Nuckelavee: el elfo que Tolkien nos ocultó


Nuckelavee: el elfo que Tolkien nos ocultó.




Nuckelavee pertenece a una singular raza de elfos proveniente de Escocia, más precisamente de las Islas Orkney; cuya fisionomía no se asemeja en nada a la idea general que existe sobre estas criaturas, y mucho menos a los elfos que describe J.R.R. Tolkien dentro de su Tierra Media.

El Nuckelavee carece de piel. Su cuerpo está cubierto por una intrincada red de gruesas venas amarillentas que transportan una sangre negra y espesa.

Posee una altura prodigiosa y una boca descomunal que nace al costado de las orejas. Sobre sus labios, retraídos en una mueca atroz, no se observa ninguna nariz, sino dos globos esféricos e inyectados en sangre.

Sus brazos son tal largos que la mayoría del tiempo debe arrastrarlos al caminar.

Otros cronistas lo describen como una versión desmejorada de los centauros de la mitología griega.

La palabra Nuckelavee podría significar «demonio del mar», lo cual lo inscribe en una larga estirpe de criaturas sobrenaturales acuáticas. Sus leyendas estaban tan extendidas en Escocia que su nombre, ligeramente actualizado, se convirtió en un apodo de Satanás en persona: Old Nick.

En Escocia se cree que el Nuckelavee infecta a sus víctimas con una enfermedad que no puede adquirirse de otro modo. Se la llama mortasheen; y ocurre cuando esta criatura arroja su aliento ponzoñoso sobre alguien, causando un rápido agotamiento físico y luego la muerte.

Acto seguido, el Nuckelavee devora la carne y los huesos de los desgraciados que han tenido la mala fortuna de cruzarse con él.

Además de este particular gusto por la carne humana, el Nuckelavee causa todo tipo de reacciones anómalas en el ganado. Su presencia provoca que los animales se arrojen al vacío desde los célebres acantilados de aquellas islas.

Mediante una estratagema, el Nuckelavee puede atraer al ganado desde largas distancias con su canto, casi siempre hacia su guarida entre las rocas de la costa. Una vez que los animales se hallan dentro de la órbita de su hedor particular, simplemente enloquecen.

La única forma que los cronistas mencionan para ahuyentar al Nuckelavee es quemando algas, cuyo aroma le recuerda viejas deudas con el mar; aunque durante un encuentro singular se lo puede matar empleando cualquier arma de hierro.

Durante los meses estivales este feroz elfo se retira hacia las profundidades, donde con otras criaturas innombrables le rinde culto a una extraña diosa llamada Mither O’ the Sea, deidad similar al Poseidón griego aunque con un temperamento mucho más celoso.

Algunos estudiosos de la obra de J.R.R. Tolkien afirman que el Nuckelavee asesoró a Sauron antes de seducir a los herederos de Elendil en las costas de la Tierra Media, y aún que su destino ingrato se explica como linaje extraviado de los Altos Elfos que se sintieron atraídos por la nigromancia.




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