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«Poesías»: Carolina Coronado; libro y análisis


«Poesías»: Carolina Coronado; libro y análisis.




Poesías (Poesías) es una colección de poemas de amor de la escritora española Carolina CoronadoVictoria Carolina Coronado y Romero de Tejada (1820-1911)—, publicado originalmente en 1843 y desde entonces sujeto a numerosas reediciones.

La antología incluye varios de los mejores poemas de Carolina Coronado, muchos de los cuales también se inscriben entre los clásicos de la poesía del romanticismo en España. Por otra parte, la tétrica historia personal de la autora, con su inquietante Hombre de Arriba, la acerca sigilosamente a los aspectos más tenebrosos de la literatura gótica.




Poesías.
Poesías, Carolina Coronado (1820-1911)
  • Amor de los amores.
  • A una gota de rocío.
  • Cual te adoro.
  • La luna es una ausencia.
  • Nada resta de tí.
  • A la amapola.
  • A la mariposa.
  • A la palma.
  • A la siempreviva.
  • A las nubes.
  • A la soledad.
  • Al hado.
  • Al jazmín.
  • Al lirio.
  • Al otoño.
  • Al mismo asunto.
  • Al niño Emilio C.
  • A mi tío, don Pedro Romero.
  • A una coqueta.
  • A una estrella.
  • A una golondrina.
  • A una tórtola.
  • A un ruiseñor.
  • Canción.
  • Despedida al año de 1842.
  • El girasol.
  • El marido verdugo.
  • El pájaro perdido.
  • El ramillete.
  • La rosa blanca.
  • Las dos palmeras.
  • La voz de una hija.
  • Los cantos de Safo.
  • Los quince años.
  • Melancolía.
  • Mérida.
  • Primavera anticipada.
  • Rosa blanca.
  • Una despedida.




Libros de poemas. I Libros de Carolina Coronado.


El análisis y resumen del libro de Carolina Coronado: Poesías (Poesías), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

El silencioso «Hombre de Arriba» de Carolina Coronado.


El silencioso «Hombre de Arriba» de Carolina Coronado.




Carolina Coronado (1820-1911) fue una poetisa romántica española cuya obra interesa menos que algunas obsesiones que la marcaron profundamente. Nació en 1820, en el seno de una familia acaudalada y progresista, a tal punto que varios de sus familiares fueron perseguidos políticamente. Ella, tal vez como todas las mujeres de la época, fue criada para el cautiverio. Se le enseñó costura, cocina, y todas las habilidades que resultaban imprescindibles para convertirse en la esposa perfecta.

Sin embargo, Carolina Coronado manifestó raro interés en la literatura. Leyó con avidez, a deshora, acaso arrancándole algunas horas al sueño nocturno. Pronto comenzó a escribir sus propios poemas, casi todos barrocos y desnaturalizados, pero con un espíritu de espontaneidad que los redime. El gran tema central de su obra poética es el amor imposible, el amor inalcanzable; que en su vida real tuvo un nombre: Alberto; caballero del cual se duda incluso de su existencia real fuera de la órbita delirante de Carolina Coronado.

Por aquel entonces las alucinaciones de Carolina Coronado eran el menor de sus problemas. Padecía de catalepsia crónica, lo cual la llevó a definir sus ataques como «muertes sucesivas». De hecho, Carolina realmente creía que cada uno de estos ataques consistía en una muerte, y se veía a sí misma como una mujer que había muerto incontables veces.

Este terrible padecimiento dio paso a una nueva obsesión, un pensamiento que la aterraba más que la propia muerte: ser enterrada viva.

Desde que Carolina Coronado cumplió los 10 años de edad, el nombre de Alberto aparece una y otra vez en sus notas. A veces lo menciona bajo distintos apelativos, como «el hombre de arriba» o «el silencioso». Ninguno de sus biógrafos se aventura a sugerir que Alberto es, de hecho, un personaje imaginario, o acaso una alucinación, y en cambio prefieren aludir a él como una rara herramienta poética.

