¿Quién convirtió a Drácula en vampiro?
Una de las pocas cosas que me molestó la primera vez que leí la novela de Bram Stoker: Drácula (Dracula), fue que no se explicara cómo el Conde se convirtió en vampiro. Tiempo después, advertí que el autor sí lo explicó, pero de manera coherente con la estructura de la novela.
Drácula es una novela epistolar, es decir, todo el texto es un conjunto de cartas, documentos, entradas de diario, grabaciones, de modo que lo poco que sabemos sobre Drácula viene del lado de los «buenos»; y estos, con excepción de Van Helsing, no son eruditos en lo sobrenatural. Sin embargo, la explicación está claramente allí; y, hasta donde recuerdo, esta nunca fue llevada a ninguna adaptación cinematográfica.
Entonces, ¿quién convirtió a Drácula en vampiro?
Antes de llegar a este punto debemos profundizar en el personaje, su contexto, y sus habilidades como vampiro. [ver: Razas y clanes de vampiros]
Las habilidades de Drácula son legendarias, pero también inusuales en comparación con la forma en que se representaba a los vampiros antes de la novela de Bram Stoker. El Conde es un aristócrata que reside en un castillo en ruinas en Transilvania [ver: Una exploración literaria por el Castillo de Drácula]. Es inmortal, posee «la fuerza de 20 o más hombres», puede cambiar de forma a voluntad y controlar murciélagos y lobos. Sus debilidades incluyen el miedo a la cruz y la exposición a la luz solar. Estos son elementos que serán importantes más adelante [ver: Porque los muertos viajan deprisa]
Además, Drácula se alimenta de la sangre de los vivos para sustentar su propia existencia, y también tiene el poder de convertir a los mortales en vampiros; como bien lo sabe el leguleyo inglés, Jonathan Harker, cuando se convirtió en prisionero de Drácula. El Conde mantiene a tres vampiresas en su castillo, también convirtió a Lucy Westenra cuando se mudó a Inglaterra e intentó hacer lo mismo con la esposa de Harker, Mina. Pero, si Drácula puede convertir a las personas en chupasangres como él, ¿quién comenzó el ciclo convirtiendo a Drácula en vampiro? [ver: Las tres novias de Drácula]
En primer lugar debemos olvidarnos de la adaptación de Francis Ford Coppola de 1992, la cual llevó el origen del Conde Drácula como vampiro a alturas operísticas: indignado porque al alma de su esposa, Elisabeta [Winona Ryder], se le niega la entrada al cielo porque se suicidó, Drácula [Gary Oldman] renuncia a Dios y le declara la guerra con «todas las potestades de las tinieblas». Entonces, mágicamente, se convierte en vampiro. Curiosamente, esto no está tan alejado de la verdad. Quiero decir, el tema de la magia; aunque en la versión de Coppola, Drácula se convierte en vampiro como un indeseable efecto secundario de su amor eterno por Elisabeta. Nada de todo eso está presente en la novela. Ni Drácula está enamorado ni Mina es la reencarnación de Elisabeta. De hecho, no hay Elisabeta [ver: El Drácula de Coppola y las cloacas de Stoker]
En la novela, Bram Stoker nunca describe explícitamente el proceso por el que Drácula se convirtió en vampiro, y mucho menos dice específicamente quién lo convirtió en vampiro; sin embargo, nos da algo más que pistas e indicios. Apunta directamente hacia alguien.
Si bien el Drácula de la novela no es la versión de ultratumba de Vlad Tepes, como mucha gente todavía cree; es decir, no es Tepes convertido en vampiro, sí tomó algunos elementos prestados del Empalador, como su inteligencia y crueldad, pero lo cierto es que el personaje tiene más diferencias que similitudes con el Vlad Tepes histórico [ver: El «Drácula» de Stoker NO está inspirado en Vlad Tepes] Van Helsing, el más versado en la tradición vampírica, describe la vida pasada de Drácula, es decir, antes de convertirse en vampiro, como un «soldado, estadista y alquimista», alguien con «un cerebro poderoso y una prodigiosa capacidad de aprendizaje», y añade:
[«No había rama del conocimiento de su tiempo que no ensayara.»]
En este punto debemos recordar un par de cosas: Drácula, según Van Helsing, era un alquimista [y por lo tanto alguien con conocimientos de lo oculto], un prodigioso alumno en todas las ramas del arte [incluídas las artes negras], y que al mismo tiempo le teme a la cruz y a la luz del sol. Tengamos esto en mente para más adelante.
Antes de continuar nuestra investigación para saber quién convirtió a Drácula en vampiro, primero es importante establecer en qué consiste este proceso de transformación dentro del marco de la novela.
En Drácula, convertirse en vampiro no parece ser un procedimiento estandar. Hay diferencias en cada caso, algunas sutiles, otras bastante extraordinarias. Además, el propio Drácula es atípico entre los vampiros, ya que estos generalmente son engendrados por otro vampiro, sin embargo, nada de eso se insinúa en la novela. De hecho, Drácula parece haberse hecho a sí mismo una criatura de la noche, y una con poderes especiales que otros vampiros no poseen [ver: «Drácula» habría sido la novela favorita de Nietzsche]
En la novela no se explica, pero podemos suponer, en base a los dos casos que se nos presentan [la transformación exitosa de Lucy y la fallida de Mina], en qué consiste el proceso de convertirse en vampiro.
Primero, por supuesto, Drácula se encuentra con sus víctimas. Los encuentros son de noche. Las víctimas quedan hipnotizadas, lo cual resulta más fácil en el caso de Lucy ya que ella padece sonambulismo y es más susceptible a la sugestión hipnótica. Acto seguido, con su víctima «sedada», Drácula bebe la sangre de su cuello, donde después pueden verse dos pequeños orificios.
En este punto la transformación ha comenzado. Al día siguiente la víctima se despierta pálida, extremadamente cansada y con aspecto enfermo. Aquí los hechos son diferentes para cada una de las dos víctimas que presenta Bram Stoker.
En el caso de Lucy Westenra, sus amigos tardan en enterarse de que Drácula se está alimentando de ella, y esto le permite al Conde continuar haciéndolo durante varias noches. Lucy despierta cada vez más pálida y agotada. Hacia el final de la transformación, por la noche, ella comienza a verse más saludable y de mejor apariencia, con los dientes más afilados y los labios extremadamente rojos. Y luego... simplemente muere.
Es justo después de la muerte que Lucy se transforma por completo en un vampiro. Cuando los hombres ingresan a su cripta durante el día, se puede ver a la señorita Lucy como un cadáver. Pero por la noche es una vampira terrible que incluso puede moverse como una especie de niebla o humo e inspirar lujuria en los hombres; siendo esto último una adaptación de sus habilidades sugestivas o hipnóticas [ver: Bloofer Lady: la transformación de Lucy Westenra]
Con Mina Harker, sus amigos notan los ataques mucho antes. Drácula no puede alimentarse de ella todas las noches, como ocurrió con Lucy; no obstante, la transformación continúa, pero a un ritmo mucho más lento. Además, los signos son los mismos. Esto le permite a Van Helsing observar de cerca su evolución y advertir que, en esta etapa del proceso de transformación en vampiro, las mentes y pensamientos de Mina y Drácula están vinculados, y que ese vínculo es más intenso en horas específicas: al amanecer y el atardecer [ver: El enlace entre el Vampiro y su víctima]
Con esa pequeña ventaja, Van Helsing comienza a aprovechar ese vínculo o enlace para hipnotizar a Mina y obtener información sobre los planes de Drácula. El plan es parcialmente exitoso. Mina nunca se convierte por completo en un vampiro, aunque adquiere algunas habilidades y debilidades menores. Cuando los cazadores matan a Drácula, la transformación de Mina se detiene y el proceso se revierte [ver: Por qué Drácula nunca pudo enamorarse de Mina]
Esto parece demostrar que la transformación en vampiro [dentro del contexto de la novela de Bram Stoker] no es completamente biológica, sino que incluye otros elementos. Durante una sesión hipnótica, Mina le dice a Van Helsing que no pudo resistirse y bebió sangre del pecho de Drácula. No se nos dice si sucedió lo mismo con Lucy, pero podemos deducir que sí [ver: Mina y Lucy: la ideología de género en «Drácula»]
Bram Stoker se toma muy seriamente el proceso de transformación en vampiro, y es absolutamente coherente dentro de su esquema. Por ejemplo, la transformación de Lucy ocurre entre una y dos semanas; pero la de Mina, a quién Drácula no puede acceder todas las noches, como sí ocurre con Lucy, toma más del doble de tiempo, y de hecho nunca se completa, esencialmente porque Mina no muere.
