10 grandes novelas con finales de mierda


10 grandes novelas con finales de mierda.


¿Un buen final hace a una gran novela?

No siempre. De hecho, hay excelentes novelas, incluso clásicos universales de la literatura, con rotundos finales de mierda.

E.M. Forster, en su obra: Aspectos de la novela (Aspects of the Novel), afirma que cualquier final posible para una novela resulta decepcionante, aún cuando sea conmovedor.

¿Por qué?

Porque todo final supone una herida fatal al argumento, un quiebre sin retorno.

Podemos pensar que hasta los autores más rupturistas se vuelven conservadores cuando llega el momento de definir un final.

Desde aquí hacemos una diferencia, o una tercera alternativa para los buenos o malos finales: el final genuino. Desde luego, como lectores no nos quedamos satisfechos, ni mucho menos, pero no nos sentimos engañados por el autor.

Existen incluso finales buenos y genuinos con un tratamiento deplorable por parte del autor.

Repasemos los que a nuestro juicio son los más interesantes.



10- Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas (Alice's Adventures in Wonderland, Lewis Carroll)

El engaño es siempre una posibilidad desagradable para el lector.

Aquí, Alicia se entrevera con personajes realmente bizarros, se encoge al ingerir un brebaje mágico, juega croquet con un flamenco, y hasta se enfrenta a terribles acertijos sin solución posible: ¿Por qué se parece un cuervo a un escritorio? (Why is a raven like a writing desk?).

Desafortunadamente, Lewis Carroll no brinda la solución al acertijo.

En cambio, descarta la exquisita posibilidad de un final ambiguo, abierto, y lo sustituye por el mayor cliché de la literatura: ¡fue todo un sueño!



9- Mujercitas (Little Women, Louisa May Alcott)

La trama de esta novela, realmente atrapante, dramática en muchos pasajes, queda destrozada por las decisiones finales de Louisa May Alcott.

Jo, casi un arquetipo de la nueva mujer: independiente, libre, intelectualmente desafiante, termina casándose con el profesor Bhaer, un grisáceo alemán que la disuade de convertirse en escritora.

Si este detalle constituye en sí mismo un final de mierda, qué decir de la secuela: Buenas esposas (Good Wives), también editado en español bajo el título: Aquellas mujercitas. Devastador.



8- Grandes esperanzas (Great Expectations, Charles Dickens)

Charles Dickens escribió varios finales para la novela, pero finalmente se quedó con el más pobre: Pip y Estella caminando tomados de la mano hacia un furioso ocaso.

Se trata de un final desafortunado, cuanto menos, teniendo en cuenta la personalidad de Estella y la dinámica de su relación con Pip a lo largo de la historia.

Podríamos decir que conforma un final mediocre para una novela sensacional.



7- Cumbres borrascosas (Wuthering Heights, Emily Brontë)

Cumbres borrascosas es, sin dudas, una de las más viscerales y poderosas historias de amor de todos los tiempos.

La relación entre Heathcliff y Catherine posee todos los ingredientes necesarios: pasión, prohibición, deseo, obsesión, e incluso sadismo. Toda la trama nos conduce hacia un desenlace trágico; así se lo intuye, así lo espera el lector...

Catherine pasa de la locura y el dolor por la pérdida de Heathcliff a morir ella misma. Su hija, Cathy, se casa con Hareton; y Lockwood, muy desorientado,  regresa demasiado tarde como para declararse. Final de novela rosa para una obra muy poderosa.

Así concluye Emily Brontë una atrapante historia de odios y desencuentros familiares: con una boda entre dos personajes de tercera línea.



6- Los misterios de Udolfo (The Mysteries of Udolpho, Ann Radcliffe)

La atmósfera de esta notable novela gótica de Ann Radcliffe perfiló para siempre los matices del género: incidentes terribles, horror psicológico, castillos en ruinas, sucesos sobrenaturales, villanos retorcidos, sádicos melancólicos; y una heroína virginal: Emily, también huérfana, sensible, pía, que nos termina agotando con sus permanentes desmayos.

No es raro que las mujeres se desmayen en la novela gótica. En todas, sin excepción, esto ocurre al menos una o dos veces. Sin embargo, en Los misterios de Udolfo se llega a una cifra asombrosa: ¡diez desmayos!; uno de ellos, el más espectacular, ocurre al final, cuando Emily recupera sus derechos sobre la herencia familiar.



5- El canto de la alondra (Song of the Lark, Willa Cather)

Relata la historia de una muchacha, Thea, que pasa de una infancia llena de privaciones a convertirse en una reconocida soprano de nivel internacional.

Este debería ser el final, es decir, la apoteosis de la heroína que alcanza sus sueños y se caga regiamente en su pasado.

