Draugr y el concepto de no-muerte entre los nórdicos.
El problema con los Draugar es que son estudiados a la luz de la concepción nórdica de la muerte, cuando en realidad debería interesarnos su concepción de la no-muerte.
Para los nórdicos, el concepto de la otra vida era mucho más inmediato que las gloriosas historias escáldicas sobre Valhal. Una vez que el cuerpo se colocaba en la tumba, se creía que se animaba con un poder extraños. El muerto continuaba una especie de post-existencia, no como un espíritu o fantasma, sino como un no-muerto similar en muchos aspectos al nosferatu o vampiro centroeuropeo. Estos seres eran conocidos por muchos nombres. El Haugbui [de haugr, que significa «túmulo»] era un tumulario que vivía [o no-moría] dentro de su montículo. Rara vez se aventuraba lejos de su sepultura, y conforma el tipo de no-muerto que generalmente se encuentra en las Sagas. El Draugr propiamente dicho sí era capaz de salir de su túmulo y merodear en busca de presas.
También conocido como aptrgangr [«el que va después», es decir, el que sigue después de la muerte], el Draugr es el no-muerto itinerante que se encuentra con más frecuencia en las sagas islandesas. Cualquiera que sea el nombre que se use, los muertos vivientes de esta cultura eran un cuerpo físico, el cadáver real de un difunto, y aunque el término «fantasma» puede usarse para describirlo, las connotaciones modernas de un espíritu incorpóreo no se ajustan a estas criaturas sobrenaturales.
El Draugr, entonces, continúa su existencia dentro de los límites de Midgard; es decir, poseían una naturaleza física. Tenían diversas actividades, que iban desde matar personas y ganado al azar a permanecer dentro de sus túmulos protegiendo sus tesoros. El encuentro de un guerrero vikingo con un Draugr solía terminar en una lucha. No era sencillo vencerlos ya que, en lugar de ser decrépitos cadáveres en descomposición, poseían una fuerza sobrehumana.
La mayoría de las investigaciones sobre los Draugar tienden a sacar conclusiones generales basándose en la poesía escáldica, es decir, en la poesía refinada, y no en la fuente primaria, que son las historias y relatos folclóricos. Esto ha llevado a un acuerdo general sobre qué es un Draugr y cómo se comporta, lo cual es una simplificación. Si dejamos la alta poesía y nos centramos en el folclore veremos que Draugar era una palabra utilizada para nombrar a los aparecidos corpóreos en general.
Siempre que hay aparecidos en las leyendas nórdicas hay cuatro términos que se repiten constantemente: draugr, haugbúi, aptrganga y fyrirburðr. Los últimos tres no plantean un desafío etimológico; pueden traducirse como «tumulario», «el que va después» y «visión», respectivamente. El problema surge al discutir el significado y origen del Nórdico Antiguo draugr. Algunos incluso sostienen que la palabra deriva del latín truncus [«tronco» de árbol]; sin embargo, este sentido solo se da en la poesía, donde estos seres no tienen demasiado que ver con apariciones de ultratumba.
Tradicionalmente hay dos formas diferentes de abordar a los Draugar: como aparecidos o, por otro lado, como un kenning para «guerrero». Los expertos parecen estar satisfechos con estos dos significados y los aceptan como independientes. El único problema está relacionado con las etimologías. Así, algunos sostienen que Draugar viene de la misma raíz del alemán moderno traum, «sueño»; otros afirman que está emparentada con el verbo triogan, «engañar». Los más audaces sugieren que Draugr se remonta al indoeuropeo dhreugh, «dañar»; y hay quien ha sospechado una conexión con el Inglés Antiguo draco, «dragón». A pesar de estas disidencias, el statu quo del Draugr es el de un muerto corpóreo. Nadie está seguro de lo que puede significar en la poesía, pero se usa como kenning para «guerrero» y «hombre».
Parece haber varias posibilidades para el significado del Draugr escáldico: podría ser el nombre de un árbol que no está registrado en ninguna otra parte, como dice el Codex Wormianus. Considerar este significado no implica aceptar la improbable asociación de la palabra con la raíz dry, «seco». Por otra parte, Draugr podría significar simplemente «tumulario» o «fantasma», usada en el sentido figurado típico de la dicción escáldica.
