August Derleth: el creador de los Mitos de Cthulhu


August Derleth: el creador de los Mitos de Cthulhu.




Cuando H.P. Lovecraft murió en 1937, sus lectores de Weird Tales respondieron con profundo dolor, que se manifestó en cientos de cartas que llegaron a la redacción de la revista. Esa tristeza, sin embargo, no tuvo correspondencia con un renacimiento de la ficción lovecraftiana. Muchos autores amigos de Lovecraft abandonaron las referencias a sus obras; las páginas del Necronomicón dejaron de citarse, incluso uno de sus amigos más entrañables, Clark Ashton Smith, dejó de escribir por completo durante un tiempo (ver: Clark Ashton Smith en los Mitos de Cthulhu)

Después de un par de años de incertidumbre, August Derleth y Donald Wandrei fundaron la editorial Arkham House. Su primera producción marcaría de algún modo las intenciones del proyecto: El Extraño y otros (The Outsider and Others), la primera antología de cuentos de Lovecraft.

El legado de August Derleth es notable, así como su impacto en los Mitos de Cthulhu. Después de todo, Arkham House fue un proyecto en el que invirtió una gran cantidad de tiempo y dinero, además de un esfuerzo considerable. A lo largo de las décadas, cuando las revistas pulp redujeron dramáticamente sus ventas, Arkham House reimprimió las obras de la era dorada; no solo las de Lovecraft, sino que también llamaron la atención del público sobre nuevos autores, como Ray Bradbury (ver: El Círculo de Lovecraft y la aristocracia de «Weird Tales»)

No obstante sus primeros aciertos, August Derleth se transformó en una figura controvertida entre los fanáticos Lovecraft, en particular debido a sus polémicas interpretaciones de los Mitos de Cthulhu

Para August Derleth, los Mitos de Cthulhu son una especie de guerra cósmica entre los Dioses Mayores y los Antiguos (ver: La tecnología de los Antiguos). Esto contradice claramente la opinión de Lovecraft, que prescinde de una mitología coherente, y menos aun de una cosmogonía maniquea (ver: Cronología de los Mitos de Cthulhu). De hecho, el término Mitos de Cthulhu no hubiese sido aprobado por Lovecraft, quien a menudo animaba a otros escritores a colaborar con su multiverso, pero al mismo tiempo mantenía sus conceptos dentro del cauce que él consideraba apropiado. Lo cierto es que la lucha entre el Bien y el Mal que plantea August Derleth le hubiese parecido detestable.

Esta lectura solo prosperó tras la muerte del maestro de Providence. August Derleth, sin embargo, defendió la postura de una mitología lovecraftiana coherente, y lo hizo a partir de una carta que Lovecraft le habría enviado a uno de sus corresponsales, Harold Farnese, en la cual puede leerse lo siguiente:


Todas mis historias, por inconexas que estén, se basan en la tradición o leyenda fundamental de que este mundo estuvo habitado por otras razas que, al practicar la magia negra, perdieron sus privilegios y fueron expulsadas, pero que viven en el exterior, siempre listas para tomar posesión de esta tierra de nuevo.


Algunos cuestionan la autenticidad de esta afirmación, y lo cierto es que no suena a Lovecraft, para nada, sobre todo porque contradice un sinnúmero de otras cartas donde sostiene exactamente lo contrario (ver: La filosofía lovecraftiana detrás de los Mitos de Cthulhu).

Más allá de esto, August Derleth siempre intentó de algún modo ajustar las historias de Lovecraft dentro de una cosmogonía maniquea. Uno de sus intentos más esforzados es La guarida del engentro estelar (Lair of the Star-Spawn), escrito en colaboración con Mark Schorer, donde agrega algunos elementos nuevos al panteón, como los Lloigor, y además genera una polaridad entre los Primigenios y los Antiguos (ver: Lovecraft y el culto secreto de los Antiguos). Lovecraft, como de costumbre, felicitó el trabajo, pero no incorporó esas modificaciones en su propia obra. Apenas utilizó la creación más discreta del cuento de Derleth y Schorer: los Tcho-Tcho.

Si Lovecraft quiso que esto fuera una crítica moderada de la reinterpretación de August Derleth de su visión, no funcionó.

