El «Fuego Secreto», la «llama de Anor» y la «llama de Udûn».


El «Fuego Secreto», la «llama de Anor» y la «llama de Udûn».




[«Soy un sirviente del Fuego Secreto, portador de la llama de Anor. No puedes pasar. El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udûn. ¡Vuelve a la Sombra! No puedes pasar.»]


Para algunos, la Llama Imperecedera [Flame Imperishable] o Fuego Secreto [Secret Fire] representa la actividad creadora de Eru, inseparable tanto de Él como de su creación. En la interpretación de Christopher Tolkien, representa «el misterio de la autoría», el autor tanto fuera de su obra como morando en ella [ver: La teología de la Tierra Media]

La cosmología de J.R.R. Tolkien plantea un claro dualismo entre el mundo espiritual y el material. Mientras que los Ainur, los primeros seres creados, poseen el poder subcreativo de la imaginación, el poder de crear vida [o realidad física] está reservado para Eru. Este poder de creación [primaria] se expresa mediante el concepto de Fuego Secreto que Gandalf menciona al Balrog en el puente de Khazad-dûm [ver: ¿Qué sucedió durante la lucha entre Gandalf y el Balrog?]

Pero hay una diferencia entre el universo material [, «el Mundo que Es», la palabra pronunciada por Eru para traer el universo físico a la realidad] y su prefiguración idealista en la mente de los Ainur, quienes fueron co-actores en la creación a través de la Ainulindalë. Solo Eru puede crear vida independiente o realidad dándole la Llama Imperecedera. Todos los seres no creados directamente por Eru necesitan ser aceptados para convertirse en más que meros títeres de su creador. Melkor, el ser más poderoso después de Eru, codiciaba el Fuego Secreto y lo buscó durante mucho tiempo pero sin encontrarlo, por lo que solo podía torcer y deformar lo que ya había recibido vida [ver: Morgoth y la ingeniería genética que creó a los Orcos]

Ahora bien, el acto de creación, naturalmente, se produjo fuera del tiempo y del universo físico, en un no-lugar que Tolkien llama Salones Atemporales [Timeless Halls]. Si bien Tolkien se aseguró de mantener el destino de las almas de los Hombres [y la naturaleza de su mortalidad] como un misterio para los Elfos [quienes están atados al mundo físico, de modo que la escatología cristiana no es aplicable a ellos], en la historia de Adanel se sugiere que las almas de los seres humanos regresan a Eru después de la muerte.

Tolkien es extremadamente hábil al construir su cosmogonía, y eso queda claro en el relato de los eventos anteriores a la creación, el cual no se desarrolla desde una perspectiva omnisciente sino como una tradición, un supuesto registro del relato original dado por los Valar a los Elfos en Aman, y desde allí transmitido a la Tierra Media y traducido, primero del Valarin al Quenya, y posteriormente a los lenguajes humanos.

No hay motivos para pensar que los Valar, quienes estaban presentes en el momento de la creación, no dieron un relato honesto a los Elfos; sin embargo, cualquier narración sobre lo que ocurrió antes del tiempo y la materia está necesariamente reducida por las limitaciones del idioma, por lo que hablar de «Música» o de palabras «pronunciadas» por Eru, incluso de «Salones» o «Llamas» y «Fuego» deben tomarse como metáforas.

Esto se cubre principalmente en Athrabeth Finrod ah Andreth [publicado en El Anillo de Morgoth (Morgoth's Ring)] donde el texto principal dice:


[«Eru Mismo debe en algún momento llegar a oponerse a Melkor. Pero Eru no puede entrar completamente en el mundo y su historia.»]


Por lo tanto, piensa Finrod, cuando Eru se manifieste, tendrá que estar tanto «afuera» como «adentro» de Arda, y así vislumbra la increíble complejidad de Eru, o mejor dicho, las infinitas permutaciones y distinciones en la naturaleza divina.

El concepto de Fuego Secreto ya está presente en Ainulindalë como Llama Imperecedera. Esto parece significar la actividad creativa de Eru [distinta de Él mismo], mediante la cual el creador daba existencia real e independiente [aunque derivada de su Ser] a todo lo que es. Es decir que la Llama Imperecedera es enviada desde Eru para morar en el corazón del mundo, y por eso empleó la palabra , «el Mundo que Es», como movimiento o acto creativo. Ahora bien, los Ainur sí pueden entrar completamente en el mundo, pero no Eru. ¿Cómo podría un ser ilimitado entrar completamente en un espacio limitado?

