
REDRUM destella ante los ojos de Danny de la misma manera que Tony. Ambos aparecen en momentos de ansiedad y soledad, en el límite mismo de la visión; pero Danny también recibe chispazos de resplandor que le brindan advertencias menores, por ejemplo, sobre ciertos objetos. Stephen King enfatiza estas advertencias entre paréntesis:
—¿Qué es R-O-Q-U-E, papá?
—Un juego —dijo Jack.
—¿Lo juegas con un mazo de croquet?
—Sí —coincidió Jack—, sólo que el mango es un poco más corto y la cabeza tiene dos lados. Un lado es de goma dura y el otro es de madera (¡Sal, pequeña mierda!). Te enseñaré a jugar, si quieres.
—Quizás —dijo Danny con una extraña vocecita incolora.
Stephen King a menudo interrumpe la narración mediante paréntesis que unen la comunicación externa y la premonición interna. Esencialmente, esto nos permite saber que Danny Torrance está desbloqueando eventos futuros.
El resplandor de Danny le permite comprender la conciencia de Jack, la cual, como la caldera defectuosa del Overlook, siempre está en peligro de explotar. Irónicamente, al tratar de resistir los impulsos de su mente inconsciente, confiando cada vez más en una perspectiva racionalista, Jack Torrance solo se vuelve más vulnerable a la posesión del inconsciente. Incluso cuando ya está experimentando sus propias visiones demoníacas, intenta negarlas descartándolas como meras alucinaciones.
Danny se ve obligado a renunciar a su infancia al final de la novela, donde debe enfrentarse al Monstruo que ha consumido a su padre. La capacidad de Danny para comprender la diferencia entre la realidad y la ilusión le da el coraje necesario para atacar al Monstruo detrás de la máscara de su padre:
Lo que estaba detrás de él gritó, aulló y maldijo. El sueño y la realidad se habían unido sin costuras. Lo que Danny sintió fue alivio. No era su padre.
—No eres mi papá... eres una máscara... solo una cara falsa ... Y si queda un poco de mi papá dentro de ti, él sabe que están aquí.
La cara delante de él cambió. El cuerpo tembló levemente, de repente su papá estaba allí, mirándolo en agonía mortal. Danny tomó una de las manos ensangrentadas de su padre y la besó.
—Está casi terminado.
Este enfrentamiento final entre padre e hijo demuestra hasta qué punto Danny ha envejecido prematuramente. Reconocer que Jack es una máscara ... solo una cara falsa, lo distancia de su padre, lo que le proporciona el coraje para enfrentarse directamente y derrotar al Overlook. Esta fortaleza ante la pérdida de su padre demuestra lo lejos que ha llegado Danny desde niño inocente que era al comienzo de la novela.
A medida que aumenta la autocompasión y la agonía mental de Jack Torrance, su capacidad para hablar y pensar disminuye proporcionalmente. Lentamente somos testigos de la horrible transformación de un hombre racional y articulado en un monstruo aullador e irracional. Así y todo, Danny es capaz de entender que detrás de esa máscara está su padre, a quien reconforta besando sus manos ensangrentadas.
Para Stephen King, los niños, como Danny Torrance, son capaces de lidiar con la fantasía y el terror en sus propios términos mejor que los adultos debido a su capacidad imaginativa. Esta capacidad de hacer frente a los horrores a través de la fantasía está presente en la conclusión explosiva, donde Danny rompe la ilusión para dirigirse directamente a su padre. La incapacidad de Jack como adulto para aceptar la fantasía y el terror resulta en la pérdida de su cordura. En contraste con el final pacífico de It, la destrucción del Overlook simboliza el fin de la familia Torrence, de la cordura de Jack y la infancia inocente de Danny (ver: Beverly Marsh: el mito de Blancanieves en «IT»)
Nos gustaría pensar que podríamos reconocer fácilmente a un Monstruo. ¿Pero qué tal si los Monstruos en realidad se ocultan entre la multitud? Jack Torrance representa a ese Monstruo anónimo en la sociedad, un Monstruo que, para existir, solo necesita una condición: abandonar la imaginación. Al retener la magia, la ilusión y la imaginación, el niño que fuimos sigue existiendo. Puede que se vea empañado por las obligaciones y responsabilidades del adulto, pero siempre quedará una chispa, un resplandor. Si este se apaga definitivamente, bueno, es conveniente evitar los hoteles embrujados.
Taller gótico. I Universo pulp.
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