«Thalaba el destructor»: Robert Southey; poema y análisis.
Thalaba el destructor (Thalaba the Destroyer) es un poema del romanticismo del escritor inglés Robert Southey (1774-1843), publicado en 1801.
Algunos consideran a Thalaba el destructor, sin dudas el gran poema de Robert Southey, como un poema de vampiros, a pesar de que este aspecto de la obra solo ocupa unos pocos versos. En todo caso, sí podemos hablar de una de las primeras apariciones de los vampiros en la poesía; en este caso, bajo la figura de Oneiza, esposa de Thalaba, quien muere en su noche de bodas y regresa convertida en vampiresa.
Lo cierto es que Thalaba el destructor tiene muchos puntos en común con la literatura gótica. De hecho, su argumento está inspirado parcialmente en el Vathek (Vathek), de William Beckford, verdadero clásico del género.
A continuación compartimos un fragmento de Thalaba el destructor, donde el protagonista se encuentra con Oneiza, acaso el primer vampiro de la literatura inglesa.
Thalaba, el destructor.
Thalaba the Destroyer, Robert Southey (1774-1843)
¡Un ocaso de tinieblas y tormenta!
Dentro de la cripta
Thalaba depositó al anciano,
para protegerle de la lluvia.
¡Una noche de tormenta! El viento
azotaba el cielo sin luna,
y gemía entre los sepulcros;
y en las pausas de su azote
oían el caer de la densa lluvia
sobre el monumento.
En silencio, sobre la tumba de Oneiza
su padre y su esposo se hastiaban.
El almacín desde el minarete
cantó la medianoche.
—¡Ahora, ahora! —gritó Thalaba;
y sobre la cripta de la tumba
creció un pálido resplandor,
como los reflejos de un fuego áureo;
y en esta espantosa luz
Oneiza se apareció. Era ella,
Las mismas facciones alteradas por la muerte,
lívidas mejillas, labios azulados;
pero en sus ojos aparecía
un brillo más terrible
que todo el espanto de la muerte.
¿Vives aún, infeliz?,
preguntó con trémula voz a Thalaba;
¿y debo abandonar cada noche mi tumba
para decirte, en vano,
que Dios te ha abandonado?
—¡No es ella! —exclamó el anciano—,
¡es un espectro, sólo un espectro!
Y dirigiéndose al joven que empuñaba la lanza:
—¡Arrójasela tú mismo!
—¡Arrójala! —gritó Thalaba,
y, desprovisto de toda fuerza,
clavó sus ojos en la terrible forma.
—¡Sí, arrójala! —gritó una voz cuyo tono
inundó su alma con tanto alivio
como la lluvia sobre el desierto
de la muerte.
Pero, obediente a esa voz familiar,
fijó sus ojos en aquello,
cuando Moath, de firme corazón,
efectuó el lanzamiento: a través del cadáver del vampiro
voló la lanza, cayó,
y gimiendo por el dolor de la herida
su diabólico morador huyó.
Una azulada luz cayó sobre ellos,
e inundados de gloria, ante sus ojos
el espíritu de Oneiza descansó.
A night of darkness and of storms!
Into the Chamber of the Tomb
Thalaba led the Old Man,
To roof him from the rain.
A night of storms! the wind
Swept thro’ the moonless sky
And moaned among the pillared sepulchres.
And in the pauses of its sweep
They heard the heavy rain
Beat on the monument above.
In silence on Oneiza’s grave
The Father and the Husband sate.
The Cryer from the Minaret
Proclaimed the midnight hour;
“Now! now!” cried Thalaba,
And o’er the chamber of the tomb
There spread a lurid gleam
Like the reflection of a sulphur fire,
And in that hideous light
Oneiza stood before them, it was She,
Her very lineaments, and such as death
Had changed them, livid cheeks, and lips of blue.
But in her eyes there dwelt
Brightness more terrible
Than all the loathsomeness of death.
“Still art thou living, wretch?”
In hollow tones she cried to Thalaba,
“And must I nightly leave my grave
“To tell thee, still in vain,
“God has abandoned thee?”
“This is not she!” the Old Man exclaimed,
“A Fiend! a manifest Fiend!”
And to the youth he held his lance,
“Strike and deliver thyself!”
“Strike her!” cried Thalaba,
And palsied of all powers
Gazed fixedly upon the dreadful form.
“Yea! strike her!” cried a voice whose tones
Flowed with such sudden healing thro’ his soul,
As when the desert shower
From death delivered him.
But unobedient to that well-known voice
His eye was seeking it,
When Moath firm of heart,
Performed the bidding; thro’ the vampire corpse
He thrust his lance; it fell,
And howling with the wound
Its demon tenant fled.
A sapphire light fell on them,
And garmented with glory, in their sight
Oneiza’s Spirit stood.
Robert Southey (1774-1843)
Into the Chamber of the Tomb
Thalaba led the Old Man,
To roof him from the rain.
A night of storms! the wind
Swept thro’ the moonless sky
And moaned among the pillared sepulchres.
And in the pauses of its sweep
They heard the heavy rain
Beat on the monument above.
In silence on Oneiza’s grave
The Father and the Husband sate.
The Cryer from the Minaret
Proclaimed the midnight hour;
“Now! now!” cried Thalaba,
And o’er the chamber of the tomb
There spread a lurid gleam
Like the reflection of a sulphur fire,
And in that hideous light
Oneiza stood before them, it was She,
Her very lineaments, and such as death
Had changed them, livid cheeks, and lips of blue.
But in her eyes there dwelt
Brightness more terrible
Than all the loathsomeness of death.
“Still art thou living, wretch?”
In hollow tones she cried to Thalaba,
“And must I nightly leave my grave
“To tell thee, still in vain,
“God has abandoned thee?”
“This is not she!” the Old Man exclaimed,
“A Fiend! a manifest Fiend!”
And to the youth he held his lance,
“Strike and deliver thyself!”
“Strike her!” cried Thalaba,
And palsied of all powers
Gazed fixedly upon the dreadful form.
“Yea! strike her!” cried a voice whose tones
Flowed with such sudden healing thro’ his soul,
As when the desert shower
From death delivered him.
But unobedient to that well-known voice
His eye was seeking it,
When Moath firm of heart,
Performed the bidding; thro’ the vampire corpse
He thrust his lance; it fell,
And howling with the wound
Its demon tenant fled.
A sapphire light fell on them,
And garmented with glory, in their sight
Oneiza’s Spirit stood.
Robert Southey (1774-1843)
Poemas góticos. I Poemas de Robert Southey.
Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumend el poema de Robert Southey: Thalaba el destructor (Thalaba the Destroyer), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
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