Tanto la Voluspá como Snorri sugieren que parte de la naturaleza del ser humano es la de un árbol. En el mito nórdico, una persona viva no es más que un «tronco seco» con las siguientes propiedades o dones otorgados por Odín y otros dioses: qnd, óðr, lá y lito góða [ya hablaremos sobre esto]. Una propiedad de la humanidad es la de ser ask [hombre], que significa «fresno»; o embla [mujer], que significa «vid» [«olmo», para otros]. Ask y Embla son el primer hombre y la primera mujer, y sus nombres evidentemente relacionan a la humanidad con los árboles, del mismo modo que el mito bíblico de Adán relaciona a los seres humanos con el barro, es decir, con un elemento terrenal y maleable. Todo esto nos permite hacer algunas suposiciones sobre los Draugar.
Odín y otros dioses, entonces, les otorgaron al fresno y a la vid/olmo [varón y hembra] el qnd, que algunos traducen como «aliento» o «alma», pero que en realidad está relacionado con la capacidad de hablar. También nos dieron lá [«sangre»], relacionada con la capacidad de sentir; lito góða [apariencia divina] y óðr, «mente». Sin estos atributos seríamos árboles, literal y etimológicamente. En este contexto, el Draugr es realmente un trozo de madera animado, un tronco [es decir, un ser humano], que al momento de morir todavía conservaba su qnd, «aliento». En otras palabras, un Draugr es un «tronco» que ha perdido algunos atributos divinos, no todos.
Siguiendo esta teoría, cada vez que se hace referencia a un Draugr se está describiendo la naturaleza de la criatura [un tronco que ha perdido algunos de sus atributos divinos]. Esto podría deberse al hecho de que se necesitaba una palabra para definir o describir a estos aparecidos en particular, y se eligió la solución descriptiva.
Hay dos tendencias principales con respecto al destino de los muertos: la continuación de la vida en el plano divino [por lejos la más versificada] y la existencia post-mortem dentro del túmulo. La primera está relacionada con las grandes ceremonias de cremación en un barco, indicador del viaje espiritual al otro mundo; y la segunda con la cámara funeraria, provista de ajuares que apuntan a una continuación de la vida dentro del túmulo. De hecho, originalmente la cremación no tenía que ver con honrar a los grandes guerreros y caudillos, sino como una forma de destruir un cadáver potencialmente peligroso. Es decir, no era una práctica funeraria regular, sino una manera elegante de evitar que estos grandes guerreros vikingos regresaran como Draugar.
Como ocurre en muchas culturas antiguas, los poetas recordaban la costumbre, pero no la creencia que la impulsó en primer lugar. Para la era de las Sagas, las viejas tradiciones funerarias habían perdido su significado original. La cremación, entonces, se interpretó como un honor, no como un método profiláctico; y los artículos colocados junto al difunto en el montículo le servían en su vida en el plano divino, no dentro del túmulo, como se pensaba originalmente.
Todos los Draugar son no-muertos, pero no todos los no-muertos son Draugar. Hay muchos muertos que despiertan [o son despertados] y no son Draugar, como podemos ver en El Sueño de Balder (Baldrs Draumar). En estos casos, Odín emplea la nigromancia, y los muertos que son despertados siempre están vinculados con el conocimiento, generalmente de sucesos pasados y futuros. Una instancia parecida es la cabeza de Mimir, que también transmite conocimiento. Los Draugar, en cambio, causan estragos; poseen una fuerza sobrenatural, tienen un aspecto desagradable y, en general, son bastante estúpidos; aunque en algunos casos manifiestan ciertos conocimientos, pero nunca sabiduría.