A partir de estos dos casos podemos hacer algunas suposiciones:
a- La transformación en vampiro es un proceso lento, y depende e la frecuencia de los encuentros entre la víctima y el vampiro.
b- En estos encuentros la víctima no tiene el control de su cuerpo.
c- El vampiro se alimenta de la sangre de la víctima, así como esta bebe la sangre del vampiro. Dicho esto, hay algunas leyendas medievales, en particuar la de los Strigoi, donde el vampiro también extrae progresivamente la sangre de su víctima, luego obligándola a beber la suya hasta sustituir la «sangre viva» por «sangre de no-muerto»; pero esto no parece ser el caso en Drácula, donde solo sabemos que Mina bebió un poco de sangre del pecho del Conde. También hay que decir que este acto fue interrumpido antes de consumarse en su totalidad, por lo que no podemos saber cómo hubiese terminado [ver: Strigoi: los vampiros que inspiraron la leyenda de Drácula]
d- En las primeras etapas, la víctima se enferma, se la nota extremadamente cansada y pálida.
e- En las etapas finales, la víctima varía entre dos estados que podríamos denominar gentilmente: «casi muerto» [durante el día] y «casi vampiro» [durante la noche]. En este punto se establece un enlace con la mente del vampiro, el cual es más fuerte al amanecer y al atardecer; es decir, cuando el vampiro se retira a dormir y cuando se despierta
f- Solo después de la muerte la víctima se convierte en vampiro. Si el maestro vampiro es destruido, el proceso se detiene y la víctima vuelve a un estado de vida saludable.
Bram Stoker no revela casi nada sobre la historia de fondo de Drácula. Apenas nos da un puñado de pistas vagas para indicar que es extremadamente viejo y siniestro. De hecho, Bram Stoker ni siquiera tiene la intención de asociarlo con Vlad Tepes, una figura histórica prácticamente desconocida para la audiencia victoriana. En otras palabras, la novela nunca lo dice, pero, si sabes un poco sobre el folclore vampírico, hay una fuerte sugerencia que explica quién convirtió a Drácula en vampiro en primer lugar [ver: Las fantasías privadas de Bram Stoker]
La novela describe cómo Drácula asistió a Scholomance. Según el folclore de Transilvania, Scholomance era una escuela de magia negra situada en algún lugar bajo las montañas de los Cárpatos, al sur de Sibiu, donde Satanás era el instructor principal. Según la leyenda, uno de cada clase [formada por 13 alumnos excepcionales, los Scholomonariu] era instruido personalmente por Satanás, e incluso se le daba permiso para montar el Zmei [a veces llamado Zmeu o Balaur], especie de dragón [asociado con el emblema de la escuela], con el cual era posible controlar el clima.
Entonces, ¿quién convirtió a Drácula en vampiro?
Antes de llegar a este punto debemos profundizar en el personaje, su contexto, y sus habilidades como vampiro. [ver: Razas y clanes de vampiros]
Las habilidades de Drácula son legendarias, pero también inusuales en comparación con la forma en que se representaba a los vampiros antes de la novela de Bram Stoker. El Conde es un aristócrata que reside en un castillo en ruinas en Transilvania [ver: Una exploración literaria por el Castillo de Drácula]. Es inmortal, posee «la fuerza de 20 o más hombres», puede cambiar de forma a voluntad y controlar murciélagos y lobos. Sus debilidades incluyen el miedo a la cruz y la exposición a la luz solar. Estos son elementos que serán importantes más adelante [ver: Porque los muertos viajan deprisa]
Además, Drácula se alimenta de la sangre de los vivos para sustentar su propia existencia, y también tiene el poder de convertir a los mortales en vampiros; como bien lo sabe el leguleyo inglés, Jonathan Harker, cuando se convirtió en prisionero de Drácula. El Conde mantiene a tres vampiresas en su castillo, también convirtió a Lucy Westenra cuando se mudó a Inglaterra e intentó hacer lo mismo con la esposa de Harker, Mina. Pero, si Drácula puede convertir a las personas en chupasangres como él, ¿quién comenzó el ciclo convirtiendo a Drácula en vampiro? [ver: Las tres novias de Drácula]
En primer lugar debemos olvidarnos de la adaptación de Francis Ford Coppola de 1992, la cual llevó el origen del Conde Drácula como vampiro a alturas operísticas: indignado porque al alma de su esposa, Elisabeta [Winona Ryder], se le niega la entrada al cielo porque se suicidó, Drácula [Gary Oldman] renuncia a Dios y le declara la guerra con «todas las potestades de las tinieblas». Entonces, mágicamente, se convierte en vampiro. Curiosamente, esto no está tan alejado de la verdad. Quiero decir, el tema de la magia; aunque en la versión de Coppola, Drácula se convierte en vampiro como un indeseable efecto secundario de su amor eterno por Elisabeta. Nada de todo eso está presente en la novela. Ni Drácula está enamorado ni Mina es la reencarnación de Elisabeta. De hecho, no hay Elisabeta [ver: El Drácula de Coppola y las cloacas de Stoker]
En la novela, Bram Stoker nunca describe explícitamente el proceso por el que Drácula se convirtió en vampiro, y mucho menos dice específicamente quién lo convirtió en vampiro; sin embargo, nos da algo más que pistas e indicios. Apunta directamente hacia alguien.
Si bien el Drácula de la novela no es la versión de ultratumba de Vlad Tepes, como mucha gente todavía cree; es decir, no es Tepes convertido en vampiro, sí tomó algunos elementos prestados del Empalador, como su inteligencia y crueldad, pero lo cierto es que el personaje tiene más diferencias que similitudes con el Vlad Tepes histórico [ver: El «Drácula» de Stoker NO está inspirado en Vlad Tepes] Van Helsing, el más versado en la tradición vampírica, describe la vida pasada de Drácula, es decir, antes de convertirse en vampiro, como un «soldado, estadista y alquimista», alguien con «un cerebro poderoso y una prodigiosa capacidad de aprendizaje», y añade:
[«No había rama del conocimiento de su tiempo que no ensayara.»]
En este punto debemos recordar un par de cosas: Drácula, según Van Helsing, era un alquimista [y por lo tanto alguien con conocimientos de lo oculto], un prodigioso alumno en todas las ramas del arte [incluídas las artes negras], y que al mismo tiempo le teme a la cruz y a la luz del sol. Tengamos esto en mente para más adelante.
Antes de continuar nuestra investigación para saber quién convirtió a Drácula en vampiro, primero es importante establecer en qué consiste este proceso de transformación dentro del marco de la novela.
