Apego espiritual: causas y síntomas


Apego espiritual: causas y síntomas.




El Apego Espiritual, o Spiritual Attachment, se define en términos simples como una persona que tiene algún tipo de energía indeseable o entidad conectada a ella. Los Apegos Espirituales son un fenómeno muy interesante, e involucran a una gran cantidad de energías sutiles, negativas, que pueden variar en poder y tener diferentes efectos potenciales (ver: Un caso de «apego espiritual»)

En el chamanismo existe el concepto de «grietas», las cuales se conocen en la parapsicología como «heridas áuricas». Estas grietas son pequeñas aberturas o heridas en el cuerpo energético que rodea y atraviesa a la persona, y que pueden ser causadas por una gran variedad de razones, Estas son aprovechadas por entidades negativas para adherirse a la persona, como si fueran parásitos (ver: Parásitos astrales y las «malas energías»). El Apego Espiritual ocurre todo el tiempo. Inconscientemente, nuestras acciones y hábitos están invitando y alimentando a estas entidades.

Sin embargo, la razón por la cual es tan común tener Apegos Espirituales es porque estas entidades se pegan a nuestro cuerpo energético después de un trauma. Los traumas crean grietas o escisiones en nuestro campo energético. Los espíritus inferiores aprovechan estos momentos de vulnerabilidad si no estamos protegidos o conscientes de ello. Esto es muy común y le sucede a casi todo el mundo, por lo que nadie debería sentirse culpable o avergonzado; esencialmente, es un proceso que sucede por debajo de nuestro nivel de conciencia. Una vez que somos conscientes de la situación, podemos tomar las acciones necesarias para liberarse de estos apegos espirituales (ver: Espíritus que se pegan a las personas)

Ciertas corrientes, con las que no estamos completamente de acuerdo, sostienen que los pensamientos son vibraciones, y que esas vibraciones atraes entidades que resuenan en sintonía con ellas. En este contexto, los pensamientos afectan la condición del cuerpo energético; y cuando estos se vuelven el alimento de parásitos astrales, es probable que la persona empiece una repetición interminable de patrones de comportamiento que resuenan con estas entidades bajas. En otras palabras, te vampirizan; lentamente al principio, pero a medida que el proceso se acelera las cosas pueden volverse realmente difíciles, porque estas entidades son insaciables (ver: Cómo y por qué algunas entidades se «pegan» a las personas)

Ahora bien, históricamente se creía que el Apego Espiritual era una consecuencia de malos hábitos, pero en realidad esto se relaciona más con cierto grado de inconsciencia sobre la Sombra, en términos de Carl Jung. En otras palabras, cuanto menos conscientes seamos de nuestro lado oscuro, de nuestras tentaciones, más sencillo será para estas entidades adherirse a nosotros y, una vez allí, comenzar a programarnos poco a poco para que nuestro comportamiento se ajuste a la vibración de energía que necesitan. Al adquirir consciencia de ese lado oscuro, podemos detectarlas mucho más fácilmente (ver: Entidades astrales que se alimentan de pensamientos negativos)

La mayoría de las personas están tan atrapadas en su perspectiva de la realidad que pueden pasar toda una vida siendo alimento de entidades bajas, aunque todos, en mayor o menor medida, somos platos potenciales, porque los apegos espirituales usarán cualquier grieta o herida en el aura para aherirse y, a partir de allí, comenzar a trabajar lentamente (ver: Entidades del Plano Astral que se «pegan» al aura). Aprender a reconocer e identificar tus propios patrones mentales es, esencialmente, adquirir consciencia en términos amplios; y esa apertura es justamente lo que le cierra las puertas a las entidades negativas. Este proceso no concluye, es un trabajo constante, doloroso, porque todo a tu alrededor tiende a incitarte a volver a dormir.

Los síntomas de apego espiritual más comunes varían en grados, desde aquellos que son apenas perceptibles hasta causar verdaderos estragos a nivel físico, mental y espiritual. Los espíritus apegados pueden influir en los sentimientos y las percepciones. En los casos más graves, podrías escucharlos como voces agresivas en tus pensamientos, algo característico de los espíritus inferiores y uno de los síntomas del brote psicótico. Ahora bien, los espíritus solo se pegan a las personas que están dispuestas a cooperar, y esa cooperación ocurre al nivel inconsciente más profundo (ver: Cómo protegerse de las entidades del bajo astral)

No solo las personas cargadas con emociones negativas y resentimiento son el objetivo de las entidades bajas. Las personas empáticas también son un bocado apetecible, en cierta forma, están más abiertas a este tipo de influencias. Es decir que el apego espiritual no tiene nada que ver con la bondad de una persona, o con su malicia, sino con su grado de desconocimiento sobre sí misma.