También existen algunas semejanzas entre los poderes que posee el Draugr y los de las brujas y hechiceros vivos: a veces cambian de forma, controlan el clima, ven el futuro [cercano], etc. Parece como si la personalidad del Draugr fuese una continuidad de las persona que fue en vida. Esto plantea un problema para todos aquellos estudios donde se declara que, para los nórdicos, la vida en el más allá se resumía al Hel o bien a los salones divinos. Los Draugar claramente amplian todo esto a través de su continuación de la vida después de la muerte dentro de Midgard. Podemos abrir casi cualquier libro sobre mitos nórdicos y leer la misma descripción de los diferentes reinos de los muertos y la forma de llegar hasta ellos, y muy poco, casi nada, sobre otras creencias populares que reconocían la posibilidad de la supervivencia física después del entierro. De hecho, la mayoría de estos túmulos contienen maldiciones rúnicas con el objetivo de mantener a los muertos dentro de sus tumbas. Si solo existiese la posibilidad de acceder a los distintos reinos de los muertos, esto no habría sido necesario en primer lugar.
Además, no es caprichoso que las formas convencionales de matar a un Draugr sean quemar el cuerpo y, con menos frecuencia, decapitarlo y colocar su cabeza entre los muslos; algo coincidente con muchas tradiciones de vampiros [ver: Razas de vampiros]
El problema que enfrentan la mayoría de estos libros escritos por expertos [en El Espejo Gótico apenas somos aficionados] es la omisión de que las Sagas se escribieron en la época cristiana; es decir, en una época influenciada por el pensamiento cristiano. En este sentido, los Draugar nos vinculan directamente con la tradición antigua. Sus apariciones siguen ciertos patrones sobre los cuales no se profundiza en sus respectivas historias, lo cual indica que pertenecen a un complejo de motivos bien establecidos en la tradición oral y conocidos por el público; como por ejemplo la descripción estandarizada de estos seres, el hedor que emiten, el combate cuerpo a cuerpo que mantienen con el héroe. Además, cuando hay un diálogo entre el héroe y el Draugr, este último es el que inicia la conversación.
Odín puede despertar a los muertos para interrogarlos, pero los Draugar vuelven a la no-vida por su propia voluntad. Ningún hechicero, sustituto terrenal de Odín, ha despertado a estos cadáveres para ganar conocimiento de ellos. De hecho, los Draugar muchas veces son despertados por personas que irrumpen en sus túmulos. La adquisición de riquezas parece haber sido el objetivo principal de estas operaciones, sin embargo, también podría tratarse de algún tipo de rito de iniciación a la virilidad. J.R.R. Tolkien emplea este motivo cuando los Hobbits quedan atrapados en los Túmulos y egresan cambiados de esa peligrosa exursión [ver: El misterio de los Tumularios]
Existe una clara diferencia entre los Draugar noruegos e islandeses. Los primeros rara vez se encuentran lejos de sus lugares de entierro, mientras que los segundos no parecen conocer limitaciones territoriales. En cualquier caso, todos están relacionados con la facultad del habla y la poesía. Algunos expertos suponen que, antiguamente, se consideraba apropiado que un héroe muriera cantando su canción de la muerte; y que este canto era el pasaporte del a Valhöll, habida cuenta que este canto era, en esencia, un recitado de credenciales como un héroe digno de admisión entre los einherjar, incluso cuando no había muerto en batalla. En este sentido, los Draugar podrían haber sido aquellos héroes que no habían muerto, sino que habían entrado vivos en el túmulo por diversos motivos.
Los nombres de Ask y Embla [fresno y vid/olmo], la primera pareja humana creada, nos dice que la antigua concepción nórdica del mundo, muy anterior a los poemas escáldicos, veía a la humanidad con ciertas características arbóreas. Somos en parte árboles en nuestra naturaleza, así como el barro es nuestra sustancia primaria en las religiones judeocristianas. Odín usó la madera. Jehová usó barro. Odín le insufló qnd [«aliento»] a la madera. Jehová sopló en la nariz de Adán para otorgarle vida.
Casi todas las versiones del mito coinciden en que Ask y Embla, la pareja original, yacían en una playa siendo lítt megandi [«capaces de poco»] y ørlqglausa [«faltos de destino»]. Aparecen tres de los Æsir, y cada uno les hace un regalo: Odín les da «aliento»; Hœnir les da la habilidad de razonar [óð]; y finalmente Lóður otorga el don de sangre [lá] y apariencia divina [lito góða]. En otras versiones la humanidad fue creada por un solo dios, pero todas coinciden en que fue Odín quien nos dio «aliento», que trasciende la vida terrenal, y que por lo tanto podría intepretarse como el elemento más importante para la vida humana.