En Drácula, convertirse en vampiro no parece ser un procedimiento estandar. Hay diferencias en cada caso, algunas sutiles, otras bastante extraordinarias. Además, el propio Drácula es atípico entre los vampiros, ya que estos generalmente son engendrados por otro vampiro, sin embargo, nada de eso se insinúa en la novela. De hecho, Drácula parece haberse hecho a sí mismo una criatura de la noche, y una con poderes especiales que otros vampiros no poseen [ver: «Drácula» habría sido la novela favorita de Nietzsche]
En la novela no se explica, pero podemos suponer, en base a los dos casos que se nos presentan [la transformación exitosa de Lucy y la fallida de Mina], en qué consiste el proceso de convertirse en vampiro.
Primero, por supuesto, Drácula se encuentra con sus víctimas. Los encuentros son de noche. Las víctimas quedan hipnotizadas, lo cual resulta más fácil en el caso de Lucy ya que ella padece sonambulismo y es más susceptible a la sugestión hipnótica. Acto seguido, con su víctima «sedada», Drácula bebe la sangre de su cuello, donde después pueden verse dos pequeños orificios.
En este punto la transformación ha comenzado. Al día siguiente la víctima se despierta pálida, extremadamente cansada y con aspecto enfermo. Aquí los hechos son diferentes para cada una de las dos víctimas que presenta Bram Stoker.
En el caso de Lucy Westenra, sus amigos tardan en enterarse de que Drácula se está alimentando de ella, y esto le permite al Conde continuar haciéndolo durante varias noches. Lucy despierta cada vez más pálida y agotada. Hacia el final de la transformación, por la noche, ella comienza a verse más saludable y de mejor apariencia, con los dientes más afilados y los labios extremadamente rojos. Y luego... simplemente muere.
Es justo después de la muerte que Lucy se transforma por completo en un vampiro. Cuando los hombres ingresan a su cripta durante el día, se puede ver a la señorita Lucy como un cadáver. Pero por la noche es una vampira terrible que incluso puede moverse como una especie de niebla o humo e inspirar lujuria en los hombres; siendo esto último una adaptación de sus habilidades sugestivas o hipnóticas [ver: Bloofer Lady: la transformación de Lucy Westenra]
Con Mina Harker, sus amigos notan los ataques mucho antes. Drácula no puede alimentarse de ella todas las noches, como ocurrió con Lucy; no obstante, la transformación continúa, pero a un ritmo mucho más lento. Además, los signos son los mismos. Esto le permite a Van Helsing observar de cerca su evolución y advertir que, en esta etapa del proceso de transformación en vampiro, las mentes y pensamientos de Mina y Drácula están vinculados, y que ese vínculo es más intenso en horas específicas: al amanecer y el atardecer [ver: El enlace entre el Vampiro y su víctima]
Con esa pequeña ventaja, Van Helsing comienza a aprovechar ese vínculo o enlace para hipnotizar a Mina y obtener información sobre los planes de Drácula. El plan es parcialmente exitoso. Mina nunca se convierte por completo en un vampiro, aunque adquiere algunas habilidades y debilidades menores. Cuando los cazadores matan a Drácula, la transformación de Mina se detiene y el proceso se revierte [ver: Por qué Drácula nunca pudo enamorarse de Mina]
Esto parece demostrar que la transformación en vampiro [dentro del contexto de la novela de Bram Stoker] no es completamente biológica, sino que incluye otros elementos. Durante una sesión hipnótica, Mina le dice a Van Helsing que no pudo resistirse y bebió sangre del pecho de Drácula. No se nos dice si sucedió lo mismo con Lucy, pero podemos deducir que sí [ver: Mina y Lucy: la ideología de género en «Drácula»]
Bram Stoker se toma muy seriamente el proceso de transformación en vampiro, y es absolutamente coherente dentro de su esquema. Por ejemplo, la transformación de Lucy ocurre entre una y dos semanas; pero la de Mina, a quién Drácula no puede acceder todas las noches, como sí ocurre con Lucy, toma más del doble de tiempo, y de hecho nunca se completa, esencialmente porque Mina no muere.
A partir de estos dos casos podemos hacer algunas suposiciones:
a- La transformación en vampiro es un proceso lento, y depende e la frecuencia de los encuentros entre la víctima y el vampiro.
b- En estos encuentros la víctima no tiene el control de su cuerpo.
c- El vampiro se alimenta de la sangre de la víctima, así como esta bebe la sangre del vampiro. Dicho esto, hay algunas leyendas medievales, en particuar la de los Strigoi, donde el vampiro también extrae progresivamente la sangre de su víctima, luego obligándola a beber la suya hasta sustituir la «sangre viva» por «sangre de no-muerto»; pero esto no parece ser el caso en Drácula, donde solo sabemos que Mina bebió un poco de sangre del pecho del Conde. También hay que decir que este acto fue interrumpido antes de consumarse en su totalidad, por lo que no podemos saber cómo hubiese terminado [ver: Strigoi: los vampiros que inspiraron la leyenda de Drácula]
d- En las primeras etapas, la víctima se enferma, se la nota extremadamente cansada y pálida.
e- En las etapas finales, la víctima varía entre dos estados que podríamos denominar gentilmente: «casi muerto» [durante el día] y «casi vampiro» [durante la noche]. En este punto se establece un enlace con la mente del vampiro, el cual es más fuerte al amanecer y al atardecer; es decir, cuando el vampiro se retira a dormir y cuando se despierta
f- Solo después de la muerte la víctima se convierte en vampiro. Si el maestro vampiro es destruido, el proceso se detiene y la víctima vuelve a un estado de vida saludable.
Bram Stoker no revela casi nada sobre la historia de fondo de Drácula. Apenas nos da un puñado de pistas vagas para indicar que es extremadamente viejo y siniestro. De hecho, Bram Stoker ni siquiera tiene la intención de asociarlo con Vlad Tepes, una figura histórica prácticamente desconocida para la audiencia victoriana. En otras palabras, la novela nunca lo dice, pero, si sabes un poco sobre el folclore vampírico, hay una fuerte sugerencia que explica quién convirtió a Drácula en vampiro en primer lugar [ver: Las fantasías privadas de Bram Stoker]
La novela describe cómo Drácula asistió a Scholomance. Según el folclore de Transilvania, Scholomance era una escuela de magia negra situada en algún lugar bajo las montañas de los Cárpatos, al sur de Sibiu, donde Satanás era el instructor principal. Según la leyenda, uno de cada clase [formada por 13 alumnos excepcionales, los Scholomonariu] era instruido personalmente por Satanás, e incluso se le daba permiso para montar el Zmei [a veces llamado Zmeu o Balaur], especie de dragón [asociado con el emblema de la escuela], con el cual era posible controlar el clima.
De más está decir que esta era una de las habilidades de Drácula; de hecho, la implicación aquí parece ser que Drácula aprendió a convertirse en vampiro durante sus estudios, o bien fue convertido en uno por Satanás. También hay una tercera posibilidad. Según el folclore transilvano, cuando un hechicero de Scholomance muere, se convierte en vampiro. De modo que en el caso de Drácula esto puede haber ocurrido simplemente como un resultado natural de sus estudios [ver: El código secreto en el «Drácula» de Bram Stoker]
Ahora bien, estas habilidades eran dispensadas por Satanás únicamente a su mejor alumno. ¿Recuerdan a Van Helsing? Este afirma que el Conde era un «alquimista», y que además contaba con un «cerebro poderoso y una prodigiosa capacidad de aprendizaje».
Más sugerente es que la escuela de Scholomance estuviese situada bajo tierra y, según el folclorista rumano Simion Florea Marian, sus estudiantes no estaban expuestos a la luz solar durante los siete años que duraba su estudio. Drácula, por supuesto, necesita descansar en un ataúd lleno de tierra, y la luz del sol es letal para él.