Existen, decíamos, diferentes tipos de apegos espirituales. Uno de los más comunes tiene que ver con las Entidades Terrenales, es decir, con el espíritu de una persona muerta que no abandonó este plano.

Una de las razones por las que un espíritu puede estar ligado a la tierra son las adicciones, y buscará a cualquier persona viva que le permita adherirse a ella para seguir experimentándolas. Otro ejemplo puede ser un pariente muerto, o alguien a quien amamos, que quiere permanecer cerca tuyo. Pensemos, por ejemplo, en un abuelo que fallece pensando que todavía tiene que proteger a sus nietos, y parte de su Cadáver Astral tratará de adherirse a ellos para cumplir lo que cree es su misión (ver: ¿Los fantasmas saben que están muertos?)

En resumen: las Entidades Terrenales son energías espirituales que alguna vez tuvieron un cuerpo físico. Tienden a no entender o a no aceptar que han sufrido una muerte física. Las Entidades Terrenales pueden o no ser conocidas por la persona a la cual se pegan. No todos tienen malas intenciones, y de hecho la persona las invita a unirse sin darse cuenta. Esto sucede en el momento de la muerte física, y del dolor de la persona que de algún modo invita al espíritu a que se quede con ellas. Si bien no todos los espíritus aceptarán esta invitación, algunos lo harán (ver: Entidades que se obsesionan con los vivos)

Cortar este tipo de apego espiritual no suele ser difícil, ya que tanto la persona como el espíritu comprenden que sus buenas intenciones son inapropiadas para el bien superior de cualquiera de las dos. Una vez que ambas partes entienden esto, y están de acuerdo en que es hora de soltarse y seguir adelante, el apego espiritual se corta rápida y fácilmente. Sin embargo, en casos raros, un espíritu puede tener miedo de separarse y, por lo tanto, resistirse a abandonar a la persona (ver: ¿Energía Residual o entidades inteligentes?)

A veces, el apego espiritual no se produce sobre una persona, sino en un lugar. En efecto, hay entidades que se pegan a ciertos lugares, y suelen ser bastante agresivas y territoriales. Esto ha dado lugar al concepto de Genius Loci (ver: Una entidad se «pegó» a mi cuerpo en un cementerio)

Los espíritus desconocidos suelen ser oportunistas que buscan aprovechar una vulnerabilidad dentro de la persona. Se sienten atraídos por un tipo particular de anfitrión e intentan manipular su comportamiento para mejorar esa vulnerabilidad inicial, y lo hacen con poca o ninguna atención por las consecuencias.

A veces el apego espiritual procede de una subpersonalidad, es decir, de una parte de ti mismo que se disocia de tu personalidad principal y existe independientente de tu consciencia. Normalmente asume la forma de un niño rechazado, vengativo, lleno de resentimiento o sentimientos de abandono.

Otro tipo de apego espiritual ocurre como consecuencia de un Parásito del Pensamiento, relacionado con el concepto de Formas del Pensamiento (Thought Forms), desarrollado por Annie Besant y C.W. Leadbeater. Si estás obsesionado con cierto pensamiento, alimentarlo continuamente creará una Forma de Pensamiento o Tulpa que se adherirá a tu aura o al aura de otra persona. Estas entidades son cuerpos de energía, y están vivas, existen independientemente y se alimentan de nuestra energía como parásitos (ver: El libro de los Tulpas: cómo crear entidades y formas con el pensamiento)

Estos Parásitos del Pensamiento tienen la habilidad de inducir sugerencias, e incluso comandos hipnóticos que colocan en nuestras mentes. La clave de esta táctica es alimentar percepciones erróneas sobre nosotros mismos y los demás, con el fin de crear conflictos internos. Habitualmente se alimentan de nuestras frecuencias más bajas: celos, miedo, codicia, odio, hostilidad, etc.; y hasta logran que lleguemos a identificarnos con estas emociones, provocando ciclos o bucles donde se experimentan las mismas situaciones que bloquean cualquier posibilidad de progreso (ver: El extraño que siempre reaparece en mi vida)

Es importante enfatizar que existe una clara diferencia entre un apego espiritual exterior y las Formas de Pensamiento a los que la persona ha dado forma; si bien en este caso también son entidades adjuntas, derivan de la propia persona.