Entonces, el Fuego Secreto del que habla Gandalf se entiende como aquella parte de Eru que es en el plano físico, pero aún así separada de Él, representando la fuerza creativa que puso en el mundo y que usó para dar vida a sus Hijos. En la Ainulindalë, cuando se discuten los orígenes de la Caída de Melkor, esto es explícito [al menos todo lo explícito que puede ser Tolkien en estos asuntos]: la Llama Imperecedera o Fuego Secreto es el medio divino por el cual se pueden crear otras cosas:


[«A menudo (Melkor) había ido solo a los lugares vacíos en busca de la Llama Imperecedera; porque dentro de él creció el deseo de traer a la Existencia cosas propias.»]


Es decir que Melkor, el segundo ser en la escala de poder [y por eso mismo en inteligencia] emprendió la búsqueda de la Llama Imperecedera porque quería «traer a la Existencia cosas propias». Esta declaración de Tolkien nos obliga a asumir que la Llama Imperecedera o Fuego Secreto es indispensable para crear cosas propias. Sin ella solo se puede torcer, alterar o modificar lo que ya fue creado [ver: Cómo desaparecieron los Orcos de la Tierra Media después de la derrota de Sauron]

En este punto podríamos pensar que Tolkien está presentando una especie de Trinidad en Arda: Eru, la Llama Imperecedera, y la profecía de Finrod de la entrada de Eru en el mundo, que en comparación con la Trinidad Cristiana puede corresponder [en orden] al Padre, al Espíritu Santo y al Hijo, pero, por supuesto, no lo haremos.

Hay otras correspondencias en el Athrabeth Finrod ah Andreth relativas a las palabras «aliento», «fuego» y «espíritu», que pueden verse a la luz del griego pneuma usado en los textos bíblicos. Christopher Tolkien menciona que todo esto inquietaba enormemente a su padre. De hecho, el propio Tolkien, en una nota adjunta al Athrabeth, dice: «Ya es (aunque inevitablemente) demasiado parecido a una parodia del cristianismo».

Esto es lo más cerca que podemos estar de la literalidad. Tolkien jamás dice que el Fuego Secreto es la versión de Arda del Espíritu Santo, pero sí que le preocupaba la similitud entre ambos conceptos.

Ahora bien, ¿a qué se refiere Tolkien cuando habla de una «parodia del cristianismo»? Evidentemente, de una similitud con la Santa Trinidad [el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo]. El Padre es fácil de ubicar: Eru. El Espíritu Santo podría ser el Fuego Secreto. ¿Y el Hijo? Después de todo, para preocuparse de que el concepto de Santa Trinidad se haya inmiscuido en Arda, Tolkien necesitaba al Hijo. ¿Está presente este concepto? La respuesta es sí. Nuevamente la encontramos en Athrabeth:


[«—¿Cuál es entonces esta esperanza, si lo sabes? —preguntó Finrod.

—Dicen —respondió Andreth—: dicen que el Uno mismo entrará en Arda, y sanará a los Hombres desde el principio hasta el final. Esto es un rumor que ha llegado a lo largo de incontables años, incluso desde los días de nuestra perdición.»]


Esto sirve para reforzar la opinión de «parodia del cristianismo» de Tolkien, y puede explicar por qué Christopher omitió el Athrabeth del Silmarillion publicado, a pesar de ser, como señala en su introducción: «un trabajo importante y terminado, y se hace referencia a él en otra parte como si tuviera para mi padre algún tipo de autoridad».

No es la primera instancia en la que Tolkien [opinión personal] se vio sobrepasado por sus creencias. En El Señor de los Anillos están bajo control. No hay religión, ni templos, ni casi nada que se asemeje a un culto. En otras obras, su fe se fue metiendo por pequeñas grietas; en otras, por verdaderas erupciones volcánicas. En El libro de los cuentos perdidos, por ejemplo, Tolkien agregó las ideas católicas del Infierno, el Purgatorio y el Cielo; e inmediatamente las rechazó. Son conceptos incómodos, no porque fueran en contra de su teología católica, sino porque la inclusión de esa teología en su obra era incómoda. Hay declaraciones en sus Cartas donde Tolkien admite que excluyó deliberadamente la religión de El Señor de los Anillos con la justificación dada de que se trataba de una era precristiana; pero uno se pregunta si acaso no hubo otras razones.

