El extraño plan de Kurt Barlow.


El extraño plan de Kurt Barlow.




«¡Yo no soy la serpiente,
soy el padre de las serpientes!»

(Kurt Barlow)



La gran mayoría de los personajes de la novela de vampiros de Stephen King: Salem's Lot, son memorables. Dicho esto, la muerte del antagonista principal, Kurt Barlow, parece anticlimática. Es cierto, Matt Burke sostiene que su arrogancia terminará siendo su perdición, pero el vampiro simplemente se acuesta en su ataúd esperando que todo salga bien. Podemos deducir que Kurt tuvo muchos enemigos en el curso de su existencia [antinaturalmente larga], razón por la cual su escasa planificación resulta difícil de digerir.

Siendo Salem's Lot un homenaje a Drácula, el final podría ser una versión aproximada del final del novela de Bram Stoker, donde los perseguidores llegan al castillo del Conde y lo matan fácilmente [en un párrafo]; sin embargo, para llegar hasta ese punto los protagonistas han viajado durante días por barco y tren desde Londres a Transilvania, siguiendo y descartando una serie de pistas falsas hasta que se separan en dos grupos [Van Helsing y Mina llegan primero]. En resumen: todos viven una gran aventura para matar a Drácula, y esto sólo fue posible porque el vampiro fue interceptado justo antes de entrar al castillo [ver: Drácula visita Salem's Lot]

Al final de Salem's Lot, Barlow es destruido en el sótano de la pensión de Eva Miller, donde Ben Mears tiene una habitación. Es como si Drácula se escondiera en la casa de Jonathan Harker: una jugada audaz, tal vez demasiado. Esconderse a plena vista es un plan elegante, pero en términos prácticos no funciona ni siquiera en La carta robada de E. A. Poe.

Otro punto debatible: ¿cómo pudo Kurt Barlow entrar en la casa de los Petrie sin ser invitado?

El tema de la invitación es un motivo importante en la novela: ningún vampiro puede entrar en una casa sin invitación; y ésta incluso puede ser retirada, como sucede con Matt Burke, quien invita y expulsa a Mike Ryerson. Kurt Barlow simplemente irrumpe por la ventana de la casa de los Petrie y mata a los padres de Mark.

Podría argumentarse que Barlow es más que un vampiro «común» [si es que existe tal cosa]. Él mismo le dice al padre Callahan: «Yo era viejo cuando tu iglesia era joven», y habla de «tradiciones» [como el crucifijo] como cosas que la humanidad simplemente inventó. En su batalla dialéctica con Callahan, Barlow sugiere que, en teoría, el sacerdote podría haber luchado contra él sin el crucifijo. Sin embargo, su fe falla y el crucifijo se vuelve inútil. Podemos asumir que la idea de seguridad dentro de la propia casa es en sí misma otra «tradición», es decir, algo que no funciona sin el poder de la fe [ver: ¿Por qué los vampiros necesitan ser invitados a entrar?]

También vale señalar que, anteriormente, Mark le da permiso a un vampiro para entrar a su casa. ¿Es posible que este permiso se extienda hacia arriba en la jerarquía?

Aunque se desconoce su verdadera edad, Barlow afirma ser muy viejo En la serie La Torre Oscura se revela que Barlow es un vampiro Tipo Uno, capaz de hibernar durante siglos y poseedor de una inteligencia superior, pero esa adición posterior no debería eximirlo de las reglas que, aparentemente, rigen sobre los demás vampiros de la novela [ver: 4 tipos de vampiros en el Multiverso de Stephen King]

Por momentos, Barlow parece parecer más humano que los otros vampiros. Su apariencia física incluso cambia, hacia el final de la novela, en una versión de aspecto más joven; y en varios pasajes es capaz de contenerse y jugar psicológicamente con sus víctimas antes de atacarlas. En otras ocasiones se comporta como cualquier otro vampiro. Después de que Mark Petrie hiere a Straker durante su huida de la Casa Marsten, Barlow no puede resistirse y se alimenta de la sangre de su sirviente. Se muestra furioso por este giro en los acontecimientos, ya que considera a Straker el mejor «familiar» que jamás ha tenido. A pesar de toda su sofisticación y experiencia, Barlow sigue estando bajo el dominio de sus impulsos.

