Las siete razas de hombres lobo, y cómo convertirse a cada una de ellas


Las siete razas de hombres lobo, y cómo convertirse a cada una de ellas.




El libro de los hombres lobos (The Book of Were-Wolves) del investigador inglés Sabine Baring-Gould, publicado a mediados del siglo XIX, analiza una teoría muy interesante sobre el origen del hombre lobo, y más específicamente sobre las siete razas de hombres lobo que poblaron las leyendas medievales.

Al parecer, no todos los licántropos son iguales, aunque su aspecto no varíe demasiado. No todos poseen los mismos poderes, y ciertamente no todos cuentan con las mismas habilidades.

Ahora bien, Sabine Baring-Gould no se refiere específicamente a distintas razas de licántropos, sino más bien a una sola especie de hombres lobo que alterna sus atributos predominantes de individuo en individuo, generando de este modo siete líneas principales. Y es la forma en la cual una persona se convierte en hombre lobo la que determina las características y rasgos que posteriormente asumirá como licántropo.

Salvo excepciones —que El libro de los hombres lobo analiza debidamente, como las conversiones por la pasión o una maldición—, la manera de transformarse en hombre lobo casi siempre está vinculada con la mordida de otro licántropo. Al igual que para convertirse en vampiro la víctima debe ser mordida por un vampiro, lo mismo sucede con los hombres lobo, aunque con resultados mucho más impredecibles.

En resumen: las circunstancias que mueven al hombre lobo a atacar a alguien, y en consecuencia a convertirlo en un licántropo, no siempre son las mismas. Según Sabine Baring-Gould, existen siete motivaciones principales, y cada una de ellas puede generar una sub-especie de hombre lobo distinta.

Repasemos brevemente las siete causas que analiza El libro de los hombres lobo.



Esuriem (hambre)

El hambre es, según Sabine Baring-Gould, la causa más frecuente detrás de los ataques de licántropos. Al parecer, los hombres lobo de la Edad Media preferían cazar animales en los bosques antes que a los seres humanos, pero cuando las presas escaseaban podían aventurarse a las poblaciones.

Esto da como resultado un tipo de hombre lobo en el que no predominaba la inteligencia, sino una voracidad tal que los volvía imprudentes, haciéndolos a su vez víctimas fáciles para los cazadores.


Rabiem (salvajismo)

Esta especie de hombres lobo vivía exclusivamente en los países nórdicos. No entablaban relaciones con otros licántropos, de manera tal que su comportamiento era mucho más hosco y salvaje, llegando incluso a saquear tumbas para roer viejas tibias y cuerpos deteriorados. Rara vez atacaban a las comunidades humanas, ya que preferían sitios alejados y fríos.

No obstante, al ser mordido por uno de estos licántropos, la víctima se transformaba en una verdadera máquina de matar. No eran precisamente imprudentes, sino más bien salvajes, como movidos por una cólera incontenible.


Experientatiam (experiencia)

Básicamente consiste en aquellos hombres lobo que se encontraban en la plenitud de sus fuerzas físicas e intelectuales, lo cual les permitía ser muy selectivos a la hora de elegir a sus víctimas.

La persona convertida aún conservaba la inteligencia suficiente como para pasar inadvertida en su comunidad hasta que se completara el ciclo de transformación. Muy rara vez se los detectaba, y, de lograrlo, casi nunca se los atrapaba.


Senectutem (vejez)

Hablamos aquí de los hombres lobo más viejos. Eran sumamente sagaces, y así debían serlo, ya que dependían casi por completo de la astucia y no de la fuerza. La edad les otorgó sabiduría, pero también debilidad, de modo tal que carecían de la resistencia necesaria para asediar a las poblaciones. Por eso preferían acechar a campesinos y viajeros.

Las personas que eran mordidas por estos seres a menudo morían antes de que se completara el proceso de conversión.


Insaniem (locura)

Muchas personas mordidas por hombres lobo sencillamente no soportaban el ciclo de conversión. Perdían la cabeza apenas se manifestaran los primeros síntomas. En general se quitaban la vida. Aquellos que sí alcanzaban la madurez solían morir por inanición.


Diablum (diablo)

Se trata de aquellos hombres lobo que se convertían a través del ocultismo, la magia negra y la brujería. No podían convertir a otras personas a través de la mordida, pero sí transformarse a voluntad y actuar con relativa astucia, siguiendo una agenda más maliciosa que instintiva.

Por lo general, su existencia podía prolongarse durante los veinte años que duraba el pacto con el diablo, aunque rara vez alcanzaban esa cifra.


Deum (Dios)

Esta es, por lejos, la subespecie de hombres lobo más extraña.

Solo los hombres y mujeres de probada sabiduría podían convertirse. En la Edad Media se pensaba que los cazadores de licántropos terminaban de este modo, acechando sus aldeas natales y atrapando únicamente a personas de mala reputación; motivo por el cual casi nadie se enemistaba con estos sujetos.



Últimas consideraciones.

Es importante mencionar que en las leyendas medievales y en los viejos relatos de hombres lobo no existía una clara diferencia entre un licántropo y un lobo propiamente dicho.

La metamorfosis no ocurría de manera abrupta, sino que en algunos casos podía prolongarse durante varios años, en los que la víctima poco a poco se embrutecía, adquiría hábitos nocturnos, y se comportaba de manera más o menos salvaje, hasta que por fin partía hacia los bosques y nunca más se le volvía a ver.

La noción de que la licantropía podría deberse a algún tipo de infección transmitida por una mordida tampoco estaba presente del todo, habida cuenta que la mayoría de los ataques de hombres lobo terminaba con la muerte de la presa.

En todo caso, se hablaba más de «maldición» que cualquier otra cosa. Sin embargo, en el bajísimo porcentaje de sobrevivientes se observaban las siete categorías que acabamos de examinar.




Mitología. I Hombres lobo.


Más literatura gótica:
El artículo: Las siete razas de hombres lobo, y cómo convertirse a cada una de ellas fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

q interesante

Anónimo dijo...

No entiendo nada



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Sobre ruidos paranormales intensos.
Relato de Shirley Jackson.
Mitos de Cthulhu.

Taller gótico.
Poema de Hannah Cowley.
Relato de Thomas Mann.