¿Podemos estar completamente seguros de que Bram Stoker conocía a fondo la leyenda de Scholomance?
Sí. De hecho, sus principales fuentes sobre el folclore rumano fueron las obras de Emily Gerard: Supersticiones de Transilvania (Transylvanian Superstitions, 1885) y La tierra más allá del bosque (Land Beyond the Forest, 1887), y en ambas se habla extensamente sobre Scholomance.
No cualquiera podía ingresar en Scholomance. Los alumnos eran reclutados de la población local de acuerdo a sus habilidades y aptitudes para lo oculto. Algunas leyendas hablan de siete alumnos, otras de diez o trece. Las materias eran sumamente interesantes. El alumno aprendía el lenguaje de todas las criaturas de la noche, de modo tal que pudiera someterlas y darles órdenes directas [Drácula controla fácilmente a los lobos y murciélagos]. También se enseñaba a dominar y controlar dragones. De hecho, los nigromantes franceses se refieren a menudo a Scholomance como L'École du Dragon, es decir, «La Escuela del Dragón» Recordemos que el nombre de Drácul significa «Dragón»; y Drácula, «hijo del dragón», ¿tal vez una referencia al Conde como alumno de Satanás? [ver: Sobre el arte de la nigromancia]
Algunas fuentes agregan que los alumnos de Scholomance recibían instrucciones sobre cómo lanzar hechizos mágicos, y específicamente sobre cómo controlar el clima, causando tormentas y tempestades, algo en lo que Drácula es experto.
Según Emily Gerard [la fuente principal de Bram Stoker], Scholomance estaba en un lugar no especificado en lo profundo del Cárpatos, pero el dragón vivía en un pequeño lago en la cima de una montaña al sur de Hermannstadt, en el centro de Rumania. Por su parte, la novela de Bram Stoker ubica a Scholomance cerca del «Lago Hermannstadt», el cual no existe. Esto parece ser una mala interpretación del pasaje de Gerard, ya que no hay ningún cuerpo de agua con ese nombre en el área.
Bram Stoker, quien estudió extensamente el trabajo de Emily Gerard, se refiere a él dos veces en Drácula. La primera, en el capítulo 18:
[«Los Drácula —dice Arminius— eran una raza grande y noble, aunque de vez en cuando, según sus coetáneos, tenían tratos con el Maligno. Aprendieron sus secretos en Scholomance, entre las montañas sobre el lago Hermanstadt, donde el diablo reclama al décimo erudito como su favorito.»]
Y en el capítulo 23:
[«(Drácula) se atrevió incluso a asistir a la Scholomance, y no hubo rama del conocimiento de su época que no ensayara.»]
Los Scholomonariu son altos, de cabello rojizo, y visten con largas túnicas andrajosas. Cuando no están aprendiendo magia negra o ayudando al Diablo en alguna fechoría, se les ve pidiendo limosna, y fácilmente pueden pasar por mendigos. Las monedas recolectadas se arrojan a los ríos como ofrendas a los espíritus del agua. También tienen algunas posesiones preciosas, entre ellas, una bolsa, un hacha de hierro [con la cual conjuran al trueno], una varita de corteza de abedul [con la que previamente se ha matado a una serpiente y que pueden usar para convocar a sus montura], un libro que contiene todo su conocimiento y que, en algunas versiones, es la verdadera fuente de su poder. Con este aspecto andrajoso, a veces simulando ser lisiados, o ciegos, los Scholomonariu se mezclan con la población local.
Con esta leyenda de fondo, volvamos a Drácula.
Si bien Van Helsing era un hombre versado en la tradición sobrenatural, no es un experto en vampiros, y mucho menos un erudito en el folclore rumano. Por eso, en la novela consulta con un especialista, un sabio húngaro llamado Arminius, el cual es en realidad es una versión exagerada de Hermann Vámbéry, un erudito al que Bram Stoker consultó sobre los caudillos rumanos. Arminius conoce los orígenes de Drácula, y le comenta a Van Helsing que el vampiro debe ser «ese voivoda Drácula que ganó su fama contra los turcos». No se refiere exactamente a Vlad Tsepesh [Vlad Tepes], sino más bien a un miembro de la familia. Según Arminius, los varones de la familia Drácula asistían a la Scholomance, o Escuela del Dragón; y añade que esta institución está situada en un laberinto de cuevas subterráneas debajo de los Cárpatos, donde los alumnos hacían un pacto con el diablo para adquirir conocimientos ocultos.
Ahora bien, la primera mención occidental de Scholomance se encuentra en el artículo de Emily Gerard de 1885. Esta es una de las obras que Bram Stoker definitivamente consultó mientras trabajaba en Drácula. No solo aparece en sus notas de trabajo, sino que tomó y reescribió extensos párrafos del artículo. Aparentemente, el término Scholomance es inapropiado, ya que no aparece en ninguna otra fuente conocida. Es posible que lo que Emily Gerard escuchó mientras estaba en Transilvania fuera Solomonari, pronunciado por un lugareño con acento alemán [había muchos alemanes étnicos en Transilvania en ese momento]. Bram Stoker obviamente vio en la referencia de Gerard una posible explicación de cómo Drácula se convirtió en vampiro; y esta es la única pista que da en cualquier parte de la novela.
En su artículo, Emily Gerard habla de Scholomance como una escuela donde la gente aprendía «los secretos de la naturaleza, el lenguaje de los animales y todos los hechizos mágicos», tal como los enseña el diablo:
[«Solo se admiten diez eruditos a la vez, y cuando el curso de aprendizaje ha expirado, y nueve de ellos son liberados para regresar a sus hogares, el décimo erudito es retenido por el diablo como tributo a sí mismo.»]
Entonces, Drácula se convirtió en vampiro, según Bram Stoker, durante o después de sus estudios en Scholomance. Para nuestros propósitos, eso no nos lleva a ninguna parte. Ahora sabemos dónde se convirtió en vampiro, pero no exactamente cómo.
Cita de Van Helsing:
[«Así, cuando encontremos la morada de este hombre que fue, podemos confinarlo en su ataúd y destruirlo, si obedecemos lo que sabemos. Pero es inteligente. Le he pedido a mi amigo Arminius, de la Universidad de Budapest, que me informe lo que sabe. Sostiene que debe haber sido, de hecho, ese voivoda Drácula que ganó su nombre contra los turcos. Si es así, entonces no era un hombre común; porque en ese tiempo, y durante siglos después, se habló de él como el más inteligente y el más astuto, así como el más valiente de los hijos de la tierra más allá del bosque. Ese cerebro poderoso y esa resolución de hierro lo acompañaron a su sepulcro, y aun ahora están alineados contra nosotros.»]
Para Van Helsing, la peligrosidad de Drácula reside más en su inteligencia y resolusión que en sus poderes sobrenaturales. Es solo cuando ese poder está subordinado a la inteligencia y fuerza de voluntad de Drácula que se vuelve realmente peligroso. Es decir que la peligrosidad de un vampiro reside en los atrbutos que tuvo en vida y que lo acompañan en su nuevo estado.
Van Helsing continúa:
[«Los Drácula, dice Arminius, eran una raza grande y noble, aunque se dice que tenían tratos con el Maligno. Aprendieron sus secretos en Scholomance, entre las montañas sobre el Lago Hermanstadt, donde el diablo reclama al décimo erudito. En los registros hay palabras como stregoica, ordog y pokol; y en un manuscrito se habla de este mismo Drácula como un wampyr, lo cual todos entendemos demasiado bien. En esta familia ha habido grandes hombres y buenas mujeres, y sus tumbas sacralizan la tierra donde solo puede morar esta inmundicia. Porque no es el menor de sus terrores que este mal esté profundamente arraigado en todo bien; en suelo desprovisto de recuerdos sagrados no puede descansar.»]