Ahora bien, tratemos de comprender el concepto nórdico de muerte antes de volver al Draugr. Es interesante notar que en las fuentes donde se hace referencia al acto de morir siempre se lo relaciona con la pérdida del qnd [«aliento»] y lá [«sangre»]; sin embargo nunca se hace referencia a la muerte como perder oð [razón] o lito góða [apariencia divina]. Entonces, tenemos qnd, el regalo de Odín a la humanidad, y lá como las esencias de la vida; pero nunca se mencionan juntos en el acto de morir. Es decir, los que mueren pierden sangre o aliento, pero la forma física y la capacidad de razonar no cambian.
La muerte parece ser un tema más complicado cuando se trata de un conjunto de creencias. Para el cristianismo, la cosa es más simple: el cuerpo muere y el alma es inmortal; pero aquí tenemos un mito antropogónico que tiene, al menos, cinco elementos constituyentes de la vida. Por lo tanto, la pregunta: ¿qué es la muerte?, podría conducir a varias respuestas, una para cada tipo de muerte. Como en el caso de los vampiros, la existencia de un Draugr se justifica por una muerte «anormal». Pero, ¿cuál? ¿Qué sucede con aquellos que pierden su lá, óð y lito góða, pero el qnd permanece en sus cuerpos?
El qnd puede traducirse como «aliento» [en términos de vida y alma], que también está relacionado con la capacidad de hablar, o al menos de producir sonidos guturales, habilidades que los Draugar conservan después de la muerte. Este resulta ser el don del dios de la poesía, Odín, quien, al mismo tiempo, era conocido como Draugadrottinn, «Señor de los Draugar». Esto sugiere que los Draugar, como los protegidos de Odín, pueden conservar su regalo; lo cual tiene sentido porque aquellos que mueren y están destinados a convertirse en Draugr pierden los otros dones que diferencian a un simple árbol de un ser humano.
Los Draugar pierden lito góða [la apariencia divina], ya que en los casos en que hay una descripción física de ellos parecen haber perdido su apariencia humana. Sus cuerpos generalmente están bien conservados, ya que pueden desplazarse y luchar sin problemas, pero resultan repulsivos. De hecho, todos los cadáveres en las sagas que causan repulsión son aquellos que luego se convertirán en Draugar, como si inmediatamente perdiesen ese «algo» que los hacía humanos, y que los muertos «normales» no pierden. La ausencia de ese «algo» siempre provoca repulsión y pánico entre los vivos.
Entonces, los Draugar se vuelven repulsivos debido a la pérdida de la apariencia humana [hecha a imagen de la divina] después de la muerte. Cuando se trata de preservar o perder lá [sangre], cada vez que se decapita a un Draugr las sagas no dan la imagen de una escena sangrienta, como suele ocurrir en las peleas regulares. De hecho, en las sagas no hay ni una sola descripción de un Draugr sangrante, como si el público ya supiera que estos seres no sangran, de modo tal que no era necesario desarrollarlo en detalle. Sin embargo, la ausencia de evidencia no implica necesariamente la evidencia de ausencia; porque el público también sabía que los humanos normales sangran, y mucho, cuando son decapitados, y los poetas no ahorraban detalles sobre esto.
Analicemos la siguiente escena de la saga de Ljósvetninga del siglo XXI: Guðmundr muere mientras está sentado a la mesa, pero continúa moviéndose por un tiempo, de hecho el único síntoma de su muerte es su incapacidad para sentir calor. La sugerencia aquí es que Guðmundr ha perdido su lá [sangre] y por lo tanto no puede calentar su cuerpo.