Probablemente el tipo de apego espiritual más peligroso está relacionado con entidades espirituales no humanas, es decir, aquellas que nunca han tenido un cuerpo físico. Generalmente son desconocidas para la mente consciente de la persona. Rara vez son invitadas, incluso a nivel subconsciente, y, por lo tanto, se unen su anfitrión sin su conocimiento o consentimiento. Si este apego espiritual no se corta adecuadamente, la entidad puede regresar o simplemente unirse a otra persona (ver: Cómo eliminar un parásito astral)

Las Entidades No Humanas son parte de una jerarquía y trabajan en nombre de sus Maestros, sobre los cuales no hablaremos aquí. En esencia, las Entidades No Humanas creen que están manipulando y usando a sus anfitriones, pero en realidad ellas también están siendo manipuladas. De hecho, pueden mencionar su lealtad a sus Maestros, y hasta usar nombres impactantes como Lucifer o Satanás, pero este es un artilugio para causar asombro o miedo. Ellas mismas temen a sus Maestros, tienen miedo de fallarles.

Al ser espíritus que siguen órdenes, pueden tratar de ser persuasivos o autoritarios con nosotros de diversas maneras, pero cuando la persona actúa imperativamente, pueden seguir sus órdenes. En algunos casos, pueden mentir y afirmar que son el Maestro, lo cual puede resultar bastante aterrador. Además, las Entidades No Humanas son maestros en la manipulación, y hasta pueden hacerse pasar por un espíritu benévolo. En raras ocasiones este tipo de apego espiritual puede terminar en una posesión espiritual, total o parcial (ver: Qué siente una persona poseída: síntomas de posesión)

Todas estas diferenciaciones pueden hacernos desviar del concepto principal: la entidad, cualquiera sea su naturaleza, se convierte en lo que se conoce como parásito.

Los síntomas del apego espiritual en el cuerpo físico son variados, pero siempre se manifiestan con mayor o menor intensidad a través del dolor o la tensión en el cuerpo. Algunos de los signos de apego espiritual mas comunes son:

  • Pensamientos intrusivos y obsesivos.
  • Cambios de humor repentinos, inexplicables o inesperados.
  • Cambios emocionales. Estallidos inexplicables de ira o tristeza.
  • Intensificación de hábitos nocivos.
  • Escuchar voces (ver: Algo me llamó por mi nombre)
  • Aumento de peso repentino.
  • Fobias.
  • Sensación constante de agotamiento. Fatiga. Falta de energía.
  • Problemas de memoria y concentración.
  • Trastornos severos de la personalidad.
  • Dolor de espalda (ver: Cuando algo invisible te toca la espalda), cintura y cuello. Migrañas. Dolores abdominales frecuentes.
  • Ataques de pánico o ansiedad.
  • Falta de claridad mental.
  • Insomnio.
  • Sensación de sofocación o presión en el pecho al dormir.
  • Sensaciones extrañas en la piel, como vibraciones y hormigueos. Sensación de que algo se arrastra debajo de la piel (ver: ¿Pueden los espíritus tocarte?)
  • Sensación de estar siendo observado (ver: Sentirse observado: ¿paranoia o fenómeno paranormal?)
  • Comportamientos impulsivos o atracción por situaciones peligrosas.
  • Sentir que algo se arrastra por su cabello (ver: Algo invisible me acaricia el cabello)
  • Percibir o ver formas de energía que se mueven (ver: ¿Por qué siempre se asoman desde los rincones?)
  • Irritación alrededor de las piernas (en mujeres)
  • Sensación de un pinchazo agudo en las piernas, las manos y los brazos.
  • Tus ojos se humedecen y empañan en cualquier momento (un poco como cuando te despertás)

Las entidades son básicamente energía, y en algunos casos también consciencia. Cualquier situación que genere miedo facilitará el apego. Una vez que la entidad logra acoplarse, estimula un desgarro más profundo en el aura, lo cual permite la entrada de otras energías negativas, o incluso que otras entidades se acoplen.