Las palabras stregoica [«bruja»], ordog [«Satanás»] y pokol [«infierno»] no son caprichosas, menos aún en un párrafo en el que Arminius, a través de Van Helsing, se refiere a Scholomance. La palabra stregoica refiere directamente a las Estirges [strígx, en griego; stirges, en latín], una criatura voladora de los mitos clásicos que chupa la sangre de los vivos para sobrevivir. Tiene alas parecidas a las de un murciélago, ojos amarillos, cuatro patas o garras con las que se atrapa a sus víctimas y un pico alargado con el que succiona su sangre. La leyenda sostiene que cuando una Estirge se está alimentando, no soltará a su víctima hasta que termine de succionarle la sangre, haciéndola vulnerable en ese momento. Cuando termina con su víctima, la Estirge duerme profundamente durante varios días. Todos estos rasgos, incluso el pico de la Estirge [Bram Stoker insiste en varias ocasiones sobre la nariz aguileña del Conde], son análogos a las habilidades y vulnerabilidades de Drácula.
El anterior párrafo de Van Helsing de algún modo resuena en la memoria del lector, y es debido a que Bram Stoker ya sembró esos términos en el primer capítulo de la novela: El huésped de Drácula (Dracula's Guest). Jonathan Harker anota en su diario:
[«Cuando subí al carruaje, el conductor no había tomado asiento, y advertí que este estaba hablando con la hospedera. Estaba claro que hablaban de mí, ya que me miraban una y otra vez, y algunas de las personas que estaban sentadas en el banco que había en el exterior de la posada se acercaban a escuchar, y después me miraban, en su mayoría con gesto de conmiseración. Alcancé a distinguir muchas palabras repetidas con frecuencia, palabras que en principio resultaban extrañas, ya que había reunida gente de muchas nacionalidades, así que saqué con discreción el diccionario multilingüe de mi valija el y comencé a buscarlas. He de decir que tales expresiones no me resultaron muy alentadoras, pues entre ellas estaban «Ordog» («Satanás»), «Pokol» («Infierno»), «stregoica» («bruja»), «vrolok» y «vlkoslak». Estas últimas, una palabra eslovaca y la otra serbia, significan una misma cosa: un ser que puede ser un hombre lobo o un vampiro. (Recordatorio: He de consultar al Conde acerca de estas supersticiones).»]
Evidentemente los lugareños están tan bien informados sobre Drácula como Arminius. Esas palabras dispersas [ordog, pokol, stregoica, vrolok, vlkoslak] esencialmente aclaran que Drácula es un vampiro y que está relacionado con Satanás [luego nos enteraremos] a través de Scholomance. En el punto de la historia donde Harker las registra, las palabras son un anuncio, en el caso de Van Helsing, son una confirmación.
Ahora bien, incluso un alumno aventajado del Diablo, como Drácula, tiene sus debilidades. Sabemos que, en vida, Drácula fue un hombre extremadamente inteligente, astuto, y con una voluntad de hierro, facultades que conservó siendo vampiro una vez que se recibió en Scholomance; sin embargo, Van Helsing parece notar que no es tan sencillo adaptarse a la vida de ultratumba, y que incluso un hombre con los atributos de Drácula tiene algunas dificultades para pensar como los humanos:
[«Pues bien, en él las facultades cerebrales sobrevivieron a la muerte física; aunque pareciera que la memoria no estaba del todo completa. En algunas facultades de la mente ha sido, y es, sólo un niño; pero va creciendo, y algunas cosas que al principio eran pueriles, ahora son de la estatura de un hombre. Está experimentando, y haciéndolo bien; y si no hubiera sido porque nos hemos cruzado en su camino, todavía sería —puede serlo aún si fallamos— el padre o promotor de un nuevo orden de seres, cuyo camino debe conducir a través de la Muerte, no de la Vida.»]
¿A qué se refiere Van Helsing cuando dice que, en algunos aspectos, Drácula «es sólo un niño»? ¿Acaso Drácula aún no alcanzó su máximo potencial? [ver: ¿Drácula era menos inteligente de lo que creíamos?]
En parte, Bram Stoker juega con la idea de que Drácula no es un vampiro ordinario, como podría serlo un Ghoul, una criatura grotesca que no se aventura demasiado fuera de su tumba y que acecha en las inmediaciones de los cementerios para atrapar a cualquier incauto que merodee por allí [ver: Ghouls: la historia secreta de los Necrófagos en la ficción]. Pero Drácula es diferente. No solo se convirtió en vampiro bajo la tutela de Satanás [no siendo mordido por un vulgar vampiro], lo cual además le otorgó toda clase de poderes, sino que ambiciona expandirse. Drácula no quiere quedarse en su pequeño dominio en el castillo y la región circundante, aterrorizando a lugareños supersticiosos. Quiere viajar a Inglaterra, en el auge del Imperio Británico, y comenzar allí un nuevo reinado.
Bram Stoker parece decirnos que un vampiro ordinario, es decir, un vampiro que se ha convertido después de haber sido mordido por una criatura de la noche, tiene un comportamiento más bien cauto. No se aventura lejos de su tumba, como Lucy Westenra y las vampiresas del castillo [ver: La verdad sobre las tres Vampiresas de Drácula]. En cambio, Drácula es capaz de transportar su propia tumba [con tierra natal y todo] persiguiendo un objetivo que, según Van Helsing, consiste en convertirse en «padre o promotor de un nuevo orden de seres». Básicamente, destruir la civilización tal como la conocemos, siendo Inglaterra la máxima potencia militar y comercial a fines del siglo XIX. Suena como un plan... diabólico; como si hubiese sido diseñado por el mismísimo Satanás...
En este contexto, Drácula es el general de la avanzada de Satanás sobre la civilización. Después de todo, tal vez ese era el objetivo de Scholomance, encontrar el ejecutor idóneo de los planes del Maligno.
De hecho, Drácula actúa durante toda la novela de acuerdo a un plan ya establecido, incluso tiene problemas para adaptarse cuando se presentan adversidades, como si su mente, superior en muchos aspectos, no fuese del todo flexible y capaz de resolver inconvenientes que no formaban parte del plan. «Está experimentando, y haciéndolo bien», dice Van Helsing.
Harker es el único que llega a darnos un atisbo de esta obsesión de Drácula con su plan diabólico [ver: ¡Este hombre me pertenece!]. Al comienzo de la historia, Harker se percata de que Drácula tiene un perfecto dominio de la lengua inglesa, a pesar de que el Conde insiste en que solo es un mero aprendiz. Este detalle, quizás demasiado sutil para ser percibido en una primera lectura, establece que Drácula no está actuando movido por algún impulso, sino todo lo contrario. Lo ha planeado todo: la compra de propiedades en puntos estratégicos de Londres, por ejemplo, e incluso se ha tomado el trabajo de estudiar el inglés hasta dominarlo perfectamente. En este contexto, Drácula con frecuencia se muestra cortés e impasible en sus conversaciones; casi parece aburrido, pero su actitud cambia y muestra un particular interés y entusiasmo cuando se refiere a Inglaterra.