Lo cierto es que la propia Carolina Coronado afirma que Alberto falleció en alta mar, algo inesperado en una fantasmagoría personal. Acto seguido, se jura mantenerse casta hasta el día en el que vuelvan a reunirse. Llena de dolor le dedicó estos versos titulados Nada resta de ti de 1848.


Nada resta de ti... te hundió el abismo...
te tragaron los monstruos de los mares.
No quedan en los fúnebres lugares
ni los huesos siquiera de ti mismo.
Fácil de comprender, amante Alberto,
es que perdieras en el mar la vida,
mas no comprende el alma dolorida
cómo yo vivo cuando tú ya has muerto.
¡¡Darnos la vida a mí y a ti la muerte;
darnos a ti la paz y a mí la guerra,
dejarte a ti en el mar y a mí en la tierra
es la maldad más grande de la suerte!!


No obstante, la figura de este misterioso Alberto continuó apareciendo. A veces como un rumor sobre sus oídos, otras como un aliento que recorría su piel durante las noches. Finalmente el espectro le manifestó que tomaría posesión del cuerpo de un hombre llamado Justo Horacio Perry, secretario de la embajada norteamericana en Madrid.

Carolina Coronado hizo los arreglos necesarios y se puso en contacto con este caballero. Pronto se casaron y tuvieron un hijo, Carlos, y dos hijas, Carolina y Matilde.

Pero las obsesiones no suelen suavizarse con los años, y las de Carolina Coronado aumentaron de forma progresiva.

Hizo jurar a su círculo íntimo que esperarían al menos 30 días para embalsabar su cadáver; aunque extrañamente ella no aguardó siquiera 24 horas para hacer lo propio con el cadáver de su marido, tal vez porque había pasado muchos años compartiendo ese amor hecho de levedades y ausencias con un fantasma, una idea, un hombre silencioso de arriba, que se sentía incapaz de compartir el lecho con un espíritu convertido groseramente en carne conservadora.




Amores trágicos. I Misterios miserables.


El artículo: El silencioso «Hombre de Arriba» de Carolina Coronado fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

5 poemas de amor de Carolina Coronado


5 poemas de amor de Carolina Coronado.




Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911) fue una poetisa española de gran notoriedad en su tiempo, a tal punto que se la calificaba como la Bécquer femenina a causa de sus extraordinaria imaginación.

Tanto la vida como la personalidad de Carolina Coronado parecen arrancadas de un cuento de E.A. Poe. Comenzó a escribir poemas a los diez años, con un lenguaje difícil de asociar con esa edad. Por aquel entonces todos sus poemas estaban dirigidos a un tal «Alberto», una especie de personaje imaginario que la acompañó [y obsesionó] durante toda su vida; y a quien le llegó a jurar con solemnidad su amor perpetuo.

Su temperamento romántico era fuertemente acentuado por una catalepsia crónica. Los ataques arrasadores de esta afección llegaban periódicamente con total violencia, a tal punto que la propia Carolina Coronado declara haber «muerto» numerosas veces. El terrible padecimiento que supone semejante enfermedad la llevó a sostener la idea obsesiva de que podría ser enterrada viva, de modo que tomó toda clase de precauciones para que esto no suceda.

Más aún, su obsesión con ser enterrada viva se trasladó a su marido real, a quien embalsamó y conservó en su casa negándose a darle cristiana sepultura. En sus poemas, la momia de su esposo muerto a veces es mencionada como «el hombre de arriba» o «el silencioso» [ver: El «hombre de arriba» de Carolina Coronado]

A continuación daremos cuenta de los que a nuestro juicio son los 5 mejores poemas de amor de Carolina Coronado.




5 poemas de amor de Carolina Coronado.




Poemas de Carolina Coronado. I Poemas góticos.


El resumen de los 5 mejores poemas de amor de Carolina Coronado fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«La luna es una ausencia»: Carolina Coronado; poema y análisis.


«La luna es una ausencia»: Carolina Coronado; poema y análisis.




La luna es una ausencia es un poema nocturno de la escritora española Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911), publicado en la antología de 1843: Poemas de la señorita Carolina Coronado. Posteriormente aparecería en Poesías.