El problema con el «plan» de Barlow es que comienza siendo demasiado meticuloso como para terminar durmiendo en el sótano de Eva Miller sin ninguna protección adicional, excepto la de otros vampiros menores, y por lo tanto más vulnerables que él. Según los registros gubernamentales obtenidos por el comisario de Jerusalem's Lot [Parkins Gillespie], Barlow utilizó anteriormente el nombre de Kurt Breichen bajo la fachada de un noble austríaco. Con este nombre mantuvo una correspondencia de doce años con Hubert Marsten, quien asesinó a su esposa y se suicidó [después de quemar sus cartas con Breichen]. La novela de Stephen King implica fuertemente que Hubie Marsten consolidó una especie de acuerdo [¿invitación?] con Breichen, la cual le permitiría al vampiro entrar en Jerusalem's Lot unas décadas después [ver: «The Bad Place»: análisis de la Casa Marsten]. En 1938, Breichen huye de Alemania y se establece en Londres, donde adopta el apellido Barlow.

La logística de Drácula es desconocida. Bram Stoker sólo habla de sus fieles «gitanos», quienes preparan todo para el viaje del vampiro a bordo del Deméter, incluídas sus cajas llenas de tierra del castillo [ver: El misterio del «Deméter»: análisis de un capítulo de «Drácula»]. Realmente no se sabe si Drácula posee «familiares», pero ciertamente cuenta con colaboradores humanos. Sus asuntos inmobiliarios en Londres dependen de R. M. Renfield y, luego, de Jonathan Harker [ver: el caso Renfield]. Kurt Barlow sí posee un «familiar» declarado: Richard Throckett Straker, quien funciona como debería haber funcionado Renfield de no haber perdido la cordura. Todos los asuntos comerciales de Barlow son representados por Straker: compra la Casa Marsten y organiza los ritos necesarios para preparar el arribo de su amo [ver: Los «espíritus familiares»]

En otras palabras, el «plan» de Kurt Barlow comienza a diseñarse [al menos] en 1938, demasiado tiempo como para no contemplar la posibilidad de encontrar resistencia en Jerusalem's Lot. El sótano de Eva Miller evidentemente no es parte del plan original, sino más bien una improvisación, algo inaceptable en un sujeto que ya era viejo cuando los primeros cristianos «se escondían en las catacumbas de Roma y se pintaban peces en el pecho para poder reconocerse».

Stephen King se inspiró para escribir Salem’s Lot después de su experiencia como profesor en una escuela secundaria donde dio varias clases sobre Drácula. Descubrió que, a pesar de que la novela de Bram Stoker es un producto de su época [en el vampirismo confluye la sexualidad victoriana reprimida, la xenofobia y el homoerotismo], la trama aún resonaba en los estudiantes. Salem’s Lot es una historia bastante diferente de Drácula. Podría decirse que, en esencia, es la historia de un escritor que regresa a su ciudad natal y descubre que sus pesadillas de la infancia son demasiado reales. Sin embargo, el modelo de Bram Stoker está presente. Incluso los residentes de Jerusalem’s Lot lo han leído.

De hecho, es la fama del Drácula de Bram Stoker lo que le da cierta ventaja a los protagonistas de Salem's Lot. Mark Petrie, aficionado al género, conoce las «reglas», y es el primero en darse cuenta de la amenaza sobrenatural que ha llegado a la Casa Marsten. En cierto modo, Mark es una especie de Van Helsing. Proporciona una visión general de las costumbres de los vampiros, así como de sus puntos fuertes y debilidades. Van Helsing, en cambio, primero estudia y descarta cuestiones médicas conocidas antes de resolver que está enfrentando a un ser sobrenatural. Stephen King no tuvo que molestarse en llevar de la mano al público. Mark sabe lo que Van Helsing comprende más adelante. En la década de 1970, la erudición en materia de vampirismo se ha devaluado lo suficiente como para formar parte de la cultura popular.

En otros aspectos, Salem’s Lot invierte algunos puntos centrales de Dracula. En la novela de Bram Stoker, la tecnología, sobre todo los avances en las comunicaciones, son herramientas contra las que Drácula no puede luchar. Los telegramas viajan de un lado a otro a través de Europa, dándoles a los «buenos» una ventaja que quizás no ha sido debidamente contemplada por el Conde. Sin embargo, casi un siglo después, los personajes de Salem’s Lot parecen varados, aislados en un pequeño pueblo. Después de todo, Ben Mears es un escritor bastante reconocido. ¿Por qué nunca se evalúa la posibilidad de obtener ayuda externa? No es necesario denunciar la presencia de vampiros; bastaría mencionar las desapariciones, asesinatos y muertes inexplicables para despertar la atención de las autoridades.

