Las Casas como metáfora de la psique en el Horror.
Desde hace algún tiempo nos ocupamos con especial énfasis en lo Subterráneo en la ficción como metáfora de nuestro subconsciente. En este sentido, el Sótano, además de funcionar como una dependencia adyacente del infierno, es claramente una metáfora hogareña recurrente para el subconsciente en la mayoría de los relatos de terror sobre casas embrujadas (ver: El Horror siempre viene desde el Sótano).
No obstante, ¿qué ocurre con los otros niveles de la casa? ¿Qué función cumplen, o mejor dicho, que aspectos de la estructura de la psique humana representan? (ver: Significado de soñar con la misma Casa)
Esta es una preocupación habitual en El Espejo Gótico, quiero decir, el arquetipo de la Casa en la ficción, y cómo se la representa (ver: Casas Embrujadas vs. Casas Malditas). Después de todo, dentro del Horror una casa es mucho más que una simple vivienda o un refugio. Invariablemente —cuando se trata de un relato con cierto grado de profundidad—, la Casa es un símbolo, y aún más, una especie de mapa de la psique humana (ver: La Casa como entidad orgánica y consciente en el Gótico).
En este contexto, cada habitación de la Casa tiene su propia importancia, su historia, sus secretos. También es relevante que tenga diferentes niveles: dormitorios, salas de estar, sótanos, bibliotecas, estudios, sitios privados, de uso común, y otros que están prohibidos en cierto modo. Es sorprendente lo que podemos encontrar en una habitación cerrada a veces.
Incluso los elementos estructurales, arquitectónicos, de una Casa, pueden ser sospechosos, como si esta fuese un organismo vivo, y voraz, que poco a poco va deteriorando el estado mental de sus ocupantes hasta hacerlos vibrar exactamente en la frecuencia adecuada para apoderarse de ellos (ver: La verdadera Entidad que se esconde Hill House).
Es probable que las paredes y los cimientos de la Casa también tengan otros ocupantes indeseables, además de los propietarios.
A menudo, la mascota —o, en su defecto, el miembro más pequeño de la familia— pueden escuchar o sentir esas presencias mucho antes de que se manifiesten abiertamente, y en consecuencia modificar su comportamiento habitual como una señal de alarma. Sin embargo, este tipo de alertas —por ejemplo, un niño que juega con un inquietante amigo imaginario— son ignoradas con demasiada frecuencia por los adultos, casi siempre portadores de un racionalismo sobrecogedor.
También es normal que este tipo de historias comiencen con una mudanza. Porque la Casa tiene un pasado, desde luego, una historia siniestra, que sus nuevos ocupantes no conocen del todo. Esto facilita que lo extraño se manifieste de forma ambigua, ya que los nuevos propietarios no conocen con exactitud las características y particulares edilicias de la Casa.
¿Qué extraños libros dejó el dueño anterior en el ático?
¿De dónde proviene ese molesto y constante goteo, ese asqueroso sonido de pequeñas patas que corretean detrás de las paredes?
¿Son ratas que mordisquean los cables?
¿Por qué el perro sigue rascando la madera de aquel rincón? ¿Qué hay ahí abajo?
¿Deberíamos dejar el espejo gótico colgado en la pared de la habitación de los niños?
¿Será ésta la habitación donde el dueño anterior mató a su familia?
¿Lo oyes? ¡Es ese ruido otra vez!
Las Casas, como las personas, tienen secretos. Vaya que los tienen.
No me refiero aquí a asuntos banales, como acostarse con la esposa de tu mejor amigo —o con el mejor amigo de tu esposo—, sino a verdadaeros baldes de mierda que se van acumulando en un rincón hasta transformarse en un montículo hediondo.
¿Dónde guardamos esos secretos inconfesables, incluso para uno mismo?
Los reprimimos en el subconsciente como si no hubiesen ocurrido, como si no existieran. Pero existen.
Existen en el Sótano.
Si el Sótano es una metáfora edilicia del subconsciente, ¿qué representan las otras habitaciones y niveles de la Casa?
El filósofo Slavoj Žižek, en su documental: Guía cinematográfica del perverso (The Pervert's Guide to Cinema), propone una teoría interesante al respecto; en este caso tomando como referencia la película: Psicosis (Psycho), de Alfred Hitchcock, basada en la excelente novela de Robert Bloch: Psicosis (Psycho).
Žižek concluye que la casa de Norman Bates —no el motel— representa en su estructura física las dimensiones de la psique propuestas en la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, de manera tal que cada nivel de la casa es una metáfora de ese esquema mental.
