«La alegoría del muchacho lobo»: Thom Gunn; poema y análisis.
«Entonces, clara excepción a las leyes naturales,
solo al instinto y a la luna, se deja caer sobre sus pies.
Sin embargo, tiene las patas sangrantes.»
solo al instinto y a la luna, se deja caer sobre sus pies.
Sin embargo, tiene las patas sangrantes.»
La alegoría del muchacho lobo (The Allegory of the Wolf Boy) es un poema del escritor inglés Thom Gunn (1929-2004), publicado en la antología de 1957: El sentido del movimiento (The Sense of Movement).
Las causas están en el Tiempo; solo su resultado
se materializa en la carne, en los poderes finitos.
¿Y cómo adivinar que en ese firme tejido esconde
las semillas de la división? Jugando al tenis y tomando el té
en el suave césped, no es nuestro,
sino que juega con nosotros con una triste duplicidad.
se materializa en la carne, en los poderes finitos.
¿Y cómo adivinar que en ese firme tejido esconde
las semillas de la división? Jugando al tenis y tomando el té
en el suave césped, no es nuestro,
sino que juega con nosotros con una triste duplicidad.
La primera estrofa de La alegoría del niño lobo, uno de los grandes poemas de Thom Gunn, comienza describiendo a un muchacho sociable, común, que comparte el «tenis» y el «té» con los demás [entre los que se incluye el orador]; sin embargo, alberga el germen de lo diferente, una especie de alienación secreta [«semillas de división»]. El orador afirma: «él no es nuestro, sino que juega con nosotros en una triste duplicidad». Esta condición alienante no proviene del entorno, es decir, de presiones externas: es intrínseca [«encarnada»] y de origen incognoscible [«las causas están en el tiempo»]
Esta noche, el muchacho, todavía un muchacho abierto y rubio,
sale de la casa, mete su ropa entre
dos urnas de jardín y va más allá
de su comprensión, a través de la oscuridad y el polvo:
campos de rastrojos afilados, abandonados por la máquina
a la enemistad zumbante de la lujuria de los insectos.
sale de la casa, mete su ropa entre
dos urnas de jardín y va más allá
de su comprensión, a través de la oscuridad y el polvo:
campos de rastrojos afilados, abandonados por la máquina
a la enemistad zumbante de la lujuria de los insectos.
La segunda estrofa muestra al muchacho escapando de su entorno social, por la noche, desnudo, adentrándose en la naturaleza.
Aún sin dorarse en la densa y calurosa noche,
los tallos se clavan en sus pies: busca la luna,
que, con el roce de su luz infértil,
liberará los deseos atesorados contra su voluntad
por el largo apremio de la tarde.
Lentamente, el duro borde se desplaza sobre la colina.
los tallos se clavan en sus pies: busca la luna,
que, con el roce de su luz infértil,
liberará los deseos atesorados contra su voluntad
por el largo apremio de la tarde.
Lentamente, el duro borde se desplaza sobre la colina.
En la tercera estrofa, el muchacho entra en un campo que fue recientemente cosechado, siente los «tallos» clavándose en sus pies [nótese que todavía tiene pies]. Persigue la luna, anticipa la transformación, que ha sentido como impulsos reprimidos [«deseos atesorados contra su voluntad»].
Pálido bajo el haz de luz, se detiene, lo enfrenta directamente,
y en el mismo instante, al saltar del suelo,
siente la familiar picazón del pelo oscuro y denso;
entonces, clara excepción a las leyes naturales,
solo al instinto y a la luna, se deja caer sobre sus pies.
Sin embargo, tiene las patas sangrantes.
y en el mismo instante, al saltar del suelo,
siente la familiar picazón del pelo oscuro y denso;
entonces, clara excepción a las leyes naturales,
solo al instinto y a la luna, se deja caer sobre sus pies.
Sin embargo, tiene las patas sangrantes.
