Poemas románticos de vampiros

Poemas románticos de vampiros.

• Canción de cuna para un vampiro (Vampire's Lullaby, Lisa Ben)
• Christabel (Christabel, Samuel Taylor Coleridge)
• El Giaour (The Giaour, Lord Byron)
• El intruso (The Intruder, Margaret Stavely)
• El vampiro (Der vampire, Heinrich August Ossenfelder)
• El vampiro (The Vampire, John Stagg)
• El vampiro (The Vampyre, Robert Bulwer-Lytton)
• Fragmento de una balada (Fragment of a Ballad, Elizabeth Siddal)
• La alcoba del Edén (Eden Bower, Dante Gabriel Rossetti)
• La belle dame sans merci (La belle dame sans merci, John Keats)
• La belleza del cuerpo (Body's Beauty, Dante Gabriel Rossetti)
• La danza de la muerte (Der Totentanz, Goethe)
• La durmiente (The Sleeper, Edgar Allan Poe)
• La Ghoula (The Ghoula, Edward Lucas White)
• La melodía de las siete torres (The Tune of the Seven Towers, William Morris)
• Lamia (Lamia, John Keats)
• Lamia (Lamia, Clark Ashton Smith)
• La novia de Corinto (Die Braut von Corinth, Goethe)
• La novia vampiro (The Vampire Bride, Thomas Henry Liddell)
• La primera Vampiresa moderna: análisis de «La Novia de Corinto» de Goethe.
• Leonore (Leonore, Gottfried August Bürger)
• Que los muertos descansen en paz (Laß die verstorbenen ruhen, Kaspar Von Stieler)
• Strigoii (Strigoii, George Bacovia)
• Thalaba, el destructor (Thalaba, the Destroyer, Robert Southey)
• Tu amigo el vampiro (Ton ami le vampire, Conde Lautreámont)

Poemas románticos de vampiros.

Recientemente hablamos sobre los vampiros del romanticismo, y citábamos algunos célebres relatos románticos sobre vampiros. Hoy es el turno de la poesía.

Es una consecuencia natural que la imagen del vampiro se haya volcado hacia la poesía, y más cuando ésta se desarrolla en pleno romanticismo. Los vampiros encarnan el ideal de la individualidad, un sentido utópico de separación, de aislamiento, que es totalmente afín con la esencia de la poesía romántica. De modo que no sorprende que los vampiros sean frecuentemente citados por los poetas. Lo que sí resulta asombroso, es que no sean tantos los poemas que hablan sobre ellos. Se los menciona constantemente y, sin embargo, protagonizan muy pocos poemas de aquel período.

Quizás este espíritu solitario, marginal, nocturno, atenta contra cualquier clase de exposición franca. Razón por la cual, los vampiros del romanticismo han preferido deslizarse espectralmente a través de versos y rimas lacrimógenas, pero nunca abiertamente. Tal es el destino de los vampiros: recorrer un mundo de sombras, incluso cuando éstas se extienden sobre las fértiles llanuras del romanticismo.




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