La psicología de Caperucita Roja


La psicología de Caperucita Roja.




Todos estamos más o menos familiarizados con la historia de Caperucita Roja, o al menos creemos estarlo. De hecho, el verdadero éxito de la persistencia de Caperucita Roja a través de los siglos tiene varias razones. La primera, y más obvia, es que se trata de un relato de advertencia; es decir, una historia que intenta dejar una enseñanza práctica a sus oyentes, sobre todo a las niñas.

¿Cuál es la enseñanza? En primer lugar, «no hables con extraños». Estos pueden convertirse en Lobos Feroces, y los Lobos Feroces, como todos sabemos, pueden asumir la inquietante forma de un cordero o de una abuela convaleciente.

El primer autor en publicar la historia de Caperucita Roja fue el francés Charles Perrault (1628-1703) en el libro Cuentos de mamá ganso (Les Contes de ma mère l'Oye). Allí la nombró Le Petit Chaperon Rouge, literalmente, «Caperucita Roja». Recordemos que este no es el verdadero nombre de la niña, sino un apodo que hace referencia a la caperuza roja que ocultaba su cabeza de las inclemencias del bosque.

Ahora bien, en la versión de Charles Perrault, recordemos, la primera historia publicada de Caperucita Roja, se advierten muchas discrepancias con el relato folclórico original. En principio, el relato de Charles Perrault incorpora componentes eróticos, sobre todo colocando a Caperucita Roja como una pobre muchacha de aldea, inocente, casta pero desobediente, frente a la sabiduría maliciosa del Lobo Feroz.

El detalle de la incorporación de la caperuza roja es muy significativo. En la época de Charles Perrault [siglo XVII] la caperuza, o chaperon, era un símbolo de la aristocracia. Hacer que una mujer joven de aldea portara semejante atuendo tiene dos funciones: establecer que la muchacha era ambiciosa, es decir, que deseaba pertenecer a una clase más elevada; y sobre todo que ese inconformismo la llevara a convertirse en merecedora de algún tipo de castigo.

En cierta forma, el atuendo de Caperucita Roja ejemplifica explícitamente su naturaleza rebelde e individualista, básicamente la clase de muchacha que se mete fácilmente en problemas si sigue sus impulsos. En este sentido, el individualismo de Caperucita Roja se acerca peligrosamente al ideal de bruja del siglo XVII. Recordemos que en la versión orginal de Caperucita Roja, desde luego, un cuento folclórico oral, no aparece ninguna caperuza, ni capa, ni sombrero, ni capucha, ni nada que oculte la cabeza de la muchacha. Tanto el color rojo como la caperuza son invenciones de Charles Perrault, que luego serían tomadas por los hermanos Grimm.

Erich Fromm (1900-1980), notable psicoanalista y psicólogo social, sostuvo que el color rojo en el atuendo de Caperucita simboliza el ingreso a la madurez sexual, es decir, la menstruación; lo cual nos invita a pensar que aquella expedición al bosque es una especie de viaje iniciático, el primero que Caperucita Roja realiza siendo una mujer joven. En este contexto, su encuentro con el Lobo Feroz es también su primer encuentro con un hombre que la desea.

Erich Fromm hace bien en subrayar este detalle, que claramente juega un rol preponderante en la historia. Sin embargo, debemos decir que la capucha roja tiene otra interpretación mítica, relacionada con la Reina de Mayo [May Queen], una celebración típica de la Edad Media en la que se elegía a una joven vírgen, se la vestía de rojo, y se la enviaba sola al bosque para conseguir la primera rosa de la temporada.

Ya que mencionamos el cuento oral de Caperucita Roja, es decir, el cuento original, debemos decir que allí no se habla de un Lobo, sino de Lobos. La mayoría de los folcloristas coinciden que este relato medieval incorpora la presencia de Hombres Lobo y sus supuestos ataques a distintas aldeas rurales, conocidos en Francia como bzou. Charles Perrault redujo la trama, transformando a los Hombres Lobos en un Lobo, pero conservó el móvil original de sus expediciones entre los humanos: el hambre. Algo de esto puede apreciarse en la excelente adaptación del mito de Caperucita Roja realizado por la escritora Margaret Atwood en la novela: El cuento de la criada (The Handmaid's Tale).

Uno de los puntos centrales que transformó a Caperucita Roja en una historia que trasciende el tiempo es la relación entre la causa de la prohibición maternal [símbolo de la autoridad], en este caso, no aventurarse sola en el bosque, y el efecto, correr el riesgo de ser devorada [castigo por la infracción a la autoridad].

En la versión de Charles Perrault no existe la resurrección de las víctimas del Lobo, puntualmente de la abuela, que recién aparecería en la versión de los hermanos Grimm. Sin embargo, en todos los casos, sobre todo en el original, se plantea una especie de juego dialéctico entre Caperucita Roja y el Lobo, un juego de preguntas y respuestas, cuyo propósito es ir «desnudando» las intenciones del villano.

¿Pero por qué el Lobo necesita recurrir a estos juegos retóricos cuando simplemente podría asaltar a Caperucita Roja sin correr mayores riesgos?

La respuesta es muy simple. Como decíamos antes, el temperamento de Caperucita Roja posee las cualidades rebeldes e individualistas asociadas a las brujas; de modo que la naturaleza persuasiva del Lobo no tiene como último propósito devorarla por la fuerza, sino convertirla voluntariamente en su víctima. Efectivamente, el Lobo Feroz representa al Mal en estado puro y salvaje, en última instancia, al Diablo; y el juego retórico de preguntas y respuestas simboliza el Pacto Satánico.