La luna es una ausencia, uno de los mejores poemas de Carolina Coronado, prefigura algunos matices trágicos de una poetisa de oficio, al tiempo que rescata lo mejor del romanticismo, un desapego del otro, el descubrimiento de la individualidad, de lo único, nunca mejor evocado que a través de la solitaria luna.





La luna es una ausencia.
La luna es una ausencia, Carolina Coronado (1820-1911)

Y tú, ¿quién eres de la noche errante
aparición que pasas silenciosa,
cruzando los espacios ondulantes
tras los vapores de la nube acuosa?

Negra la tierra, triste el firmamento,
ciegos mis ojos sin tu luz estaban,
y suspirando entre el oscuro viento
tenebrosos espíritus vagaban.

yo te aguardaba, y cuando vi tus rojos
perfiles asomar con lenta calma,
como tu rayo descendió a mis ojos,
tierna alegría descendió a mi alma.

¿Y a mis ruegos acudes perezosa
cuando amoroso el corazón te ansía?
Ven a mí, suave luz, nocturna, hermosa
hija del cielo, ven: ¡por qué tardía!

Carolina Coronado (1820-1911)




Poemas de Carolina Coronado. I Poemas góticos.


Más literatura gótica:
El análisis y resumen del poema de Carolina Coronado: La luna es una ausencia (La luna es una ausencia) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«A una gota de rocío»: Carolina Coronado; poema y análisis


«A una gota de rocío»: Carolina Coronado; poema y análisis.




A una gota de rocío (A una gota de rocío) es un poema de amor de la escritora española Carolina Coronado (1820-1911), publicado en la antología de 1843: Poesías (Poesías).

A una gota de rocío, uno de los mejores poemas de amor de Carolina Coronado, sincroniza la imagen del rocío matutino con la de sus propias lágrimas cayendo suavemente por sus mejillas. En este sentido, el poema no está dedicado a cualquier gota de rocío, sino a aquella que le permite a la autora ocultar sus lágrimas.

La escena no es caprichosa, y en cierta forma nos recuerda la imagen de un entierro, certeza que obsesionó profundamente a la autora. Indicios de ese espanto se vislumbran en la historia del silencioso hombre de arriba de Carolina Coronado, una anécdota digna de los mejores cuentos de Edgar Allan Poe.




A una gota de rocío.
A una gota de rocío, Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911)

Lágrima viva de la fresca aurora,
a quien la mustia flor la vida debe,
y el prado ansioso entre el follaje embebe;
gota que el sol con sus reflejos dora;

Que en la tez de las flores seductora
mecida por el céfiro más leve,
mezclas de grana tu color de nieve
y de nieve su grana encantadora:

Ven a mezclarte con mi triste lloro,
y a consumirte en mi mejilla ardiente;
que acaso correrán más dulcemente

las lágrimas amargas que devoro...
mas ¡qué fuera una gota de rocío
perdida entre el raudal del llanto mío!

Carolina Coronado (1820-1911)




Poemas góticos. I Poemas de Carolina Coronado.


Más literatura gótica:
El análisis y resumen del poema de Carolina Coronado: A una gota de lluvia (A una gota de rocío) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«Nada resta de ti»: Carolina Coronado; poema y análisis


«Nada resta de ti»: Carolina Coronado; poema y análisis.




Nada resta de ti (Nada resta de ti) es un poema de amor de la escritora española Carolina Coronado (1820-1911), publicado en la antología de 1843: Poesías (Poesías).

Nada resta de ti, uno de los mejores poemas de amor de Carolina Coronado, está dedicado a su gran amor imposible: Alberto, un hombre misterioso, un arquetipo, o acaso una elaborada fantasía que aparece una y otra vez en sus obras, por ejemplo, en El amor de los amores.

Con una marcada afinidad al romanticismo y al naturalismo, cargado de sensualidad, Nada resta de ti regresa una vez más sobre este misterioso amante, el cual ha gestado el mito del silencioso hombre de arriba de Carolina Coronado.



Nada resta de ti.
Nada resta de ti, Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911)

Nada resta de ti... te hundió el abismo...
te tragaron los monstruos de los mares.
No quedan en los fúnebres lugares
ni los huesos siquiera de ti mismo.