La casa de Norman Bates consta de tres pisos, tres niveles que, según la teoría de Žižek, aparentemente representan los tres sustratos de la mente de su propietario. Repasemos cada uno de ellos:
a- La planta baja representa al Yo (Ego)
b- El primer piso representa al Superyó.
c- El sótano representa al Ello (Inconsciente)
Ahora analicemos con mayor profundidad estos tres niveles.
En la Planta Baja, que representa al Yo —o Ego—, Norman Bates se comporta con absoluta normalidad. Es un tipo cordial, un tanto tímido y retraído, es cierto, pero amable.
Arriba está el Primer Piso: el Superyó. Allí es donde Norman Bates guarda el cadáver de su madre, Norma. Recordemos que esta mujer fue atroz con él, y si bien en este punto no se brindan demasiados detalles sobre la relación madre e hijo, es mucho lo que podemos deducir de una simple frase:
Bien, un hijo es un pobre sustituto de un amante.
(Well, a son is a poor substitute for a lover)
(Well, a son is a poor substitute for a lover)
Estos tres niveles de la casa, al igual que las dimensiones de nuestra mente, están interconectadas; interactúan entre sí a medida que el protagonista pasa de un piso a otro. Por ejemplo, cuando Bates transporta el cuerpo de su madre desde el primer piso al sótano; desplazándola metafóricamente desde el Superyó —especie de habitáculo mental de lo obsceno—, al sótano, es decir, a la identificación.
El Superyó —el primer piso— según Žižek, siempre nos bombardea con órdenes imposibles, y se ríe de nosotros cuando no podemos cumplir con sus demandas. Cuanto más lo obedecemos, más nos hace sentir culpables.
Es decir que el Primer Piso, el Superyó, donde Bates guarda el cuerpo de su madre, es también el sitio donde reside su Culpa por haberla matado.
Este sentimiento de Culpa es el combustible que alimenta la doble personalidad de Bates. Allí arriba, él se transforma, deja de ser Bates para asumir el rol de su madre con el propósito de castigarse, a través del sufrimiento de otros, naturalmente.
¿Cuál es el origen de este sentimiento de culpa?
Bueno, Bates mató a su madre, quien a su vez abusaba de él. No obstante, no pudo aceptar aquella acción, y para reprimir la culpa por haberla matado, junto con una fuerte ansiedad moral, fabrica la personalidad de su madre dentro de su propia personalidad, solo para satisfacerse a sí mismo. Es decir, para recrear una dimensión donde su madre está viva y él no la mató.
Para hacer que esta dimensión sea creíble, él también se viste como su madre e imita su tono de voz y sus actitudes detestables. Es a través de esa personificación que Bates comete los atroces asesinatos en el motel.
Ahora bien, cuando Norman Bates lleva el cuerpo de su madre al Sótano, metáfora del Ello, se identifica completamente con ella, se fusiona. Esto es significativo en términos psicológicos, ya que el Ello —el inconsciente— es la dimensión de la psique reservada a las pulsiones ilícitas.
Psicosis es un excelente ejemplo sobre cómo una Casa puede terminar siendo un verdadero viaje arquitectónico por la psique de un personaje. Para no arruinar del todo el final —aunque ya hemos spoileado lo suficiente hasta aquí— baste decir que solo cuando Lila Crane logra entrar en los recovecos más oscuros del Sótano, es cuando se revela la psicosis de Norman Bates en su espantosa y trágica magnitud.
Las Casas pueden representar nuestra psique en la ficción, es cierto, pero no en todos los casos. Se necesita cierta profundidad, cierta intuición, para lograr que esa representación se produzca de forma natural, fluida, y sin la intervención directa del autor a través de explicaciones redundantes. Pocos relatos, y muy pocos autores, pueden jactarse de la agudeza necesaria para conseguir este tipo de resultados.
Existe, además, el riesgo de la sobreinterpretación, de asignar valores y significados arcanos a obras con la profundidad intelectual de un charco de orina en un baño público.
En todo caso, conviene avanzar con cautela en este terreno, porque las señales son inciertas. De lo que sí estamos seguros es que cuando el genuino admirador del Horror se topa con alguna de estas Casas que reflejan los aspectos más siniestros de la psique, siempre la encuentra extrañamente acogedora.
Taller literario. I El lado oscuro de la psicología.
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1 comentarios:
Que obras puedes recomendar sobre esto? Gracias
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