Sin embargo, Willa Cather, una extraordinaria autora, siente que las palabras superan a los hechos, y en vez de dejarnos con la exquisita escena de Thea seduciendo al público con su voz, decide incluir un capítulo final donde los personajes hablan incansablemente, durante páginas y páginas, acerca de lo que acabamos de presenciar.



4- Huckleberry Finn (Huckleberry Finn, Mark Twain)

Tras el viaje revelador, río abajo, de Huck y Jim; donde Mark Twain parece decirlo todo acerca del costado oscuro de Norteamérica, retratando además la historia de una amistad entrañable entre un muchacho blanco y uno de color, ambos tratando de eludir la esclavitud; el final nos ofrece una gran decepción.

El sentido de aquel viaje era, en última instancia, evitar que Jim sea convertido en esclavo; sin embargo, ya sobre el final emergen algunas intrigas y bromas que retuercen la trama hasta rozar el humor más absurdo, la comedia más cruel.



3- El Señor de los Anillos (The Lord of the Rings, J.R.R. Tolkien)

La partida de Bilbo, Frodo, Galadriel y Gandalf de los Puertos Grises, abandonando la Tierra Media para siempre y dejándonos sumidos en una nostalgia imperecedera, es probablemente el mejor final concebible para una historia tan compleja y, a la vez, sutil.

Sin embargo, este no es el final realmente.

J.R.R. Tolkien insistió en publicar una serie de apéndices que, si bien son realmente interesantes para cualquiera que se haya sentido cautivado por la historia, oscurecen el efecto dramático de aquel final perfecto.

En cierta forma, J.R.R. Tolkien permutó el hecho poético por información, mapas y cronologías que, insisto, son exquisitas, pero que nada aportan al verdadero final.



2- Drácula (Dracula, Bram Stoker)

El desenlace es realmente excitante: Morris perfora el corazón de Drácula antes de caer él mismo debido a una puñalada artera. El conde muere, Transilvania llora, el castillo tenebroso se ilumina pálidamente bajo un amanecer rojo...

No obstante, este no es el final de la novela de Bram Stoker, aunque debió haberlo sido.

El epílogo nos traslada al futuro, siete años después de aquellos hechos. Allí presenciamos las chirlas y alargadas reflexiones de Jonathan Harker, preocupado porque los periódicos londinenses no se hicieron eco de la tragedia. Abraham Van Helsing lo tranquiliza asegurando que la prensa es innecesaria para legitimar hechos realmente extraordinarios.



1- It (It, Stephen King)

Después de atravesar orgías, literalmente, para desterrar al horrible payaso Penniwise, autor de crímenes atroces, a lo largo de cientos y cientos de páginas que no fatigan al lector, Stephen King nos conduce hacia uno de los finales más absurdos de toda su obra.

Catatónica, la esposa de uno de los protagonistas, Bill, recibe un adecuado tratamiento que finalmente la libera de esa condición.

¿Cómo?

¡Mediante un largo paseo en bicicleta...




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2 comentarios:

Morgan MacNeil dijo...

En la película de It, el paseo en bicicleta siempre me pareció una escena linda, muy cinematográfica y que no se hace tan bizarra si no es sacada de su contexto. Supongo que King se habrá puesto sentimental cuando escribió ese cierre, quizás no quería dejar como que todo era oscuridad en su novela. A mí personalmente no me molestan que hagan esas cosas en el género de horror, no me gusta cuando todo es de un solo color, monótono.

Salu2

Elisabeth Carrasco dijo...

El final de Alicia en el país de las Maravillas me recuerda al de una especie de cuento largo, casi novela, de Lovecraft. No puedo recordar el nombre, pero todo va de un hombre en el país de los sueños. Pasan cosas raras y hermosas. No hay mucha historia, sólo imágenes bellas. hasta que por fin el personaje se ve metido en una aventura extraña que parece peligrosa y entonces decide salir de ella recordando que está soñando y que puede despertar. Y lo hace. fin. Un insulto de desenlace.
El final de Cumbres borrascosas me fascina. Catherine y Heatcliff obtienen lo que merecen por su egoísmo y maldad, y los inocentes víctimas de su pasión encuentran el amor verdadero. El amor es más poderoso que la pasión, según esta novela. Me gusta la idea.
Las novelas de Ann Radcliffe fueron una verdadera desilusión para mí. Aburridas y cursis. Soporté dos, pero con enorme esfuerzo.
El señor de los anillos y Drácula terminan bien. El primero tiene unos apéndices que no son imprescindibles, sólo datos extras para los fans más hambrientos. Y el de Drácula sólo es un epílogo, tampoco iba a terminar de forma tan brusca. es como si Ana Karenina finalizara cuando se arroja bajo el tren.



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