Cuando se trata de óðr [razón, mente, ingenio], los Draugar no parecen conservarlo. La pérdida de la mente, la razón, se puede percibir a través del hecho de que, aunque la mayoría de los Draugar ya eran alborotadores en vida, como no-muertos parecen ser más difíciles de tratar. Curiosamente, esta incapacidad de razonar parece reflejarse no solo en un cambio en su psique, sino también en su mayor fuerza, tal vez debida a la ira que no encuentra barreras de contención a través del razonamiento. Los Draugar siempre se vuelven más malvados e incapaces de habitar en paz con la humanidad. Su comportamiento es «anormal», son irracionalmente violentos e incapaces de reconocer u honrar a los parientes o los votos que han tomado en vida.
A la luz de todo esto podríamos concluir que los Draugar son criaturas cuya existencia es posible gracias la conservación de dos de los cinco componentes originales de la vida humana: la materia prima [el tronco del árbol, el cuerpo] y su qnd, el obsequio del Draugardrottinn [Odín]. En Hávamál, Odín afirma que tiene el poder de hacer que los muertos se muevan y hablen. Tiene esta habilidad porque puede conferirles todo lo que un cadáver necesita para hablar y caminar, y este podría ser el «aliento», que está en sus manos para dar libremente; no como el resto de los atributos, que pertenecen a otros dioses. Si este es el caso, y era la creencia de que qnd otorgaba la capacidad de caminar y hablar, entonces no sorprende que estas sean las únicas funciones vitales que tienen los Draugar.
Si esto es correcto, los Draugar han perdido los dos regalos de Lóðurr: lá y lito góða, así como óðr, el regalo de Hœnir. Lá puede perderse por falta de sensibilidad, falta de sangrado o simplemente por el mero hecho de morir, lo que priva a un cadáver de la capacidad de vivir. Carecen de lito góða ya que los Draugar son horribles a la vista y también pierden su apariencia humana [por lo tanto, también pierden la apariencia divina]. Al perder el óðr pierden también su capacidad de comportarse como humanos, evidente en sus actos irracionales y violentos. Entonces, el Draugr parece ser este tronco de árbol original que, después de morir, conserva solo el don Odín, con la consecuente habilidad de moverse, hablar y, en algunos casos excepcionales, recitar poesía. Son, en definitiva, una versión intermedia entre Ask y Embla, solo con un alma, un soplo, un qnd. Esto podría explicar por qué sus cuerpos no se descomponen.
Los Draugar no suelen mantener la estatura que tuvieron en vida. Tienden a crecer hasta alcanzar un tamaño enorme. Uno podría pensar que esto tiene que ver con la observación temprana de los cadáveres que se hinchan debido a los gases liberados por la descomposición, sin embargo, no parece ser el caso porque el cuerpo del Draugr era enormemente pesado y, a menudo, se lo describía como incorrupto, incluso muchos años después de la muerte. «Hinchado hasta el tamaño de un buey», dice Thorolf en la Saga Eyrbyggja. El cuerpo de este Draugr solo pudo levantarse entre varios hombres utilizando palancas. Del mismo modo, Grendel, en Beowulf, es mara thonne aenig man odther [«más grande que cualquier otro hombre»] y posee una fuerza capaz de llevarse a quince hombres a su guarida. Grendel también exhibe las propensiones vampíricas de los Draugar. [ver: Grendel y la misteriosa raza de los «Eotens»]
No es casual que Grendel pertenezca a la raza de los «Eotens», cuyo nombre Tolkien adaptó para los Ents. Sí, árboles [fuertes, parlantes] por todas partes [ver: ¿Qué pasó con las Ent Mujeres?]
La morada de Grendel también puede estar relacionada con el túmulo del Draugr. A menudo se decía que las guaridas de los Draugar estaban ubicadas debajo de una piedra o peñasco, y el cubil de Grendel se encuentra debajo de un harne stan [«piedra gris»]. Más aún, la literatura inglesa antigua vincula a los dragones con los túmulos; de hecho, para los poetas anglosajones había pocas dudas de que un túmulo funerario que contenía un tesoro era la «colina del dragón». En Beowulf, la guarida del dragón se describe muchas veces como beorh, «túmulo». Como el túmulo de Beowulf, los howes de muchos Draugar estaban construidos sobre promontorios cerca del mar.