August Derleth siguió impulsando su mirada; a pesar de que la ficción y las cartas de Lovecraft, con las que estaba íntimamente familiarizado, incluían pocos signos de una guerra cósmica y muchos pasajes que indicaban que el indiferentismo era su marco elegido para los cuentos (ver: Cosmicismo: la filosofía del Horror Cósmico). El propio Clark Ashton Smith criticó abiertamente el curso que estaba tomando la visión de Lovecraft, pero August Derleth decidió no volver a evaluar sus conclusiones iniciales.

La otra innovación de August Derleth que tuvo un impacto crucial en los Mitos de Cthulhu, y que seguramente habría espantado a Lovecraft, es la Teoría Elemental.

August Derleth asoció a algunos Antiguos con los cuatro elementos tradicionales: fuego, aire, tierra y agua. Algunos eruditos ni siquiera le dan el mérito de ser el creador de esta innovación poco feliz, y atribuyen su génesis a Francis T. Laney, cuyo ensayo: La mitología Cthulhu: un glosario (The Cthulhu Mythology: A Glossary) —plagado de errores e interpretaciones caprichosas—, fue publicado por Arkham House en Más allá del muro del sueño (Beyond the Wall of Sleep, 1943), siendo el primer intento de elaborar una guía de los Mitos de Cthulhu.

No obstante, August Derleth ya estaba usando la Teoría Elemental en relatos como: La cosa que caminaba en el viento (The Thing That Walked on the Wind) mucho antes de que Francis T. Laney publicara su artículo. Dentro de este sistema, algunos seres, como Cthulhu y Dagón, se definieron como elementales del agua (ver: ¡Dagón es Cthulhu!), siendo elementales de la tierra buena parte del resto. August Derleth decidió remediar este «desequilibrio» macrocósmico creando o reasignando Antiguos tanto al fuego (Cthugha) como al aire (Ithaqua)

Si bien estos son los cambios más recordados de August Derleth, y también los más criticados, tal vez la innovación más perdurable fue el concepto de los Mitos de Cthulhu en sí.

Su razonamiento detrás del título sigue siendo un misterio. Cthulhu apareció con cierta regularidad en las historias de Lovecraft después de La llamada de Cthulhu (The Call of Cthulhu), pero no es la entidad más importante ni la más mencionada en la obra del maestro de Providence (ver: ¿La palabra «CTHULHU» es un código secreto?). Parece que, originalmente, Derleth pensó en llamar Mitos de Hastur al ciclo lovecraftiano, lo cual hubiese sido un desacierto mayúsculo, habida cuenta que Hastur ni siquiera es una creación de Lovecraft (ver: Hastur: el dios de los Mitos de Cthulhu anterior a H.P. Lovecraft).

Aún así, La llamada de Cthulhu terminó siendo la base de la organización de August Derleth, una elección que tiene que ver más con sus simpatías personales que con cualquier otra cosa. En general, August Derleth tiende a enfatizar el material de algunos cuentos de Lovecraft por encima de otros, como La llamada de Cthulhu, La sombra sobre Innsmouth (The Shadow Over Innsmouth), y especialmente El horror de Dunwich (The Dunwich Horror), elecciones que de algún modo afectaron la forma en la que los futuros autores abordaron los Mitos de Cthulhu.

Cuando August Derleth creó los Mitos de Cthulhu, creó por definición otra categoría: el Relato de los Mitos de Cthulhu.

El relato de los Mitos es, en definitiva, una historia que incluye a estos seres interdimensionales, libros prohibidos y lugares imaginarios del multiverso lovecraftiano. Si bien Lovecraft se refirió una vez a su Ciclo de Arkham, es poco probable que pensara categorizar sus historias del modo en que lo hizo August Derleth. No se puede decir que los cuentos de Lovecraft originales tengan un escenario, trama o tono en común. Las conexiones entre esas historias son a menudo tenues y no se pueden discernir fácilmente. Aún así, August Derleth tenía su corpus canónico, y se encargó de agregarle una serie de historias, más o menos forzadas, para dar la sensación de un contexto coherente.

Esto fue una mala decisión, sobre todo porque August Derleth era un escritor interesante que podría haber proporcionado una nueva mirada sobre los mismos temas que trataba Lovecraft. En cambio, se dedicó a escribir y publicar una serie de motivos recurrentes: escenarios de Nueva Inglaterra, bibliotecas repletas de libros prohibidos, profesores que vociferaban tradiciones codificadas, y relato tras relato la historia de una de venganza ancestral y nigromantes resucitados.