Volvamos al puente de Khazad-dûm:


[«Soy un sirviente del Fuego Secreto, portador de la llama de Anor. No puedes pasar. El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udûn. ¡Vuelve a la Sombra! No puedes pasar.»]


No hay ninguna otra referencia a «llama de Anor» y a la «llama de Udûn» en El Señor de los Anillos, ni siquiera en los apéndices. ¿Acaso Gandalf se está refiriendo a Narya, el Anillo de Fuego? Después de todo, Anor es un nombre para el Sol en la Tierra Media, mientras que Udûn es el nombre de una de las primeras guaridas de Morgoth. ¿Gandalf solo está diciendo algo así como «tengo el poder del bien de mi lado, tú tienes el poder del mal»? [ver: Gandalf y la tercera ley de Clarke: la magia como forma avazada de tecnología]

Gandalf hace tres referencias muy específicas en el puente de Khazad-dûm, ya sean advertencias o desafíos al Balrog. Al identificarse como un «sirviente del Fuego Secreto», Gandalf se anuncia como un Maia, un «sirviente» [encarnado] de los Valar que protege la luz de la Creación que Eru puso en Arda. Al llamarse «portador de la llama de Anor», Gandalf podría estar refiriéndose a su capacidad para aprovechar el poder del sol a través Narya, pero también a sus propios orígenes divinos. Finalmente, cuando se refiere a su enemigo como «llama de Udûn», le informa al Balrog que sabe que este es una Maia corrupto al servicio de Morgoth. Acto seguido, le ordena retirarse [«¡vuelve a la Sombra!»].

Como ya hemos visto, en El Silmarillion se describe la creación. Los Ainur primero cantan su visión del Mundo, entonces el Dios Único, Ilúvatar, hace realidad su canción:


[«Por lo tanto, Ilúvatar dio a su visión el Ser, y lo colocó en medio del Vacío, y el Fuego Secreto fue enviado a arder en el corazón del Mundo.»]


Si bien la «llama de Anor» parece ser simple de interpretar, en realidad es una referencia muy elusiva. Gandalf se anuncia como «portador de la llama de Anor»; sabemos que Anor es la palabra sindarín para «sol». La encontramos en Minas Anor [La Torre del Sol], que más tarde sería renombrada como Minas Tirith. Lo conflictivo aquí es la palabra «portador». ¿Esto es igual a decir «portador de Narya»? Pero, de ser así, ¿por qué Gandalf le daría esa información al Balrog? ¿Acaso estaba tratando de evitar una confrontación directa, anunciándole a su oponente que él poseía el Anillo de Fuego? No parece probable que Gandalf revelara una carta tan importante a un enemigo cuyo poder, aunque indudablemente grande, era incierto en ese punto [ver: ¿Gandalf podría haber derrotado a Sauron?]

Ahora bien, Gandalf nunca revela a Narya hasta que Aragorn ha sido coronado, manteniéndolo en secreto según las instrucciones de Círdan, por lo que es muy poco probable que le revelara esa información al Balrog. Además, la única conexión de Narya con el Sol es simbólica. A lo sumo, Narya acentúa el poder innato de Gandalf para manejar el fuego y «encender los corazones» de los demás. El Sol y los poderes de Narya no están relacionados. Narya no es un arma ni Gandalf la usa como tal [ver: Los extraños poderes de los Nueve Anillos]. Entonces, ¿a qué se refiere con «portador de la llama de Anor»?

Por supuesto, todo esto es especulativo [un término elegante para «sin evidencia que lo respalde»], por lo tanto, como argumento es bastante deficiente. En ausencia de pruebas, debemos tomar a Gandalf literalmente: la «llama de Anor» es simplemente el Sol. Más específicamente, el Amanecer. Gandalf quiso decir que maneja en cierta medida el poder del sol, y sabemos que esto es cierto por su historia, desde los Trolls petrificados en El Hobbit al deus ex machina en el Abismo de Helm, cuando el Istari llega con refuerzos y leemos que el enemigo está enloquecido por su llegada desde el Este con las primeras luces del día [«De repente, sobre una cresta apareció un jinete, vestido de blanco, que brillaba con el sol naciente»]. Incluso cuando se reencuentra con Aragorn, Legolas y Gimli en Fangorn, Gandalf elige hacerlo bañado por el sol [«los ojos debajo de sus cejas profundas eran brillantes, penetrantes como los rayos del sol»]. El uso que hace Gandalf de la salida del sol no es un caso aislado, y hay bastantes pasajes en los que llega a su destino con las primeras luces del alba, como en El retorno del rey:


