«Lamia»: Clark Ashton Smith; poema y análisis.


«Lamia»: Clark Ashton Smith; poema y análisis.




Lamia (Lamia) es un poema de vampiros del escritor norteamericano Clark Ashton Smith (1893-1961), publicado por Arkham House en la edición de invierno de 1948 de la revista The Arkham Sampler, y luego reeditado en la antología de 1951: El Chateau oscuro y otros poemas (The Dark Chateau and Other Poems).

Lamia, uno de los grandes poemas de Clark Ashton Smith, está directamente relacionado con el relato: Morthylla (Morthylla) y su evocador final:


[«Para asombro suyo, una mujer, o lo que parecía serlo, se sentaba al lado del mausoleo. No podía verla con claridad, pues la sombra de la tumba la envolvía desde los hombros hasta abajo. Sólo el rostro, resplandeciendo débilmente, se elevaba hacia la luna. Su perfil era como el que había visto en monedas antiguas.

—¿Quién eres?—preguntó con una curiosidad que sobrepasaba su cortesía.

—Soy la lamia Morthylla —contestó ella.»]


El poema de Clark Ashton Smith: Lamia exuda el mismo ambiente sepulcral, y vuelve a situarnos en la guarida de la vampiresa:


Su letal belleza, como un filtro, se agitó
a través mi sangre y llenó mi corazón de luz:
la desposé con ardor sin dejarme intimidar

por las extrañas manchas de su cuerpo blanco,
por las cosas que se arrastraban en su guarida
y los muertos que yacían a nuestro lado.


Los vínculos temáticos entre los relatos y poemas de Clark Ashton Smith suelen ser estrechos, y el ciclo Zothique a menudo proporciona el hilo conductor. Este parece ser el caso de Lamia, ya que el poema proporciona una especie conclusión de Morthylla.


Pero, ah, fue hace mil años
que tomé a la encantadora lamia por esposa...
y jamás los que me encuentren
sabrán que hace mil años que he muerto.


Morthylla, publicado en la edición de mayo de 1953 de Weird Tales, está ambientado en Zothique, el último continente de la Tierra en un futuro donde «el sol es una estrella decadente, envejecida más allá de la crónica, más allá de la leyenda». La acción tiene lugar en la ciudad de Umbri, donde un poeta, llamado Valzain, no logra encontrar placer ni siquiera en las célebres orgías de su mentor, Famurza, donde hay «vinos, licores, afrodisíacos, y carnes y frutas que hinchaban las legumbres flácidas». Valzain está presente en estas celebraciones, pero espiritualmente ausente, «con una indiferencia que se convierte en repugnancia». Famurza toma nota de la apatía de su protegido y le pregunta si hay algo que pueda hacer para aliviar su aburrimiento.


[—No hay medicina para lo que me aqueja —replicó Valzain—. En cuanto al amor, ya no me importa si es correspondido o no. El tedio acecha en medio de todos los besos.]


Famurza siente lástima por Valzaín, y admite que, a pesar de tener el doble de edad, aún encuentra placer en «las buenas carnes jugosas, las mujeres, el vino, y la música». Valzain afirma que sus únicos placeres están en los sueños.


[«He abrazado a súcubos que eran más que carne, habiendo conocido deleites demasiado intensos para que el cuerpo despierto los sostenga. ¿Tienen tales sueños alguna fuente fuera del propio cerebro terrenal? Daría mucho por encontrar esa fuente, si existe. Mientras tanto, no hay nada para mí más que desesperación.»]


Al escuchar esto, Famurza le cuenta a Valzain sobre una «antigua necrópolis» que está embrujada por el espíritu de la princesa Morthylla, quien murió hace varios siglos y, en raras ocasiones, toma amantes mortales. Si Valzain realmente no se complace en los placeres mundanos, tal vez debería buscar a Morthylla. De camino a casa después de la fiesta, Valzain busca el cementerio, donde decide pasar la noche. En medio de su ensoñación, observa a una mujer sentada junto a un mausoleo, una mujer cuyo «perfil era como el que había visto en monedas antiguas».


[—¿Quién eres?

—Soy la lamia Morthylla —respondió ella, con una voz que dejaba tras de sí una vibración débil y esquiva como la de un arpa—. Ten cuidado conmigo, porque mis besos están prohibidos para aquellos que están entre los vivos.]


Valzain duda de que esta mujer sea Morthylla, pero decide seguirle el juego y, al hacerlo, se siente intrigado por ella: «había una dulzura en su boca, una sombra de fatiga o tristeza en sus ojos». Durante las semanas posteriores, los dos se reúnen todas las noches en el cementerio, conversando animadamente hasta cerca del amanecer, ya que Morthylla, según ella, es «una criatura de la noche».