Es en estas largas y excitantes charlas donde descubrimos una intención mucho más siniestra detrás de la imagen de este refinado y anglófilo boyardo. En líneas generales, el carácter de Drácula es apático, pero se excita cuando se abordan dos puntos en la conversación con Harker: su pasado familiar e Inglaterra. El Conde habla de la historia de su tierra como si hubiese sido testigo real de todo lo que cuenta [«siempre que se refería a su linaje —dice Harker— hablaba de «nosotros».] Es decir que su forma de relatar los hechos nos revela no solo que es longevo, sino que vivió en carne propia, o fue testigo, de lo que nos cuenta:
[«Nosotros, los szekler, tenemos derecho a sentirnos orgullosos, ya que por nuestras venas corre la sangre de muchas razas valerosas que se batieron como leones por defender su soberanía. (...) ¿Qué demonio o qué bruja fue tan importante como Atila, cuya sangre corre por estas venas? —y levantó los brazos—. ¿Es sorprendente acaso que fuéramos una raza de conquistadores, que fuéramos orgullosos, que cuando los magiares, los lombardos, los ávaros, los búlgaros o los turcos se lanzaron por millares sobre nuestras fronteras, les rechazáramos? ¿Es sorprendente que cuando Arpád y sus legiones asolaron la patria húngara, nos encontraran esperándoles en la frontera? ¿Y que cuando la oleada húngara se extendió hacia el este, los victoriosos magiares recurrieran a sus parientes, los szekler, y durante siglos nos confiaran la vigilancia de la frontera con Turquía?»]
En este párrafo Drácula se sitúa en la época donde la leyenda de Scholomance estaba en su auge, e inmediatamente después deja en claro que él no es Vlad Tepes:
[«¿Quién, sino uno de mi propia estirpe, fue el que cruzó el Danubio como voivoda y venció al Turco en su propio terreno? ¡Por supuesto que fue un Drácula!»]
Otro aspecto importante es que el autor llama a su protagonista «Conde» Drácula y no «Príncipe», como sin dudas lo habría hecho si este fuera Vlad Tepes. La personalidad de Drácula no se habría permitido rebajarse a conde si fuese algo más. Dicho esto, el Drácula de Bram Stoker cumple todos los requisitos para haber sido admitido en Scholomance: es una figura histórica con un alto rango militar, procedente de una poderosa estirpe, los Dracul, quienes además tenían fama de tener tratos con el Maligno [ver: Drácula y las mujeres]
Finalmente, Drácula posee no solo los típicos poderes de los vampiros ordinarios, sino las habilidades que se atribuyen a los estudiantes más selectos de Scholomance: posee una fuerza y una velocidad extraordinarias; una agudeza visual que le permite ver en la oscuridad; puede prolongar su existencia, rejuvenecer; posee el poder de la adivinación mediante la invocación de los muertos [nigromancia]; puede adoptar la forma de un lobo, de un murciélago, cambiar de tamaño, incluso desvanecerse; puede dominar los elementos [la tempestad, la niebla y el trueno]; ejerce poder sobre las criaturas de la noche [la rata, el búho, el murciélago, el lobo]; su cuerpo no proyecta sombra ni su imagen se refleja los espejos; puede llegar envuelto en niebla que él mismo crea [aunque el alcance es limitado, lo suficiente para rodearlo]; y es capaz de aparecer en los rayos de la luna, en forma de minúsculas motas de polvo.
Pese a todas estas habilidades sobrenaturales, Drácula también posee algunos puntos débiles: no puede entrar en ningún hogar habitado si alguien no lo invita a pasar, aunque después puede regresar cuando le plazca [ver: ¿Por qué los vampiros necesitan ser invitados a entrar?]; puede caminar a la luz del día pero su poder se ve seriamente mermado; debe descansar en tierra de su país natal, por lo que necesita trasladarla. No puede cruzar aguas en movimiento. Algunas cosas, como el ajo y ciertos objetos sagrados, como un crucifijo, anulan su poder. Finalmente, una bala consagrada disparada contra el ataúd o una estaca atravesándole el pecho y la decapitación le proporcionan la verdadera muerte.
Vampiros. I Taller gótico.
Más literatura gótica:
Ahora bien, estas habilidades eran dispensadas por Satanás únicamente a su mejor alumno. ¿Recuerdan a Van Helsing? Este afirma que el Conde era un «alquimista», y que además contaba con un «cerebro poderoso y una prodigiosa capacidad de aprendizaje».
Más sugerente es que la escuela de Scholomance estuviese situada bajo tierra y, según el folclorista rumano Simion Florea Marian, sus estudiantes no estaban expuestos a la luz solar durante los siete años que duraba su estudio. Drácula, por supuesto, necesita descansar en un ataúd lleno de tierra, y la luz del sol es letal para él.
¿Podemos estar completamente seguros de que Bram Stoker conocía a fondo la leyenda de Scholomance?
Sí. De hecho, sus principales fuentes sobre el folclore rumano fueron las obras de Emily Gerard: Supersticiones de Transilvania (Transylvanian Superstitions, 1885) y La tierra más allá del bosque (Land Beyond the Forest, 1887), y en ambas se habla extensamente sobre Scholomance.
No cualquiera podía ingresar en Scholomance. Los alumnos eran reclutados de la población local de acuerdo a sus habilidades y aptitudes para lo oculto. Algunas leyendas hablan de siete alumnos, otras de diez o trece. Las materias eran sumamente interesantes. El alumno aprendía el lenguaje de todas las criaturas de la noche, de modo tal que pudiera someterlas y darles órdenes directas [Drácula controla fácilmente a los lobos y murciélagos]. También se enseñaba a dominar y controlar dragones. De hecho, los nigromantes franceses se refieren a menudo a Scholomance como L'École du Dragon, es decir, «La Escuela del Dragón» Recordemos que el nombre de Drácul significa «Dragón»; y Drácula, «hijo del dragón», ¿tal vez una referencia al Conde como alumno de Satanás? [ver: Sobre el arte de la nigromancia]
Algunas fuentes agregan que los alumnos de Scholomance recibían instrucciones sobre cómo lanzar hechizos mágicos, y específicamente sobre cómo controlar el clima, causando tormentas y tempestades, algo en lo que Drácula es experto.
Según Emily Gerard [la fuente principal de Bram Stoker], Scholomance estaba en un lugar no especificado en lo profundo del Cárpatos, pero el dragón vivía en un pequeño lago en la cima de una montaña al sur de Hermannstadt, en el centro de Rumania. Por su parte, la novela de Bram Stoker ubica a Scholomance cerca del «Lago Hermannstadt», el cual no existe. Esto parece ser una mala interpretación del pasaje de Gerard, ya que no hay ningún cuerpo de agua con ese nombre en el área.
Bram Stoker, quien estudió extensamente el trabajo de Emily Gerard, se refiere a él dos veces en Drácula. La primera, en el capítulo 18:
[«Los Drácula —dice Arminius— eran una raza grande y noble, aunque de vez en cuando, según sus coetáneos, tenían tratos con el Maligno. Aprendieron sus secretos en Scholomance, entre las montañas sobre el lago Hermanstadt, donde el diablo reclama al décimo erudito como su favorito.»]
Y en el capítulo 23:
[«(Drácula) se atrevió incluso a asistir a la Scholomance, y no hubo rama del conocimiento de su época que no ensayara.»]
Los Scholomonariu son altos, de cabello rojizo, y visten con largas túnicas andrajosas. Cuando no están aprendiendo magia negra o ayudando al Diablo en alguna fechoría, se les ve pidiendo limosna, y fácilmente pueden pasar por mendigos. Las monedas recolectadas se arrojan a los ríos como ofrendas a los espíritus del agua. También tienen algunas posesiones preciosas, entre ellas, una bolsa, un hacha de hierro [con la cual conjuran al trueno], una varita de corteza de abedul [con la que previamente se ha matado a una serpiente y que pueden usar para convocar a sus montura], un libro que contiene todo su conocimiento y que, en algunas versiones, es la verdadera fuente de su poder. Con este aspecto andrajoso, a veces simulando ser lisiados, o ciegos, los Scholomonariu se mezclan con la población local.
Con esta leyenda de fondo, volvamos a Drácula.
