C.L. Moore: la reina de la ciencia ficción.


C.L. Moore: la reina de la ciencia ficción.




Catherine Lucille Moore (1911-1987) -más conocida como C.L. Moore— fue posiblemente una de las escritoras norteamericanas de ciencia ficción más interesantes de la era del pulp. En cierta forma, su presencia en distintas revistas le abrió las puertas a numerosas autoras del género, hasta entonces relegadas a un segundo plano.

C.L. Moore nació el 24 de enero de 1911 en Indianapolis, Indiana. Pasó gran parte de su infancia postrada, lo cual la llevó a convertirse en una lectora voraz. Sus temas favoritos estaban relacionados con el relato fantástico. Con algunos años encima pero con los mismos tormentos físicos de la infancia, Catherine L. Moore abandonó la universidad estatal, un sitio que consideraba hostil con su proyecto de convertirse en escritora.

A mediados de los años '30, cuando la Gran Depresión poco a poco dejaba paso a la esperanza, C.L. Moore comenzó a participar significativamente en distintas revistas pulp, en especial en Weird Tales. Una de sus creaciones con mejores críticas fue el ciclo de Northwest Smith, un aventurero espacial que vagabundeaba por el sistema solar siempre dispuesto a resolver entuertos.

En este ciclo podemos encontrar cuentos como: Shambleau (Shambleau), Sed negra (Black Thirst), Sueño escarlata (Scarlet Dream), El polvo de los dioses (Dust of Gods), Julhi (Julhi), El frío dios gris (The Cold Gray God), Yvala (Yvala), Paraíso perdido (Lost Paradise), El árbol de la vida (The Tree of Life), Ninfa de la oscuridad (Nymph of Darkness), La búsqueda de la Piedra Estelar (Quest of the Starstone), La mujer lobo (Werewoman), Canción en clave menor (Song in a Minor Key), entre otros.

Otra de las grandes creaciones de Catherine L. Moore fue Jirel of Joiry, tal vez la primera protagonista femenina en relatos de espada y hechicería [Sword-and-Sorcery], un subgénero del cuento fantástico que hasta entonces estaba fuertemente asociado a lo masculino.

Los relatos que integran esta serie son: El beso del dios negro (Black God's Kiss), La sombra del dios negro (Black God's Shadow), Jirel se encuentra con la magia (Jirel Meets Magic), La tierra tenebrosa (The Dark Land), y La guarda infernal (Hellsgarde).

En 1933 Catherine L. Moore logró vender su primer relato a Weird Tales. Se tituló Shambleau (Shambleau). Su protagonista es Northwest Smith , claramente un personaje de ciencia ficción, pero que a pesar de su estirpe suele integrar algunos catálgos de la literatura vampírica. Por él cobró exáctamente cien dólares.

Paulatinamente sus cuentos fueron ganando admiradores. En octubre de 1934 publicó El beso del dios negro (Black God's Kiss), protagonizado por Jirel de Joiry. Farnsworth Wright, que por entonces era editor de Weird Tales, un hombre astuto que no era precisamente proclive al elogio, lo subtituló: «la historia más extraña jamás contada» [the weirdest story ever told]; algo curioso si tomamos en cuenta que por aquella época la narrativa de C.L. Moore era inusualmente sentimental para este tipo de obras.

Su nombre comenzó a sonar fuerte en el ambiente pulp, en realidad, sus iniciales. Normalmente firmaba sus obras como C.L.M o bien como C.L. Moore; y no por decisión profesional, sino por un asunto de género. Al parecer, los editores de las revistas pulp creían firmemente que un nombre femenino no era lo que buscaban los lectores, de modo que a todas sus autoras las rebautizaban para dar a entender que eran hombres.

Curiosamente, esta polémica decisión editorial condujo a Catherine L. Moore a conocer al hombre de su vida. En 1936, totalmente impresionado por la calidad narrativa de Catherine L. Moore, el escritor Henry Kuttner —miembro del Circulo de Lovecraft— le escribió una carta elogiosa sin sospechar que de hecho estaba dirigiéndose a una dama. El intercambio de cartas fue fluido, y al informarse de la naturaleza femenina de su interlocutora el desorientado Henry Kuttner pronto se enamoró perdidamente de ella [ver: Henry Kuttner y C.L. Moore: amor en tiempos de Lovecraft]

Contrajeron matrimonio en 1940. Desde entonces comenzaron a escribir en colaboración utilizando distintos seudónimos: C.H. Liddell, Lawrence O'Donnell y Lewis Padgett, entre otros.

La relación fue prolífica en todos los sentidos. Se amaron y amaban escribir juntos, lo cual no era nada sencillo si tenemos en cuenta que aquel ejercicio requería combinar el estilo cerebral de Henry Kuttner con la «emocionalidad cósmica» de Catherine L. Moore.