Escéptico, Valzain ve a Morthylla como una mujer con inclinaciones macabras afines a las suyas, sin embargo, no puede encontrar en ella ningún indicio de mundanalidad, ningún conocimiento de las cosas presentes, sino una extraña familiaridad con el pasado y la leyenda de la Lamia. Sus ojos, sus labios, parecen ocultar secretos olvidados y prohibidos. Sus respuestas siempre son vagas y ambiguas.


[—He soñado con la vida—le dijo ella crípticamente—. Y he soñado también con la muerte. Ahora bien, quizá haya otro sueño... en el que tú has entrado.

—Yo también quisiera soñar—dijo Valzaín.]


Morthylla es uno de los mejores cuentos de Clark Ashton Smith. En una carta a L. Sprague de Camp, fechada el 21 de octubre de 1953, el autor comenta que se trata de la historia de «una pseudo-lamia que, en realidad, es una mujer normal que intenta complacer los gustos de su amante». En otras palabras, la mujer intenta complacer las fantasías de Valzain, pero interpreta tan bien el papel de Lamia que este termina suicidándose. Pero la historia no termina ahí. Después de que el Valzain se suicida, olvida que está muerto, y se encuentra con Morthylla una vez más, solo que esta vez no es su amante mortal interpretando un papel, sino una Lamia real.

Todos los Vampiros de Clark Ashton Smith viven en los reinos de Averoigne y Zothique, entre otros, y la mayoría son mujeres, generalmente Lamias. Estas criaturas de los mitos griegos son muy antiguas, pero Clark Ashton Smith se basa especialmente en el escritor griego del siglo II d.C., Flegón, sobre todo en la historia de una novia muerta que regresa de la tumba para cazar a su prometido [ver: Lamias: vampiresas de la mitología griega]. Esta misma estructura es la base del poema de Goethe: La novia de Corinto (Die Braut von Korinth). [ver: La primera Vampiresa moderna: análisis de «La Novia de Corinto»]

Para Clark Ashton Smith, la figura de la Lamia es una versión sexualizada de lo que él entendía como la característica definitoria de la ficción: escapar de la realidad, pero no hacia el consuelo y la esperanza [como por ejemplo en las obras de J.R.R. Tolkien], sino hacia la autodestrucción. Por otro lado, la similitud entre las actividades y apetitos de la Lamia en diversas obras de ficción [seducir y devorar a su amante] no es caprichosa, sino más bien una cuestión etimológica. La palabra Lamia [lit. «tragadora»] proviene de laimos, que significa «garganta» [o «esófago»]. Eso es lo que vemos en las Lamias de Clark Ashton Smith y Goethe: depredadoras que devoran a sus víctimas.




Lamia.
Lamia, Clark Ashton Smith (1893-1961)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)


De su guarida en el desierto surgió la lamia,
una hermosa serpiente con forma de mujer.
Al encontrarme allí, me saludó con el nombre
que mis amados labios habían usado en días lejanos;
y cuando la lamia cantaba, me parecía escuchar
la voz del amor en algún viejo avatar.
Su letal belleza, como un filtro, se agitó
a través mi sangre y llenó mi corazón de luz:
la desposé con ardor, sin dejarme intimidar
por las extrañas manchas de su cuerpo blanco,
por las cosas que se arrastraban en su guarida
y los muertos que yacían a nuestro lado durante la noche.
Más fría su carne que las serpientes del pantano,
sin embargo, en su pecho perdí mi antiguo dolor
y encontré el gozo prohibido a los hombres vivos.
Pero, ah, fue hace mil años
que tomé a la encantadora lamia por esposa...
y jamás los que me encuentren
sabrán que he muerto hace mil años.


Out of her desert lair the lamia came,
A lovely serpent shaped as women are.
Meeting me there, she hailed me by the name

Belovèd lips had used in days afar;
And when the lamia sang, it seemed I heard
The voice of love in some old avatar.

Her lethal beauty like a philtre stirred
Through all my blood and filled my heart with light:
I wedded her with ardor undeterred

By the strange mottlings of her body white,
By the things that crept across us in her den
And the dead who lay beside us through the night.

Colder her flesh than the serpents of the fen,
Yet on her breast I lost mine ancient woe
And found the joy forbid to living men.

But, ah, it was a thousand years ago
I took the lovely lamia for bride...
And nevermore shall they that meet me know

It is a thousand years since I have died.


Clark Ashton Smith
(1893-1961)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)




Poemas góticos. I Poemas de Clark Ashton Smith.


Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Clark Ashton Smith: Lamia (Lamia), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

2 comentarios:

Daniel Milano dijo...

¡El gran CAS otra vez en El Espejo Gótico! Gracias, Sebastián.
Agrego a su erudita introducción el nombre de Apolonio de Tiana, fuente de la sin igual 'Lamia' de John Keats, que C. A. Smith tenía bien leído.

Sebastian Beringheli dijo...

Excelente dato, Daniel. Al parecer, el buen Apolonio también inspiró a muchos esoteristas, entre ellos, Eliphas Levi. ¡Saludos!



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