Si bien Van Helsing era un hombre versado en la tradición sobrenatural, no es un experto en vampiros, y mucho menos un erudito en el folclore rumano. Por eso, en la novela consulta con un especialista, un sabio húngaro llamado Arminius, el cual es en realidad es una versión exagerada de Hermann Vámbéry, un erudito al que Bram Stoker consultó sobre los caudillos rumanos. Arminius conoce los orígenes de Drácula, y le comenta a Van Helsing que el vampiro debe ser «ese voivoda Drácula que ganó su fama contra los turcos». No se refiere exactamente a Vlad Tsepesh [Vlad Tepes], sino más bien a un miembro de la familia. Según Arminius, los varones de la familia Drácula asistían a la Scholomance, o Escuela del Dragón; y añade que esta institución está situada en un laberinto de cuevas subterráneas debajo de los Cárpatos, donde los alumnos hacían un pacto con el diablo para adquirir conocimientos ocultos.
Ahora bien, la primera mención occidental de Scholomance se encuentra en el artículo de Emily Gerard de 1885. Esta es una de las obras que Bram Stoker definitivamente consultó mientras trabajaba en Drácula. No solo aparece en sus notas de trabajo, sino que tomó y reescribió extensos párrafos del artículo. Aparentemente, el término Scholomance es inapropiado, ya que no aparece en ninguna otra fuente conocida. Es posible que lo que Emily Gerard escuchó mientras estaba en Transilvania fuera Solomonari, pronunciado por un lugareño con acento alemán [había muchos alemanes étnicos en Transilvania en ese momento]. Bram Stoker obviamente vio en la referencia de Gerard una posible explicación de cómo Drácula se convirtió en vampiro; y esta es la única pista que da en cualquier parte de la novela.
En su artículo, Emily Gerard habla de Scholomance como una escuela donde la gente aprendía «los secretos de la naturaleza, el lenguaje de los animales y todos los hechizos mágicos», tal como los enseña el diablo:
[«Solo se admiten diez eruditos a la vez, y cuando el curso de aprendizaje ha expirado, y nueve de ellos son liberados para regresar a sus hogares, el décimo erudito es retenido por el diablo como tributo a sí mismo.»]
Entonces, Drácula se convirtió en vampiro, según Bram Stoker, durante o después de sus estudios en Scholomance. Para nuestros propósitos, eso no nos lleva a ninguna parte. Ahora sabemos dónde se convirtió en vampiro, pero no exactamente cómo.
Cita de Van Helsing:
[«Así, cuando encontremos la morada de este hombre que fue, podemos confinarlo en su ataúd y destruirlo, si obedecemos lo que sabemos. Pero es inteligente. Le he pedido a mi amigo Arminius, de la Universidad de Budapest, que me informe lo que sabe. Sostiene que debe haber sido, de hecho, ese voivoda Drácula que ganó su nombre contra los turcos. Si es así, entonces no era un hombre común; porque en ese tiempo, y durante siglos después, se habló de él como el más inteligente y el más astuto, así como el más valiente de los hijos de la tierra más allá del bosque. Ese cerebro poderoso y esa resolución de hierro lo acompañaron a su sepulcro, y aun ahora están alineados contra nosotros.»]
Para Van Helsing, la peligrosidad de Drácula reside más en su inteligencia y resolusión que en sus poderes sobrenaturales. Es solo cuando ese poder está subordinado a la inteligencia y fuerza de voluntad de Drácula que se vuelve realmente peligroso. Es decir que la peligrosidad de un vampiro reside en los atrbutos que tuvo en vida y que lo acompañan en su nuevo estado.
Van Helsing continúa:
[«Los Drácula, dice Arminius, eran una raza grande y noble, aunque se dice que tenían tratos con el Maligno. Aprendieron sus secretos en Scholomance, entre las montañas sobre el Lago Hermanstadt, donde el diablo reclama al décimo erudito. En los registros hay palabras como stregoica, ordog y pokol; y en un manuscrito se habla de este mismo Drácula como un wampyr, lo cual todos entendemos demasiado bien. En esta familia ha habido grandes hombres y buenas mujeres, y sus tumbas sacralizan la tierra donde solo puede morar esta inmundicia. Porque no es el menor de sus terrores que este mal esté profundamente arraigado en todo bien; en suelo desprovisto de recuerdos sagrados no puede descansar.»]
Las palabras stregoica [«bruja»], ordog [«Satanás»] y pokol [«infierno»] no son caprichosas, menos aún en un párrafo en el que Arminius, a través de Van Helsing, se refiere a Scholomance. La palabra stregoica refiere directamente a las Estirges [strígx, en griego; stirges, en latín], una criatura voladora de los mitos clásicos que chupa la sangre de los vivos para sobrevivir. Tiene alas parecidas a las de un murciélago, ojos amarillos, cuatro patas o garras con las que se atrapa a sus víctimas y un pico alargado con el que succiona su sangre. La leyenda sostiene que cuando una Estirge se está alimentando, no soltará a su víctima hasta que termine de succionarle la sangre, haciéndola vulnerable en ese momento. Cuando termina con su víctima, la Estirge duerme profundamente durante varios días. Todos estos rasgos, incluso el pico de la Estirge [Bram Stoker insiste en varias ocasiones sobre la nariz aguileña del Conde], son análogos a las habilidades y vulnerabilidades de Drácula.
El anterior párrafo de Van Helsing de algún modo resuena en la memoria del lector, y es debido a que Bram Stoker ya sembró esos términos en el primer capítulo de la novela: El huésped de Drácula (Dracula's Guest). Jonathan Harker anota en su diario:
[«Cuando subí al carruaje, el conductor no había tomado asiento, y advertí que este estaba hablando con la hospedera. Estaba claro que hablaban de mí, ya que me miraban una y otra vez, y algunas de las personas que estaban sentadas en el banco que había en el exterior de la posada se acercaban a escuchar, y después me miraban, en su mayoría con gesto de conmiseración. Alcancé a distinguir muchas palabras repetidas con frecuencia, palabras que en principio resultaban extrañas, ya que había reunida gente de muchas nacionalidades, así que saqué con discreción el diccionario multilingüe de mi valija el y comencé a buscarlas. He de decir que tales expresiones no me resultaron muy alentadoras, pues entre ellas estaban «Ordog» («Satanás»), «Pokol» («Infierno»), «stregoica» («bruja»), «vrolok» y «vlkoslak». Estas últimas, una palabra eslovaca y la otra serbia, significan una misma cosa: un ser que puede ser un hombre lobo o un vampiro. (Recordatorio: He de consultar al Conde acerca de estas supersticiones).»]
Evidentemente los lugareños están tan bien informados sobre Drácula como Arminius. Esas palabras dispersas [ordog, pokol, stregoica, vrolok, vlkoslak] esencialmente aclaran que Drácula es un vampiro y que está relacionado con Satanás [luego nos enteraremos] a través de Scholomance. En el punto de la historia donde Harker las registra, las palabras son un anuncio, en el caso de Van Helsing, son una confirmación.
Ahora bien, incluso un alumno aventajado del Diablo, como Drácula, tiene sus debilidades. Sabemos que, en vida, Drácula fue un hombre extremadamente inteligente, astuto, y con una voluntad de hierro, facultades que conservó siendo vampiro una vez que se recibió en Scholomance; sin embargo, Van Helsing parece notar que no es tan sencillo adaptarse a la vida de ultratumba, y que incluso un hombre con los atributos de Drácula tiene algunas dificultades para pensar como los humanos:
[«Pues bien, en él las facultades cerebrales sobrevivieron a la muerte física; aunque pareciera que la memoria no estaba del todo completa. En algunas facultades de la mente ha sido, y es, sólo un niño; pero va creciendo, y algunas cosas que al principio eran pueriles, ahora son de la estatura de un hombre. Está experimentando, y haciéndolo bien; y si no hubiera sido porque nos hemos cruzado en su camino, todavía sería —puede serlo aún si fallamos— el padre o promotor de un nuevo orden de seres, cuyo camino debe conducir a través de la Muerte, no de la Vida.»]