[«De modo que Gandalf y Peregrin cabalgaron hacia la Gran Puerta de los Hombres de Gondor al amanecer, y sus puertas de hierro se abrieron ante ellos.»]


Todos estos son ejemplos de Gandalf aprovechando el sol, especialmente el amanecer, pero no veo ninguna evidencia de que pueda manejar el poder del sol, y menos aún de autoproclamarse «portador de la llama de Anor». No es como si Gandalf hiciera salir el sol y petrificara a los Trolls, simplemente los distrajo hasta que sucedió. Sin embargo, Gandalf no dice que puede manejar el sol, sino que es «portador» de su «llama» [¿poder?]. Pensemos, por ejemplo, en los fuegos que se observan de lejos en la Cima de los Vientos [«tal luz y llama no se han visto en Weathertop desde los faros de guerra de antaño»]. ¿Acaso se trata de Gandalf irradiando algo de su poder, o un efecto del uso de Narya? [ver: Gandalf como Señor del Anillo sería peor que Sauron]

Aquí en El Espejo Gótico creemos que «portador de la llama de Anor» se refiere a aquella luz que Eru le entregó a Varda (Elbereth), a quien los Noldor veneraban especialmente. Esta luz fue compartida con Arien [la Maia del Sol], y fue para poseer esta luz que Morgoth atacó a Arien; quemándose y debilitándose irrevocablemente. Creo que Gandalf se está refiriendo a esta luz sagrada y muy especial, dada por Eru como algo mortal para Morgoth y sus sirvientes [ver: Morgoth vs. Sauron: ¿quién fue más poderoso?]

Udûn, en sindarín, significa «infierno»; no el infierno cristiano, desde luego, sino una alusión a la primera fortaleza de Melkor [Utumno] en el extremo norte de la Tierra Media. Al decir esto, Gandalf marca al Balrog como un antiguo enemigo. Pero, como el mundo de Tolkien está en perpetuo estado de declive, es probable que el Balrog, aunque muy antiguo, no sea tan poderoso como en aquellos años [ver: Balrogs: ¿Maiar o espíritus?]

La «llama de Udûn» [o «fuego oscuro»], entonces, es el intento de Morgoth de crear su propia versión del Fuego Secreto, que solo constituye una herramienta para pervertir lo que ya fue creado.

En La Guerra de las Joyas (The War of the Jewels), Christopher Tolkien añade una breve sección titulada El lenguaje de los Valar [The language of the Valar], donde comparte algunas palabras en Valarin. Allí encontramos dos palabras interesantes: anar y uruš, que significan «sol» y «fuego» respectivamente. Dada la similitud lingüística entre la r y la d, no es improbable que Gandalf haya usado términos en Valarin, es decir, palabras de una lengua muy antigua que precedieron al despertar de los Elfos, para referirse a su fuego y al del Balrog. Después de todo, Gandalf y el Balrog son lo suficientemente antiguos como para no tener que recurrir a una lengua élfica posterior. Por supuesto, todo esto es especulativo, pero no es irracional pensar que Gandalf estaba usando deliberadamente un vocabulario muy antiguo y no palabras élficas, que serían confundidas por quienes las oyeron: dos Hombres, un Enano, un Elfo, y cuatro Hobbits [ver: ¿Qué significa realmente la inscripción en el Anillo Único?]

Esto también es lógico en términos cronológicos. Si el Balrog estuvo aislado durante tanto tiempo, y luego solo hubiera interactuado con Orcos o algunos Enanos torturados, probablemente no habría entendido la Lengua Común, quizás tampoco Sindarín. En este contexto, es razonable que Gandalf empleara algunos comandos en una lengua comprensible para su enemigo [ver: Sauroniano: análisis de la Lengua Negra de Mordor]

Sin embargo, Gandalf usa el Sindarín dos veces aquí: Udún y Anor, «Utumno» y «sol» respectivamente. De modo que, aunque supongo que sería apropiado que Gandalf usara el Valarin contra otro Maia, ni siquiera está claro si todavía recordaba esa lengua arcaica, o si alguien en la compañía entendía lo suficiente como para que Frodo luego la transcribiera.