Fácil de comprender, amante Alberto,
es que perdieras en el mar la vida,
mas no comprende el alma dolorida
cómo yo vivo cuando tú ya has muerto.

¡Darnos la vida a mí y a ti la muerte;
darnos a ti la paz y a mí la guerra,
dejarte a ti en el mar y a mí en la tierra
es la maldad más grande de la suerte!

Carolina Coronado (1820-1911)




Poemas góticos. I Poemas de Carolina Coronado.


Más literatura gótica:
El análisis y resumen del poema de Carolina Coronado: Nada resta de ti (Nada resta de ti) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«Amor de los amores»: Carolina Coronado; poema y análisis


«Amor de los amores»: Carolina Coronado; poema y análisis.




Amor de los amores (Amor de los amores) es un poema de amor de la escritora española Carolina Coronado (1820-1911), publicado en la antología de 1843: Poesías (Poesías).

Amor de los amores es uno de los mejores poemas de amor de Carolina Coronado, y por tal caso del romanticismo español. Consta de seis partes; donde el sufrimiento se evade a sí mismo en la fantasía, tal vez para resguardar la verdadera identidad de los amantes que se agitan detrás de sus versos sobrecargados.



Amor de los amores.
Amor de los amores, Carolina Coronado (1820-1911)

¿Cómo te llamaré para que entiendas
que me dirijo a ti ¡dulce amor mío!
cuando lleguen al mundo las ofrendas
que desde oculta soledad te envío?...
A ti, sin nombre para mí en la tierra
¿cómo te llamaré con aquel nombre,
tan claro, que no pueda ningún hombre
confundirlo, al cruzar por esta sierra?
¿Cómo sabrás que enamorada vivo
siempre de ti, que me lamento sola
del Gévora que pasa fugitivo
mirando relucir ola tras ola?
Aquí estoy aguardando en una peña
a que venga el que adora el alma mía;
¿por qué no ha de venir, si es tan risueña
la gruta que formé por si venía?
¿Qué tristeza ha de haber donde hay zarzales
todos en flor, y acacias olorosas,
y cayendo en el agua blancas rosas,
y entre la espuma lirios virginales?
Y ¿por qué de mi vista has de esconderte;
por qué no has de venir si yo te llamo?
¡Porque quiero mirarte, quiero verte
y tengo que decirte que te amo!
¿Quién nos ha de mirar por estas vegas
como vengas al pie de las encinas,
si no hay más que palomas campesinas
que están también con sus amores ciegas?
Pero si quieres esperar la luna,
escondida estaré entre la zarza rosa,
y si vienes con planta cautelosa
no nos podrá sentir paloma alguna.
Y no temas si alguna se despierta,
que si te logro ver, de gozo muero,
y aunque después lo cante al mundo entero,
¿qué han de decir los vivos de una muerta?

Como lirio del sol descolorido
ya de tanto llorar tengo el semblante,
y cuando venga mi gallardo amante,
se pondrá al contemplarlo entristecido.
Siempre en pos de mi amor voy por la tierra
y creyendo encontrarle en las alturas,
con el naciente sol trepo a la sierra;
con la noche desciendo a las llanuras,
Y hallo al hambriento lobo en mi camino
y al toro que me mira, que me espera;
en vano grita el pobre campesino:
No cruces por la noche la ribera.
En la sierra de rocas erizada,
del valle entre los árboles y flores,
en la ribera sola y apartada
he esperado el amor de mis amores.
A cada instante lavo mis mejillas
del claro manantial en la corriente,
y le vuelvo a esperar más impaciente
cruzando con afán las dos orillas.
A la gruta te llaman mis amores;
mira que ya se va la primavera
y se marchitan las lozanas flores
que traje para ti de la ribera.
Si estás entre las zarzas escondido
y por verme llorar no me respondes,
ya sabes que he llorado y he gemido,
y yo no sé, mi amor, por qué te escondes.
Tú pensarás, tal vez, desdeñosa
por no enlazar mi mano con tu mano
huiré, si te me acercas, por el llano
y a los pastores llamaré medrosa.
Pero te engañas, porque yo te quiero
con delirio tan ciego y tan ardiente,
que un beso te iba a dar sobre la frente
cuando me dieras el adiós postrero.

