El Pueblo del Musgo: los espíritus del bosque


El Pueblo del Musgo: los espíritus del bosque.




El Pueblo del Musgo —o Gente del Musgo— (Moosleute, en alemán) forma parte de una categoría sumamente peculiar dentro de la mitología nórdica. No son elfos, enanos, trolls, ni hadas, sino más bien un pueblo extremadamente discreto, con poco trato con los humanos, que vive en una íntima relación con los árboles y el bosque.

Físicamente, el Pueblo del Musgo puede ser confundido con los Enanos. Después de todo, son bajos, macizos, hirsutos, pero de aspecto más grisáceo, como la corteza de los árboles, y su piel generalmente está recubierta por una gruesa capa de musgo.

Los hermanos Grimm sostienen que, en épocas remotas, el Pueblo del Musgo y los seres humanos mantenían una relación cordial, aunque tensa, que se rompió definitivamente durante la Edad Media, cuando las poblaciones comenzaron a extenderse más y más sobre los terrenos de los grandes bosques. Esto despertó el rencor del Pueblo del Musgo, cuya ocupación es el pastoreo de árboles.

En efecto, la única ocupación entre el Pueblo del Musgo es la de pastor de árboles —J.R.R. Tolkien, quizás, pudo inspirarse en este oficio como característica principal de los Ents—, pero no de cualquier árbol, sino de los árboles más viejos, los más memoriosos, aquellos que aun recuerdan el pasado de la tierra, antes de que los seres mágicos abandonaran nuestro plano de existencia.

Desde aquella ruptura entre los humanos y el Pueblo del Musgo las cosas se tornaron cada vez más inquietantes. Como muestra de ese recelo, Jacob Grimm deduce que la palabra gótica Skōhsl, empleada para traducir «demonio», en la Biblia Gótica, está relacionada con el nórdico Skōgr, y con Sceaga, en Inglés Antiguo. Todas estas palabras significan «bosque», pero en términos de los bosques del Pueblo del Musgo, es decir, de aquellos árboles que forman parte del rebaño de estos seres.

El Pueblo del Musgo también posee algunos registros históricos interesantes. Por ejemplo, una de las primeras descripciones de esta raza fue hecha por el historiador romano Jordanes, en el siglo VI, quien menciona un pueblo de los bosques cuya piel está recubierta de musgo. Incluso en épocas más tardías, como el siglo XI, el obispo Burchard de Worms reconoció la presencia de estos seres, y recomendó a los humanos mantenerse lejos de sus territorios.

Los hermanos Grimm aventuran la posibilidad de que el Pueblo del Musgo haya entrado en un estado de deterioro a mediados del siglo X. En ésta época comenzaron a circular leyendas que hablan del Pueblo del Musgo acercándose a las poblaciones humanas para pedir leche materna para alimentar a sus crías.

Al igual que los Ents de Tolkien, el Pueblo del Musgo parece haber sufrido el abandono de sus hembras —las Holzfräulein, «damas de madera»; o Moosfräulein, «damas de musgo»—, o su muerte. No obstante, al contrario de los Ents de la Tierra Media, que básicamente se lamentaban de la desaparición de sus mujeres sin hacer demasiado al respecto, el Pueblo del Musgo, comenzó tramitar una nueva camada de crías con mujeres humanas, algo que en la mitología se conoce como Changelings.

El decaimiento del Pueblo del Musgo se debe, según los hermanos Grimm, al hecho de que estos seres estaban unidos al destino de ciertos árboles. La desaparición de éstos redujo el número del Pueblo del Musgo considerablemente, a tal punto que solo sobrevivió apenas un puñado de ellos, ya viejos, maltrechos, y sumamente hostiles con los humanos.

Estos últimos miembros del Pueblo del Musgo habitan en lo profundo de los bosques del norte, en árboles añosos, retorcidos, que extienden sus brazos raquíticos como viejos esqueletos de madera. Allí, se dice, aguardan el regreso de las hembras, las Moosfräulein, capaces de revitalizar esa savia reseca, de endurecer las ramas flácidas, y darle a este pueblo sufrido una nueva oportunidad.




Mitología. I Seres fantásticos de la mitología.


Más literatura gótica:
El artículo: El Pueblo del Musgo: los espíritus del bosque fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

2 comentarios:

Ciruela dijo...

Muchas gracias por esta increíble entrada.

Kumiko dijo...

Hola. Estaba abrazando un árbol y de repente un ser me tocó el hombro, yo estaba sola, era un ser como decirte humanoide pero su Biel era trasparente y se veían hojas de árbol através de el, es como si hicieras gelatina transparente y le colocaras hojas de árbol. Sabes quiénes son?



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Poema de Charlotte Mew.
Relato de Walter de la Mare.
Mitología.


Poema de Emily Dickinson.
Relato de Vincent O'Sullivan.
Taller gótico.