El día que dejaste de creer en Papá Noel


El día que dejaste de creer en Papá Noel.




Las grandes religiones lo saben desde que establecieron sus dogmas: para alcanzar la paz interior es necesario aprender a ignorar.

Es fácil caer en la suposición, desde luego, irracional, de que todos somos lo suficientemente libres como para creer en lo que deseemos: la autoayuda, los fenómenos paranormales, las medicinas alternativas, Papá Noel.

Aprovechemos esta fecha del año para profundizar en el último ejemplo.

¿Realmente somos libres como para elegir en qué creer?

Ningún niño deja de creer en Papá Noel. El proceso es mucho más complejo.

Las creencias no se derriban por fuerzas externas. Desaparecen únicamente cuando ya hemos visto demasiado del mundo que nos rodea.

El niño, decíamos, no descarta radicalmente lo que hasta entonces creía con absoluta fidelidad; sino que aprende a renunciar a sus creencias, por muy agradables y reconfortantes que sean, cuando entiende que son falsas.

Ese acto majestuoso nos define como seres humanos, lo cual resulta paradójico debido a que nuestra construcción instintiva de la realidad se apoya en lo que Francis Bacon definía del siguiente modo:

El hombre prefiere creer en aquello que quiere que sea verdadero.

Las grandes verdades reveladas nos obligan a ignorar para admitir sus premisas. En otras palabras: para permanecer en el Edén es necesario evitar las manzanas que nos permitan adquirir el conocimiento necesario para diferenciar el bien del mal, es decir, la verdad de la mentira.

Es fácil atribuirles a Adán y a Eva el pecado de querer saber más de lo debido. No obstante, ese rito se repite en todos los hombres y mujeres del mundo, aún cuando son pequeños y supuestamente ignorantes. Todos aprendimos a renunciar a una creencia agradable cuando entendimos que escondía una mentira, no importa cuán inocente o reconfortante sea.

Como especie estamos predestinados a abandonar el Edén de la ignorancia. El problema, en todo caso, es cuando las manzanas escasean.




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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo Jo Jo
personalmente nunca he creído en el hecho de que "Papá Noel" me traería regalos en Navidad. Aprendí a reconocer más bien la figura de un hombre llamado Nicolás, Obispo que había sido canonizado. Escuche siempre que había hecho caridad con niños necesitados, desde allí partieron las degeneraciones. Particularmente debo decir que siempre me ha molestado la figura de Santa Claus como una imagen más bien comercial sujeta a cambios según lo desee el mercado actual y es que no faltan las películas de un hombre rechoncho explotador de duendes que hasta tiene esposa, en algunas versiones es divorciado yen otras peliculas hasta vi que tenía hijos ilegítimos.
La necesidad de ganar dinero esta degenerando las creencias de muchas personas e incluso existen niños católicos que no saben de la existencia de un San Nicolás que en lugar de ser visto como un mero repartidor de regalos podría desee visto como un ejemplo de bondad y amor.
Eso es lo que pienso sobre papá Noel y con respecto a tu artículo, esta fantástico. Es verdad siempre habrá manzanas en la vida del ser humano. Solo quería acotar que ya es aceptada poco a poco la teoría de que Adán y Eva son sólo una metáfora y se pone en duda la existencia de una manzana. Que tal vez mediante el texto bíblico sólo se quería llegar al punto de que el ser humano debe ser obediente para establecer un lazo con el Creador, que por desobediencia es que llegamos a la condenación del pecado. No se si me explicó, pero en fin no todas escribimos como vos Sebastián, mis respetos sos un grande en la redacción



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