Dejaba apenas la inocente cuna
cuando una hermosa noche en la pradera
los juegos suspendí por ver la luna
y en sus rayos te vi, la vez primera.
Otra tarde después, cruzando el monte,
vi venir la tormenta de repente,
y por segunda vez, más vivamente
alumbró tu mirada el horizonte.
Quise luego embarcarme por el río,
y hallé que el son del agua que gemía
como la luz, mi corazón hería
y dejaba temblando el pecho mío.
Me acordé de la luna y la centella
y entonces conocí que eran iguales
lo que sentí escuchando a los raudales,
lo que sentí mirando a la luz bella.
Vago, sin forma, sin color, sin nombre,
espíritu de luz y agua formado,
tú de mi corazón eras amado
sin recordar en tu figura al hombre.
Ángel eres, tal vez, a quien no veo
ni lograré, jamás, ver en la tierra,
pero sin verte en tu existencia creo,
y en adorarte mi placer se encierra.
Por eso entre los vientos bramadores
salgo a cantar por el desierto valle,
pues aunque en el desierto no te halle,
ya sé que escuchas mi canción de amores
Y ¿quién sabe si al fin tu luz errante
desciende con el rayo de la luna,
y tan sola otra vez, tan sola una,
volveré a contemplar tu faz amante?
Mas, si no te he de ver, la selva dejo,
abandono por siempre estos lugares,
y peregrina voy hasta los mares.
A ver si te retratas en su espejo.

He venido a escuchar los amadores
por ver si entre sus ecos logro oírte,
porque te quiero hablar para decirte
que eres siempre el amor de mis amores.
Tu ya sabes, mi bien, que yo te adoro
desde que tienen vida mis entrañas,
y vertiendo por ti mares de lloro
me cansé de esperarte en las montañas.
La gruta que formé para el estío
la arrebató la ráfaga de octubre...
¿qué he de hacer allí sola al pie del río
que todo el valle con sus aguas cubre?
Y ¡oh Dios! quién sabe si de ti me alejo
conforme el valle solitario huyo,
si no suena jamás un eco tuyo
ni brilla de tus ojos un reflejo.
Por la tierra ¡ay de mí! desconocida,
como el Gévora, acaso, arrebatada
dejo mi bosque y a la mar airada
a impulso de este amor corro atrevida.
Mas si te encuentro a orilla de los mares
cesaron para siempre mis temores
porque puedo decirte en mis cantares
que tú eres el amor de mis amores.

Aquí tu barca está sobre la arena:
desierta miro la extensión marina:
te llamo sin censar con tu bocina
y no pareces a calmar mi pena.
Aquí estoy en la barca triste y sola
aguardando a mi amado noche y día;
llega a mis pies la espuma de la ola,
y huye otra vez, cual la esperanza mía.
¡Blanca y ligera espuma transparente,
ilusión, esperanza, desvarío,
como hielas mis pies con tu rocío
el desencanto hiela nuestra mente!
Tampoco es el mar a donde él mora,
ni en la tierra ni el mar mi amor existe:
¡Ay! dime si en la tierra te escondiste
o si dentro del mar estás ahora.
Porque es mucho dolor que siempre ignores
que yo te quiero ver, que yo te llamo
sólo para decirte que te amo,
¡que eres siempre el amor de mis amores!