Ahora bien, ¿estaba el Fuego Secreto al alcance de Morgoth?

En El Silmarillion se nos informa que el primer Señor Oscuro lo buscó en vano durante mucho tiempo, pero también que Eru encendió el Fuego Secreto en el corazón de la Tierra Media. Tolkien también sostiene que Morgoth volcó gran parte de su ser en Arda, es decir, hizo de la Tierra Media su Anillo. En otras palabras, Arda está imbuida y contaminada con la esencia de Morgoth, lo cual le permitió convertirse en su amo de facto durante mucho un tiempo. Después de que los Valar se retiraron a Valinor hasta el momento en que Morgoth fue capturado para exiliarse en el Vacío, tuvo tiempo de hacer prácticamente lo que quisiera en la Tierra Media sin enfrentar una oposición seria. ¿Pudo Morgoth llegar hasta el Fuego Secreto para tratar de ponerlo bajo su influencia y dominio? [ver: El tercer Señor Oscuro de la Tierra Media]

Estoy bastante seguro de que el Fuego Secreto estaba reservado solo para Eru. De alguna manera, esta fuerza motivadora de la vida es Eru, y viceversa. Esta es la razón por la que Morgoth y Aulë, a pesar de lo grandes y poderosos que eran, solo pudieron crear autómatas, imitaciones [o burlas, en el caso de Morgoth] de los Hijos de Illuvitar. Por supuesto, en el caso de Aulë, Eru concedió a los Enanos el Fuego Secreto y, por lo tanto, les dio la verdadera vida, independiente del pensamiento y la voluntad de Aulë [ver: Khuzdul: la lengua secreta de los Enanos]

Sin embargo, si el Fuego Secreto arde en el corazón del Mundo, sea o no parte de Eru, está en la Tierra Media y no con Él, al menos no completamente. Más allá de todo esto, es razonable suponer que el Fuego Secreto nunca estuvo al alcance de Morgoth. La Llama Imperecedera fue, siempre y para siempre, de Eru:


[«A Melkor, entre los Ainur, se le habían dado los mayores dones de poder y conocimiento, y él tenía una participación en todos los dones de sus hermanos. A menudo había ido solo a los lugares vacíos en busca de la Llama Imperecedera, porque dentro de él ardía el deseo de traer a la Existencia cosas propias, y le parecía que Ilúvatar no se preocupaba por el Vacío. Sin embargo, no encontró el Fuego, porque está con Ilúvatar.» El Silmarillion]


Tolkien usa las palabras con gran cuidado, a menudo empleando deliberados arcaísmos para realzar algún aspecto en particular. Por lo tanto, cuando dice que el Fuego Secreto «está con Ilúvatar», lo dice como un hecho universal y atemporal. En otras palabras, si Morgoth no pudo acceder al Fuego Secreto cuando aún no había nacido, encontrarlo presentaría el mismo obstáculo una vez que hubiera sido formada. De hecho, parece claro que el Fuego Secreto es simplemente otro nombre para el poder creativo innato de Eru [ver: La tercera Ley de Clarke en la Tierra Media]

De hecho, en las primeras versiones de la mitología de Tolkien podemos ver cuán fútil sería en realidad cualquier intento de Morgoth [entonces Melkor] de adquirir el Fuego Secreto:


[«Ahora, el Sol fue diseñado para ser el corazón de Arda, y los Valar se propusieron que diera luz a todo ese Reino, incesantemente y sin cansancio ni disminución, y que de su luz el mundo recibiera salud y vida y crecimiento, por lo que Varda puso allí al más ardiente y hermoso de todos aquellos espíritus que habían entrado con ella en . Fue nombrada Arie, y Varda le dio a su custodia una porción del regalo de Ilúvatar para que el Sol perdurara y fuera bendecido y diera bendición.» El Anillo de Morgoth]


Nótese la similitud de este pasaje con la descripción posterior de que encontramos en El Silmarillion:


[«Por lo tanto, Ilúvatar le dio a su visión el Ser, y lo colocó en medio del Vacío, y el Fuego Secreto fue enviado a arder en el corazón del Mundo; y se llamó .»]