Todo esto devalúa un poco el plan de Kurt Barlow. La estratégica adquisición de propiedades de Drácula sugiere que el Conde deseaba, como mínimo, conquistar Londres [el ombligo del mundo en el pensamiento victoriano]; y a partir de allí quizás extenderse. ¿Cuál era el plan de Kurt Barlow? Convertir en vampiros a todos los habitantes de Jerusalem´s Lot y esperar que ningún agente externo metiera las narices?

Digamos, por afán de teorizar, que Kurt Barlow sí tiene un plan maestro. Hay evidencias en la novela que respaldan esto, como el contacto con Hubie Marsten cuatro décadas antes, la profanación de la Casa Marsten [haciéndola habitable para el mal], entre otras cosas. Cómo este plan maestro fue desbaratado por un chico de doce años, un escritor traumatizado [por su infancia y la reciente muerte de su esposa], un sacerdote alcohólico [en medio de una crisis de fe] y un profesor de secundaria con una afección cardíaca, sin hacer otra cosa que apelar a la lógica, es una pregunta difícil de responder.

Tal vez estas diferencias en el planeamiento residen en el punto de comparación más interesante entre Drácula y Salem’s Lot: el estatus social de los vampiros. El Conde es un aristócrata que planea atacar en el seno de la alta sociedad londinense, y en parte lo logra al convertir a Lucy Westenra. Barlow y su familiar se presentan como dos anticuarios europeos que buscan retirarse [Straker encanta a los habitantes con sus aires sofisticados]. De ningún modo parecen interesados en las clases sociales de sus víctimas; de hecho, una de las primeras víctimas de Barlow es Dud Rogers, el encargado del basurero local, un hombre de pocas luces.

Los vampiros de Salem's Lot tienen puntos en común con las tradiciones medievales. Por ejemplo, los vampiros convertidos por Barlow parecen ir primero en busca de sus familiares y amigos, como el pequeño Ralphie Glick, que primero bebe la sangre de su hermano, Danny, y este, una vez convertido, bebe la de su madre, Marjorie, y así sucesivamente [ver: Danny Glick y los niños-vampiro de Stephen King]. En Drácula no ocurre lo mismo. Lucy Westenra, por ejemplo, sale de la bóveda familiar y comienza a llevarse niños pequeños con los que no tiene ninguna relación previa [ver: Bloofer Lady: la transformación de Lucy Westenra]. Sin embargo, en la novela de Stephen King se alude a Drácula específicamente, siempre en ocasión de describir el comportamiento de los vampiros. Una de ellas es cuando Matt y Ben sospechan que Mike Ryerson, el encargado del cementerio, se ha convertido en un no-muerto. Mike tenía dos marcas en el cuello que han desaparecido al día siguiente. Matt y Ben discuten el tema:


»—De acuerdo con el folclore, las marcas desaparecen —dijo Matt de repente—. Cuando las víctimas muere, las marcas desaparecen.

»—Lo sé —dijo Ben. Recordó que tanto al Drácula de Stoker como a las películas de Hammer protagonizada por Christopher Lee.


Hay otra mención a Drácula cuando Ben debe matar a Susan:


«De pronto le vino a la mente un fragmento de Drácula, esa divertida ficción que ya no le hacía ninguna gracia. Era el discurso de Van Helsing a Arthur Holmwood cuando este último se enfrentó a esa misma terrible tarea: Debemos atravesar aguas amargas antes de llegar a las dulces


Barlow es diferente de Drácula en un aspeto fundamental: su psicología. El Conde no tiene demasiado interés en los humanos, pero cuida a sus vampiros, sobre todo a sus tres «novias», a quienes provee sustento [ver: La verdad sobre las tres Vampiresas de Drácula]. Barlow, por el contrario, muestra un vivo interés por las personas, le gusta conocer a la gente, hablar con ellas, y observa detalladamente a sus víctimas. Ambos comparten el orgullo y la arrogancia alimentadas a través de siglos de existencia, pero sus actitudes hacia sus víctimas son diferentes. Drácula es más distante, pero posee un mayor grado de control sobre sus impulsos. Cuando Harker se corta al afeitarse, el rostro del Conde se contorsiona en un gesto de avidez, pero no lo ataca. Cuando Barlow percibe la sangre de Straker, después de ser atacado por Mark, no puede resistir el impulso de beber.