¿A qué se refiere Van Helsing cuando dice que, en algunos aspectos, Drácula «es sólo un niño»? ¿Acaso Drácula aún no alcanzó su máximo potencial? [ver: ¿Drácula era menos inteligente de lo que creíamos?]
En parte, Bram Stoker juega con la idea de que Drácula no es un vampiro ordinario, como podría serlo un Ghoul, una criatura grotesca que no se aventura demasiado fuera de su tumba y que acecha en las inmediaciones de los cementerios para atrapar a cualquier incauto que merodee por allí [ver: Ghouls: la historia secreta de los Necrófagos en la ficción]. Pero Drácula es diferente. No solo se convirtió en vampiro bajo la tutela de Satanás [no siendo mordido por un vulgar vampiro], lo cual además le otorgó toda clase de poderes, sino que ambiciona expandirse. Drácula no quiere quedarse en su pequeño dominio en el castillo y la región circundante, aterrorizando a lugareños supersticiosos. Quiere viajar a Inglaterra, en el auge del Imperio Británico, y comenzar allí un nuevo reinado.
Bram Stoker parece decirnos que un vampiro ordinario, es decir, un vampiro que se ha convertido después de haber sido mordido por una criatura de la noche, tiene un comportamiento más bien cauto. No se aventura lejos de su tumba, como Lucy Westenra y las vampiresas del castillo [ver: La verdad sobre las tres Vampiresas de Drácula]. En cambio, Drácula es capaz de transportar su propia tumba [con tierra natal y todo] persiguiendo un objetivo que, según Van Helsing, consiste en convertirse en «padre o promotor de un nuevo orden de seres». Básicamente, destruir la civilización tal como la conocemos, siendo Inglaterra la máxima potencia militar y comercial a fines del siglo XIX. Suena como un plan... diabólico; como si hubiese sido diseñado por el mismísimo Satanás...
En este contexto, Drácula es el general de la avanzada de Satanás sobre la civilización. Después de todo, tal vez ese era el objetivo de Scholomance, encontrar el ejecutor idóneo de los planes del Maligno.
De hecho, Drácula actúa durante toda la novela de acuerdo a un plan ya establecido, incluso tiene problemas para adaptarse cuando se presentan adversidades, como si su mente, superior en muchos aspectos, no fuese del todo flexible y capaz de resolver inconvenientes que no formaban parte del plan. «Está experimentando, y haciéndolo bien», dice Van Helsing.
Harker es el único que llega a darnos un atisbo de esta obsesión de Drácula con su plan diabólico [ver: ¡Este hombre me pertenece!]. Al comienzo de la historia, Harker se percata de que Drácula tiene un perfecto dominio de la lengua inglesa, a pesar de que el Conde insiste en que solo es un mero aprendiz. Este detalle, quizás demasiado sutil para ser percibido en una primera lectura, establece que Drácula no está actuando movido por algún impulso, sino todo lo contrario. Lo ha planeado todo: la compra de propiedades en puntos estratégicos de Londres, por ejemplo, e incluso se ha tomado el trabajo de estudiar el inglés hasta dominarlo perfectamente. En este contexto, Drácula con frecuencia se muestra cortés e impasible en sus conversaciones; casi parece aburrido, pero su actitud cambia y muestra un particular interés y entusiasmo cuando se refiere a Inglaterra.
Es en estas largas y excitantes charlas donde descubrimos una intención mucho más siniestra detrás de la imagen de este refinado y anglófilo boyardo. En líneas generales, el carácter de Drácula es apático, pero se excita cuando se abordan dos puntos en la conversación con Harker: su pasado familiar e Inglaterra. El Conde habla de la historia de su tierra como si hubiese sido testigo real de todo lo que cuenta [«siempre que se refería a su linaje —dice Harker— hablaba de «nosotros».] Es decir que su forma de relatar los hechos nos revela no solo que es longevo, sino que vivió en carne propia, o fue testigo, de lo que nos cuenta:
[«Nosotros, los szekler, tenemos derecho a sentirnos orgullosos, ya que por nuestras venas corre la sangre de muchas razas valerosas que se batieron como leones por defender su soberanía. (...) ¿Qué demonio o qué bruja fue tan importante como Atila, cuya sangre corre por estas venas? —y levantó los brazos—. ¿Es sorprendente acaso que fuéramos una raza de conquistadores, que fuéramos orgullosos, que cuando los magiares, los lombardos, los ávaros, los búlgaros o los turcos se lanzaron por millares sobre nuestras fronteras, les rechazáramos? ¿Es sorprendente que cuando Arpád y sus legiones asolaron la patria húngara, nos encontraran esperándoles en la frontera? ¿Y que cuando la oleada húngara se extendió hacia el este, los victoriosos magiares recurrieran a sus parientes, los szekler, y durante siglos nos confiaran la vigilancia de la frontera con Turquía?»]
En este párrafo Drácula se sitúa en la época donde la leyenda de Scholomance estaba en su auge, e inmediatamente después deja en claro que él no es Vlad Tepes:
[«¿Quién, sino uno de mi propia estirpe, fue el que cruzó el Danubio como voivoda y venció al Turco en su propio terreno? ¡Por supuesto que fue un Drácula!»]
Otro aspecto importante es que el autor llama a su protagonista «Conde» Drácula y no «Príncipe», como sin dudas lo habría hecho si este fuera Vlad Tepes. La personalidad de Drácula no se habría permitido rebajarse a conde si fuese algo más. Dicho esto, el Drácula de Bram Stoker cumple todos los requisitos para haber sido admitido en Scholomance: es una figura histórica con un alto rango militar, procedente de una poderosa estirpe, los Dracul, quienes además tenían fama de tener tratos con el Maligno [ver: Drácula y las mujeres]
Finalmente, Drácula posee no solo los típicos poderes de los vampiros ordinarios, sino las habilidades que se atribuyen a los estudiantes más selectos de Scholomance: posee una fuerza y una velocidad extraordinarias; una agudeza visual que le permite ver en la oscuridad; puede prolongar su existencia, rejuvenecer; posee el poder de la adivinación mediante la invocación de los muertos [nigromancia]; puede adoptar la forma de un lobo, de un murciélago, cambiar de tamaño, incluso desvanecerse; puede dominar los elementos [la tempestad, la niebla y el trueno]; ejerce poder sobre las criaturas de la noche [la rata, el búho, el murciélago, el lobo]; su cuerpo no proyecta sombra ni su imagen se refleja los espejos; puede llegar envuelto en niebla que él mismo crea [aunque el alcance es limitado, lo suficiente para rodearlo]; y es capaz de aparecer en los rayos de la luna, en forma de minúsculas motas de polvo.
Pese a todas estas habilidades sobrenaturales, Drácula también posee algunos puntos débiles: no puede entrar en ningún hogar habitado si alguien no lo invita a pasar, aunque después puede regresar cuando le plazca [ver: ¿Por qué los vampiros necesitan ser invitados a entrar?]; puede caminar a la luz del día pero su poder se ve seriamente mermado; debe descansar en tierra de su país natal, por lo que necesita trasladarla. No puede cruzar aguas en movimiento. Algunas cosas, como el ajo y ciertos objetos sagrados, como un crucifijo, anulan su poder. Finalmente, una bala consagrada disparada contra el ataúd o una estaca atravesándole el pecho y la decapitación le proporcionan la verdadera muerte.
Vampiros. I Taller gótico.
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