Este «regalo de Ilúvatar» al espíritu del Sol es análogo al Fuego Secreto que arde en el corazón de Arda. Como hemos mencionado anteriormente, este debe entenderse como el elemento o principio creativo divino que le da a Arda su existencia continua. Por supuesto, Morgoth deseaba este principio para sí mismo y decidió tomarlo por la fuerza. En los mitos tempranos de Tolkien, Arie rechazó a Melkor y lo reprendió, diciendo:


[«No hables de lo correcto, que hace mucho tiempo que olvidaste. Ni para ti ni por ti fue hecho ; y no serás rey de Arda. Cuidado, por lo tanto; porque hay en el corazón de As (el sol) una luz en la que tú no tienes parte, y un fuego que no te servirá. No le extiendas la mano. Porque aunque tu potencia pueda destruirlo, te quemará y tu brillo se oscurecerá.» El Anillo de Morgoth]


Y así:


[«Entonces el espíritu de Arie se elevó como una llama de angustia e ira, y partió para siempre de Arda, y el Sol quedó privado de la Luz de Varda, y fue manchado por el asalto de Melkor. Y ardiendo excesivamente durante mucho tiempo, o enfriándose demasiado, Arda sufrió un grave daño y la creación del mundo se estropeó y retrasó, hasta que con mucho trabajo los Valar establecieron un nuevo orden. Pero incluso, como predijo Arie, Melkor se quemó y su brillo se oscureció, y no dio más luz. Desde entonces toda luz le dolió y él la odió.» El Anillo de Morgoth]


Nótese que Morgoth no ganó dominio ni corrompió la Luz de Varda, que Tolkien llamaría más tarde Fuego Secreto o Llama Imperecedera. De hecho, Morgoth logró corromper al sol, pero la Luz de Varda, que en otros lugares se identifica con el amor de Eru por la creación, partió con Arie.

Inicialmente en los Mitos de Tolkien, Varda tenía una importancia capital en relación con el Fuego Secreto. Como ejemplo tomemos estas palabras que Eru le dijo a Varda:


[«Te daré un regalo de despedida. Llevarás a una luz que es sagrada, que viene nueva de Mí, inmaculada por el pensamiento y la lujuria de Melkor, y contigo entrará en , y estará en , pero no será de El Anillo de Morgoth]


Morgoth no podría destruir el Fuego Secreto porque este no puede ser destruido, siendo [como es] un atributo de Ilúvatar. Cualquier intento de reclamar el Fuego Secreto solo habría sido para pesar de Morgoth. Si bien podía corromper sus manifestaciones, como de hecho corrompió a Arda al verter su ser en ella, el Fuego Secreto estaba más allá de su esfera de influencia [ver: Thû: la historia del verdadero Nigromante de Dol Guldur]

Volviendo a Gandalf, es interesante notar que la orden: «¡regresa a la Sombra!», suena como una referencia específica pero en realidad es bastante abstracta. ¿Es esta Sombra un eufemismo o Gandalf se está refiriendo a algo específico? La palabra Sombra está en mayúscula, lo que me hace pensar que debe ser un concepto, más que un eufemismo. Después de todo, Tolkien es muy específico con las palabras que van con mayúscula. Por otro lado, si Gandalf no le estaba diciendo al Balrog que se retirara a un lugar específico, ¿a qué se refiere con «regresar a la Sombra»?

En este contexto, creo que Gandalf se está refiriendo a la «Sombra» como una agencia activa del Mal, es decir, una parodia del Fuego Secreto personificada por Melkor en la Primera Edad. Recordemos las palabras de Frodo a Sam sobre los Orcos: «La Sombra que los crió solo puede burlarse, no puede hacer cosas realmente nuevas». Y, en otra parte: «No creo que haya dado vida a los Orcos, solo los arruinó y los retorció». Por lo tanto, una lectura literal parece incorrecta. El uso que hace Gandalf de «Sombra» es para hacerle saber al Balrog que sabe qué es y qué representa; nada mas. En términos coloquiales, podría traducirse como «¡Regresa a Morgoth!» [ver: ¿Por qué Sauron no permitía que se pronunciara su nombre?]




Tierra Media. I Taller gótico.


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