«El pequeño huerto verde»: Walter de la Mare; poema y análisis.


«El pequeño huerto verde»: Walter de la Mare; poema y análisis.




«Cuando más solo estás,
todo menos el silencio se va.
Alguien está esperando y observando ahí,
en el pequeño huerto verde.»



El pequeño huerto verde (The Little Green Orchard) es un poema gótico del escritor inglés Walter de la Mare (1873-1956), publicado originalmente en la antología de 1913: Peacock Pie; y luego recopilado por August Derleth en la colección de Arkham House: El lado oscuro de la luna (Dark of the Moon)

El pequeño huerto verde. uno de los poemas de Walter de la Mare menos conocidos, nos sitúa en un huerto [simbólico] donde el Orador siente que alguien, o algo, «siempre está sentado allí».

Este «siempre» es precisamente eso: la presencia siempre está en el huerto, día y noche. No hay demasiados indicios, excepto por unas voces suaves que llaman al anochecer y ciertos sonidos nocturnos. El Orador no siente miedo; y si bien la sensación de estar siendo observado es extraña, tal vez incómoda, no es aterradora.

Visitemos primero el huerto de Walter de la Mare y luego intentemos desentrañar sus misterios:


Siempre hay alguien sentado ahí,
en el pequeño huerto verde;
incluso cuando el sol está alto
en el cielo despejado del mediodía
y la abeja va zumbando débilmente
de rosa en rosa,
siempre hay alguien sentado en la sombra,
en el pequeño huerto verde.

Sí, y cuando el crepúsculo cae suavemente
en el pequeño huerto verde;
cuando el perlado rocío destila
y cada copa de flor se llena;
cuando el último mirlo dice:
"¡Qué, qué!" y se va.
He oído voces que llaman delicadamente
en el pequeño huerto verde.

No es que tenga miedo de estar ahí,
en el pequeño huerto verde;
porqué, cuando la luna brilla,
derramando su luz solitaria
y las polillas vienen como fantasmas,
y el cornudo caracol abandona su hogar:
me he sentado ahí, susurrando y escuchando
en el pequeño huerto verde.

Sólo que es extraño sentarse ahí,
en el pequeño huerto verde;
ya sea que pintes o dibujes,
caves, martilles, cortes o serruches;
cuando más solo estás,
todo menos el silencio se va...
Alguien está esperando y observando ahí,
en el pequeño huerto verde.


Está sentado, esperando, observando, en el pequeño huerto verde. Pero, ¿quién?

Lo único claro es que el Orador siente una presencia en el huerto, invisible, tranquila, que aguarda. No es simplemente una experiencia aparicional, es decir, cuando sentimos que no estamos solos en un lugar [ver: Sentir «presencias» cuando estás solo]. El Orador percibe algunas características de la entidad, que podría definirse como algo consciente que espera y observa en silencio. De hecho, el Orador no siente miedo, sino que experimenta una sensación de asombro y serenidad.

Walter de la Mare es un maestro capturando misterios cotidianos: sensaciones y emociones que aparecen y desaparecen tan fugazmente que no podríamos asegurar que hayan ocurrido en primer lugar.

El misterio central de El pequeño huerto verde está cerrado a la lógica. Sabemos que es una presencia, que es constante, que observa, que espera, que está sentada a la sombra. Leído fríamente, Walter de la Mare fabrica una atmósfera serena pero inquietante, pero creo que el poeta busca que nos coloquemos en una perspectiva infantil, que volvamos a ser niños por un momento. En este sentido, el poema expresa la naturaleza imaginativa de la infancia, donde las cosas mágicas no son analizadas para desentrañar sus mecanismos internos. La magia, en el huerto de la infancia, se acepta. Simplemente está ahí.

Es agradable pesar que la presencia en el huerto tal vez sea el adulto que regresa en la memoria a los días de su infancia.

Esto explicaría porqué el Orador no siente miedo por la presencia; sin embargo, también dice que oye «voces» [en plural] que «llaman delicadamente». De todos modos, esto tampoco lo asusta ni le impide estar en el huerto. ¿Acaso la presencia es otro tipo de fuerza benévola, como un genius loci? Quizás seamos nosotros, quizás, mientras Walter de la Mare escribía su huerto, percibió la presencia silenciosa, observadora y expectante del lector.

El pequeño huerto verde no necesita estas interpretaciones. Todas son válidas y ninguna es incorrecta. En lo personal, creo que Walter de la Mare está hablando del proceso artístico, o, mejor dicho, de la creatividad, como sinónimo del acto de vivir. No importa realmente cuál sea la actividad, «ya sea que pintes o dibujes, caves, martilles, cortes o serruches; cuando más solo estás, todo menos el silencio se va». Sin embargo, «alguien está esperando y observando ahí, en el pequeño huerto verde».

En efecto, alguien está.

Y quien aguarda, y siempre aguardará, es la muerte.




El pequeño huerto verde.
The Little Green Orchard, Walter de la Mare (1873-1956)

(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)


Siempre hay alguien sentado ahí,
en el pequeño huerto verde;
incluso cuando el sol está alto
en el cielo despejado del mediodía
y la abeja va zumbando débilmente
de rosa en rosa,
siempre hay alguien sentado en la sombra,
en el pequeño huerto verde.

Sí, y cuando el crepúsculo cae suavemente
en el pequeño huerto verde;
cuando el perlado rocío destila
y cada copa de flor se llena;
cuando el último mirlo dice:
"¡Qué, qué!" y se va.
He oído voces que llaman delicadamente
en el pequeño huerto verde.

No es que tenga miedo de estar ahí,
en el pequeño huerto verde;
porqué, cuando la luna brilla,
derramando su luz solitaria
y las polillas vienen como fantasmas,
y el cornudo caracol abandona su hogar:
me he sentado ahí, susurrando y escuchando
en el pequeño huerto verde.

Sólo que es extraño sentarse ahí,
en el pequeño huerto verde;
ya sea que pintes o dibujes,
caves, martilles, cortes o serruches;
cuando más solo estás,
todo menos el silencio se va..
. Alguien está esperando y observando ahí,
en el pequeño huerto verde.


Some one is always sitting there,
In the little green orchard;
Even when the sun is high
In noon's unclouded sky,
And faintly droning goes
The bee from rose to rose,
Some one in shadow is sitting there,
In the little green orchard.

Yes, and when twilight is falling softly
In the little green orchard;
When the grey dew distils
And every flower-cup fills;
When the last blackbird says,
"What - what!" and goes her way - s-sh!
I have heard voices calling softly
In the little green orchard.

Not that I am afraid of being there,
In the little green orchard;
Why, when the moon's been bright,
Shedding her lonesome light,
And moths like ghosties come,
And the horned snail leaves home:
I've sat there, whispering and listening there,
In the little green orchard.

Only it's strange to be feeling there,
In the little green orchard;
Whether you paint or draw,
Dig, hammer, chop, or saw;
When you are most alone,
All but the silence gone...
Some one is waiting and watching there,
In the little green orchard.


Walter de la Mare (1873-1956)


(Traducido al español por Sebastián Beringheli para El Espejo Gótico)




Poemas góticos. I Poemas de Walter de la Mare.


Más literatura gótica:
El análisis, traducción al español y resumen del poema de Walter de la Mare: El pequeño huerto verde (The Little Green Orchard), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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