El «plan» de Barlow, cualquiera haya sido, se deshilacha por completo en la carta que deja a los cazadores en la Casa Marsten [una improvisación y, por lo tanto, no planeada] cuando estos intentan rescatar a Susan:



***

4 de octubre.
Queridos jóvenes amigos:


¡Qué amable de su parte haber pasado por aquí!

Nunca me disgusta la compañía; ha sido una de mis grandes alegrías en una vida larga y a menudo solitaria. Si hubieran venido por la tarde, los habría recibido en persona con el mayor placer. Sin embargo, como sospechaba que elegirían llegar durante el día, pensé que sería mejor estar fuera.

Les he dejado una pequeña muestra de mi agradecimiento: alguien muy cercano y querido para uno de ustedes se encuentra ahora en el lugar donde yo ocupaba mis días hasta que decidí que otro podría ser más agradable. Ella es muy encantadora, señor Mears, muy sabrosa, si me permite una pequeña broma. Ya no la necesito, así que la he dejado para que usted... ¿cómo se dice su idioma?, se prepare para el evento principal. Para abrir su apetito, si lo desea. Veamos qué tanto disfruta el aperitivo del plato principal que está considerando, ¿de acuerdo?

Maestro Petrie, me ha robado al sirviente más fiel y hábil que he conocido. Me ha hecho participar, de manera indirecta, en su ruina; ha hecho que mis propios apetitos me traicionen. Se ha acercado sigilosamente, sin duda. Voy a disfrutar tratando con usted. Con sus padres primero, creo. Esta noche... o mañana por la noche... o la siguiente. Y luego usted. Pero entrará en mi iglesia como castratum.

Y, padre Callahan, ¿lo han convencido para que se una? Eso pensé. Lo he observado durante algún tiempo desde que llegué a Jerusalem’s Lot… de la misma manera que un buen jugador de ajedrez estudia las partidas de su oponente, ¿no es así? ¡Pero la Iglesia Católica no es el más antiguo de mis oponentes! Yo era viejo cuando ella era joven, cuando sus miembros se escondían en las catacumbas de Roma y se pintaban peces en el pecho para reconocerse. Yo era fuerte cuando este club de comedores de pan y bebedores de vino que veneran al salvador de las ovejas era débil. Mis ritos eran viejos cuando los de su iglesia eran desconocidos. Sin embargo, no subestimo. Soy sabio en los caminos del bien así como en los del mal. No estoy hastiado.

Y yo venceré. ¿Cómo?, dicen. ¿No lleva Callahan el símbolo de la Blancura? ¿No se mueve tanto de día como de noche? ¿No hay hechizos y pociones, tanto cristianas como paganas, que mi buen amigo Matthew Burke piensa utilizar tanto en mí como en mis compatriotas? Sí, sí y sí. Pero yo he vivido más que ustedes. Soy astuto. No soy la serpiente, soy el padre de las serpientes.

Pero, dicen, esto no es suficiente. Y no lo es. Al final, “Padre” Callahan, terminará destruyéndose. Su fe en la Blancura es débil y blanda. Sus palabras de amor son presunción. Sólo cuando habla de la botella está bien informado.

Mis buenos amigos, señor Mears, señor Cody, maestro Petrie y padre Callahan, disfruten de su estancia. El Médoc es excelente, me lo consiguió especialmente el difunto propietario de esta casa, de cuya compañía personal nunca pude disfrutar. Les ruego que sean mis invitados si aún tienen gusto por el vino después de haber terminado el trabajo que tienen entre manos. Nos volveremos a encontrar en persona y les transmitiré mis felicitaciones a cada uno de ustedes de una manera más personal.

Hasta entonces, adieu.


BARLOW.