Los ataques de Grendel están motivados por la misma fuerza que impulsa al Draugr: la envidia de los vivos. Grendel tiene «hambre» de las cosas de la vida, y este se expresa en su salvaje festín con los hombres de Hrothgar. La misma etimología del nombre de Grendel alude a la capacidad de triturar de los molinos, un nombre bastante apropiado para un Draugr, que eran conocidos por aplastar a sus víctimas. Entonces, Grendel se venga de los vivos destruyendo lo que no puede tener; y como el Draugr, es una criatura de la noche, un deogol daedhata deorcum nihtum; alguien que «comete actos odiosos en la noche»; un scridthan sceadugenga, «el que se desliza en la sombra». A su llegada a Heorot para la batalla final, Grendel anuncia su presencia con un único golpe en la puerta, que las sagas islandesas interpretaban como la señal de un fantasma que buscaba entrar.
Finalmente, los métodos usados para vencer a Grendel son los que se usan para derrotar a los Draugar. Beowulf, que no era anglosajón, sino gauta [sur de Suecia], sabe que el acero no servirá de nada hasta que haya luchado adecuadamente con el monstruo. Cuando los dos se encuentran en combate, están igualados: Beowulf puede dañar a su enemigo [le arranca un brazo con sus propias manos], pero no puede evitar que Grendel huya antes de morir. Al final, no es el poderoso agarre de Beowulf lo que asegura que la amenaza de Grendel termine. El monstruo ha vuelto a su guarida para morir, pero Beowulf sigue el rastro de sangre, entra en el túmulo y decapita a Grendel. Recién entonces, cuando el Drau... quiero decir, el Eoten, Grendel, es decapitado, deja de ser una amenaza para el reino de Hrothgar.
Mitología. I Mitología nórdica.
Más literatura gótica:
Cuando se trata de óðr [razón, mente, ingenio], los Draugar no parecen conservarlo. La pérdida de la mente, la razón, se puede percibir a través del hecho de que, aunque la mayoría de los Draugar ya eran alborotadores en vida, como no-muertos parecen ser más difíciles de tratar. Curiosamente, esta incapacidad de razonar parece reflejarse no solo en un cambio en su psique, sino también en su mayor fuerza, tal vez debida a la ira que no encuentra barreras de contención a través del razonamiento. Los Draugar siempre se vuelven más malvados e incapaces de habitar en paz con la humanidad. Su comportamiento es «anormal», son irracionalmente violentos e incapaces de reconocer u honrar a los parientes o los votos que han tomado en vida.
A la luz de todo esto podríamos concluir que los Draugar son criaturas cuya existencia es posible gracias la conservación de dos de los cinco componentes originales de la vida humana: la materia prima [el tronco del árbol, el cuerpo] y su qnd, el obsequio del Draugardrottinn [Odín]. En Hávamál, Odín afirma que tiene el poder de hacer que los muertos se muevan y hablen. Tiene esta habilidad porque puede conferirles todo lo que un cadáver necesita para hablar y caminar, y este podría ser el «aliento», que está en sus manos para dar libremente; no como el resto de los atributos, que pertenecen a otros dioses. Si este es el caso, y era la creencia de que qnd otorgaba la capacidad de caminar y hablar, entonces no sorprende que estas sean las únicas funciones vitales que tienen los Draugar.
Si esto es correcto, los Draugar han perdido los dos regalos de Lóðurr: lá y lito góða, así como óðr, el regalo de Hœnir. Lá puede perderse por falta de sensibilidad, falta de sangrado o simplemente por el mero hecho de morir, lo que priva a un cadáver de la capacidad de vivir. Carecen de lito góða ya que los Draugar son horribles a la vista y también pierden su apariencia humana [por lo tanto, también pierden la apariencia divina]. Al perder el óðr pierden también su capacidad de comportarse como humanos, evidente en sus actos irracionales y violentos. Entonces, el Draugr parece ser este tronco de árbol original que, después de morir, conserva solo el don Odín, con la consecuente habilidad de moverse, hablar y, en algunos casos excepcionales, recitar poesía. Son, en definitiva, una versión intermedia entre Ask y Embla, solo con un alma, un soplo, un qnd. Esto podría explicar por qué sus cuerpos no se descomponen.
