Gothic Blue Books: los primeros libros góticos de bolsillo


Gothic Blue Books: los primeros libros góticos de bolsillo.




Se suele denominar Gothic Blue Book («libros góticos azules») a una variante de la literatura gótica que floreció a mediados del siglo XVIII y comienzos del XIX.

En muchos sentidos el Gothic Blue Book se adelantó al relato de terror tal como lo conocemos, pero sólo de forma superficial. En realidad son descendientes directos del Chapbook, los primeros libros de bolsillo que sacudieron el mercado literario y lo transformaron para siempre.

Los Gothic Blue Books eran pequeños y su contenido era en esencia un plagio descarado de novelas góticas de mayor envergadura. En ocasiones, el copista y reductor ni siquiera cambiaba el título o el nombre de sus personajes, de modo que finalmente terminaba brindando una versión reducida de la obra original. Este reduccionismo no era una labor sencilla, como lo puede constatar cualquiera que intente comprimir una novela de cuatroscientas páginas en no más de dieciocho.

El verdadero éxito de los Gothic Blue Books se sostenía en una cuestión económica. Mientras que las novelas góticas originales de Matthew Lewis, Horace Walpole y Ann Radcliffe eran costosas, los Gothic Blue Books eran muy accesibles, y además brindaban una versión resumida de aquellas, aunque siempre incompleta y a menudo inarticulada. Para la mirada acedémica, los Gothic Blue Books eran una forma tóxica de literatura.

Así como la novela gótica clásica siempre recae sobre dos paradigmas, los Gothic Blue Books hicieron lo propio. Uno de estos grupos ubicaba sus historias en monasterios o conventos, por ejemplo, El monje (The Monk), de Matthew Lewis y El italiano (The Italian), de Ann Radcliffe; mientras que otros se situaban en castillos o palacios, como El castillo de Otranto (The Castle of Otranto), de Horace Walpole y Los misterios de Udolfo (The Mysteries of Udolpho), también de Ann Radcliffe.

Casi apelando a una suerte de magia reductora los escritores del Gothic Blue Book eran capaces de reducir una novela gótica publicada en varios volúmenes en apenas un puñado de páginas impresas defectuosamente. Este estilo tuvo un gran impacto en los lectores jóvenes. En apenas unos minutos uno podía enterarse casi por completo de la trama de la última novela de la que tanto se hablaba.

Por supuesto que el reduccionismo o una simplificación excesiva es una herramienta innoble para la novela. Utilizada con descaro puede destrozar una obra maestra en apenas unos párrafos mal soldados.

Otros rasgos novedosos de los Gothic Blue Books fueron sus cubiertas, a menudo con imágenes aterradoras para la época; y pequeño subtítulo ubicado bajo el título principal. Mientras el primero daba cuenta del nombre de la novela, el otro enfatizaba a un rasgo secundario de la trama, por ejemplo, una historia de amor, de suicidio, de locura, etc.

Si bien la crítica destrozó a los Gothic Blue Books ubicándolos como meros panfletos inarticulados, la mayoría de los novelistas más importantes de la segunda oleada de la literatura gótica se criaron leyéndolos; asunto bastante extraño ya que luego serían ellos los reducidos a su debido tiempo. Dentro de este grupo se encuentran tres defensores acérrimos del Gothic Blue Book: Sheridan Le Fanu, Percy Shelley y Robert Southey.




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