La última estrofa describe la transformación en hombre lobo. La luz de la luna cae sobre su cuerpo desnudo, empieza a sentir «la familiar picazón del cabello oscuro y denso». Después de esta experiencia marcada por el dolor, y un toque de erotismo, el muchacho se deja caer en el suelo, pero en vez de pies tiene «patas sangrantes».
En la década de 1960, el movimiento gay se apropió de La alegoría del muchacho lobo, y con dos buenas razones: Thom Gunn era homosexual, y el título del poema declara ser una alegoría. Por lo tanto, la transformación del muchacho en lobo es una metáfora. ¿Sobre qué? Sobre deseos reprimidos, impulsos que no pueden expresarse libremente. Sin embargo, esto no significa que el poema sólo posea un subtexto gay. Thom Gunn se refiere a todos los impulsos sexuales. Si el poema es una alegoría, es una alegoría sobre la sexualidad, no únicamente sobre la homosexualidad [ver: Atrapado en el cuerpo equivocado: la identidad de género en el Horror]
El propio Thom Gunn sostuvo que La alegoría del muchacho lobo fue inspirado en un cuento de Saki [H. H. Munro], titulado: Gabriel Ernesto (Gabriel-Ernest), que tiene la misma trama, aunque con un tinte más oscuro: un lobo acecha en el bosque y ataca a la gente de una aldea cercana. El lobo, por supuesto, es un muchacho llamado Gabriel Ernesto, quien al final se lleva a un niño de la escuela dominical y lo convierte en licántropo porque lo que ansía, además de sangre, es compañía. Gabriel Ernesto y La alegoría del muchacho lobo coinciden en describir a alguien que termina cediendo, o aceptando, sus impulsos reprimidos.
Es una simplificación decir que La alegoría del muchacho lobo es la historia de un hombre joven que sale del closet. El material reprimido [y, por lo tanto, no reconocido] se ha ido acumulando tanto a lo largo de su vida, que su expresión final, en la forma de un lobo, no es una revelación feliz [ver: Cuando lo que sale del closet es un Monstruo]. Cuando el lobo se apodera de la persona que se resiste a reconocerlo, actúa como una bestia. Más bien, diría que La alegoría del muchacho lobo es un poema sobre los peligros de no reconocer y aceptar nuestros impulsos [no solo de índole sexual]. Esto no significa abrazar esos impulsos o llevarlos a cabo. Significa saber que están ahí, que existen, y que son una parte de quienes somos.
La disociación entre el cuerpo humano y sus impulsos animales no es un motivo aislado en la poesía de Thom Gunn. Debajo del subtexto personal del autor, que en 1957 todavía luchaba por aceptar su identidad sexual, La alegoría del muchacho lobo explora la dualidad [«semillas de división»] entre el ser humano y la naturaleza, y utiliza el tema de la metamorfosis en lobo para expresarla. Recordemos que, en las leyendas medievales de hombres lobo, el proceso de transformación no se realiza plenamente; siempre queda algo humano en el lobo, y viceversa. De tal modo que no pertenece a ninguno de los dos mundos. Del mismo modo, en el refinado mundo social [del tenis y el té), el muchacho «juega con nosotros con una triste duplicidad». «Juega», aquí, se refiere a la forma en que interpreta un papel y engaña a los demás [ver: Análisis psicológico del Hombre Lobo en la ficción]
Al caer la noche, el muchacho escapa, deja atrás a la sociedad, y se adentra en los campos. No comprende su agitación interior, esta energía incontenible de los deseos acumulados contra su voluntad, pero percibe que la «picazón» le resulta familiar. La luz de la luna es «infértil», dice Thom Gunn, porque los actos que ansía cometer el muchacho son con los de su mismo sexo. Entonces se convierte en animal, en bestia. En términos de la sociedad que reprimía a Thom Gunn, el muchacho se convierte en una clara excepción a las leyes naturales.