A diferencia de los fantasmas, las entidades adjuntas llevan su interacción con los seres humanos un paso más allá. Se adhieren a las personas a través de cortes, grietas y distorsiones en el aura; y no son fácilmente detectables. De hecho, la mayoría de las personas que tienen entidades pegadas no saben que las tienen, y hasta pueden vivir con ellas durante toda su vida. Es más sencillo sentirlas en las primeras etapas del apego espiritual, pero eventualmente esto puede cambiar, lo cual no significa que la entidad no esté allí. En todo caso, significa que te has acostumbrado a ella.

Los apegos espirituales no siempre tienen que ver con energías oscuras, tal es así que no todos los apegos espirituales son malos en sí mismos. A menudo son antepasados ​​o familiares que te extrañan y desean estar cerca tuyo. Estos espíritus pueden apegarse por razones de consuelo y cuidado. Creen que al unirse a un anfitrión pueden recibir ayuda o proporcionarla; desafortunadamente, en todos los casos absorberán tu energía.

Una buena forma de saber si una entidad está atada a una persona es haciéndose las siguientes preguntas:

¿Sientes algo de calor u hormigueo en lugares específicos de tu cuerpo?

¿Sientes una presión sutil en la piel, como si alguien estuviera muy cerca?

Estos son indicadores de que una entidad está pegada a tu espacio personal , sobre todo si no te sientes como tú mismo la mayoría del tiempo. Todos los apegos espirituales tienen su propia agenda. En muchos casos, la entidad puede alimentarse del caos y las emociones fuertes, pero también podrían preferir otros estímulos. No obstante, y a pesar de estas generalidades, hay un síntoma que se repite en los casos de apego espiritual: los pensamientos obsesivos

Dicho todo esto, el panorama parece desalentador. Es lógico sentirse vulnerable, pero lo cierto es que constantemente estamos en contacto con entidades que no son buenas para nosotros en el plano físico: virus, bacterias, parásitos, pero que no tienen ninguna intención particular de hacernos daño; simplemente están haciendo lo que deben hacer para sobrevivir. Lo mismo ocurre con los apegos espirituales. Estas entidades son seres no físicos con diferentes grados de consciencia. Algunos, de hecho, son bastante conscientes, casi al nivel que uno puede asociar con un espíritu humano recién fallecido, y otros lo son menos, más afines a una conciencia que podríamos encontrar en una planta o un insecto. Simplemente se sienten atraídos por el tipo de energía que les gusta.

Los parásitos más dañinos tienden a ser atraídos por emisores fuertes de energía de orden inferior, como las de la ira, la tristeza y el miedo. Cuando las personas están experimentando momentos de debilidad espiritual, estas entidades aprovechan para adherirse y alimentarse. La dinámica no es distina de la de un mosquito que se siente atraído por la emanación de dióxido de carbono al respirar. Ahora bien, estas emociones fuertes de las cuales se alimentan los parásitos astrales rara vez serán continuas, de manera tal que la entidad intentará manipular al anfitrión para que continúe dándole el tipo de energía que necesita.

Es importante evitar las curaciones mágicas y los individuos fraudulentos que lucran con la desesperación de la gente. La autocuración no solo es posible, sino que es preferible en la mayoría de las situaciones. Los parásitos astrales prosperan en la creencia del anfitrión en su propia impotencia, por lo que recuperar el sentido de la autodirección es la mejor y más poderosa forma de expulsar a los parásitos astrales del campo de energía y evitar que se acerquen otros nuevos.

Eliminar estas entidades no es como aplastar un mosquito que nos está picando. En los casos más graves, cuando el apego es profundo y duradero, la entidad parasitaria juega un papel importante en la organización y dirección de la vida del huésped. Eliminarla implica hacer un gran cambio de dirección. Si se elimina el parásito antes de que el huésped esté completamente preparado para asumir la difícil tarea de hacer este cambio, las consecuencias de la eliminación pueden ser graves. Es una experiencia aterradora que a menudo resulta en la atracción de otro parásito astral para llenar el vacío.




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