Chicos Malos en la literatura: 6 arquetipos para todos los gustos femeninos


Chicos Malos en la literatura: 6 arquetipos para todos los gustos femeninos.




Es sabido que una considerable porción de la platea femenina adora a los chicos malos. La razón de esta afinidad es desconocida, aún para pensadores de la talla de Sigmund Freud, quien se declaró perfectamente incompetente para saber qué quieren las mujeres.

Lo que sí podemos afirmar con cierto grado de certeza es que las novelas protagonizadas por chicos malos siempre fueron populares.

¿Por qué?

Resulta difícil determinarlo a ciencia cierta, sin embargo, podemos especular que lo que a las mujeres realmente les gusta no son los chicos malos, sino los buenos chicos malos.

Pero claro, los tiempos cambian y también los chicos malos. Pensemos en Romeo, por ejemplo, que difícilmente sea catalogado dentro de este rubro por las lectoras modernas. No obstante, se trata de un adolescente obsesivo y rebelde que deambula por ahí acompañado por una corte de pillos y alcahuetes, a tal punto que es capaz de desafiar a su autoridad máxima: su familia; poniendo en riesgo su propia vida para obtener lo que quiere.

Por ahí anda también Heathcliff, de Cumbres borrascosas (Wuthering Heights, Emily Brontë), sujeto que reúne dos características típicas del chico malo: es impulsivo e impredecible.

Desde ya que no nos atreveríamos a corregir a Sigmund Freud acerca de qué quieren las mujeres, pero si hablamos solo de chicos malos el enigma se vuelve más fácil de resolver, ya que este arquetipo se conservó prácticamente inalterable a través de los siglos.

Repasemos entonces los 6 tipos de chicos malos de la literatura.



1) El Inconformista.
El ejemplo típico es Holden Caulfield, de la novela de J.D Salinger: El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye).

El Inconformista encarna ese principio de extravío, de distancia, de fatalidad. No está seguro de su lugar en el mundo. Casi siempre sufrió algún tipo de pérdida que afectó irreversiblemente su alma, lo cual lo conduce a una vida peregrina, llena de excesos.


2) El Alfa.
El Alfa, para ponerlo en términos claros, es el Aquiles de Homero.

Es temperamental, colérico, audaz y vengativo. Conduce directamente hacia su perdición, lo sabe, y no le importa en absoluto. Todo en él parece estar diseñado para la lucha física. Lidera a otros hombres sin realmente proponérselo. Siendo como es, los otros lo siguen, e incluso darían la vida por él.

El Alfa normalmente tiene un punto débil, su talón de Aquiles, por así decir. Esto lo convierte en uno de los chicos malos por excelencia, ya que le otorga un rasgo de vulnerabilidad que, contrastado con su personalidad áspera, resulta muy atractivo.


3) El Inalcanzable.
Este tipo de chico malo es, tal como lo anuncia su título, un hombre que está más allá de la seducción, y a quien le importa muy poco relacionarse o caer bien entre las damas.

Casi siempre es un sujeto intelectual, al estilo de Sherlock Holmes. Posee un encanto rabioso, obsesivo, complicado. Su mundo es intelectual, y sus modales, aunque educados, marcan siempre una enorme distancia con el resto, principalmente con las mujeres, a quienes considera una distracción.


4) El Seductor.
Básicamente el sujeto que enamora a cuánta mujer se cruce en su camino, sin desviarse jamás de sus otras pasiones, a las que naturalmente somete al gobierno del placer. El James Bond de Ian Fleming lo representa perfectamente: carismático y envuelto por un halo de gracia y ligero desapego del peligro.

Imposible mantener una relación estable con él. No tiene puntos débiles y nunca, bajo ningún pretexto, comparte el lecho dos veces con la misma mujer. Este detalle no suele traerle reproches, debido a su vasta experiencia en el terreno del amor. Todas, irremediablemente, quedan satisfechas.

Es importante señalar que el Seductor no engaña a las mujeres, y mucho menos para llevarlas a la cama. Por momentos hasta pareciera que es él quien debe ceder frente a las insinuaciones de sus compañeras ocasionales.