El resultado no pudo ser más asombroso. Entre ambos escribieron uno de los cuentos fantásticos más notables de la década, como Fingida era la arboleda (Mimsy Were the Borogoves), donde un extraño juguete del futuro llega a manos de Alice Liddel, aquella niña victoriana que inspiró a Lewis Carroll para su Alicia en el País de las Maravillas (Alice in Wonderland).

Entre sus relatos en colaboración caben destacar: Temporada de vendimia (Vintage Season); La búsqueda de la piedra estelar (Quest of the Starstone); La última ciudadela de la Tierra (Earth's Last Citadel); La máscara de Circe (The Mask of Circe); No hay límites (No Boundaries); Choque nocturno (Clash by Night); El robot vanidoso (The Proud Robot); El armario del tiempo (The Time Locker); Gallegher Plus (Gallegher Plus); El Twonky (The Twonky); El mundo es mío (The World Is Mine); Lo que necesita (What You Need); Ex Machina (Ex Machina); Absalom (Absalom); Adiós, profesor (Exit the Professor); Cesión de beneficios (Endowment Policy); El diablo que conocemos (The Devil We Know); El patrón de hierro (The Iron Standard); Hubo una vez un Gnomo (A Gnome There Was); La máquina ambidiestra (Two-Handed Engine); Ninguna mujer nacida (No Woman Born); Paraíso perdido (Lost Paradise); De lo contrario (Or Else); Androide (Android); Baby Face (Baby Face); Camuflaje (Camouflage); Comprobante de lluvias (Rain Check); Cuando el arco se quiebra (When the Bough Breaks); Deadlock (Deadlock); Debemos regresar (We Shall Come Back); El ángel oscuro (The Dark Angel); El cielo está cayendo (The Sky Is Falling); El hijo del gaitero (The Piper's Son); El hogar es el cazador (Home Is the Hunter); El león y el unicornio (The Lion and the Unicorn); El prisionero en la calavera (The Prisoner in the Skull); Ésta es la casa (This Is the House); Final del sueño (Dream's End); Final feliz (Happy Ending); Humpty Dumpty (Humpty Dumpty); La cura (The Cure); La hora de los niños (The Children's Hour); La odisea de Yiggar Throlg (The Odyssey of Yiggar Throlg); La rocola (Juke-Box); Las pequeñas cosas (The Little Things); Las piezas de las hadas (The Fairy Chessmen); Línea hacia mañana (Line to Tomorrow); Llámalo demonio (Call Him Demon); Llévame a casa (Carry Me Home); Los visitantes (The Visitors); Nos vemos luego (See You Later); Manzana dorada (Golden Apple); Margen de error (Margin for Error); Mendigos de terciopelo (Beggars in Velvet); Nada más que pan de jengibre (Nothing But Gingerbread Left); Nosotros matamos gente (We Kill People); Ojo privado (Private Eye); Piloto de broma (Jesting Pilot); Proyecto (Project); Rito de iniciación (Rite of Passage); Secreto abierto (Open Secret); Shock (Shock); Tiempo suficiente (Time Enough); Todo es ilusión (All Is Illusion); Tres ratones ciegos (Three Blind Mice); Una conjetura salvaje (A Wild Surmise); y Por poco (Near Miss).

Los cuentos de Catherine L. Moore se abrieron paso hacia otras publicaciones, por ejemplo, la revista Astounding Science Fiction. A comienzos de la década del '40 estas historias fueron recopiladas en la primera antología de C.L. Moore, llamada: La noche del juicio (Judgment Night). De aquellos relatos cabe destacar una pequeña joya: Ninguna mujer nacida (No Woman Born), de 1944.

Entre sus relatos más destacados hay que mencionar una visión inquietante sobre un autárquico imperio galáctico en El código (The Code); un homenaje al Fausto de Goethe y acaso a la filosofía del horror de Lovecraft; en La tierra prometida (Promised Land); una conjetura sobre la necesidad humana de expandirse hacia nuevos territorios en Heredero forzoso (Heir Apparent); y una recapitulación sobre la brutalidad del oeste norteamericano pero en un contexto espacial en Calle Paraíso (Paradise Street).

Tras la muerte de Henry Kuttner en 1958, C.L. Moore fue abandonando paulatinamente la ficción. Al parecer, sin el bueno de Kuttner las atribuladas aventuras espaciales ya no eran lo mismo. Su capitulación definitiva como escritora coincide con su segundo y último matrimonio en 1963.

C.L. Moore falleció el 4 de abril de 1987 en su casa de Hollywood, California, tras una dura lucha conta el Alzheimer. Si bien había transcurrido un cuarto de siglo desde su último cuento publicado, su nombre integró el Salón de la Fama de la Ciencia Ficción, y se convirtió en un refugio inevitable para todos los amantes del género.



Relatos de ciencia ficción. I Relatos de Catherine L. Moore.


El artículo: C.L. Moore: la reina de la ciencia ficción pulp fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Sebastián por esta reseña. A eso llamo yo perseverancia. Tanto tiempo y todavía nos vemos bro! Saludos!
juan.



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