Si tu nombre es «Juan» sos un cazador de brujas.
Algunos nombres tienen reputación de mágicos; otros son capaces de darle a su portador toda clase de poderes excepcionales.
Son muchos los tratados demonológicos que reparan en la cualidad de ciertos nombres para cumplir tareas deslucidas. Uno de ellos es el nombre «Juan», el cual inviste a su portador con el poder necesario para cazar brujas, vampiros y otras criaturas de orden sobrenatural.
No era infrecuente que los sabuesos de la Inquisición, es decir, aquellos hombres que practicaban cierto espionaje para detectar a las brujas de una región determinada, fuesen elegidos basándose en esta antigua leyenda.
El método por el que los hombres llamados «Juan» podían cazar a las brujas era el siguiente:
«Juan» debía trazar un círculo mágico en el suelo y sentarse dentro de él. Luego se quitaba la camisa, se la colocaba al revés, y en el nombre del Señor invocaba en voz alta a todas las brujas de la zona.
Según esta creencia, las brujas de la vecindad se veían atraídas hacia «Juan» como moscas a la miel, sin pensar y sin posibilidad de resistir el llamado.
A pesar de este tremendo poder, el nombre «Juan» no llegó a ser popular hasta finales de la Edad Media. Si bien estos hombres podían atraer a las brujas también podían ser vencidos en ciertas ocasiones.
A propósito, el nombre «Juan» tiene una larga historia.
Procede del hebreo y'hohanan, y significa literalmente «él posee la gracia». Luego se esparció prácticamente por toda Europa: Jehan, en Francés Antiguo; Johannes, en latín medieval; Ioannes, en griego; John, en inglés; Giovanni, en italiano; João, en portugués; Iván, en ruso; Leuan, en galés.
La leyenda de que los hombres llamados Juan podían atraer a las brujas aparece ligeramente alterada en las historias de Don Juan, retratadas por incontables autores a lo largo del tiempo: Tirso de Molina, Molière, Samuel Richardson, Lorenzo da Ponte (libretista del Don Giovanni de Mozart), Choderlos de Laclos, Lord Byron, José de Espronceda, Baudelaire, entre otros.
Ahora bien, Don Juan poseía un magnetismo irresistible para las mujeres. No sólo las conquistaba, sino que las atraía hacia él del mismo modo en el que Juan atraía a las brujas.
Detrás de la leyenda de Don Juan, aparentemente romántica y hasta entrañable para muchas mujeres que admiran al hombre en función de sus habilidades de conquistador, se esconde un silogismo atroz:
Don Juan atrae a todas las mujeres como Juan a las brujas porque todas las mujeres, en definitiva, son brujas.
Misterios miserables. I Diarios Wiccanos.
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