5) El Incomprendido.
Uno de los chicos malos más dramáticamente trágicos es el Incomprendido. Uno de sus ejemplos modernos más destacables es Ponyboy Curtis, de la novela de S.E. Hinton: Los rebeldes (The Outsiders).

El Incomprendido es un chico malo a causa de las circunstancias, hasta podríamos decir que no es un chico malo puro. Posee, sin embargo, sus rasgos típicos, como la rudeza y un aire peligroso; no obstante, es profundamente leal y rara vez ambiciona otra cosa que un poco de paz y tranquilidad.


6) El Anti-héroe.
No hablamos aquí del Antihéroe en términos del sujeto al que nada le sale bien, sino del Villano que, a pesar de su horroroso pasado, consigue hacer algo de bien y de ese modo ganarse el amor incondicional de las mujeres, que desde luego le perdonan aquellas indiscreciones.

Un Antihéroe típico, y extremo, es el Hannibal Lecter de las novelas de Thomas Harris; es decir, un sujeto esencialmente maligno pero que en las condiciones apropiadas es capaz de conceder algún rasgo de bondad, pequeño y moderado, es cierto, pero lo suficiente como para transformarlo en un hombre de enorme atractivo, sobre todo intelectual.


Ahora bien, ¿por qué las mujeres adoran a estos chicos malos?

O subiendo aún más la apuesta:

¿Qué es lo que realmente quieren las mujeres de un hombre?

Insisto, sin querer desafiar al amigo Freud, quizás las mujeres no buscan nada de los hombres.

El Chico Malo no posee nada en sí mismo que pueda resultar atractivo sin contrastarlo con una buena dosis de vulnerabilidad. ¿Por qué? Quizás porque las mujeres entienden el amor desde una perspectiva mucho más compleja que la nuestra.

Quizás el éxito de los Chicos Malos tenga que ver con la fantasía femenina del cambio, es decir, de cambiar radicalmente a un hombre, y acaso de salvarlo. No obstante, cabe preguntarse qué harían las mujeres si lograran transformar a ese rudo, apuesto y distante espécimen masculino en un amante leal y confiable.

¿Seguiría ejerciendo sobre ellas una tormentosa fascinación?

Especulaciones, sin duda, que no vienen al caso.

Los Chicos Malos, en todo caso, son efectivos porque desordenan a las mujeres, las corren del lugar al que están acostumbradas, y sobre todo al trato que normalmente reciben de los hombres.

Por otro lado, los Chicos Malos justifican el desvío de las normas, es decir, logran evadir la culpa posterior a cualquier entrega física que contravenga los mandatos que rigen sobre las mujeres. En otras palabras, no hay pecado ni defensas ni comportamientos inadecuados frente a algo que es "irresistible".

En cierta medida, el Chico Malo es el reverso del Amigo Incondicional, es decir, ese dulce, adorable y magnífico sujeto que todas las mujeres adoptan como amigo, pero que ninguna desea como pareja o amante.

El Amigo Incondicional es absolutamente resistible, o sea, no hay nada que éste pobre individuo pueda hacer para conquistarlas. Ellas saben lo gran tipo que es, y lo bueno que sería como pareja, sin embargo, la atracción está tan ausente como el sentido de excelencia en un funcionario público.

Para concluir este cúmulo de desvaríos tal vez convenga hurgar un poco en el núcleo del pensamiento femenino, muy por debajo de los estratos de las prohibiciones y conceptos de lo que es bueno o es malo; incluso en los cimientos mismos del deseo, las mujeres observan rigurosamente una sola regla, un solo axioma, que siguen a pesar de lo que les dicta la experiencia: el amor lo conquista todo.

Y si todo lo conquista, ¿por qué no habría de derretir el corazón de los Chicos Malos?

Indicios de la obstinada refutación de esa hipótesis pueden advertirse en una cifra escandalosa de mujeres decepcionadas.




Feminología: psicología de las mujeres. I El lado oscuro del amor.


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1 comentarios:

Anarcoming... out dijo...

Y dónde me dejas al borrascoso Heathcliff?



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