A pesar de esto, el muchacho nunca podrá ser lobo, y es aquí donde el poema se vuelve brillante. El muchacho tiene las «patas sangrantes», es decir, algo permanece humano, o incompleto desde la perspectiva del lobo. La transición no se ha completado.
Creo que Thom Gunn trataba de decir que la tensión entre el hombre y la bestia nunca se resuelve. Nunca podemos pertenecer enteramente a ninguno de esos dos estados.
La alegoría del muchacho lobo.
The Allegory of the Wolf Boy, Thom Gunn (1929-2004)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Las causas están en el Tiempo; solo su resultado
se materializa en la carne, en los poderes finitos.
¿Y cómo adivinar que en ese firme tejido esconde
las semillas de la división? Jugando al tenis y tomando el té
en el suave césped, no es nuestro,
sino que juega con nosotros con una triste duplicidad.
Esta noche, el muchacho, todavía un muchacho abierto y rubio,
sale de la casa, mete su ropa entre
dos urnas de jardín y va más allá
de su comprensión, a través de la oscuridad y el polvo:
campos de rastrojos afilados, abandonados por la máquina
a la enemistad zumbante de la lujuria de los insectos.
Aún sin dorarse en la densa y calurosa noche,
los tallos se clavan en sus pies: busca la luna,
que, con el roce de su luz infértil,
liberará los deseos atesorados contra su voluntad
por el largo apremio de la tarde.
Lentamente, el duro borde se desplaza sobre la colina.
Pálido bajo el haz de luz, se detiene, lo enfrenta directamente,
y en el mismo instante, al saltar del suelo,
siente la familiar picazón del pelo oscuro y denso;
entonces, clara excepción a las leyes naturales,
solo al instinto y a la luna, se deja caer sobre sus pies.
Sin embargo, tiene las patas sangrantes.
The causes are in Time; only their issue
Is bodied in the flesh, the finite powers.
And how to guess he hides in that firm tissue
Seeds of division? At tennis and at tea
Upon the gentle lawn, he is not ours,
But plays us in a sad duplicity.
Tonight the boy, still boy open and blond,
Breaks from the house, wedges his clothes between
Two moulded garden urns, and goes beyond
His understanding, through the dark and dust:
Fields of sharp stubble, abandoned by machine
To the whirring enmity of insect lust.
As yet ungolden in the dense, hot night
The spikes enter his feet: he seeks the moon,
Which, with the touch of its infertile light,
Shall loose desires hoarded against his will
By the long urging of the afternoon.
Slowly the hard rim shifts above the hill.
White in the beam he stops, faces it square,
And the same instant leaping from the ground
Feels the familiar itch of close dark hair;
Then, clean exception to the natural laws,
Only to instinct and the moon being bound,
Drops on four feet. Yet he has bleeding paws.
Thom Gunn (1929-2004)
Is bodied in the flesh, the finite powers.
And how to guess he hides in that firm tissue
Seeds of division? At tennis and at tea
Upon the gentle lawn, he is not ours,
But plays us in a sad duplicity.
Tonight the boy, still boy open and blond,
Breaks from the house, wedges his clothes between
Two moulded garden urns, and goes beyond
His understanding, through the dark and dust:
Fields of sharp stubble, abandoned by machine
To the whirring enmity of insect lust.
As yet ungolden in the dense, hot night
The spikes enter his feet: he seeks the moon,
Which, with the touch of its infertile light,
Shall loose desires hoarded against his will
By the long urging of the afternoon.
Slowly the hard rim shifts above the hill.
White in the beam he stops, faces it square,
And the same instant leaping from the ground
Feels the familiar itch of close dark hair;
Then, clean exception to the natural laws,
Only to instinct and the moon being bound,
Drops on four feet. Yet he has bleeding paws.
Thom Gunn (1929-2004)
(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)
Poemas góticos. I Hombres lobo.
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El análisis, traducción al español y resumen del poema de Thom Gunn: La alegoría del muchacho lobo (The Allegory of the Wolf Boy), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com