Charles Perrault suaviza este motivo, y lo desplaza hacia la relación entre un aristócrata [el Lobo] que busca seducir a una muchacha rebelde pero inocente de aldea [Caperucita Roja]. Sin embargo, el cuento original de Caperucita Roja es bastante claro al respecto. El Lobo busca «devorarla», simbólicamente hablando, acostarse con ella. Para lograrlo no utiliza la fuerza, algo que en definitiva no le proporcionaría el goce de convertir a su víctima, sino la astucia.

Recién con la llegada de los hermanos Grimm se nos permite pensar que existe algún tipo de redención para los que «equivocan el camino», en el caso de Caperucita Roja, desoír las prohibiciones de la autoridad. Fueron ellos quienes recuperaron la figura del Cazador que salva a la muchacha y somete al malvado Lobo [ver: ¡No salgas del camino! El Modelo «Caperucita Roja»]. Antes de eso, Caperucita Roja pagó el precio más alto por su desobediencia.

A finales del siglo XVIII se había popularizado mucho la teoría del Mito Solar, por la cual se explicaba que la Noche [el Lobo] «devora» al Crepúsculo [Caperucita Roja], pero este es rescatado por el Sol [el Cazador] que libera la luz del vientre de la oscuridad. También se han ofrecido distintas dinámicas naturales detrás de la historia, por ejemplo, siendo el Lobo una representación del Invierno, Caperucita Roja del Otoño y el Cazador de la Primavera; o bien de la abuela como representante del Año Viejo que muere y Caperucita Roja como una manifestación del Año Nuevo que «renace» de la negrura del cosmos. Estas hipótesis se cayeron a pedazos en pocas décadas, y actualmente casi nadie se atreve a defenderlas seriamente.

Uno de los sucesos más asombrosos del relato de Caperucita Roja tiene que ver con la supervivencia del Lobo después de que el Cazador logra extirparle a la niña y a la abuela del vientre.

¿Cómo es posible que sobreviva a semejante episodio?

En este sentido, los cuentos folclóricos se construyen a partir de una premisa: proteger la integridad de sus oyentes, y sobre todo ahorrarles miedos que, aunque lógicos y perfectamente razonables, operarían en contra del bien social. El Lobo no muere simplemente porque el cuento busca proteger a las niñas de las ansiedades del parto. Caperucita Roja «renace» desde el vientre del Lobo [recordemos que en ese momento incluso lleva puestas las ropas de la abuela], y matarlo en ese instante sería dictaminar que la misma suerte puede aguardarle a cualquier mujer durante el parto.

El renacimiento de Caperucita Roja marca el momento de entrada en la adultez. Cuando llega a la cabaña de la abuela ella es apenas una joven que ha alcanzado la madurez sexual, precisamente el momento adecuado para ser «tentada» por el Lobo, y luego «devorada», es decir, luego de su primera experiencia sensual. Al emerger del vientre lobuno, Caperucita Roja lo hace en plena potestad de su femineidad, convirtiéndose en mujer adulta. Su inocencia [infancia] muere en el mismo momento en el que es devorada; algo que queda bastante claro con su comprensión posterior de las reglas que ha infringido.

¿Cuáles son estas reglas? Básicamente la advertencia inicial que hace la madre de Caperucita Roja: no aventurarse sola en el bosque, que simboliza el peligro a encontrarse con la sexualidad salvaje, y «no romper la botella de leche», que representa el peligro de perder la virginidad. Caperucita Roja promete obediencia, pero resuelve que es capaz de decidir por si misma el «mejor camino a seguir». En definitiva, toma el camino equivocado a través del bosque, que la pone cara a cara con el Lobo, una representación de la sexualidad masculina salvaje, o sea, fuera de las regulaciones del matrimonio.

La prohibición de la madre de Caperucita Roja es sin dudas una prohibición moral, una advertencia sobre los peligros de iniciarse prematuramente en el placer.

La figura del Cazador no ofrece demasiadas dificultades para interpretarla. En la mentalidad de la Edad Media, solo una figura masculina, fuerte y decidida, era capaz de «rescatar» a la mujer de sus deseos lujuriosos. En cierta forma, la presencia del Cazador en la historia corrobora la idea medieval de que la mujer es naturalmente débil, y no solo eso, sino que sus inclinaciones son naturalmente corruptas y perversas. Solo el hombre [el Cazador] es capaz de llevarla nuevamente por el «buen camino» [ver: Caperucita vs. Edipo]

Hablamos del Cazador como símbolo del hombre fuerte y decidido, pues existe otra figura masculina en el relato: el Lobo.

Para Bruno Bettelheim (1903-1990), erudito y psicólogo infantil, el episodio de Caperucita Roja representa los peligros de la sublimación del Padre. Según su hipótesis, la transgresión de Caperucita Roja de las reglas maternales es instigada por el deseo inconsciente de seducir a su padre [el Lobo]. Según este argumento, Caperucita Roja se aventura en un terreno para el que no está preparada, y la figura paterna aparece representada en dos facetas diferentes: el Lobo [los peligros del deseo edípico fuera de control] y el Cazador [el padre en su función protectora].

Naturalmente, ninguno de estos detalles aparece de forma explícita en el relato. Sin embargo, el encanto de los cuentos folklóricos tiene mucho que ver con ellos, y sobre todo con su persistencia a través de los siglos.




Psicología. I Cuentos de hadas.


El artículo: La psicología de Caperucita Roja fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

3 comentarios:

Jesica V. dijo...

Muy buena la explicacion.. ;)
Gracias

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

De esta forma, el lobo sería lo prohibido y el cazador sería lo correcto que rescata a la víctima de lo prohibido. En que cayó por seguir sus deseos en lugar de obedecer.

Lucky D. Lawliet dijo...

Muy interesantes los distintos puntos de vista, lo que más me llamó la atención es la tradición del Queen may...
Gracias por el artículo.



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