Los Draugar no suelen mantener la estatura que tuvieron en vida. Tienden a crecer hasta alcanzar un tamaño enorme. Uno podría pensar que esto tiene que ver con la observación temprana de los cadáveres que se hinchan debido a los gases liberados por la descomposición, sin embargo, no parece ser el caso porque el cuerpo del Draugr era enormemente pesado y, a menudo, se lo describía como incorrupto, incluso muchos años después de la muerte. «Hinchado hasta el tamaño de un buey», dice Thorolf en la Saga Eyrbyggja. El cuerpo de este Draugr solo pudo levantarse entre varios hombres utilizando palancas. Del mismo modo, Grendel, en Beowulf, es mara thonne aenig man odther [«más grande que cualquier otro hombre»] y posee una fuerza capaz de llevarse a quince hombres a su guarida. Grendel también exhibe las propensiones vampíricas de los Draugar. [ver: Grendel y la misteriosa raza de los «Eotens»]
No es casual que Grendel pertenezca a la raza de los «Eotens», cuyo nombre Tolkien adaptó para los Ents. Sí, árboles [fuertes, parlantes] por todas partes [ver: ¿Qué pasó con las Ent Mujeres?]
La morada de Grendel también puede estar relacionada con el túmulo del Draugr. A menudo se decía que las guaridas de los Draugar estaban ubicadas debajo de una piedra o peñasco, y el cubil de Grendel se encuentra debajo de un harne stan [«piedra gris»]. Más aún, la literatura inglesa antigua vincula a los dragones con los túmulos; de hecho, para los poetas anglosajones había pocas dudas de que un túmulo funerario que contenía un tesoro era la «colina del dragón». En Beowulf, la guarida del dragón se describe muchas veces como beorh, «túmulo». Como el túmulo de Beowulf, los howes de muchos Draugar estaban construidos sobre promontorios cerca del mar.
Los ataques de Grendel están motivados por la misma fuerza que impulsa al Draugr: la envidia de los vivos. Grendel tiene «hambre» de las cosas de la vida, y este se expresa en su salvaje festín con los hombres de Hrothgar. La misma etimología del nombre de Grendel alude a la capacidad de triturar de los molinos, un nombre bastante apropiado para un Draugr, que eran conocidos por aplastar a sus víctimas. Entonces, Grendel se venga de los vivos destruyendo lo que no puede tener; y como el Draugr, es una criatura de la noche, un deogol daedhata deorcum nihtum; alguien que «comete actos odiosos en la noche»; un scridthan sceadugenga, «el que se desliza en la sombra». A su llegada a Heorot para la batalla final, Grendel anuncia su presencia con un único golpe en la puerta, que las sagas islandesas interpretaban como la señal de un fantasma que buscaba entrar.
Finalmente, los métodos usados para vencer a Grendel son los que se usan para derrotar a los Draugar. Beowulf, que no era anglosajón, sino gauta [sur de Suecia], sabe que el acero no servirá de nada hasta que haya luchado adecuadamente con el monstruo. Cuando los dos se encuentran en combate, están igualados: Beowulf puede dañar a su enemigo [le arranca un brazo con sus propias manos], pero no puede evitar que Grendel huya antes de morir. Al final, no es el poderoso agarre de Beowulf lo que asegura que la amenaza de Grendel termine. El monstruo ha vuelto a su guarida para morir, pero Beowulf sigue el rastro de sangre, entra en el túmulo y decapita a Grendel. Recién entonces, cuando el Drau... quiero decir, el Eoten, Grendel, es decapitado, deja de ser una amenaza para el reino de Hrothgar.
Mitología. I Mitología nórdica.
Más literatura gótica:
- Hyldemoer: el espíritu guardián de los árboles.
- La verdadera muerte de Odín.
- La derrota de los dioses paganos.
- El Pueblo del Musgo: los espíritus del bosque.
1 comentarios:
La mejor hibridación entre vampiro y zombi, por supuesto aparte del Jiang Shi.
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