***



El tono de la carta de Barlow dista mucho de ser solemne; de hecho, es más humoristica que otra cosa. Uno a uno amenaza a los cazadores, revelando sus debilidades personales; excepto a Mark, a quien llama master [del lat. magister, alguien que posee control o autoridad sobre determinado tema], aunque luego sostiene que formará parte de su «iglesia» como castratum, un niño cantor sometido a una castración para conservar su voz aguda.

La carta de Barlow, además, revela algunos detalles de lo que podría ser su «plan». Habla de «mi iglesia», lo cual podría inferir que forma parte de un culto a una entidad superior. De hecho, Stephen King [a través de Matt] menciona de pasada que Barlow tiene, o tuvo, un Amo, pero nunca vuelve a hablar de ello:


«Bueno, creo que he juntado algunas piezas. Straker debe ser el perro guardián, el guardaespaldas humano de esta cosa... una especie de familiar. Debe haber estado en la ciudad mucho antes de que apareciera Barlow. Había ciertos ritos que realizar, en propiciación del Padre Oscuro. Incluso Barlow tiene su Amo, ¿sabes?»


Cuando Matt hace referencia a que Barlow tiene un «Amo», creo que no está hablando de un personaje específico, sino más bien de una abstracción: el Mal absoluto, con mayúsculas, quizás Satanás o, posteriormente, el Rey Carmesí en la mitología de Stephen King. Quizás el «Amo» es el Gusano [del cuento Jerusalem's Lot] No está muy claro, pero si Boon está vinculado con Barlow, entonces su plan podría ser traer a su «Amo» [el Gusano] de vuelta al mundo.

En el capítulo XII, Mark y Susan encuentran en la Casa Marsten un libro escrito en latín. Mark lo abre al azar y ve «un hombre desnudo sosteniendo el cuerpo destripado de un niño ante algo que no se podía ver». Mark se alegra de cerrar el libro. La encuadernación le resulta incómoda y familiar en sus manos. ¿Stephen King está sugiriendo que la encuadernación del libro está hecha de piel humana? En Jerusalem's Lot, Charles y Calvin también encuentran un libro escrito en latín en el púlpito de la iglesia abandonada. Su título es De Vermis Mysteriis [«Los misterios del gusano»]. Cuando Charles toca el libro, la iglesia tiembla y algo gigantesco mueve bajo el suelo [ver: Reconstruyendo el «De Vermis Mysteriis»]

Los Misterios del Gusano [apócrifo] de Ludwig Prinn apareció por primera vez en el cuento de Robert Bloch de 1935: El secreto en la tumba (The Secret in the Tomb); y luego con mayor fuerza en El vampiro estelar (The Shambler from the Stars). H. P. Lovecraft acuñó el título en latín [De Vermis Mysteriis], que el propio Bloch nunca utilizó. Prinn fue un alquimista que «se jactaba de haber alcanzado una edad milagrosa» hasta que fue capturado «en las ruinas de una tumba prerromana» y quemado en la hoguera a finales del siglo XV. Si bien Stephen King cita directamente al De Vermis Mysteriis en Jerusalem's Lot, el libro que encuentra Mark en la Casa Marsten nunca es nombrado [ver: De Vermis Misteriis y la biología extradimensional de los Mitos de Cthulhu].

En términos prácticos, el propio Barlow es el centro de la adoración de los vampiros. Si esto es así, su «plan» podría estar relacionado con establecer su culto en Jerusalem's Lot. No es una posibilidad completamente descabellada. A la luz de las acciones que va tomando en el curso de la novela, Barlow no es selectivo con sus víctimas, de hecho, su único objetivo parece ser transformar a todo pueblo en vampiros, que le servirán de esclavos y/o adoradores. El único que podría conservar cierta autonomía es Straker [después de todo, uno siempre necesita que alguien lo cuide mientras duerme].

Entonces, la «iglesia» de la que habla Barlow podría ser simplemente el resultado de convertir a las personas en vampiros. Seguir y adorar al lider, aún cuando este no haya planificado demasiado las cosas, es quizás un impulso natural en los no-muertos [ver: «No-Muertos» en el folclore y la psicología]




Vampiros. I Taller gótico.


Más literatura gótica:
El artículo: El extraño plan de Kurt Barlow fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

0 comentarios:



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Relatos de Edith Nesbit.
Paranormal.
Poema de Charlotte Mew.


Relato de Walter de la Mare.
Demonología.
Poema de Emily Dickinson.