Lamentablemente, muchos tomaron estas historias como el epítome de los Mitos de Cthulhu. De hecho, se siguen escribiendo cuentos como estos en la actualidad; algunos son bastante buenos, pero la mayoría no pasa de ser un homenaje más o menos predecible.

Ahora bien, para que los Mitos de Derleth se aceptaran había que pasar por alto gran parte de lo que el propio Lovecraft afirmó. Arkham House le dio a August Derleth un foro para defender sus puntos de vista a través de presentaciones, ensayos y artículos, sin mencionar la publicación de sus relatos y los de otros autores que compartían su interpretación. Sus infames Colaboraciones Póstumas; es decir, cuentos basados ​​en breves notas dejadas por Lovecraft —¡a veces una sola oración!— añadieron mayor confusión al asociar el nombre de Lovecraft con los conceptos de August Derleth.

Todo esto ocurrió en un momento en que los grandes autores de Weird Tales, sobre todo los miembros del Círculo de Lovecraft, recibían poca atención; de manera tal que August Derleth utilizó su posición dominante para definir a los Mitos de Cthulhu sin que se oyeran muchas voces disidentes.

¿August Derleth actuó con malicia; es decir, con la intención de deformar el legado de Lovecraft para ajustarlo a su propia cosmovisión? No lo creo. Más bien, parece el trabajo entusiasta de un admirador que creía comprender ese legado mejor que el que lo forjó en primer lugar. En todo caso, las circunstancias conspiraron para que la visión de Derleth termine siendo la más preponderante.

Arkham House continuó publicando nuevos relatos de los Mitos de Cthulhu, tanto de autores nuevos como de otros ya establecidos. Ese esfuerzo tiene algo de noble, en defintiva, son historias que forman parte de una venerable tradición que se remonta a Lovecraft; pero en algún punto del camino, August Derleth se confundió: reclamó la propiedad intelectual no solo de las historias de Lovecraft, sino también de las creaciones del maestro de Providence (ver: Autopsias lovecraftianas: el arte de diseccionar lo innombrable)

Lo cierto es que August Derleth solo compró los derechos de autor de un puñado de cuentos de Lovecraft; y no le fue fácil defender esa postura. Además, había suficientes autores que habían escrito colaboraciones con el maestro de Providence como para reclamar los derechos sobre determinados elementos. Esto no impidió que Arkham House siguiera publicando nuevos relatos; de hecho, Derleth y Wandrei declararon que Lovecraft autorizó solo a unos pocos autores a escribir historias de los Mitos, y ahora solo Arkham House podía hacer lo mismo. Por supuesto, nadie ha encontrado una carta en la que Lovecraft excluya a otros autores o permita que alguien más los excluya de su mitología.

La mirada más extrema sobre este tema afirma que los Mitos de Cthulhu son solo un truco de circo que distrae de otros elementos importantes en la ficción de Lovecraft. En este contexto, es menos pertinente preguntarse qué significan los Mitos de Cthulhu, que indagar en lo que estas historias significaron para Lovecraft.

Las creaciones de Lovecraft todavía resuenan porque son capaces de encarnar numerosos significados, muchos de ellos terribles. Resumir esa visión es un ejercicio ingrato. Decir que Cthulhu es simplemente la expresión de la insignificancia de la humanidad ante un cosmos indiferente, es tan falaz como afirmar que es un enorme monstruo marino parecido a un calamar.




Mitos de Cthulhu. I Universo Pulp.


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El artículo: August Derleth: el creador de los Mitos de Cthulhu fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Diría que August Derleth ha potenciado la historias de Lovecraft.
Chulthu es uno de los personajes más mencionados, a pesar de que nadie sabe como se pronuncia su nombre. Algunos lo llaman Tulu, otros Catulu.
Algún peso tiene en las historias. Aunque tal vez Nyarlathotep tiene más historias, es más funcional como personaje. Como en el magistral El morador de la Oscuridad.

No sé si los humanos son tan insignificantes. Parecen ser necesarios, en algunas historias como El horror de Dunwich.



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