Caperucita vs. Edipo: la ingeniosa psicología de los cuentos de hadas


Caperucita vs. Edipo: la ingeniosa psicología de los cuentos de hadas.




A pesar de su arrogancia, la psicología no miente al afirmar que todo cuento de hadas es la historia de un conflicto. Sin embargo, ese acierto a menudo la ha llevado a cometer algunos excesos que, vistos en retrospectiva, resultan sumamente divertidos.

El problema, en todo caso, es reconocer la verdadera naturaleza de esos conflictos; algo que la psicología frecuentemente traduce en términos más o menos edípicos.

¿De qué hablan realmente los cuentos de hadas?

¿Qué perversa parábola se esconde tras el vestido rojo de Caperucita?

¿Cuál es el simbolismo de los alegres enanos en la historia de Blancanieves?

A continuación repasaremos algunas conclusiones un tanto aventuradas efectuadas por la psicología en relación a los cuentos de hadas.

Bruno Bettelheim reflejó algunas de estas preocupaciones en el libro: El empleo del encantamiento: significado e importancia de los cuentos de hadas (The Uses of Enchantment: The Meaning and Importance of Fairy Tales). Para este áspero erudito, todos los cuentos de hadas se resumen en los tres grandes conflictos freudianos: miedo a la castración, deseos incestuosos y envidia del pene.

El énfasis de los acólitos de Sigmund Freud ha conducido a una gran cantidad de interpretaciones caprichosas, entre ellas, la de Bettlheim, quien propuso que el conflicto central de la historia de Blancanieves y su Madrastra se resume básicamente en el deseo inconsciente, y edípico, que la muchacha experimenta por su padre.

Por otro lado, la Madrastra se encarga de cultivar intensos deseos homicidas debido a que la pequeña Blancanieves se convierte en una amenaza para ella. De hecho, la proverbial consulta: espejito, espejito, dime quién es la más linda, reflejaría el nudo de ese miedo a ser reemplazada por una versión más joven.

Más ingeniosa resulta la interpretación de los siete enanitos en la misma historia. Bettelheim los explica como miembros atrofiados, cuya labor minera, por la cual penetran una y otra vez en oscuros agujeros, viene a reafirmar esa connotación.

Ahora bien, por tratarse de miembros atrofiados, los enanos no representan una auténtica amenaza para la integridad virginal de Blancanieves; aunque esas alegres rondas que estos hábiles perforadores realizan en torno a ella sugieren que ese peligro no está tan lejos como parece.

Cenicienta tampoco ha logrado escapar al sagaz cacareo del psicoanálisis. En la versión de los hermanos Grimm —Cuentos de la infancia y el hogar (Kinder und Hausmärchen)—, la Madrastra obliga a sus hijas a cortarse los dedos del pie para que les calce el zapato de cristal. Al advertir esta estratagema, el príncipe azul se horroriza, pero no tanto por ardid brutal de la Madrastra para engañarlo, sino porque la sangre y los dedos amputados —según Bettelheim— despiertan en él un temor atávico a la castración.

Dicho esto, si todos los conflictos en los cuentos de hadas tienen como núcleo un deseo reprimido, o bien un temor atávico, fuertemente arraigados en nuestra constitución emocional y social, también es lícito suponer que su interpretación debería ser igualmente accesible para cualquiera, al menos en términos inconscientes.

Y si bien es probable que el núcleo argumental de los cuentos de hadas tenga algún vínculo con estos temas, afirmar que esos conflictos reflejan las preocupaciones principales de los niños es llevar las cosas demasiado lejos.

Para finalizar citamos un lúcido párrafo de La bruja debe morir (The Witch Must Die), de Sheldon Cashdan.


Aunque nadie niega que en algunos cuentos de hadas están presentes estos conflictos, el asunto está lejos de ser acuciante para los más jóvenes. Ellos se preocupan más por complacer a sus padres, por saber si pueden ser abandonados por algo que digan o hagan, por hacer amigos y conservarlos, por encontrar su lugar en la familia y en su comunidad, por saber si son tan queridos como sus hermanos, que por oscuros simbolismos representados por enanos saltarines.




El lado oscuro de la psicología. I Tierra de hadas.


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1 comentarios:

Alejandro dijo...

Brillante artículo. Desde el colegio se me viene diciendo que los cuentos de hadas tienen algo más que su significado inferencial. Me parece maravilloso y muy a propósito, aplicar el psicoanálisis a la literatura. Gracias por esta genial página. Saludos.



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