Pero te llamo yo, ¡dulce amor mío!
como si fueras tú mortal viviente,
cuando sólo eres luz, eres ambiente,
eres aroma, eres vapor del río.
Eres la sombra de la nube errante,
eres el son del árbol que se mueve,
y aunque a adorarte el corazón se atreve,
tú solo en la ilusión eres mi amante.
Hoy me engañas también como otras veces;
tú eres la imagen que el delirio crea,
fantasma del vapor que me rodea
que con el fuego de mi aliento creces.
Mi amor, el tierno amor por el que lloro
eres tan sólo tú ¡señor Dios mío!
Si te busco y te llamo, es desvarío
de lo mucho que sufro y que te adoro.
Yo nunca te veré, porque no tienes
ser humano, ni forma, ni presencia:
yo siempre te amaré, porque en esencia
a el alma mía como amante vienes.
Nunca en tu frente sellará mi boca
el beso que al ambiente le regalo;
siempre el suspiro que a tu amor exhalo
vendrá a quebrarse en la insensible roca.
Pero cansada de penar la vida,
cuando se apague el fuego del sentido,
por el amor tan puro que he tenido
tú me darás la gloria prometida.
Y entonces al ceñir la eterna palma,
que ciñen tus esposas en el cielo,
el beso celestial, que darte anhelo,
llena de gloria te dará mi alma.

Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911)




Más poemas góticos. I Poemas de Carolina Coronado.


Más literatura gótica:
El análisis y resumen del poema de Carolina Coronado: Amor de los amores (Amor de los amores), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

«¡Oh, cuál te adoro!»: Carolina Coronado; poema y análisis


«¡Oh, cuál te adoro!»: Carolina Coronado; poema y análisis.




¡Oh, cuál te adoro! (¡Oh, Cuál te Adoro!) es un poema de amor de la escritora española Carolina Coronado (1820-1911), publicado en la antología de 1843: Poesías (Poesías).

¡Oh, cuál te adoro!, especie de confesión de amor versificada, se inscribe entre los mejores poemas de amor de Carolina Coronado, y por tal caso de todo el romanticismo español.



¡Oh, cuál te adoro!
¡Oh, cuál te adoro!, Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911)

¡Oh, cuál te adoro! con la luz del día
tu nombre invoco apasionada y triste,
y cuando el cielo en sombras se reviste
aun te llama exaltada el alma mía.

Tú eres el tiempo que mis horas guía,
tú eres la idea que a mi mente asiste,
porque en ti se concentra cuanto existe,
mi pasión, mi esperanza, mi poesía.

No hay canto que igualar pueda a tu acento
cuando tu amor me cuentas y deliras
revelando la fe de tu contento;

Tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras,
y quisiera exhalar mi último aliento
abrasada en el aire que respiras.

Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911)




Más poemas góticos. I Poemas de Carolina Coronado.


Más literatura gótica:
El análisis y resumen del poema de Carolina Coronado: ¡Oh, cuál te adoro! (¡Oh, cuál te adoro!) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

Carolina Coronado: poemas.


Carolina Coronado: poemas.




Carolina Coronado Romero de Tejada (1820-1911) fue una de las mejores y más influyentes poetisas del romanticismo español. Su obra poética a menudo permuta lo emocional por la estética, derribando así algunas convenciones y estructuras fijas de la época.

Carolina Coronado se veía a sí misma como una criatura trágica. Padecía catalepsia, lo cual la llevó a cultivar la obsesiva convicción de que sería enterrada viva. Pero su atracción por la muerte no se vinculaba únicamente con su enfermedad; de hecho, tras el fallecimiento de su marido, decidió conservar el cadáver y convivir con él durante varios años. Esta anécdota macabra es conocida como El hombre de arriba de Carolina Coronado.



Carolina Coronado: artículos:


Carolina Coronado: poemas, libros:
  • Amor de los amores.
  • A una gota de rocío.
  • Cuál te adoro.
  • La luna es una ausencia.
  • Nada resta de ti.
  • Poesías.
  • Adoración.
  • Alfonso IV de León.
  • A un poeta del porvenir.
  • Descripción en prosa.
  • El bonete de San Ramón.
  • El cuadro de la Esperanza.
  • El divino Figueroa.
  • El siglo de las Reynas.
  • España y Napoleón.
  • Jarilla.
  • La exclaustrada.
  • La luz del tajo.
  • La rueda de la Desgracia
  • La Sigea.
  • Lisboa.
  • Luz.
  • Manuscrito de un Conde
  • ¡No hay nada más triste que el último adiós!
  • Páginas de un diario.
  • Paquita.
  • Poesías.
  • Un alcalde de monterilla.
  • Vanidad de vanidades




Autores en El Espejo Gótico. I Autores con historia.


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